16. En el borde
Observó con detenimiento aquellas placas en las cuales había puesto todo su esfuerzo. Su semana ya no podía empezar de una peor manera, pensaba que todo debía de ser una maldita broma, o de lo contrario mataría a alguien en ese mismo instante.
- No puede ser... - dijo sacando el material que había preparado el viernes y guardado en aquella heladera. Lo observó con detenimiento, estaba arruinado, echado a perder – No puede ser... - se repitió en voz baja, casi para sí mismo. Sintió una rabia que quiso arrancarse el cabello con sus manos. Alguien se le acercó.
- ¿Qué sucedió? – Le preguntó Taemin, su compañero, el único con el que se llevaba bien en ese lugar del infierno.
- La desenchufaron, Taemin... desenchufaron la maldita heladera – dijo intentando mantener la calma, sin mucho éxito. Su compañero de cabello rubio, algo grisáceo, miró con detenimiento la heladera y efectivamente estaba desenchufada.
- Nunca nadie la desenchufa...
- Justamente por eso – bufó y tomó todo el material y lo tiró al tacho de basura – No puedo creerlo... - se tapó el rostro con ambas manos, intentó respirar profundo.
- Tranquilo, Jimin... habla con la directora.
- No va a solucionar nada, le importa una mierda – respondió enojado, de forma ruda – Ni siquiera quiere ayudarme a escribir mis informes. El tiempo pasa y la maldita no se toma el tiempo para ayudarme en lo que me prometió.
- Ya sabes cómo es... de no ser por el dinero yo tampoco estaría aquí, es un abuso...
- No lo soporto... - comenzó a tomar sus cosas.
- ¿Qué haces?
- Por hoy, me voy, porque puedo llegar a destruir todo el laboratorio si me quedo.
Jimin se encaminó en su auto hasta su departamento porque estaba hasta la mierda con las actitudes dignas de hijos de perra de su laboratorio. A excepción de Taemin, todos eran una basura, muertos en envidia y competidores, buscando siempre derribar a sus compañeros para obtener beneficios. Quería dejar ese trabajo de mierda pero realmente lo necesitaba, aunque no pensó jamás que construir parte de su futuro le saldría así de caro.
Se sentía frustrado, porque todo lo que él quería hacer con su carrera le había sido arrebatado. Porque iba en contra de la corriente, porque estaba motivado pero simplemente le cortaban las alas a cada momento, y era injusto, porque no tenía la culpa de toda esa mierda. ¿Por qué no podía simplemente crecer? ¿Por qué todo se le volvía tan complicado?
Sentía una gran presión en el pecho, ya desde hacía largo tiempo, desde casi dos meses, cuando comenzó a tener problemas en el laboratorio, cuando nadie le reconocía sus esfuerzos o simplemente no le tenían en cuenta para las cosas primordiales.
Le respondían de mala manera, lo menospreciaban, le decían que no se metiera en los asuntos importantes porque él era un simple estudiante, aunque no era el único allí. Le obligaban a quedarse más tiempo del acordado, haciendo más cosas de las que le habían dicho que haría. Le prometían algo y lo rompían.
Estaba decepcionado, por eso se sentía frustrado, sin esperanza y con una furia irremediable.
No pudo evitar que lágrimas de cansancio y agotamiento cayeran de sus ojos.
Se limpió el rostro una vez que llegó a su apartamento. Inhaló y exhaló, intentando olvidar todo.
Abrió la puerta y todo era aún peor.
Su mejor amigo estaba en el sillón, teniendo sexo con un desconocido. Fue como si simplemente se le rieran en la cara, porque no podía entender por qué las cosas simplemente le salían tan mal, una detrás de otra. Todo tenía que ser una jodida broma.
Necesitaba al menos un momento de paz, solo eso pedía.
Jungkook ni se inmutó. Ese desconocido simplemente arremetía contra él con fuerza, penetrándolo a la vez que el pelinegro gemía sin parar, disfrutándolo.
Cerró la puerta con un portazo tan fuerte que retumbó en todo el lugar, llamando la atención de ambos chicos, provocando que se separaran de inmediato y se acomodaran su ropa.
- Fuera... - dijo con voz temblorosa y severa - ¡Fuera de mi puta casa! – el chico con cara de confusión y miedo simplemente tomó sus cosas y se fue lo más rápido que pudo.
- Ji-
- ¡NO! – gritó y Jungkook tembló – ¡Te dije que no entres a nadie! – su voz estaba elevada como nunca.
- Lo sien-
- ¡Cállate! – Se acercó a él y le agarró del brazo fuertemente, apretándole.
- Me lastimas.
- Dije que te callaras... - habló entre dientes, acercándose a su rostro. Jungkook le miraba sin pestañear – No quiero ver a nadie aquí adentro... no quiero que entres a nadie Jungkook... o quieres... ¿Quieres que traiga a Solar? Porque juro que me la cojo en tu cama... - Sus ojos estaban rojos de la furia.
- No – respondió en seco y esta vez sintiendo enojo por su cuenta, queriendo zafarse de su agarre.
- ¿No te agrada ella? – le acercó susurrándole al oído – Porque tengo unas ganas terribles de cogérmela ahora...
- ¡Déjame! – le gritó, empujándole, haciendo que le soltara. Jimin le miró sorprendido, y la furia volvió a él, porque aquella frustración no se iba, porque el hecho de que le habían estado jodiendo la vida desde hacía ya meses no podía sacárselo de encima.
- Ven aquí – le agarró nuevamente fuerte pero esta vez de ambos brazos. Jungkook intentó empujarlo.
- ¡Dije que me lastimas! – su enojo no se iba, pero comenzó a mezclarse con tristeza. No quería pelear, en serio no quería.
- ¡No me importa! – gritó nuevamente. Jungkook se paralizó observándole – Sólo... sólo... - intentó hablar y se mordió el labio. Sus ojos estaban desesperados. Su agarre se aflojó y su amigo le miró afligido esta vez.
Jungkook podía notar que aquello era consecuencia del estrés y las presiones que Jimin había estado acumulando en aquel trabajo. Se enojaba fácilmente, perdía los estribos y gritaba. Jamás le hubiera levantado la voz en el pasado, jamás le hubiera sostenido tan fuerte al punto de lastimarle.
Jimin y Jungkook siempre se habían cuidado el uno al otro, siempre se habían dado muestras de cariño y conversaban las cosas con calma. Pero hacía un buen tiempo que todo había cambiado.
Se sintió mal, no podía seguir viendo a Jimin tan abatido y sufriendo. Su corazón dolía por su amigo y por la magnitud a la cual había llegado su estrés, comiéndose todo a su paso.
- Dime qué quieres que haga... qué puedo hacer... – pidió, suplicando por una solución.
- Haz algo... haz lo que sea conmigo... - habló con la voz temblorosa, rompiéndose.
Repentinamente se veía débil, desamparado y sin arreglo.
El pelinegro se acercó y le besó, lamiéndole los labios. Jimin soltó el agarre en sus brazos, por lo que ambas manos del pelinegro se posaron en las mejillas que estaban siendo mojadas nuevamente por lágrimas. Jungkook le llenó los labios con besos y lengüetazos repletos de afecto.
- Bebé... - susurró lastimosamente – No llores...
- Duerme conmigo... me duele el pecho... - le pidió, la presión dentro suyo era insoportable.
- Claro que dormiré contigo... - le sonrió de lado, aun así con mirada triste, y le abrazó fuerte.
El grupo de amigos estaba en el supermercado haciendo las compras. Ninguno de los siete pasaba desapercibido, y juntos eran aún peor.
A pesar de ser universitarios, eran bastante ruidosos y aniñados. Haciendo bromas, jugando con cualquier cosa, lanzándose paquetes de golosinas por la cabeza y cosas así, porque cuando estaban de buen humor o más bien, habían fumado marihuana, se pasaban un poco con su hiperactividad, porque justamente no les había dado ese efecto de relajamiento que muchas veces les daba aquella droga, sino que estaban bastante animados. Excepto por Yoongi que siempre era más serio que los demás. Él llevaba el carrito para comprar las cosas.
Por otro lado, Taehyung, Namjoon y Jimin estaban hablando de videojuegos, tirándose los paquetes de golosinas que habían agarrado, mientras que por otro lado estaban Jin, Hoseok y Jungkook ayudando a Yoongi a buscar lo más importante: Alcohol.
- ¿Piden alguna bebida en especial? – preguntó el pelirojo con la mano en su mentón, mirando las góndolas llenas de bebidas alcohólicas.
- No, se puede llevar lo que queramos – respondió Yoongi.
- Hey, ¿Y la droga? – cuestionó Jungkook, acordándose de que era un punto importante de cualquier fiesta.
- De eso se encarga Nam – respondió el mayor de todos - ¿Por cierto, para los ositos de goma va vodka?
- Sí – asintió el pelinegro.
Se acercaron al trío de chicos que aún estaban muy charlatanes. Jungkook tenía su cámara colgada de su cuello, había estado sacando fotos en sus juntadas. Apuntó a sus tres amigos, agarrándolos con las manos en la masa, o mejor dicho, en las gomitas. Rió por lo infantiles que se veían.
- Van a arruinar las gomitas, dejen eso – Yoongi les quitó de las manos los paquetes y los puso en el carrito.
- De todas formas hay que agarrar más – Jimin volvió a la sección de dulces por más.
- ¡Tráeme unas tortuguitas de chocolate! – le pidió desde la otra punta Taehyung.
- Y apúrate que tenemos que prepararnos para ir.
- Sí, sí – respondió por reflejo sin darles mucha importancia. Unos brazos le rodearon el cuello desde atrás, apoyándose en sus hombros.
- Hey... - le dijo a su oído y él rió bajito.
- Hey – respondió.
Buscó las golosinas que planeaba agarrar. Comenzó a caminar, para llegar a otra parte de la góndola donde había chocolates, Jungkook le siguió sin soltarle. Agarró las tortuguitas de chocolate que su otro amigo quería, y luego unos bombones de aquellos rellenos con avellanas.
- Hmm... ¿Para quién son? – preguntó curioso, intentando esconder su sonrisa, aunque el castaño no pudiera verle.
- Para alguien especial – respondió.
- ¿Ah sí? – le preguntó y le soltó. Jimin se volteó para mirarle. Ambos se sonrieron – Qué curioso... porque esos son mis favoritos – su sonrisa era juguetona, así como la actitud de ambos. Jimin le tomó de la mano y caminó hacia atrás, arrastrándolo.
- También son los favoritos de la persona a la que se los daré... - Jungkook se mordió el labio algo ansioso.
Tomó su cámara y la acomodó, apuntando a su amigo, quien hizo una mueca graciosa, haciéndole reír. Sacó varias fotografías, porque cada expresión que Jimin hacía era linda y especial, más cuando estaba feliz.
- Sácate una foto conmigo – le dijo, y Jungkook se volteó, extendiendo su brazo en el aire y sosteniendo su cámara, ésta vez apuntando hacia su dirección. El castaño se le acercó y abrazándole por atrás, apoyó su mentón en el hombro ajeno. Se escuchó el "Click". Dio vuelta la cámara para ver cómo había quedado.
- Somos lindos – dijo orgulloso.
- Pero yo soy más lindo – bromeó y Jungkook le pegó en el hombro mientras ambos reían.
Caminaron hasta las cajas registradoras, hablándose por lo bajo, haciéndose bromas, pellizcándose las costillas y molestándose mutuamente.
Los muchachos estaban muy entusiasmados por la fiesta que se haría, por lo que habían procurado ir por el medio día a hacer las compras con las cosas que debían llevar como condición para entrar a la fiesta, así podían tener el resto del día para prepararse he ir ya que cada uno tenía cosas para hacer.
Otra noche llena de adrenalina y para el recuerdo se les avecinaba.
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