CAPÍTULO 1

Sino en un lejano pueblucho llamado Kuriketto que se encontraba en una isla remota.

Mis recuerdos, de todas formas, se remontan a partir de los 4 años, pero aun así a esa edad ya conocía el significado de la muerte al igual que muchas otras cosas que no debería entender un niño a tan corta edad.

En ese pueblo fue donde nací y me crié hasta casi cumplir los 6 años.

A pesar de que es verdad que nunca he llegado a conocer a mi padre en persona, si concí a mi madre. Ella fue quien me crió junto con las dos mujeres que tenía por tías, aunque esas personas eran más ruines y brutas conmigo. Ellas nunca me tuvieron mucho cariño.

Bueno, pues ese lugar cabe decir que era un sitio llermo, sin prácticamente nada de campo para cultivar y el agua escaseaba. No hace falta decir que allí la pobreza era el principal de los problemas.

No teníamos nada más que un poco de cultivo y un par de jarras de agua que teníamos que coger de un río el cual se encontraba a 20 Km de distancia.

Así pues a mis 4 años me encontraba bastante raquítico al igual que el resto de niños y adultos que vivían con nosotros.

Entre toda esa desgracia, sin embargo, yo tenía dos puntos de apoyo que me ayudaban a sonreír. Uno era mi madre y el otro una niña, unos 4 años mayor que yo, que me hacía compañía siempre que podía.

***

En esos momentos me encontraba sentado en la orilla del río, aquel que tan lejos estaba de mi casa. Asahi, la niña que te comenté antes, se encontraba sentada a mi lado.

Escuchábamos el canto de los grillos a los cuales el pueblo debía su nombre, mientras descansábamos de la larga caminata.

Mi amiga dio unos toques en mi hombro para llamar mi atención y yo me giré a verla.

Me señaló los cubos de agua que habíamos traído con nosotros y yo asentí al comprender lo que me decía.

Ella era muda y yo no entendía el idioma de los signos, sin embargo de alguna forma siempre conseguíamos comunicarnos sin necesidad de palabras o gestos complejos de las manos.

Me incorporé y cogí mi cubo para llenarlo de agua seguido de ella, en cuanto acabamos nuestro cometido emprendimos el largo camino de vuelta.

-- ¿Crees que nos echarán bronca por retrasarnos un poco?

Me giré a verla y ella asintió con la cabeza como respuesta.

-- , tienes razón. Además creo que mi madre no estará ahora en casa así que me quedo solo con las tías.

Por la expresión que puso entendí la pregunta.

-- No se a donde fue, pero últimamente desaparece a menudo por las mañanas y no vuelve hasta la tar...

Fui interrumpido por un fuerte ataque de tos. Se me calló el cubo de agua al suelo y en lugar de preocuparme por eso me sujete la barriga con los brazos.

Cada vez me encontraba peor, lo sabía, pero no podía hacerle nada.

En cuanto me recuperé note como me tiraban de la manga de la camiseta y me giré a ver a Asahi con expresión preocupada.

-- Tranquila, estoy bien.

Le sonreí y me fijé entonces en el cubo y el agua ya casi seca sobre la tierra Llerma.

-- Oh no. -- Murmuré llevándome las manos a la cara. -- Ahora me matarán al llegar a casa.

Regresar al río a llenar el cubo de nuevo ya no era una opción, pues ya nos encontrábamos a más de la mitad del camino así que simplemente tendría que resignarme y tragarme la reprimenda de vuelta.

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Aclaración: Kuriketto significa grillo en japonés.

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