25. Lo siento.

Jungkook había estado sudando todo aquel día y el sueño le comenzaba a pesar en sus párpados tanto que se había quedado dormido en una de las clases, siendo despertado por Ten.

Ambos amigos habían salido de la Universidad y aunque Ten quería tomar unas cervezas, Jungkook lo abandonó esta vez, sólo quería ir a su departamento a dormir, si es que su cerebro le dejaba. Probablemente su mente decidiría comenzar a pensar en el asunto que prefería dejar de lado por el momento, justo cuando su cuerpo tocara su cama.

Una vez llegó a su casa, vio que el baño estaba ocupado y el sonido del agua de la ducha le hizo saber que no saldría en un buen rato. Era bastante tarde, y había no sólo estado en la universidad sino también haciendo unas horas en su trabajo antes de las clases que tenía más tarde. Había sido un día demasiado largo para el cansancio y sueño que tenía. Se preguntaba cómo no había colapsado en ese momento durmiéndose parado.

Sabía que Hoseok iba a ir a cenar hoy a su casa, por lo que le pareció genial la idea de dejarles el lugar completamente libre a sus dos amigos para que estuvieran a solas y él aprovechar para irse a dormir sin comer. Aún no era la hora de la comida, y tenía hambre pero el sueño le podía más.

Para su sorpresa, el timbre sonó, haciéndole sobresaltar y desde el baño, probablemente aún desde la ducha, su amigo le gritó que claramente era su novio que había llegado.

Sin energías y arrastrando los pies, se dirigió a la puerta, casi con sus ojos cerrados porque realmente le pesaban.

Abrió la puerta sin corroborar que fuese el novio de su amigo quien se encontraba del otro lado. Fue tan grande la sorpresa cuando abrió la puerta y al ver que no se trataba de Hoseok, que sus ojos se abrieron como platos y el sueño que antes sentía desapareció de repente. Habría estado sufriendo una descarga de adrenalina porque olvidó por completo su cansancio.

Frente a él, aquel chico le miraba igual de sorprendido, o más bien, igual de impactado.

No sabían si habían sido segundos o minutos en los que ambos permanecieron mirándose, sin decir nada, pero sus miradas hablaban por sí solas. El corazón de Jungkook sintió una punzada mientras latía tan fuerte que percibió su pecho temblar y el tiempo detenerse.

- Hola... - saludó Jimin con voz insegura y aún afectada por la sorpresa.

Jungkook permaneció mirándole porque no podía creer que le tenía allí en frente, y no podía creer que estaba escuchando su voz luego de desear por tanto tiempo que le respondiera las llamadas. Jimin se mordió el labio inferior, mientras Jungkook sintió las ganas de llorar dentro suyo, pero no sabía si era su fuerza de voluntad o el shock que no le permitía hacerlo. Tomó una bocanada de aire y exhaló, dándose cuenta que no había respirado bien en todo ese rato.

- Hola – respondió en seco. ¿Qué estaba sintiendo? No lo sabía, estaba paralizado y su cerebro estaba en cortocircuito.

- N-no sabía que Tae no estaba solo... - habló nervioso, pensando en que había sido un idiota por no llamarlo antes. Ambos escucharon un sonido en el fondo de la casa, y miraron hacia adentro, viendo a Tae salir medio mojado, con sus bóxers puestos.

- Hobi, viniste tem- levantó su mirada y se paralizó al ver a Jimin en la puerta -... prano... - Los amigos se quedaron en silencio, y el rubio solo los miró a ambos, como si intentara escanear la situación e identificar cómo estaban las cosas – Bueno... esto es extraño así que me voy a mi habitación – dijo huyendo sin si quiera saludar a su amigo. Luego lo haría, sí que lo había extrañado, pero ahora no era el momento.

El pelinegro volvió su mirada a Jimin y se miraron por otro buen rato, inspeccionando la mirada ajena, probablemente con tantas dudas e incertidumbres que buscaban respuesta.

- Pasa – dijo finalmente Jungkook. Jimin abrió grandes sus ojos.

- ¿Qué?

- Que pases – se corrió del camino, haciéndole entender a Jimin que tenía el paso libre para entrar al lugar, lo cual hizo, con pasos apresurados, algo torpe. Jungkook cerró la puerta.

- ¿Has estado viviendo aquí? – preguntó, porque necesitaba decir algo y quería hablarle.

- Sí – respondió caminando hasta los sillones del living - ¿No te dijo Taehyung?

- No – negó – él no quiso decirme nada de ti, ya que yo le pedí que no te dijera nada de mí.

- Me parece justo – dijo con un tono neutro - ¿Viniste a ver a Taehyung? – preguntó, volviendo su vista al mayor.

- Sí, pero... - hizo una pausa, pensando bien sus palabras – En realidad quería hablar contigo – confesó, y Jungkook sintió que su interior se desacomodaba, como un terremoto que comenzaba a hacer temblar las paredes de un edificio.

- Bien, siéntate – Jungkook tomó asiento en uno de los sillones individuales y con cuidado, el castaño se acercó, sentándose en el sillón que estaba en frente – Dime – sus ojos, para Jimin, se veían tan fríos que en cierto punto le había dolido, y su tono de voz indiferente también. Aún así, no podía pedir más, sería egoísta.

- Bueno... - suspiró, mientras jugaba con los dedos de sus manos porque estaba demasiado inquieto – Quería hablar de todo lo que sucedió y de por qué me fui sin decir nada... - explicó, mientras Jungkook sólo le miraba, esperando que siguiera.

Sus ojos negros eran tan intensos que no sabía si era por la intensidad de la situación o si siempre habían sido así. Notó que el rostro de Jungkook se veía algo cansado, con ojeras bajo sus ojos. Intentó respirar calmadamente, le estaba costando, pero mejor le convenía tranquilizarse o eso sería un martirio.

- Antes que nada... ¿Has estado bien? – preguntó, algo que descolocó al pelinegro y le tomó unos segundos responder.

- Sí, supongo que sí – respondió – He estado peor – se encogió de hombros y desvió su mirada - ¿Y tú? – preguntó con un tono de voz suave que Jimin sintió que era un idiota por emocionarse por una pregunta de dos palabras.

- Bien... creo – se mordió el labio inferior, desviando su mirada a sus manos – En estos dos años pude pensar en muchas cosas... quise entender lo que había ocurrido entre nosotros – comenzó a hablar despacio –y quiero decirte que lo siento demasiado – entrecruzó sus dedos y apretó sus manos. No podía levantar la mirada, sabía que debía disculparse mirándole a los ojos, pero no se atrevía, aún no dejaba de ser un cobarde – Lamento la forma en la que te traté... - continuó – Me arrepentiré de ello todos los días... - formó una pequeña sonrisa en sus labios por el nerviosismo – Quiero que sepas que lo siento y que me fui para evitar hacerte aún más daño – suspiró – Estaba fuera de mí mismo, estaba soportando más de lo que podía y en vez de solucionar mis problemas, simplemente los llevé contra ti y confundí las cosas – Jungkook le miraba atento, aun tratando de que aquello no le afectase y le hiciese llorar – Pero yo ya no soy esa persona, jamás lo fui y no volveré a serlo porque me arrepiento de que mis acciones te hallan lastimado tanto y te haya perdido por mi culpa y me merezco-

- Jimin – le interrumpió. El nombrado levantó su mirada finalmente, sus ojos estaban cristalizados y aquello movió mil piezas en Jungkook, quien vio esa mirada arrepentida, aquellos ojos de una persona que no podría perdonarse a sí mismo por todo lo que había hecho – Te perdono – dijo, y los ojos de Jimin parecían iluminarse por unos segundos – Te he perdonado hace tiempo.

- En serio lo siento...

- Yo también lo siento – habló con honestidad, y rió por lo bajo – No es como si yo no tuviera parte de la culpa, pero sentirnos culpables no nos ayudará – suspiró, sin dejar de sacar sus ojos de los contrarios – Me he odiado toda mi vida y ya no quiero seguir haciéndolo, no trae nada bueno así que... no te odies, Jimin – desvió su mirada, a la ventana del living – Me di cuenta que somos almas desesperadas intentando sobrevivir, y en ese intento por sobrevivir cometemos errores y lastimamos personas... nadie nos advirtió que llegaríamos tan lejos.

- Jungkook – le llamó, y éste volvió a mirarle - ¿Me amabas? – preguntó.

En ese momento el pelinegro sintió como si su alma quedara al descubierto, como si finalmente sus sentimientos habían sido lanzados fuera de él. Se sintió desprotegido, pero había aprendido a que no debía avergonzarse, a que no debía hacerse a un lado. Era el momento, era la oportunidad de remediar las cosas y ser sincero consigo mismo y con Jimin. Era la oportunidad de cambiar uno de los errores más importantes, y aunque, como su profesor le había dicho, no iba a poder deshacer sus errores, era momento de hacer las cosas un tanto diferentes, para algo estaba Jimin allí.

Era lo mínimo que podía hacer por el Jungkook del pasado.

- Sí, demasiado – confesó. El castaño no desvió su mirada de esos ojos que le atraían como imanes – Sólo que no supe amarte de buena manera, no supe ser honesto con eso y te utilicé para llenar mi vacío, volviéndome dependiente de ti.

- ¿Me creerías si te dijera que yo también? – preguntó. Jungkook lo miró con atención y algo de confusión. El timbre sonó, y ambos se sobresaltaron.

Había llegado Hoseok, rompiendo totalmente con la atmósfera algo tensa, pero emotiva, que había entre los dos más jóvenes en el living.

Taehyung salió a saludar a su novio, quien estaba abrazando a Jimin festejando de su llegada. Jimin había decidido que ya era momento de irse, porque era tarde y se quedaría en lo Yoongi ya que Taehyung estaba viviendo con Jungkook y no era correcto quedarse allí los primeros días hasta que consiguiera un departamento.

- ¿Cuándo harás la fiesta de bienvenida? – preguntó Hoseok.

- Pues, planeaba salir este fin de semana a tomar algo.

- Hay un bar al que vamos últimamente que es muy bueno – explicó Taehyung – podríamos ir allí.

- Me parece bien – sonrió Jimin – Están todos invitados – desvió su mirada a Jungkook, quien no dejaba de prestar atención a todos sus movimientos – Espero verte.

- Ahí estaré – sonrió levemente, por cordialidad, pero para Jimin eso fue suficiente.

La pareja de amigos hablaban como cotorras en el comedor mientras almorzaban y Jungkook estaba en su cama, recostado, sin poder dejar de pensar.

El ver a Jimin repentinamente le había desacomodado todo en su interior, sentía que no había sido capaz de controlar sus sentimientos que se alocaban dentro de su cuerpo, pero ¿Se había notado? Esperaba que no, aunque era obvio que estaría sorprendido, impactado, al igual que Jimin al ver que había sido él quien había abierto la puerta.

Se sintió bien al final del día, porque sintió que había actuado correctamente, no había perdido los estribos, había podido hablar con Jimin calmadamente, aunque le inquietaba que se sintiera aún tan arrepentido, pero suponía era normal hasta que no escuchara de Jungkook que le perdonaba. Tal vez Jimin había querido hablar con él para poder ser liberado de los fantasmas de su pasado.

Le hacía bien verle, aunque al principio sintió miedo y confusión porque había sido como un balde de agua fría sin poder creer que lo tenía allí en frente suyo como si nada luego de dos años.

Sin embargo, mentiría si no dijera que le daba vueltas a aquello último que Jimin le había dicho. "¿Me creerías si te dijera que yo también?". ¿A qué se refería con eso? Según el contexto, ¿Había querido decir que también le había querido, o peor aún, amado? ¿O significaba que de alguna forma él también se había vuelto dependiente de él? Pero ¿De qué manera?

Se había dado cuenta que no sabía nada de lo que Jimin pensaba de la relación que ambos tenían en ese entonces, sólo sabía de sus preocupaciones con la universidad y aquel trabajo del demonio, pero nada relacionado a sus sentimientos. Jamás había sabido si quiera si Jimin se había enamorado de alguien alguna vez. Bueno, darle más vueltas al asunto no le daría respuestas después de todo.

Suspiró, acomodándose en su cama, y una sonrisa mezclada con unas lágrimas rebeldes se hicieron presentes en su rostro a la vez que el sueño finalmente volvía a él para dejarlo dormir, haciéndole ver a Jimin en sus sueños, viéndole sonreír con esa calidez y encanto únicos.



- No tenía ni puta idea que estabas viviendo con él. ¿Cómo te saltas tremendo detalle? – preguntó indignado, casi desesperado por la estupidez de su amigo.

- No te la agarres conmigo, tú decidiste aparecerte en mi casa sin avisar.

- ¡Creí que estabas solo, maldita sea! – se alteró.

- Y yo no iba a contarte nada de Jungkook incluso si era que vivía conmigo, ¿Recuerdas? – le miró con intensidad – Y no grites.

- Me colmas la paciencia...

- Y tú a mí – agarró el batido de su amigo y le dio un sorbo.

- No cambias, eh.

- Claro que no – sonrió orgulloso – Dime, ¿Hablaron?

- Sí, y me disculpé – dijo – como es debido... y él parece distinto.

- ¿Distinto?

- Sí – afirmó – en el pasado me hubiera insultado, no me hubiera perdonado y probablemente me hubiera echado.

- Te dije, él cambió – dijo mientras se rascaba la cabeza y bostezaba – No tenías por qué tener miedo.

- Lo sé – bajó su mirada a su batido y tomó un sorbo. La puerta de la cafetería se abrió y alguien entró, haciendo que Taehyung sonriera.

- Hola, Kookie.

- Oh, espero no comiences un debate sobre aliens – dijo bromeando el pelinegro al verle y justo puso sus ojos en el chico que acompañaba a su amigo, y su corazón empezó a latir con rapidez – Hola – le saludó sorprendido. Esos días se lo había estado cruzando por casualidad por allí, pero sólo se saludaban de manera tímida.

- Hola – respondió sonriendo levemente y Jungkook siguió con lo suyo. Era extraño hablarse de esa manera, como si fueran simples conocidos, como si no hubieran compartido una historia nunca.

Justo detrás de él llegó Ten, quien saludo a Taehyung con un apretón de manos y giró a ver a Jimin, inmediatamente supo quién era él y el morocho esperaba no demostrar que estaba sorprendido. Se presentó ante Jimin y fue al mostrador, cruzando su mirada con Jungkook.

- ¿Viste un fantasma, Ten? – preguntó divertido el pelinegro.

- Pareces demasiado calmado.

- Creo que lo estoy... o es un efecto adverso - se encogió de hombros. Ten volvió a mirar a Jimin.

- Wow... es realmente atractivo – comentó.

- Puedes tomarlo, está libre – habló sin darle importancia. Ten lo miró indignado.

- Claro que no, hay códigos de la amistad.

- No me importa, en serio.

- Oh, por favor – dijo sin creerle.

- ¿Qué estás sugiriendo? – alzó una de sus cejas, esperando escuchar lo que su amigo tenía para decir.

- Pues creo, que esa sonrisita tuya dice demasiado – se puso su delantal y remangó las mangas de su camisa para comenzar a prepararse, igual que Jungkook.

- ¿Qué sonrisa? - preguntó confundido – No digas tonterías.

- Bueno, nunca te he visto con ese brillo en los ojos.

- Imaginas cosas.


Mientras los dos amigos y compañeros de trabajo comenzaban a pelearse por ver quién tenía la razón. Taehyung y Jimin seguían con sus charlas.

- Me he perdido de mucho en este tiempo – comentó sorprendido sin dejar de mirar a su ex mejor amigo, quien estaba atendiendo a la gente que recién llegaba, mostrándoles una sonrisa agradable y gentil, y por sobre todo riendo con aquel chico que al parecer era muy cercano a él.

- Sí, demasiado... – habló el contrario sin quitar sus ojos de Jimin, con una mirada acusadora, porque era imposible no notar la forma en la que miraba a Jungkook, como si se tratara que acababa de encontrar el mayor tesoro del mundo. Sorbió ruidosamente por la pajita de su batido. Jimin no quitaba sus ojos de encima de Jungkook – No tienes vergüenza – Jimin se despertó de su ensoñación y le miró.

- ¿Qué cosa?

- Esa forma en la que lo miras, te delata – dijo sonriendo pícaramente – ten cuidado si no quieres que él lo sepa – se burló y Jimin bufó.

- ¿Qué se supone que haga? – escondió su rostro en sus brazos cruzados sobre la mesa.

- Ya te lo dije, él no está enojado, ni mucho menos te odia, así que no tienes nada que perder.

- Él ya no siente nada por mí.

- ¿Qué te hace pensar eso? – le cuestionó, y el contrario levantó su rostro, descubriéndolo – Lo he notado más animado estos últimos días y no creo que sea una coincidencia.

- ¿Y qué sugieres que haga?

- Que lo intentes, porque no pierdes nada con ello – hizo una leve pausa, notando que miles de pensamientos pasaban por la mente del contrario - ¿Qué quieres de él?

- Todo – dijo decidido.

- ¿Y qué estás dispuesto a dar?

- Todo.


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