9. Bailando en la oscuridad

Las luces se distorsionaban, se perdían en la oscuridad del lugar, formando siluetas, formas extrañas que iban y venían. La música parecía aumentar y luego bajar su intensidad, eso en la mente de Jungkook. Se sentía pesado, sus piernas le pesaban.

Abría su boca mientras que aquellos finos chorros de alcohol que salían de aquellas pistolas de juguete entraban por su boca. Las chicas le sonreían, ahora eran dos de ellas y dos chicos, quienes se besaban entre sí.

Por momentos, la energía volvía a su cuerpo, haciéndolo bailar frenéticamente, moviendo su cabeza, y por otros ratos bailaba despacio, sólo meciéndose. Sintió una mano meterse dentro de su pantalón y mentiría si no dijera que lo estaba disfrutando. Incluso se sentía mejor que cualquier masturbación común, se sentía suave, húmedo. Se mordió el labio y miró hacia abajo, vio a una de esas chicas con su miembro en su boca. Entrecerró los ojos para ver mejor, y sí, efectivamente una chica le estaba haciendo una mamada.

La chica fue empujada, y luego otra se arrodilló para hacer lo mismo, pero inmediatamente sintió que alguien le tiró del brazo hacia atrás, alejándole. Sin poder entender, se giró y logró divisar un rostro conocido.

- ¿Qué mierda haces? – le preguntó, a la vez que le subía el pantalón y lo abrochaba.

- Disfrutando de una puta buena mamada... - respondió arrastrando las palabras.

- Te pueden hacer cualquier cosa.

- Eso es lo divertido – sonrió, con los ojos casi cerrados. Se sentía cansado nuevamente. Sus piernas temblaban.

- No es divertido – Jimin se le acercó, agarrándolo de los brazos.

- Suéltame – dijo liberándose del agarre bruscamente con molestia y caminando en otra dirección.

Caminó entre la gente, sintiendo que estaba por perder el equilibrio en cualquier momento hasta que se encontró con Taehyung quien bailaba descontroladamente. Se le acercó y comenzó a bailar con él, sintiendo la música en cada parte de su cuerpo. Demasiadas cosas estaban pasando a su alrededor que no comprendía, como el hecho de que Jin se estaba besando con Namjoon, y Yoongi estaba besándose con un chico que estaba en bóxers nada más. ¿Jin y Namjoon? Sí, al parecer eso estaba ocurriendo.

Ver la cara sonriente de Tae le hizo volver a la realidad, sintiéndose igual de eufórico. Jimin podía irse al demonio, no lo necesitaba. Tanto era así que no notó cuando sus labios terminaron pegados a los de su amigo el rubio. Los labios de Taehyung le recibieron, moviéndose hasta dejar que sus lenguas entraran en contacto.

Jamás hubiera pensado en su amigo de esa manera, ni lo haría, pero todo era una locura y simplemente le salió hacer aquello, porque de todas formas su amigo estaba caliente y nadie podía negarlo.

Jungkook posó sus manos sobre el cuello del contrario y se besaron tan fuerte que luego ambos rieron contra sus labios, porque era extraño, era loco y gracioso. Se separaron y volvieron a bailar y saltar.

Miró a su alrededor, porque se dio cuenta que no había vuelto a aparecer, y se sentía tonto porque él mismo lo había alejado pero ahora quería verle, quería besarle, no le importaba si su novia estaba allí.

Se encontró caminando por el jardín, donde la música seguía igual de alta y también había luces que viajaban por todo el lugar. La gente estaba por todas partes y buscarle era como intentar encontrar una aguja en un pajar, pero para su suerte le vio a la distancia, y esta vez estaba solo. Se acercó a él, quien estaba tomando cerveza y la dejó de lado al ver que el pelinegro se acercaba.

- ¿Te dignas a volver? – preguntó sonriendo con ironía.

- Sí, te estaba buscando – se le acercó peligrosamente, tocándole el cabello con las manos.

- ¿Qué quieres?

- Quiero coger – sus ojos estaban oscuros, sus pupilas dilatadas y llenas de deseo.

- ¿Ah, sí? – tomó otro sorbo de aquella cerveza y volvió a dejarla, sonriéndole, pero con cierta molestia.

- Jimin... - se le acercó más, pegando su boca a su oreja y lamiéndolo, rodeándole el cuello con sus brazos – Si no me coges ahora, me iré con cualquiera que tenga ganas de metérmela – se separó un poco para mirarle el rostro. Los ojos de Jungkook estaban perdidos en el rostro de Jimin - ¿No me quieres?

- Sí... te quiero.

- Y yo te quiero entre mis piernas – Jimin rió un poco – Hace tiempo no lo hacemos... - se pegó a su cuerpo casi juntando sus bocas – Ya siento que te extraño.

- Yo también... - suspiró al sentir la respiración agitada de Jungkook – Vamos... - le tomó de la mano y lo llevó consigo a la cabaña. Miró hacia los costados, cerciorándose de que nadie los estuviera viendo, y todos estaban tan drogados y en su propio mundo que no le preocupó demasiado.


Entraron lo más rápido que pudieron a la cabaña. Jimin no estaba preparado para ser empujado en la primer cama que estuvo más próxima a ellos, cayendo de espaldas e inmediatamente siendo presionado por el cuerpo de Jungkook encima suyo. Se besaron con una necesidad que mostraba el tiempo que habían estado sin estar juntos. Habían estado tan sumidos en su mundo que olvidaron lo tanto que les gustaba pasar tiempo juntos. Las manos de Jimin recorrieron las tersas piernas del menor que estaba hincado sobre su entrepierna, rozándole con movimientos pélvicos. No hubo demasiado juego previo, porque Jungkook se sentía desesperado, tanto que desabrochó rápidamente los pantalones del castaño, y abriendo un condón que tenía en el bolsillo de su pantalón, se lo colocó inmediatamente sobre la erección del contrario, que por suerte ya estaba suficientemente dura. Sólo podía escuchar la respiración de Jimin mientras su pecho subía y bajaba.

Sin preparación en absoluto, el pelinegro dirigió la punta del miembro del contrario y lo introdujo, autopenetrándose, generando que ambos soltaran un gemido al mismo tiempo, sintiendo una correntada de placer en todo el cuerpo.

- Oh.... Mierda – Jimin inhaló y soltó el aire de manera pesada al notar que Jungkook estaba apretándose por dentro alrededor de su miembro, mientras subía y bajaba, moviéndose arriba de su cuerpo. Se apresuró a sacarse la remera en un segundo, dejándole ver su cuerpo bien estructurado, esos pectorales bien formados, hombros anchos y pequeña cintura. Jimin se mordió el labio sólo por la vista que tenía. Gruñidos salían de su boca con cada movimiento – mierda...

- Jimin... - le llamó, con ojos cerrados y tirando su cabeza hacia atrás, jadeando y lanzando dulces gemidos. Contrajo aún más su interior. Jimin gimió tan fuerte que la piel de Jungkook se erizó. El castaño sentía que el calor en aquella zona, la presión, y el placer desde su miembro siendo bombeado por el cuerpo de Jungkook, terminarían por matarle. Sostuvo a su amigo de su cintura con fuerza, marcándole sus dedos en la piel. Lo sujetó bien y comenzó a moverse también, hacia arriba, buscando llegar con más profundidad a la próstata a la vez que Jungkook seguía moviéndose.

- Cómo te mueves... maldición – las estocadas eran profundas y brutas. El pelinegro levantó la remera de Jimin y apoyó sus manos en su pecho caliente para sujetarse y cambiar el ángulo para estimular mejor su punto erógeno. Para ese entonces, él ya no se movía, sino que era el contrario quien estaba haciendo el trabajo mientras Jungkook sólo se limitaba a recibir y gemir sin contenerse, algo que le encantaba a Jimin – ¿Ya no te mueves? – le sonrió. Le gustaba ver cómo Jungkook cerraba sus ojos, disfrutando de la manera más pura el placer que él le daba, ladeando un poco su cabeza, frunciendo su entre cejo, y las gotas de sudor que caían por su cuello y pasaban por su pecho, siguiendo la línea de sus abdominales hasta su ombligo - ¿Te gusta, bebé? – estaba embobado, mirándole como si se tratara de la mejor maravilla que había visto en su vida, y probablemente lo era.

- Sí... - jadeó – me gustas...

- ¿Y él qué? – las estocadas se intensificaban – dime... - habló con la respiración pesada – ¿Te lo hace tan bien como yo? – le apretó aún más con sus manos, presionando su cadera con sus dedos y Jungkook sintió dolor. Soltó un leve quejido.

- No lo sé... - su cabeza se sentía mareada nuevamente, y las sensaciones eran tan fuertes como lo eran para Jimin. No podían pensar.

- ¿No lo sabes? – se irguió, sentándose y pegándose a Jungkook, rodeándole con los brazos, apretándolo tan fuerte que lo hizo sentarse fuertemente sobre su miembro, enterrándose profundo dentro de él. Ambos gimieron - ¿Le quieres?

- Sí... - respondió, despertando un sentimiento intenso en su compañero.

- ¿Y a mí qué? – le mordió el labio con fuerza sin soltarlo – muévete – le ordenó y Jungkook comenzó a moverse, buscando aumentar el placer ajeno. Jimin también sentía su cabeza en el aire, como si estuviera en las nubes, y jamás había sentido tan fuerte el placer en su cuerpo, porque la pastilla le estaba potenciando cualquier posible sensación – Responde... ¿A él lo quieres... a mí qué? – posó sus labios en su cuello, besándolo y mordiéndolo fuertemente, lamiendo su piel y volviéndola a morder, provocándole dolor y placer a la vez. El castaño sintió el sabor metálico en su boca.

- A él sólo lo quiero... - sentía que podía desmayarse en cualquier momento, su cuerpo temblaba de placer y desesperación. Su corazón latía fuerte, no solo por la excitación, sino porque Jimin le volvía así – ... te amo... - gimió con la estocada fuerte que recibió, para luego ser volteado hasta quedar recostado sobre el colchón con Jimin entre sus piernas.

Jimin se movió rápidamente sin dejar de dar estocadas profundas. Luego, sacó su pene y volvió a meterlo, repitiendo la acción varias veces, sintiendo cómo las paredes de Jungkook se contraían y expandían. Volvió a introducirse por completo y a penetrarle con fuerza.

- Jungkook... - habló en un gruñido, su voz ahogada en placer.

- Y a ella... - habló con dificultad, su voz temblaba con cada embestida - ¿La quieres? – se movió aún más fuerte.

Jungkook no obtuvo respuesta. Iba a reclamarle, pero le embistió tan fuerte que el orgasmo finalmente llegó para ambos, haciéndoles perder la consciencia por un momento, teniendo espasmos por el placer y sintiendo sus cuerpos siendo recorridos por descargas eléctricas.

Jimin se dejó caer sobre el cuerpo del contrario y permanecieron un tiempo de esa manera.

Jungkook sentía el cuerpo caliente de Jimin contra el suyo, y pensaba en que podría haberse quedado así por horas, incluso dormirse de esa manera hasta el día siguiente mientras la fiesta seguía, el mundo podía destruirse, arder en llamas, a él no le importaría nada de eso. Se sentía bien, con sus ojos cerrados, escuchando cómo la respiración de su compañero se apaciguaba.

Sin embargo lo bueno duraba poco, y el castaño se separó de él, levantándose y calzándose sus pantalones en su lugar, abrochándolos.

Un celular comenzó a sonar y el mayor atendió.

- Oh, Seulgi... - respondió, escuchando la música resonante de fondo, fuera de la cabaña – Sí, sí, sólo me alejé de todo para tomar algo de aire, estaba en la cabaña – hizo una pausa – No, no vengas – se acomodó la ropa mejor. Mientras tanto, el pelinegro con su mirada algo decepcionada, comenzó a cambiarse – Sí, amor, yo iré, espérame allí – respondió, y colgó. A Jungkook le quedó la palabra "amor" resonándole en su cerebro.

- ¿Ya te vas...? – preguntó, y probablemente estaba de más la pregunta, porque su amigo no respondió y simplemente se fue de la cabaña.

Se preguntaba cuántas veces había sentido ya esa sensación, de algo haciéndose añicos en su interior. Dejó salir una pequeña risa sarcástica, cansado y con lágrimas en los ojos que pronto se desbordarían se levantó de la cama y salió de la cabaña.


La fiesta seguía porque aunque lo quisiera, el mundo no iba a detenerse por él, el universo no se apiadaría de él, ni de nadie, porque había una pareja en una esquina peleando, una chica en el suelo llorando. Otra esquina con dos chicos besándose, amigos bailando y riendo, gente gritando, gente fumando, gente bebiendo, gente sintiendo.

Las personas bailaban como si el cansancio no existiera en sus cuerpos, energéticos, felices o tristes, con felicidad o furia, pero bailaban de todas maneras, sintiendo la música en sus cuerpos, mientras la oscuridad del lugar los consumía y eran bañados por luces rojizas, dejándose llevar, olvidándose de todo a su alrededor. Olvidándose incluso hasta de ellos mismos.

Él no sabía qué rol cumplía en todo eso, sus piernas se movían solas, caminaba por inercia, preguntándose cómo podría dejar de sentir tanto dolor. Quería arrancárselo, extirpárselo y lanzarlo lejos, a las sombras del olvido para recuperar algo de sí mismo, pero estaba totalmente perdido, siendo levemente empujado por la gente que bailaba a su alrededor. Con cada paso perdía su consciencia, con cada paso estaba más lejos de él mismo, porque quería escapar de allí. Porque el haber sido tomado y dejado dolía tanto que podía morir, porque los sentimientos dentro de él estallaban, le abrumaban.

Comenzó a bailar, tanto como pudo, dejándose consumir por la música, sintiéndola en cada parte de su cuerpo, dejándose llevar por la melodía para poder sanarse. Bailaba en la oscuridad para curar su corazón, como si no hubiera nadie allí. Bailaba en la oscuridad para matar sus sentimientos, para dejarlos ir muy lejos de allí.

La música se apoderaba de él, de su mente, y sólo eso existía en aquel momento. Porque no había nada más que hacer, era eso o caer de rodillas al piso y permitirse el autodestruírse.

Incluso a pesar de que los recuerdos aparecían en él, sólo seguía bailando, con sus ojos cerrados, esperando vaciar su alma y olvidarse del "Nosotros" que nunca existiría. Y ahora, sólo una botella más.

No existía un "Nosotros".

Jamás existiría un "Nosotros".

No había razón para luchar.

Sí, necesitaba una botella más.

Sus manos temblorosas sostenían una botella que desconocía cuál era su contenido. Él solo tomó un sorbo, mientras le quemaba la garganta. Tomó hasta que todo volvió a girar dentro de su cerebro.

No dejó de bailar, incluso aunque las lágrimas desbordaban de sus ojos. La música retumbaba en sus oídos, y él gritó para dejar ir todo. Su voz se perdió entre las luces, entre la gente, entre la melodía. Gritó hasta que le dolió la garganta más de lo que su pecho dolía, porque si fuera por él se destruiría hasta que no quedara más nada allí. Lo odiaba.



A la mañana siguiente le fue suficiente con abrir un poco sus ojos para sentir que su cabeza se partía a la mitad. No pudo pensar nada en esos minutos, sólo que necesitaba un cerebro nuevo. Probablemente lo había hecho añicos.

La luz se filtraba entre las cortinas de la cabaña. El ambiente estaba cálido, era agradable, lo cual Jungkook agradeció, porque no había nada peor que despertarse con resaca en invierno y sentirte congelado hasta el punto de luego levantar fiebre, sudando frío.

Intentó abrir los ojos luego de restregárselos con las manos logrando poco a poco dejar de sentirlos tan sensibles. Se masajeó un poco la cabeza, mientras dejaba salir por su boca un leve quejido de dolor, y en aquello notó un dolor punzante en su nariz y en su mejilla.

Su cuerpo dolía totalmente, porque había bailado demasiado, y el dolor muscular se lo estaba haciendo saber porque ardía como el infierno mismo.

Puso toda la fuerza que podía de sí mismo para sentarse sobre la cama y miró a su alrededor. Yoongi, Namjoon y Hoseok estaban sentados en una esquina, sobre el piso arriba de la alfombra, con unos almohadones, comiendo snacks mientras fumaban y jugaban a las cartas. Taehyung y Jin estaban ambos en sus camas, y Jimin no estaba allí. Tuvo un flashback de la noche anterior, donde sabía que había tenido sexo con Jimin y que luego de eso fue cuando se sintió tan mal que bailó y tomó como si su vida dependiera de eso. Le sorprendía no haber muerto de un coma alcohólico. Su estómago también dolía.

- ¿Dónde está Jimin? – preguntó por impulso. Se arrepintió apenas dijo su nombre. No quería saberlo. Los tres amigos se voltearon a verle.

- Oh, despertaste – dijo Hoseok.

- Creímos que estabas muerto – dijo Yoongi con cierta gracia y Hoseok le dio un codazo.

- Jimin está con Seulgi – respondió Namjoon, y era eso lo que no quería escuchar aunque era demasiado evidente, pero no podía dejar de ser tan idiota – Por cierto, ¿Qué te pasó anoche?

- ¿Por qué? – el pelinegro respondió con voz ronca y cansada, mientras se masajeaba el rostro, sintiendo el dolor punzante nuevamente.

- Porque te machacaron la cara, amigo – el chico de cabello menta rió un poco, porque su humor ácido era su especialidad – Te encontramos durmiendo en el jardín y te trajimos aquí.

- Ya estabas golpeado cuando te vimos.

- Oh... - fue lo único que pudo expresar, porque no sabía qué había pasado – No sé qué pasó, no lo recuerdo – su voz no mostraba interés en saber qué había sucedido de todos modos.

No, recordaba nada pero aun así todo lo relacionado a Jimin permanecía en su mente, latente e intacto. Era lo único que nunca lograba olvidar.

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