26. No sé qué hago aquí.
Mientras Jungkook hacía su trabajo, acompañado de su amigo Ten, Jimin les observaba con detenimiento. En el pasado se hubiera sentido frustrado, enojado, celoso, pero ahora lo único que podía hacer era mirarlos, ver cómo su ex amigo reía y parecía pasar un buen momento con ese chico, quien él desconocía completamente.
Se imaginaba que quizás ese muchacho le había estado acompañando todo el tiempo que él había estado en Busan, ese tiempo en que había huido para alejarse de la persona a la que había herido. Se sentía triste, no podía evitarlo, sentía a Jungkook más lejos de lo que alguna vez había estado, incluso estando en el mismo lugar y no a kilómetros de distancia como esos años habían estado. Lo miraba melancólicamente, deseando que el pelinegro pudiera sonreírle de esa manera a él también, aunque con todo el daño que le había hecho no era para menos, Jungkook se merecía estar con alguien que sólo le sacara sonrisas y no lágrimas.
- Ya quita esa mirada de devastado – bufó Taehyung, torciendo sus ojos y terminando su batido.
- No tengo mirada de devastado – se negó, desviando su mirada hacia el gran ventanal del local.
- ¿Por qué no vas y le dices todo lo que quieres de una vez? – Jimin no respondió, volvió su mirada a esos dos chicos en el mostrador. Los ojos de Jungkook estaban brillantes, sonreía y parecía tan fresco que Jimin no podía dejar de verle. ¿En qué momento se había atado tanto a él? – Hey – le llamó la atención su amigo haciendo un chasquido con sus dedos frente a su cara. Jimin parpadeó y le miró.
- ¿Está saliendo con ese chico?
- ¿Qué? – frunció el ceño, Jimin ni si quiera le escuchaba. Giró su cabeza mirando al par y volvió a mirar a su amigo - ¿Con Ten? – preguntó arrugando la nariz – claro que no.
- ¿En serio lo dices?
- ¿Es por eso que los miras así? – rió – Son amigos, comparten clases porque estudian juntos – explicó – Y no están saliendo, ya lo hubieran hecho pero Jungkook no sale con nadie hace tiempo.
- ¿No? – preguntó extrañado.
- No, prefirió dedicarse al estudio, a trabajar, y llevar una vida tranquila – se estiró contra el respaldo de su silla, relajando su postura y suspiró – Ha cambiado, ahora ya no va detrás de desconocidos, sólo tiene alguna que otra charla o toma algo con alguno pero no se va con ellos – los ojos de Jimin se abrieron grandes, como si no pudiera asimilar lo que oía.
Le parecía extraño pero mentiría si dijera que no se sentía feliz, porque Jungkook merecía un mejor trato, una mejor vida, vivir para él mismo y dejar todos sus hábitos destructivos, aquellos que sólo le herían más y más y le quitaban toda su seguridad.
- Me alegra saberlo – habló por lo bajo y sonrió levemente, sintiendo algo de nostalgia. El tiempo sí que había pasado y habían cambiado las cosas. Se sentía bien de saber que la persona más importante para él estaba preocupándose por sí mismo y cuidándose - ¿Seguro que no salen juntos? – preguntó inseguro – Parece un buen chico para él... - dijo aún perdido en la figura de Jungkook. Taehyung soltó un berrinche sonoro, le volvería loco.
- Que no están saliendo, carajo – repitió ofuscado – ¿Sabes?, es más... hablando de la carrera de Jungkook... – Taehyung se acercó sobre la mesa para hablarle en voz baja a su amigo y que sólo él le escuchase – Te daré una pequeña ayuda.
Fue así como dos días después, Jimin se encontraba en aquella calle que su amigo le había dicho. Se sentía algo estúpido y absurdo, de hecho se preguntaba qué hacía ahí.
Su respiración era algo irregular por los nervios, y por lo frío que estaba el ambiente, su aliento formaba un vapor al salir de su boca. Tenía sus manos en los bolsillos y su nariz estaba congelada al igual que sus mejillas. Había estado caminando un buen rato por esa calle, llena de bares y negocios que estaban muy bien iluminados y decorados durante la noche, tiñendo todo el lugar con colores cálidos y vintage por los letreros de los locales.
Era agradable, hacía años no andaba por allí. Los jóvenes salían a los mejores bares y clubes nocturnos por allí, por lo que el ambiente era muy animado y las personas parecían disfrutar de pasear con amigos incluso a pesar del clima frío.
Suspiró, deteniéndose en un lugar y sentándose en un banco mientras pensaba en que había sido una mala idea ir allí con el objetivo que se había propuesto. En primer lugar no tenía idea para qué. Simplemente había ido sin pensarlo, por impulso, pero ¿Qué le diría? Si lo veía no sabía qué iba a decirle, no sabía ni cómo mirarle. No sabía nada. Sus manos estaban sudorosas, tal vez por el frío o por los nervios.
Apoyó su espalda sobre su respaldo y escondió parte de su rostro en su bufanda y suspiró rendido.
Fue en ese instante donde notó que alguien se había sentado a su lado y giró su mirada con curiosidad, sin esperar encontrarse a un chico, con el cabello medio largo, pelinegro y algo despeinado tapándole parte del rostro, mirando fijamente lo que era una cámara en sus manos, al parecer viendo las fotos que había sacado. Para Jimin el frío repentinamente se esfumó, dándole un calor fugaz en su pecho mientras su corazón latía con emoción.
Parecía que había cosas que aparecían allí sin si quiera buscarlas. ¿Era eso el destino?
Jimin no notó que estaba sonriendo de lado hasta que esos ojos oscuros conectaron con los suyos de manera tan sorpresiva como natural. Eran tan hermosos como siempre.
- Jimin – dijo con sorpresa. Su nariz estaba colorada, y sus ojos algo cristalizados por la brisa helada, sin dudas se veía adorable.
- Hola... - habló inseguro. Se sentía como si estuviera en jardín de infantes intentando hacer amigos.
- ¿Qué haces aquí?
- Oh... sólo salí a caminar – mintió, claro que no estaba en sus planes decirle que estaba allí porque consciente había ido para ver si el destino le hacía cruzárselo - ¿Tú que haces? – tampoco iba a decirle que sabía que todas las noches iba a esa calle a tomar fotografías o grabar videos, gracias a la ayuda de su amigo Taehyung, porque no planeaba exponerse de esa manera tan vergonzosa.
- Estaba sacando fotografías – explicó, y a Jimin le pareció haber visto un leve rastro de una sonrisa tímida en los labios del contrario.
- Este lugar es genial para fotografiar – dijo mientras observaba a su alrededor, se escuchaba música muy leve saliendo de los locales – ¿Viniste... solo? - preguntó con tono bajo, volviendo su mirada al pelinegro, quien tenía su mirada en la cámara nuevamente.
- Sí – respondió sin mover su mirada de aquel aparato – Siempre vengo solo.
- Ya veo... - se mantuvo mirándole, apretó sus labios, se sentía algo incómodo, porque quería hablarle y no sabía cómo seguir.
Pensaba en que no podía dejar de verle como si fuera alguna clase de ángel caído del cielo. Incluso luego de su amargo pasado, no podía dejar de ver a Jungkook tan brillante como siempre le había visto, tan único y con esa carita que le llamaba a protegerle con todas sus fuerzas. No pudo evitar recriminarse en su mente en qué instante perdió el sentido de sus acciones, en qué momento dejó de proteger a Jungkook para lastimarlo tanto.
Mientras, Jungkook a su lado se veía tan tranquilo y concentrado en lo suyo como si su presencia no le importara en lo más mínimo. Aun así sólo permaneció mirándole y no podía dejar de recorrer con sus ojos el perfil del chico. Desde su frente con sus cabellos levemente ondulados, su nariz redondeada, sus ojos grandes y redondos, sus labios finos y por último la línea bien marcada de su mandíbula, tan delicado y perfecto. Le gustaba mucho.
- ¿Jimin...? – le escuchó decir, y éste parpadeó saliendo de sus pensamientos - ¿Pasa algo?
- No... no, claro que no – desvió su mirada, nervioso, rascando su cabeza y sintiéndose tonto por haberse quedado mirándole embobado.
- ¿Sabes?, aunque me hayas preguntado qué hago aquí, sé que Taehyung te dijo que yo saco fotografías en este lugar – escupió de repente, y el castaño le miró estupefacto – No hace falta que finjas – sintió sus mejillas enrojecerse por la repentina vergüenza que sintió. Y por otro lado se juró que le daría una patada en el culo a su amigo cuando le viera.
- Eso...
- Está bien, no tienes que decir nada – levantó su cámara, apuntando al frente, a la gente que pasaba caminando por allí, fijó sus ojos y sacó una foto, mientras el contrario sólo seguía cada movimiento que hacía – Me gusta venir a Itaewon – miró la pantalla de su cámara y sacó otra foto – Pero hoy no planeaba venir – su tono de voz era suave a todo momento y más con aquello Jimin sintió calma dentro suyo – Hasta que Tae me dijo que tú estarías aquí – descansó sus manos, apoyando la cámara sobre sus piernas, miró a Jimin y le sonrió de lado – Me pregunto qué hago aquí...
Jimin se había preguntado lo mismo a cada momento. Se había preguntado qué hacía allí. Se había preguntado, además, si era correcto lo que hacía. Se preguntó si era correcto volver a buscar algo, un vestigio de lo que ambos habían tenido alguna vez. Se preguntó si era correcto volver a entrar a la vida de Jungkook, entrometerse nuevamente cuando él había comenzado a aprender a vivir sin él. Por un momento se arrepintió, porque no quería seguir siendo egoísta y dejarse llevar por sus sentimientos.
¿Qué hacía allí? Sólo quería verle, quería estar a su lado porque la distancia le había dolido cada día de aquellos dos años, sintiéndose tan perdido que no podía esperar más. No podía esperar más por ello, por verle, ni tampoco sabía cuánto más tenía que pagar con sufrimiento por aquellos errores. Y lo peor de todo, ¿estaba volviendo a cometer un error por volver a buscar a Jungkook?
Jimin sentía sus manos y sus labios temblar, y no era el frío. Jungkook tampoco sabía qué hacía allí, porque sus pies le habían llevado allí casi inconscientemente, entendía esa sensación a la perfección, y eso le llenó de emoción.
Jungkook volvió a hablar.
- No estoy aquí por coincidencia, y tú tampoco... ¿Qué haremos al respecto? – el castaño estaba anonadado con lo que escuchaba, con la actitud tan suave y algo traviesa del menor. ¿Estaba soñando? Porque esperaba ser pateado de allí, o que sus esperanzas se rompieran en pedazos, pero allí estaba, sintiendo como si su corazón hubiera comenzado a latir con tan sólo escuchar esas palabras de su dueño, porque sí, le pertenecía a ese chico de cabello negro a su lado.
- ¿Puedo quedarme contigo hoy? – preguntó con un mar de emociones dentro suyo, las yemas de sus dedos picaban de la ansiedad. Había deseado por tanto tiempo tenerle a su lado que no podía esperar ni un segundo más y sería feliz incluso si eran unos míseros minutos. El tan sólo pensar en poder verle allí, observarle, ver sus ojos deslumbrantes luego de tanto tiempo de haberlo deseado era suficiente para sentir que todo estaba bien.
- Planeo estar toda la noche aquí, sacando fotografías, muriendo de frío hasta que amanezca y mi mente ya no pueda mantenerse despierta – se levantó del banco sin dejar de mirarlo – No es un plan muy interesante... pero eso es todo lo que puedo ofrecerte – el castaño tenía ganas de llorar, jamás pensó que podría volver a sentirse tan vivo. Aquella sonrisa ahora era más amplia y estaba dirigida sólo a él.
- Es perfecto – respondió sin poder imaginar algo mejor que eso.
Jungkook sonrió antes de voltearse y comenzar a caminar lentamente, Jimin no perdió ni un segundo y le siguió.
Caminó detrás de él, sólo para asegurarse de no perder ningún detalle de lo que el pelinegro hacía, que no dejaba de observar con detalle su alrededor y deteniéndose por momentos para fotografiar algo. Según él, las luces y el ambiente le daban una cierta paz y por eso le gustaba ir a aquel lugar, porque podía pensar con tranquilidad y encontrarse con cosas que eran llamativas para sus ojos, sintiendo que ese lugar con tanta vida propia le transmitía su energía y le hacía sentir bien.
Muchas personas, muchas historias. Jungkook se preguntaba cuántas cosas habrían vivido aquellas personas, desgracias o problemas difíciles de combatir pero allí estaban, buscando una salida, compartiendo minutos u horas con sus seres queridos, disfrutando de los olores y los sabores, de la música y de sentirse libres por un momento.
Cada rincón, por más que fuera el mismo, siempre mostraba algo interesante, un nuevo grupo de amigos, una pareja diferente, o personas solitarias que como él salían a apreciar las simplezas de una calle llena de matices.
La música inundaba la extensión del lugar, incluso el frío ya no se sentía tan fuerte, y el olor a la comida lo volvía más acogedor.
Jimin no podía sentirse más satisfecho con aquello, porque era todo lo que quería. No sabía qué pasaba por la cabeza de su antiguo amigo pero el sentirse aceptado luego de tanto tiempo le sanó las heridas en su corazón. Estaba caminando dormido, como un sonámbulo, o como alguien hechizado, siguiendo las pisadas del más alto como si pudiera seguirle así indefinidamente hasta el fin del mundo y no le importaría.
El pelinegro se detuvo, dándose vuelta y mirando hacia un bar con letreros de luces de neon celestes y rosas pastel. No tardó en apuntar con su cámara hacia allí. Los colores de los letreros se reflejaban en el rostro de Jungkook, haciéndole brillar en distintas tonalidades, e incluso así de colorido le veía siempre, sin necesidad de carteles ni luces, él tenía su propia luz y sus propios colores, tan únicos y hermosos para los ojos de Jimin.
Fueron largas horas en las que ambos permanecieron así, caminando, hablando de las cosas que veían y nada más, sin muchas complicaciones, sin charlas profundas, sin pensar en nada más que no sea lo que les rodeaba y ellos mismos.
Era una sensación extraña pero cálida. Era aquella que sientes cuando despiertas de una pesadilla, y todo ese miedo y sabor amargo se quita cuando caes en cuenta que nada de eso pasó. Era alivio. Sentía como si algo hubiera vuelto a su lugar, como si todo hubiera vuelto a la normalidad, así había sido cada instante que vivía al lado de Jungkook.
Allí notó que había estado viviendo en la conformidad los últimos años, aceptando la realidad que le había tocado, viviendo sin pedir nada, sin luchar, sólo vivía pero no se sentía bien, no se sentía correcto.
No sabía si era posible que la conexión que ellos tenían fuera así de fuerte o solo era idea suya. ¿Era posible que una persona pudiera estar hecha especialmente para él? Hecha a su medida. Porque era allí, en ese lugar, en aquella calle llena tanto de luces como de oscuridades con él a su lado donde sintió que debía estar. Era allí donde estaba su lugar, donde todo se sentía correcto. Una vez más, estaba en casa, porque entendió que donde Jungkook estuviera, era donde él siempre querría volver.
Al otro día, cuando despertó, era tarde, ya había pasado el mediodía y agradecía que era sábado porque si no tendría que haber ido a la universidad sin dormir en absoluto, aunque poco le importaba luego de la noche que había tenido. No podía creerlo aún, necesitaba que alguien le pellizcara porque para él seguía siendo un sueño. Se sentía como aquellas princesas de cuentos de hadas cuando finalmente encontraban a su príncipe azul. Sí, era tonto y embarazoso pero así se sentía, y no podía evitarlo.
No recordaba haber estado tan de buen humor en todos esos años. No recordaba cuándo había sido la última vez que había sentido esa emoción de poder sentirse libre con sus sentimientos. Jungkook le había tratado tan dulce todo ese tiempo, e intentó no sentirse culpable por ello, intentó no pensar en que realmente no lo merecía porque quería hacer las cosas bien y lo último que necesitaba era volver a estropearlo todo.
De alguna manera, la sensación que le daba Jungkook era de una persona mucho más madura que la del pasado, una persona que parecía estar caminando hacia delante a pasos gigantescos y no permitiría que todo eso se opacara con sus estúpidos pensamientos de insuficiencia.
"Si realmente lo quieres todo y planeas dar todo, entonces deberás dejar todo atrás. Ambos deberán hacerlo, porque en el momento que haya dudas ese pasado volverá y destruirá todo otra vez", le había dicho su amigo y vaya que era muy cierto.
Esa tarde, porque al igual que el castaño, Jungkook se había levantado durante la tarde de ese sábado, lo primero que había hecho fue alimentarse porque no podía seguir adelante con su estómago vacío, el cual le rugía sin darle descanso.
Taehyung le había dejado el almuerzo preparado, por lo que fue lo primero que atacó a penas lo vio. Su amigo estaba en lo de Hoseok, así que se encontraba solo.
Mientras masticaba su comida en silencio, agradecía que su amigo no estuviera allí porque seguro le diría alguna broma sobre su sonrisa, porque no podía borrarla de su rostro. No podía evitar recordar cada segundo de la noche y madrugada anterior. Había estado acompañado de su viejo amigo, algo que jamás se hubiera imaginado unas semanas atrás, apenas creía que volvería a verle.
No había pensado en decirle a Jimin que le acompañase esa noche ni que Taehyung le había dicho que estaría en Itaewon solo para verle, pero aún así sintió que lo correcto era ser sincero. Estaba cansado de mentir y fingir sentir otra cosa.
Quería verle, quería su compañía y no iba a quedarse callado. Se dejó llevar y le invitó a desvelarse toda la noche con él y nunca se había sentido tan bien consigo mismo. No tenía que esconderse, no tenía que tapar todos esos sentimientos, no quería taparlos. No se arrepentía, ¿Cómo podía arrepentirse de sentir algo tan hermoso como eso? Aún si era así, con pequeñas salidas esporádicas, con "coincidencias" destinadas a ser, Jungkook apreciaría cada momento que tuviera a Jimin cerca suyo porque finalmente había vuelto y le tenía allí, y no volvería a dejar que se alejara.
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Hola, lectoras! Éste fin de semana termina TEAR. Sólo quedan dos capítulos. Mañana subiré el anteúltimo y el sábado (espero) ya estará el final.
Aunque estos caps no tienen algo extraordinario y son simples, me gustan bastante, no lo sé, son lindos.
Tengan buen día y buena víspera del lanzamiento de BE ♡
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