11. Felicidad efímera
Su cabeza era un revoltijo de dolor, punzadas que le mataban. No pudo moverse mucho porque se sintió aprisionado y al principio había creído que era por su estado, hasta que al abrir los ojos después de un rato se encontró con su mejor amigo durmiendo, apoyado en su pecho, rodeándole con sus brazos. Hubiera deseado sentirse molesto, pero no podía evitar sentir que todo su cuerpo se estremecía al verle así. Sentía su respiración leve y profunda, y se veía ciertamente tierno. Movió su brazo y le acarició el cabello, despeinándolo un poco. En ese instante, el castaño se movió y levantó su mirada, conectando con sus ojos.
- Buenos días – le sonrió con esa dentadura brillante y sus ojos rasgándose. Su sonrisa se apaciguó un poco, casi mostrando una expresión afligida - ¿Cómo te sientes?
- Perfecto... - dijo con sarcasmo y con la voz ronca – Me estalla la cabeza...
- ¿Quieres que te traiga una pastilla para el dolor? – preguntó, haciendo ademán a levantarse.
- No – le tomó de la ropa como pudo – quédate conmigo.
- Claro – se volvió a acostar, esta vez estando a la altura de su rostro, mirándolo a una distancia demasiado corta, Jungkook le miraba tan intensamente que Jimin sentía que dentro suyo las piezas se desmoronaban – ¿Recuerdas algo de anoche? – preguntó con miedo.
- Hm... - se quedó pensando, intentando recapitular algo de toda la información desordenada de la noche anterior, su cabeza le punzaba – Sólo recuerdo tomar mucho... - habló despacio mientras Jimin lo escuchaba atentamente. La voz de Jungkook era bajita, cansada. Se restregó los ojos mientras siguió hablando – tuve sexo con dos chicos... y luego sólo recuerdo estar en el baño contigo... y estar en la ducha – bostezó y se estiró, sintiendo sus huesos acomodarse.
- No tuviste sexo, Kook... - emitió con cuidado, porque quería explicarle lo que había sucedido, pero él era en realidad quien no entendía las cosas – Cuando llegué a la habitación por que unos amigos me avisaron que estabas allí, estabas inconsciente... te hicieron algo tan horr-
- No me violaron – se apresuró a decir. Jimin se mostró confundido – Yo quería, es sólo que no pude hacer nada porque no podía moverme... por todo lo que tomé.
- Aún así, Jungkook, no pueden hacerte algo así, no estabas bien, no estabas consciente de ello... lo hicieron sin condón, y te dejaron ahí... solo... como un-
- Como un trapo de piso – dijo soltando una risa cansina – Jimin, no es la primera vez – mientras lo decía parecía algo corriente para él, y a su amigo le alarmó la normalidad con la cual se refería a algo como eso. Lo viera por donde lo viera, no dejaba de ser un abuso para él - Rara vez recuerdo con quién me acuesto o cómo llegué a sus camas – con su mano, llegó al cabello castaño y lo acarició, enredando sus dedos – Con Taeyang es el único con quien estuve realmente consciente – desvió su mirada – y contigo.
- Pudieron haberte hecho cualquier cosa, Jungkook.
- ¿Qué es lo peor que podrían hacerme? Ya han hecho lo peor que podían hacerme, hace mucho.
- ¿Por qué te haces esto? – preguntó con una mirada de reproche.
- ¿Te doy asco? Dilo de una vez.
- No – negó rápidamente - me dueles.
- Oh – alzó sus cejas y comenzó a reír - ¿Yo te hago doler? – preguntó con ironía – No sabes lo que es tener dolor, Jimin.
- Compártelo conmigo... - se acercó aún más a él, tocando la punta de sus narices – Dime cómo te sientes...
- No quiero hablar de esto, no tiene sentido – volvió a dejar de mirar a Jimin, pero sintió unos labios en sus mejillas.
- Vales demasiado... - sus labios se acercaron hasta posarse en la comisura de los contrarios. Jungkook sentía que podía morir, porque estaba siendo desgarrado vivo – para dejarte usar de esa forma...
- Es por eso que quiero a Taeyang... él no me usa – Jimin se quedó estático, se mordió la lengua, porque iba a hacer un comentario venenoso, porque le entró una furia irremediable en un segundo, pero se contuvo.
- Está bien si lo quieres... - aceptó, porque sabía que era lo mejor. Se quedó sintiendo el aroma natural de la piel de Jungkook, escondiendo su rostro en su cuello – Qué lindo hueles... - habló con voz aterciopelada y el pelinegro se estremeció con el cálido aliento sobre su piel.
- Siempre huelo igual.
- Por eso mismo – volvió a rodearle con sus brazos, acostándose sobre él, mientras que Jungkook le devolvió el abrazo a la vez que sentía esos suaves labios sobre su piel. Posó su nariz, sintiendo su olor.
- Deja de olerme... - el pelinegro se movió un poco pero su amigo se aferró aún más – me haces cosquillas... - se quejó y Jimin inspiró con fuerza, haciéndole más cosquillas y Jungkook rió – ¡basta! – lo quiso quitar de encima suyo pero no pudo – Cuánto pesas...
- Hey – dijo con tono amenazante pero rió de todas formas, porque la sonrisa de su amigo era contagiosa y era lo que más quería ver.
- Dame besos... - pidió con voz suave, cerró sus ojos y giró su cabeza, dejando nuevamente su cuello al descubierto.
Había intentado que la presión sobre su pecho se fuera con el alcohol, que calmara su dolor, su ardor. Había bailado hasta el cansancio, se había dejado ultrajar con tal de perder sus sentimientos, con tal de buscar dejar de sentir algo, pero era inútil, sólo esos labios al posarse en su piel, porque lo besaban tan afectivamente, tan amorosamente, que sólo con eso sentía que podía curarse y olvidar todo.
Jimin besaba su cuello despacio, sus labios hacían leves sonidos al encontrarse con la piel cálida del menor. Hizo un pequeño camino de besos por su cuello, subiendo por su barbilla hasta llegar a sus labios. Se besaron un buen rato, sintiendo el calor de sus labios y sus respiraciones, calmas, finalmente ambos se sentían relajados.
- Oh, no pierden el tiempo, eh – dijo una voz grave detrás de ellos. Ambos se separaron rápidamente y observaron a Taehyung mirándoles con una ceja alzada y sonriéndoles, con todo su cabello despeinado. Al parecer acababa de despertarse – No, no es necesario que expliquen nada, siempre lo sospeché – sonrió ampliamente y les mostró su pulgar en aprobación y se fue del lugar.
Por el momento, nadie más quiso saber nada sobre la quinta, finalmente era momento de volver y así estaban mejor, porque pensaban que habían tenido más de lo que podían soportar. Necesitaban un descanso de todo eso, porque no habían dormido bien en ningún momento y se les venía una semana complicada de clases, con muchas cosas por hacer.
Todos sentían que necesitaban un descanso del alcohol, por lo que lo primero que hicieron al llegar nuevamente a Seoul fue tomarse unos lattes y capuchinos en una cafetería, antes de que todos volvieran a sus hogares.
Jungkook había vuelto a salir con Taeyang, a hacer algo tan normal como salir de noche a caminar por la calle, comer algo en un puesto callejero y luego tener sexo con él en su casa.
Estaba bien con él, la pasaba bien ya que el chico era encantador, aunque para ser sincero consigo mismo, no se sentía del todo bien dentro suyo. Cada vez que estaba con él era cuando su mente divagaba sin poder dejar de pensar en que en ese mismo instante Jimin estaba con su novia. Incluso aquella vez en la que había tenido esa absurda cena con sus padres. Cada rato que Jimin salía de su departamento para ir a verse con ella era algo que carcomía la mente de Jungkook, imaginándose qué podrían estar haciendo en ese instante, imaginándose cómo él la besaba y tenía sexo con ella. Se imaginaba cómo él la tocaba y ella lo tocaba, las cosas que se dirían, los sentimientos que sentirían el uno por el otro, muy distintos a lo que Jimin sentía por él.
Al despertar de su trance Jungkook notó que Taeyang le miraba extrañado, moviendo su mano frente a su cara para que le prestara atención y simplemente rió. Por más que su sonrisa era hermosa, por más que sus ojos rasgados fueran profundos y por más que estuvieran caminando por los mismos lugares por los que había caminado con su mejor amigo otras veces, Taeyang nunca sería Jimin.
Jungkook estaba en la mesa de la cocina, con todos sus apuntes de fotografía desparramados y su laptop frente a él mientras hacía un arduo trabajo buscando cosas relacionadas a la historia del arte y la fotografía, buscando inspiración, apreciando diversos trabajos de fotógrafos reconocidos. Estaba concentrado hasta que la puerta de la calle se abrió, indicando que Jimin había vuelto. Él se volteó para verle y el castaño le sonrió ampliamente, con una emoción repentina. Lo miró extrañado, y una vez que Jimin cerró la puerta y dejó su mochila de lado, Jungkook entendió a qué podía deberse eso.
- ¿Buenas noticias? – preguntó expectante, esperando por una respuesta para reaccionar.
- Sí, me aceptaron – dijo con una felicidad tan palpable como contagiosa. El pelinegro abrió los ojos de sobre manera, corrió hacia él abrazándolo y Jimin le apretujó fuerte entre sus brazos.
- Felicitaciones, enano – sentía una gran alegría por él, porque finalmente iba a poder estar en un proyecto en un buen laboratorio de bioquímica asociado a su universidad. Se separó de él y pensó en que le encantaba ver a Jimin tan feliz y con sus ojos más brillantes que nunca - ¿Cuándo empiezas?
- Esta semana entrante – comentó emocionado.
- Wow, qué rápido.
- Sí, estaban buscando gente porque quieren empezar con cosas nuevas, así que tuve suerte.
- No fue suerte, te aceptaron porque eres un cerebrito y te lo mereces – le sonrió mientras le pellizcaba el cuello de forma cariñosa.
- Eso y algo de suerte – comentó riendo. Jungkook le golpeó el hombro.
- Vamos a festejar.
- ¿Me harás una fiesta?
- No tengo mucho que ofrecerte, sólo hay cerveza – rió, acercándose al refrigerador y buscando dos latas de cerveza.
- ¿Qué estás haciendo? – preguntó curioso husmeando en la pila de fotocopias que estaban en la mesa.
- Oh... es para el proyecto de fotografía, vamos a hacer una exposición para fin de año – abrió ambas latas y le tendió una a su amigo.
- ¿Debes elegir qué vas a fotografiar? – preguntó.
- Sí, y el concepto que quiero que tengan mis fotografías.
- Puedes fotografiarme a mí – dijo divertido, alzando sus cejas de manera sugerente. El pelinegro rió, negándose mientras tomaba un sorbo de cerveza y caminaba hacia el sillón para sentarse.
- Debe ser algo divertido.
- ¿Me estás diciendo aburrido? – se indignó y Jungkook volvió a reír – Soy lindo, soy perfecto para fotografiar – comentó fanfarroneando sentándose en el sillón con sus piernas arriba igual que su amigo.
- ¿Y cuál sería el concepto si mis fotos fueran sobre ti? – preguntó alzando una ceja, esperando una explicación convincente.
- Pues... algo así como "La perfección materializada" – hizo comillas con sus dedos y Jungkook estalló en una carcajada.
- No voy presentar eso – habló entre risas – Oh, no brindamos – dijo al percatarse que ya habían estado tomando y se suponía era una celebración – Por tu nuevo trabajo – sonrió acercando su lata de cerveza a la de su amigo.
- Por tu proyecto de fotografía, que será sobre mí – chocó su lata con la contraria mientras Jungkook rodaba sus ojos porque sabía que le iba a estar molestando con que él era el más indicado para ser fotografiado. Aunque sinceramente, él también creía eso.
Estuvieron un buen rato tomando, incluso habían abierto otra lata de cerveza, en conjunto con unos snacks que habían encontrado por allí y estaban deliciosos, o ambos tenían mucha hambre.
Hablaron por un largo tiempo sobre sus proyectos, tanto de fotografía como sobre el laboratorio donde Jimin haría sus prácticas de ahora en más. Era en esos momentos donde ambos sentían que eran ellos mismos, donde todo volvía a estar en su lugar, porque últimamente las cosas habían estado bastante tensas. Quizás era la convivencia que empezaba a notarse, aunque luego de muchos meses recién habían comenzado con problemas, con peleas, molestias y cosas por el estilo. Era por eso que aprovechaban de esos momentos de paz, de aquella dinámica que solo ellos dos podían tener, tan natural y fluida, para poder reconstruir las partes que se habían dañado.
Jimin se recostó sobre las piernas de Jungkook, cerrando los ojos y disfrutando del silencio del momento, porque no había música ni nada que interrumpiera en sus pensamientos, solo quería escuchar la voz de Jungkook mientras le hablaba.
- ¿Planeas quedarte en ese laboratorio cuando termines de estudiar? – preguntó mientras con sus manos jugaba con su cabello, despejándole la frente y notando los lunares de su rostro.
- Tal vez, si todo sale bien y me dan la beca – respondió relajado sintiendo las caricias de Jungkook - ¿Y tú? ¿Qué harás?
- No lo sé – respondió alzando un poco los hombros – Quiero ver qué pueden ofrecerme, algo donde pueda hacer videos y editarlos... documentar algo.
- ¿Documentar mi vida? – bromeó.
- Deja de decir tonterías – rió. Se quedó pensativo un rato – Espera un segundo – Se movió un poco y Jimin levantó su cabeza para dejar que Jungkook se parara y fuera hasta la mesa.
Rebuscó algo allí y volvió con su cámara, se sentó de la misma forma y Jimin volvió a recostarse de igual modo, apoyando su cabeza sobre las piernas cruzadas de su amigo. Prendió la cámara, tocó un par de botones y enfocó.
- ¿Qué haces? – preguntó Jimin al ver que el lente de la cámara estaba siendo justo apuntado a él.
- Te saco una foto – estaba graduando el lente, con expresión concentrada en la pantalla de la cámara.
- No, era una broma – rió y se tapó el rostro con una mano y con la otra alejó la cámara.
- No te avergüences ahora – dijo divertido y volvió a enfocarlo. Con una sonrisa en sus labios, siguió atento mirando a través del lente – Te ves lindo – Jimin sonrió y negó con la cabeza, cerrando sus ojos. Escuchó el sonido del disparo de la cámara. Una, dos, tres veces.
- Hey, dijiste que sería sólo una – abrió los ojos y escuchó nuevamente el sonido – te abusas – el pelinegro rió tiernamente.
- Tenías razón – dijo y Jimin lo miró extrañado, frunciendo el ceño. Volvió a sacar una foto.
- ¡Hey! – se levantó y mientras Jungkook parecía mirar la foto comenzó a reír a carcajadas. Jimin le quitó la cámara para verla – La borraré – dijo. Y Jungkook se apresuró para sacársela de las manos.
- Ni se te ocurra – dijo recuperando su preciado objeto, mirando la foto con ternura, y levantó su mirada. Jimin le estaba viendo intensamente.
- ¿En qué tenía razón?
- En que serías un buen modelo – respondió, satisfecho viendo esas fotos que para él, captaban lo bello que era Jimin ante sus ojos. Jimin volvió a tomar la cámara – No la borres – dijo alarmado.
- No lo haré – negó. Acomodó la cámara y apuntó a Jungkook – Sonríe.
- No – se negó y volteó su rostro, sintiéndose avergonzado.
- Vamos, me gusta cuando sonríes – sorprendido, Jungkook volvió su mirada a él. Escuchó a la cámara hacer "click".
- Maldito que eres – hizo un mohín y escuchó otro click – mierda – Jimin rió.
Así estuvieron ambos un rato, peleándose como niños y sacándose fotos para que les quedaran recuerdos de lo que eran esos momentos pequeños, simples, pero más maravillosos que cualquier otro.
.
.
.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top