4. Tensión


Jamás se hubiera pensado arriba del auto de uno de los chicos con el que había tenido un polvo llevándolo a su departamento luego de haber pasado medio día con él. Normalmente no hubiera ni si quiera permanecido más tiempo de la cuenta con un simple polvo, pero el chico le había llamado la atención, le parecía simpático y pensó en que le haría bien conocer gente nueva que valiera la pena. No estaba mal, ¿cierto? Después de todo, él mismo se había ofrecido a llevarlo de vuelta porque era lo menos que podía hacer.

No hablaron mucho en el camino, porque a decir verdad no era tan largo, sólo habían estado hablando de cosas tales como películas y series, al parecer Taeyang era bastante cinéfilo, con un particular interés en películas de fantasía y aventuras, cosa que a Jungkook le agradó.

Sin embargo, su charla se vio interrumpida cuando su amigo Taehyung le llamó a su celular. El pelinegro atendió.

- ¡Jungkook! hasta que te apareces. ¿Dónde estás? – dijo algo irritado.

- Estoy volviendo a mi casa, ¿Por qué?

- ¿Por qué? ¿Porque te desapareciste gran parte del día quizás? – su tono era sarcástico – Jimin casi me mata, a mí, no sé por qué a Jin no.

- ¿Qué tiene que ver Jimin?

- Pues que no volviste y no le respondiste el celular. Me llamó a mí y cuando le dije que habíamos salido anoche y te perdimos, casi enloquece, y me mandó a la mierda, diciendo que estabas desaparecido.

- No estoy desaparecido, además no es la primera vez – le recordó, pensando en que Jimin era un exagerado.

- Pero nunca pasaste tanto tiempo fuera. ¿Estás bien?

- Sí, mamá, estoy bien- rodó los ojos.

- Dime, ¿Con quién te quedaste? – cambió su tono a uno interesado y travieso – ¿La tiene grande? – preguntó. Jungkook estalló en risa. Qué bueno que su acompañante no podía escucharlo.

- Sí – afirmó orgulloso.

- Bien, Kookie, así me gusta, hay que tener la vara alta – Taehyung hizo una pausa y luego siguió – Prepárate para que te regañen cuando llegues a tu casa, Jimin está molesto.

- Yo me encargaré de él.

La charla no se extendió mucho más. Ambos colgaron y cuando Jungkook quiso notarlo ya estaba en la puerta de su apartamento. Se despidió de Taeyang, quien le dedicó una encantadora sonrisa de despedida y se fue en su auto. El pelinegro se sintió extraño al saber que tenía el número del chico en su mano, escrito, porque jamás había mantenido contacto con nadie luego de tener sexo, pero siempre había una primera vez para todo.

Abrió la puerta, entró y la cerró, para encontrarse a un Jimin de brazos cruzados y con una expresión de molestia, con sus ojos penetrantes mirándole.

- ¿Dónde mierda estabas? – le interrogó.

- ¿No es obvio? – alzó su ceja y bufó con una sonrisa socarrona, cerrando la puerta con llave – ¿Eres mi madre?

- Pues así me siento, porque no puedes cuidarte solo.

- Sí, sé cuidarme solo.

- Oh, claro, no es como si siempre tuviera que estar cuidándote el culo cada que salimos.

- Nadie te pidió que lo hicieras – se molestó, caminando hacia su cuarto, mientras Jimin le seguía.

- ¿Te piensas que no voy a preocuparme cuando te metes con cualquiera sin si quiera reconocerles el rostro? ¿Con quién carajos estuviste?

- Con alguien que encontré en el club, y mira – levantó su mano, mostrándole su palma donde tenía aquel número de teléfono – Hice lo que me recomendaste, quizás algo bueno salga de esto y no sé, quizás me case, adopte hijos, sea la persona más estable del mundo y no tengas que seguir cuidándome – sonrió irónico mientras se quitaba su ropa para ir a bañarse. Jimin lo miró sorprendido.

- ¿Vas a salir con alguien que conociste en ese bar de mala muerte donde te llevó Taehyung? ¿Qué mierda tienes en la cabeza, Jungkook?

- ¿Por qué si quiera estás enojado?

- Porque me tienes de la mierda siempre con tu inconsciencia, algún día te matarán y tirarán por allí.

Al terminar de desvestirse, quedando sólo con sus boxers debajo, buscó ropa nueva para cambiarse mientras Jimin le miraba, esperando quizás alguna respuesta, alguna explicación, mientras no dejaba de verse enojado.

- ¿A caso no te atendieron bien anoche? – se burló, porque Jimin estaba enojado más de la cuenta, aunque tenía razón para estarlo, pero Jungkook prefería echarle la culpa a que su novia no lo dejó satisfecho, porque sólo él podía darle todo – Déjame hacer mi vida.

- ¿Qué tienes en los brazos? – preguntó sujetándole pero Jungkook se soltó.

- No te importa – salió de la habitación con su toalla de baño.

- Sí me importa – confrontó – Dime qué mierda es eso – lo sostuvo del hombro y Jungkook volvió a zafarse, encerrándose en el baño con un portazo. Bufó cansado, porque no le interesaba lo que Jimin tenía para decir, quería estar solo, darse un baño y olvidarse nuevamente de él por más imposible que pareciera, pero la puerta se abrió.

- Me la cagas, Jimin, vete, voy a bañarme - irritado se volteó a verlo y esos gruesos labios se posaron en los suyos para acallarlo.

Fue empujado contra los azulejos por el peso de Jimin contra su cuerpo, mientras besaba sus labios de una forma insistente, enojado y rudo, rodeando su cintura con sus brazos, y Jungkook le rodeó el cuello con los suyos, profundizando el beso, y es que no podía resistirse a eso. Jimin le mordió el labio inferior, desquitándose, y mirándolo a los ojos. Jungkook le sonrió.

De un movimiento, el más alto fue alzado y éste rodeo la cintura de Jimin con sus piernas, notando la erección del más bajo contra la suya, y mientras lo sostenía contra la pared, ambos movían sus caderas para sentirse el uno al otro.

Estaban excitados y desesperados. Jimin besaba el cuello de Jungkook de una forma tan deliciosa que le hacía perder el control completo de sus acciones, y con cada roce que le brindaba, le sacaba un gemido que ahogaba mordiéndose los labios.

Se sentía insaciable, deseando por más, deseando tenerle adentro.

- Vamos... hazlo ya...

- Si me lo pides así...

Lo bajó y lo volteó contra la pared, bajándole el bóxer, siguiendo con su propia ropa, y colocándose un condón que tenía en el bolsillo de su pantalón. Jungkook no pudo evitar pensar en que ese condón habría sido el que quizás tenía para acostarse con su novia, y que lo más seguro era que la razón por la que aún lo tenía era porque lo habían hecho sin protección. Y nuevamente, sus pensamientos tomaban el control de todo.

Maldita era su cabeza y sus celos, para pensar en esas cosas y sentirse dolido, porque Jimin no confiaba en él, era obvia la razón, y nunca lo haría realmente. Aún así lo recibiría, porque era una droga sin la cual no podía vivir, y porque incluso ese tacto brusco, tosco contra su piel, y esos dientes que se clavaban en ella, eran caricias suficientes para sanar su pesar. 

Le abrazaba por detrás mientras le penetraba, sintiendo la respiración de Jimin detrás de su oreja, gruñendo y disfrutando, mientras se dejaba llenar por él sintiéndole tan bien y tan a fondo. Su rostro contra la pared se resbalaba levemente por su sudor y sus piernas ya le temblaban, porque estaba por venirse, y era lo único que lo mantenía consciente de todo aquello y de la necesidad que tenía por él.

Nunca lo negaría. Estaba condenado y era únicamente su culpa.

Terminaron ambos, cansados y con el sudor corriendo por sus cuerpos, sintiendo las ondas de placer disminuyendo su intensidad luego del orgasmo.

Le gustaba que Jimin se pusiera de esa manera, enojado y que se desquitara, porque era la forma que tenía de ver que tenía toda su atención en él, la única forma de que Jimin volteara a verle, aún si le dejaba con un vacío inquebrantable porque nada de eso se sentía como un acto de amor.

Luego de eso, Jimin no dijo nada, y simplemente se fue cerrando la puerta y dejando a Jungkook solo otra vez, porque al parecer no había sido sexo de reconciliación, claro, qué tonto, simplemente se había desquitado, pero eso no quería decir que las cosas estuvieran bien. Esa forma que tenía su mejor amigo de hacerle sentir que no valía nada más que un polvo, era a veces peor que todos los estúpidos desconocidos con los que se acostaba.

En fin, no pensaría mucho más en ello. Se bañó, dejando que el agua se llevara los restos de fluidos corporales que aquellas dos personas habían dejado sobre él, y le causó curiosidad cómo un desconocido como Taeyang, le había tratado con más respeto que su supuesto mejor amigo. Al menos esperaba que le dijera algo, que le sonriera, cualquier cosa, pero no obtuvo nada.



- Entonces, ¿se supone que iremos a aquella fiesta en la quinta? – preguntó Namjoon mientras cortaba unos corazones de papel de color, sentado con sus amigos en la mesa de la cafetería.

- Sí, pasaremos todo el fin de semana allí – explicó Taehyung mientras jugaba con el cabello de Jimin, haciéndole peinados extraños.

- ¿Por qué carajos estás recortando corazones? – Yoongi lo miró con desagrado – Pareces una quinceañera.

- ¿A caso los hombres no podemos recortar corazones? – se defendió mostrando indignación – Son lindos, ¿Cierto? – preguntó con una dulce sonrisa, mostrándoselos a sus amigos.

- Claro que lo son – asintió Taehyung con una amplia sonrisa.

- ¿Y para quién son? – cuestionó ahora el de pelo menta.

- No quiere decirnos aún, es todo un misterio – comentó Jungkook tomando de su batido – Algún día lo descubriremos – miro a lo lejos, y notó a Jin y a Hoseok acercándose – Oh, ahí vienen Hobi y Jin – En ese instante Namjoon escondió el papel y los corazones en su mochila. Jungkook lo miró extrañado – ¿No quieres que lo vean? – su amigo lució nervioso.

- Es que me molestarán por semanas si lo ven, no les digan – los chicos rieron y asintieron.

- Hey, chicos, ¿en qué andan? – preguntó Jin, mientras Hoseok hizo una seña con la mano para saludar.

- De la fiesta en la quinta – respondió Yoongi.

- Pero si aún falta un mes... - pensó Hoseok, pero no era extraño, sus amigos amaban las fiestas y era obvio que estaban emocionados.

- Jin, ¿usaremos tu auto para ir? – preguntó Taehyung.

- Claro, y espero que a ninguno de ustedes se les ocurra coger dentro de él o sino les cortaré el pene.

- Ouch – dijo Hoseok frunciendo la nariz.

- Qué pena, planeaba echarme unos polvos ahí – bromeó Jungkook y Tae le festejó siguiéndole el juego.

- Kookie, me debes un trío – le alzó las cejas, poniendo cara de depravado sexual mientras seguía con su labor en el pelo del castaño.

- Tenemos que buscar a nuestro tercero – pensó Jungkook, frunciendo el ceño. Su amigo abrió los ojos como si una gran idea hubiera llegado a su mente.

- Jimin... - le llamó con tono sugerente, despeinándole completamente – Haz un trío conmigo y Jungkook – dijo divertido. Jungkook prefirió no decir nada de momento, notando que Jimin lo había mirado y luego habló.

- No, gracias, paso – dijo sin interés, volviendo la vista a su celular, aún seguía molesto con Jungkook. Jin rió.

- Son terribles – negó con la cabeza Yoongi.

- ¿No puedes dejar de ser heterosexual por una sola vez? – preguntó frustrado, suplicante. A Jungkook le pareció irónico – A puesto a que debe ser difícil serlo con Jungkook viviendo contigo – bromeó, y es que la boca de Taehyung a veces decía más verdades que estupideces, o quizás ambas, sin si quiera notarlo. Seguro se sorprendería de saber que había sido el mismo castaño el encargado de quitarle la virginidad a Jungkook, bueno, o algo así. El pelinegro sonrió con diversión, porque se aprovecharía de la situación.

- Eso, Jimin, ¿No tienes ganas de hacerlo cuando me paseo en bóxers por la casa? – todos lo miraron con ojos bien abiertos, exclamando un "Oohh~" al unísono.

- Eso fue directo – Namjoon se tapó la boca con cara de asombro. Jimin se quedó callado por unos segundos, y luego sonrió con sarcasmo.

- Sí, cada vez que te veo así me dan ganas de empujarte contra la mesa – alzó sus cejas, de manera provocativa. Jungkook mordió la pajilla de su batido sin dejar de sonreír. Sus amigos no dejaban de hacer escándalo por ello. Já, si supieran.

- Bien, te estaré esperando – se acercó, inclinándose sobre la mesa, y mirándolo desafiante – A ver qué tan fuerte me empujas.

Luego de aquello, fueron necesarios unos casi 20 minutos de puras indirectas, verdades escondidas detrás de bromas subidas de tono, para aumentar la tensión en ambos y motivarlos a escabullirse en los baños de su universidad para hacerlo, encerrados en un cubículo.

Aun así no había sido suficiente y al dejar la universidad unas tres horas más tarde, volvieron a tener sexo, ésta vez en su apartamento y contra la mesa.

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