7. ¿Un remplazo?

Jungkook estaba recostado sobre el sofá, leyendo unos apuntes para la universidad. Como toda persona a la que no le gustaba la rutina, él prefería cambiar de sitio cada vez que tenía que estudiar o hacer alguna tarea. Estudiar siempre en su cuarto le mataría del aburrimiento. Ya bastante que se sentía encerrado a veces al estar en un departamento, aunque no era chico, su tamaño estaba bien.

Estaba leyendo cosas sobre cinematografía, más específicamente de iluminación y empleo de cámaras, ya que su carrera de Imagen y sonido así lo exigía. Tenía una gran pasión por sacar fotografías y hacer videos, porque simplemente le gustaba congelar momentos especiales en una cámara.

Su celular sonó, haciéndole saber que le había llegado un mensaje. Supuso que sería alguno de sus amigos, quizás Tae preguntándole qué carajos llevaría a la fiesta de la quinta, pero no había sido así. El mensaje era de un número desconocido, pero que pudo reconocer al instante por lo que decía. "Espero me tengas agendado, ¿Cierto? Sino te he dado mi número en vano" leyó. Se sorprendió, y claro que sabía quién era, aunque no, no lo había agendado, pero sí había guardado su número en un papel. Se había olvidado completamente de enviarle un mensaje, porque de haberse acordado lo hubiera hecho, le gustaba. Sonrió recordando que se la había pasado bien con Taeyang, e incluso antes de agendarlo, le respondió el mensaje. "Lamento decepcionarte, pero no lo he hecho, espero puedas perdonarme" envió.

"Bueno, al menos contestas" escribió el contrario, "Quizás te perdone, pero deberás hacer algo para ello".

"Mhm, me suena a algo amenazante" bromeó, "Pero me agarras de buen humor así que puedes pedir lo que quieras"

"Es mi día de suerte entonces"

Jungkook rió, porque se sentía divertido, podía imaginarse al chico con su expresión juguetona y sonriéndole. En ese instante, mientras esperaba respuesta, la puerta de la calle se abrió, dejándole ver a Jimin entrando y cerrando la puerta una vez dentro.

- Hola – le saludó con una voz algo apagada. Ambos habían estado sin hablarse desde la última discusión que habían tenido justamente por el chico que ahora estaba mensajeándose con el pelinegro.

- Hola – le respondió de igual manera. Volvió sus ojos a su celular, volviendo a concentrarse en ello.

- ¿Cenaste? – le preguntó. Él acababa de llegar de la casa de una chica con la que estaba saliendo.

- No – negó sin desviar su vista de su celular.

- Bien... - habló cabizbajo, y miró a Jungkook extrañado porque estaba sonriendo levemente mientras leía algo en su celular – prepararé algo de comer.

El pelinegro siguió en su mundo, hablando con Taeyang, porque era la mejor distracción que podía tener en ese momento luego de que había pasado días sin hablar con Jimin y además éste acababa de volver de tirarse a alguna de las zorras con las que él estaba.

"Si te parece bien, podemos escaparnos un rato, ir a beber"

Y jamás un plan le había parecido tan perfecto, tan prometedor.

Permaneció unos 20 minutos más hablando, donde el pelinegro le había estado dando vueltas con el asunto, sólo porque quería jugar, diciéndole que estaba estudiando, que estaba muy ocupado, y que no sabía si quería distracciones, mientras que juguetonamente Taeyang le decía que era bueno que se relajara y distrajera un rato, y que unas cervezas no le harían mal a nadie, al final lo llevaría de regreso en su auto.

Así que, luego de hacerse desear un buen rato, no pensó más y se levantó de un salto del sillón y se dirigió a su habitación a cambiarse.

Tomó su billetera y su celular en mano, guardándolos en la mochila con las cosas de su universidad por si debía irse al otro día directamente desde lo del chico rubio, y salió de su habitación. En el momento donde se dirigió a la puerta de salida, Jimin le habló.

- ¿Te vas? – preguntó confundido y con sorpresa.

- Oh, sí – volteó a verle – Al final no comeré aquí – hizo una mueca con sus labios y alzó sus cejas, como si no tuviera más remedio.

- Está bien – dijo sin darle mucha importancia, pero cuando Jungkook atinó a ir hacia la puerta volvió a hablarle – Kook...

- ¿Si? – volvió a mirarle.

- Mira... no quiero que estemos peleados – lo miró con ojos arrepentidos.

- Eres tú el que se enojó conmigo.

- Lo sé, pero... - pensó en las palabras indicadas, y sinceramente no sabía bien por qué se sentía aún tan molesto – Lo siento, no quería tratarte mal, es sólo que me preocupé.

- Que no tenga madre no significa que debas ocupar el lugar de ella, Jimin – habló cortante – Eres mi amigo y debes apoyarme, no regañarme.

- Sólo tengo miedo de que conozcas a alguien que te lastime.

- Ese es mi problema – respondió – Nunca podré estar con nadie si no me arriesgo.

- Lo sé...

- Es la primer persona que me hizo sentir realmente bien durante el sexo. ¿Sabes?, no recuerdo ninguna de las otras veces, sólo las veces que he estado contigo.

- ¿A qué te ref- la bocina de un auto se escuchó fuera del departamento, interrumpiéndole.

- Ya debo irme – abrió la puerta y antes de irse le habló – No estoy enojado contigo, sólo déjame tener mis propias experiencias.

- Lo haré.

- Bien – suspiró – Te avisaré si vuelvo o no – dijo antes de irse y el castaño sólo asintió con la cabeza.


La noche recién estaba comenzando para Jungkook y se sentía bien poder escaparse con un desconocido que le parecía agradable, porque no había tenido una cita, y aquello se sentía como una. No era nada serio, claro estaba, pero jamás había salido sólo a beber algo con alguien, ni si quiera como pretexto para luego tener sexo.

Taeyang no le había contado dónde lo llevaría, ya que quería sorprenderlo con el lugar, porque era realmente genial y a Jungkook le daba intriga, y a la vez le parecía emocionante, se sentía extraño, realmente parecía una cita. Jamás se hubiera imaginado saliendo con alguno de los chicos con los que se había acostado, pero desde que lo vio sonreír en aquel bar donde lo conoció, automáticamente se sintió atraído hacia él.

Al llegar a aquel lugar, notó que no le era desconocido, a lo cual rió por ello y Taeyang bromeó diciéndole que parecía ser un chico difícil de sorprender, de lo cual el pelinegro se aprovechó.

- Bien, tendrás entonces que sorprenderme tú mismo – sonrió travieso.

- Es demasiada presión – bromeó – no sé por qué me da la impresión de que me costará.

- Son ideas tuyas – le mostró su más grande sonrisa, esperando que el rubio sacara sus propias conclusiones.

- Bueno, por el momento, te puedo ofrecer tomar mi trago favorito, el cual espero no hayas probado ya – le alzó una ceja, esperando que realmente Jungkook no le arruinara su intento por impresionarlo otra vez.

- Descuida, si lo he probado no te diré

- Qué considerado – rió, mientras se acercaba a la barra para pedir los tragos.

Taeyang llegó con unos 4 tragos y Jungkook le miró con sorpresa, parecía que estarían para degustar en aquel momento.

- Bueno, no conozco ninguno de estos – dijo con una sonrisa sospechosa.

- No sé por qué no te creo – entrecerró los ojos intentando leer la expresión del menor, quien se apresuró a tomar uno de los vasos y probar.

- Bueno, éste sí lo conozco – dijo mientras Taeyang mostró una expresión de rendido – Pero me encanta – sonrió dulcemente.

- Me contento con eso al menos.

Pasó media hora en la que ambos tomaron sus tragos a la vez que charlaban, de cosas como si tenían vicios, tales como el cigarrillo, además del alcohol, qué tipos de tragos eran sus favoritos, y si la pizza la comían con cerveza o gaseosa, e incluso de drogas.

Sus voces estaban altas y era poco el alcohol que les quedaba, ya todo estaba en su organismo y Jungkook se sentía bien, sentía que le estaba haciendo su debido efecto, y tenía ganas de bailar.

Tomando de la mano al mayor, lo dirigió hacia la pista de baile donde bailaron por un buen rato.

El rubio le miraba fijamente sin borrar esa sonrisa tan bella de su rostro. La forma en la que entrecerraba sus ojos al reírse le hacía recordar a alguien. No era buen momento para divagar y recordar a quién había dejado solo para cenar.

Sin notarlo, Taeyang ya tenía puestas sus manos sobre su cintura y lo tocaba con fuerza, con intensidad y él no pudo evitar sentirse excitado con el simple tacto. No era momento para contenerse, por lo que rodeó el cuello del chico con sus brazos, dándole un beso desesperado, donde inmediatamente sus lenguas se encontraron y sintieron la humedad del otro al instante. Besaba bien, de puta madre, se notaba que era mayor, aunque no sabía por cuántos años.

Pasaron una hora de baile, besos, caricias obscenas y franeleo, hasta que no soportaron más aquello. Jungkook sentía una urgencia tan grande que apenas entraron al auto, no le dio tiempo a Taeyang de encender el motor. Repentinamente tuvo las manos del menor en su pantalón, desabrochándolo y sacando su miembro para luego inclinarse y llevárselo a la boca.

Los gruñidos de placer del rubio le excitaban tanto que chupaba su pene con fuerza, hasta que finalmente se alejó y tan rápido como Taeyang se colocó un condón, Jungkook se bajó los pantalones, sentándose sobre él, con una rapidez sorprendente, sostuvo con su mano la erección del contrario y se sentó completamente para que entrara en toda su extensión, gimiendo alto y haciendo sonreír con perversidad al otro chico.

Fue un gran sexo, algo que jamás había hecho con ninguno de sus polvos de una noche, sólo recordaba las veces que por desesperación y desenfreno había terminado haciéndolo con Jimin en su auto.

Una vez terminaron, se dirigieron al departamento del mayor, y no pudieron evitar volver a hacerlo, estaban hambrientos por más. El mejor sexo que Jungkook había tenido con alguien que no fuera su mejor amigo.

Afortunadamente, recordó que le había dicho a Jimin que le avisaría si volvía o no, aunque era tarde y probablemente ya estaba durmiendo, pero prefería avisarle de todas formas, antes de dormirse, para evitarse problemas luego.

Escribió un rápido mensaje, que decía: "Hoy no vuelvo a casa. Nos vemos mañana, enano". Y casi que deja el celular de lado para dormirse pero al parecer obtuvo una respuesta rápidamente. "Hasta mañana, tonto. Cuídate". Respondió, y Jungkook sin darse cuenta había sonreído embobado con tan solo esas simples palabras, y es que estar peleado con Jimin no le gustaba para nada, le dejaba con un sabor amargo en la boca. Estaba contento de que parecía ya no estar enojado con él.

Se recostó, listo para dormir, teniendo su mente llena de todo menos del chico con el que estaba en ese momento. Aquel mensaje por parte de Jimin había sido suficiente como para hacerle sentir feliz. Se puso a pensar en qué estaría haciendo en ese momento despierto hasta tan tarde. Por un momento hubiera deseado haberse quedado a cenar con él, aunque las cosas entre ellos estaban tensas y por eso había preferido irse con Taeyang a probar suerte. Ahora se sentía un poco mal por haber dejado a Jimin solo, en ese momento le hubiera gustado estar con él, que fuera Jimin quien estuviera a su lado y no aquel chico. Ya se hubiera dado la vuelta para besarle o abrazarle de haber sido su amigo el castaño. 


Durmieron hasta el otro día y Jungkook podía jurar que no había parte del cuerpo que no le doliera. Jungkook se sentó como pudo en la cama, porque le dolía la cintura, toda la espalda, el cuello, incluso las piernas y los brazos. El bailar y tener sexo desenfrenado le estaba pasando factura a su cuerpo.

Le pidió a Taeyang usar su ducha y en 20 minutos ya estaba limpio y cambiado para irse a la Universidad. Como buen acto de solidaridad, Taeyang lo llevó hasta su destino. Por primera vez no iba a llegar tarde luego de un polvo.

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