1. Rutinario


Jungkook se había despertado con un dolor de cuello tan horrendo que sentía que no podía moverlo en lo absoluto, pensaba que así debía de sentirse el ser atropellado por un camión de carga. Apretó sus ojos con fuerza al igual que sus labios, intentando moverse lo poco que su cuerpo le permitía, pero también había un peso sobre él que se lo impedía.

Abrió sus ojos y vio el techo de una habitación completamente desconocida. Miró a su lado, y notó que había alguien allí, con su brazo sobre su pecho y durmiendo. Se quejó por lo bajo intentando mover su cuello de a poco y sobándolo con su mano para que sus músculos se relajaran. Probablemente había estado durmiendo en la misma posición por horas ya que incluso su espalda se sentía tiesa y la cantidad de alcohol que había bebido le dejaba de esa manera.

Suspiró pesado y cansado, volviendo a mirar a aquel desconocido recostado, sacó con cuidado su brazo de encima de él para no despertarlo, porque realmente lo prefería así, no le interesaba mantener una conversación por la mañana, era una costumbre. Estiró el brazo hasta la mesa de su costado y tomó su celular para chequear la hora y se maldijo en su mente, le quedaba sólo media hora para prepararse y dirigirse hacia la universidad a sus clases. ¿Su alarma no había sonado? Bueno, ya no importaba.

Levantándose rápidamente y aún quejándose por el dolor en su cuerpo, se vistió, guardó el celular y su cargador en la mochila que usaba para llevar a la universidad y se echó algo de perfume para disipar un poco el olor a sexo que tenía encima. Terminó por peinarse un poco su negro y ondulado cabello, mirándose al espejo del pequeño baño, y con la misma ropa que el día anterior, simplemente salió de aquel lugar, de esa habitación de Motel, encaminándose a su destino universitario.

Estaba fresco afuera, como aquellas mañanas del inmaduro verano, donde había una brisa suficiente para sacarle piel de gallina y hacerle desear tener al menos una chaqueta encima. Solo llevaba una remera de manga corta, bastante suelta, y unos jeans.

Como ritual de cada mañana, encendió un cigarro y le dio una calada, sintiendo el placer de una primer pitada a las tempranas horas de su día. Sabía que llegaría terriblemente tarde, así que caminó tranquilo de todas formas, disfrutando de la vista del sol que aún no salía de detrás de los edificios, pero ya mostraba su luz en aquel cielo celeste y despejado.


Cuando llegó a la universidad ya era hora del primer receso, se dirigió al mismo lugar donde con sus amigos siempre se reunían para charlar sobre el sueño que tenían a esas horas de la mañana o sobre lo aburridas o interesantes que habían sido las clases.

Los divisó desde la distancia, y se acercó a aquella mesa que prácticamente tenía sus nombres escritos en ella, afuera de esa cafetería que estaba cerca de los departamentos de sus carreras.

- No te perdonaré que me sigas dejando solo en las clases de inglés – se quejó Jin, el mayor del grupo, de cabello castaño, corto y lacio. Mientras el chico a su lado, de cabello rojizo y nariz respingada, Hoseok, le golpeó el hombro mostrándose indignado.

- ¿Y yo qué? ¿Estoy pintado? – le preguntó, porque claro, él también estaba con ellos en aquella clase. Jungkook rió.

- Pero tú prestas atención a la clase y te gusta, en cambio Kook hace chistes sobre los peinados extravagantes de la profesora conmigo – habló serio, como si fuese algo vital para él, aunque de cierta forma lo era.

- Son unos irrespetuosos – comentó otro amigo, al lado de ellos, mientras leía algo en su libro y tomaba un café. Un chico de cabello castaño, el más bajo del grupo. Jungkook sonrió al verle, pero el contrario no había levantado su mirada, por lo que tomó asiento frente a él.

- Oh, otro nerd... - se quejó Jin – Hobi, después me pasas la tarea – le habló al pelirrojo.

- No, ni lo sueñes, ustedes dos la harán por su cuenta.

- Yo no necesito ayuda – se defendió el pelinegro – Sólo necesito que me pasen lo de hoy.

- No lo haremos – se negó Hoseok – No si sigues faltando por haberte ido con algún desconocido por allí a tener sexo - En ese instante, Taehyung y Yoongi llegaron al lugar. Taehyung era un chico sonriente, de humor muy fluido y personalidad extravagante, el color de su cabello solía cambiar frecuentemente, en aquel momento lo tenía rubio, y por otro lado, Yoongi, el segundo más grande del grupo, lo tenía de color menta, corto, que contrastaba con su personalidad tranquila y seria.

- ¿Ya están hablando de sexo? – Preguntó Yoongi sentándose al lado con Taehyung.

- Es algo vital, claro que sí – el mayor habló como si fuera una regla de la vida – Descuida, Kookie, aunque me abandones te la pasaré, el sexo va primero.

- Sabía que podía contar contigo – le guiñó el ojo y ambos rieron, mientras el pelirrojo los miraba sin poder creerse que sus amigos fueran así de despreocupados.

- Acomoden sus prioridades – comentó riendo Jimin, despegando sus ojos de su libro por primera vez.

- Tú no eres quién para hablar – le advirtió el chico de cabellos menta apuntándole con el dedo.

- Mi prioridad es la universidad, y luego viene el sexo.

- Qué aburrido eres... - comentó el rubio por lo bajo mientras le robaba su café.

- Hey, consíguete el tuyo – le recriminó sacándoselo.

- No es divertido si no comparto.

- Vayamos a comprar – Yoongi le tironeó del cuello de la remera a su ruidoso amigo y se lo llevó para ir por sus propios cafés. Jimin volvió la mirada a su libro, y Jungkook permaneció mirándole hasta lo que estaba leyendo, y notó que al parecer ya iba por la mitad de su lectura.

- ¿Ya tan avanzado vas? – le preguntó curioso, con cierto semblante de emoción dentro suyo. Jimin le miró y sonrió.

- Sí, es muy interesante – asintió, y lo cerró en ese instante, poniendo toda su antención en su amigo.

- Entonces elegí bien – dijo orgulloso con expresión fanfarrona.

- Siempre lo haces, es la ventaja de que me conozcas tan bien – le dio la razón, porque era obvio, y no iba a negarlo. El pelinegro extendió su mano agarrando el café del contrario y tomando un sorbo – Espero te hayas lavado la boca antes de venir.

- Oh, de hecho no lo hice – sonrió con gracia y Jimin le miró con cara de desagrado, a lo cual Jungkook se carcajeó – No es para tanto.

- Me debes un café.

- Trato hecho – terminó el café, mientras Jimin lo miraba con recelo y el pelinegro simplemente se sentía satisfecho con aquel shot de cafeína que le había ayudado a despertarse.

- ¿Así que a él sí le compartes tu café? – habló Taehyung con voz de decepción y dolido cuando volvió con su otro amigo de comprar unos lattes.

- ¿Qué te extraña? – bufó Hoseok – Ellos comparten todo.

- Sí, por un poco más y hasta comparten la ducha – rió divertido Jin.

- De hecho lo hacemos – sonrió Jungkook alzando sus cejas con una mirada insinuante.

- Son unos sucios – dijo Yoongi frunciendo su nariz y luego sorbiendo de su café.

- Es mentira – rió Jimin, desmintiendo y mirando a su amigo de manera cómplice, porque sabían muy bien que no era mentira en absoluto, pero nadie debía saberlo.

Y es que era cierto. Todo lo que era de Jimin, era de Jungkook, y todo lo que fuera de éste, era del castaño. Compartían más de lo que la gente a su alrededor sabía. Compartían todo, y es que era difícil siendo que habían sido mejores amigos desde hacía muchos años y que ahora, en sus años de universidad, vivían juntos, en el mismo apartamento. Eso sí, sus habitaciones estaban separadas, pero eso no detenía a ninguno de ellos de infiltrarse en la habitación del otro cuando sintieran la necesitad de entretenerse juntos.

No podían descifrar en qué momento su relación había comenzado a ser la de algo más que amigos, porque si bien ninguno de los dos podría olvidar la primera vez que se acostaron juntos, se les volvió hábito con el tiempo sin que ambos lo notasen. Tampoco les interesaba saberlo, ya que no le daban tanta importancia, nada había cambiado entre ellos, de cierta manera.

Las necesidades sexuales que tenían no interferían en su amistad, porque eso era lo bueno que tenían, la confianza suficiente como para saber que nada cambiaría, que no confundirían las cosas.

Sus amigos no lo sabrían, hasta un tiempo después aquel año de universidad, cuando algunas cosas cambiaron, cuando las piezas comenzaron a juntarse, a colisionar y desacomodarse.


Los primeros meses de aquella relación que habían conciliado para satisfacer las necesidades de sus cuerpos, había sido únicamente como un consenso mutuo porque había algunos asuntos personales que debían resolver.

Jungkook había sido de los pocos chicos que se habían graduado de su escuela virgen, y eso era algo que a su edad le pesaba, porque todos no hacían otra cosa que hablar de relaciones sexuales, sobre la experiencia que tenían y se le hacía incómodo el no tener nada que aportar a ello, era humillante. Dentro suyo no se sentía bien con eso, y dudaba que alguna vez lo estuviera porque se sentía tan abatido y agobiado por los pensamientos que pasaban por su mente cuando pensaba en el tema que sentía que moriría virgen si seguía de esa forma, y es que las cosas no eran tan simples como parecían.

Jungkook tenía sus razones.

En el pasado, él mismo hubiera creído que era mentira si alguien le dijera que un año después de su graduación estaría despertando al lado de desconocidos, de extraños que sólo había conocido por una noche para acostarse con ellos y luego desaparecer sin dejar rastro.

El pelinegro había sabido de su interés por los hombres desde hacía muchísimo tiempo, desde que su adolescencia comenzó, y lo había dicho al pasar a sus amigos, pero quien sabía perfectamente eso desde la secundaria era Jimin, porque en él podía confiar con los ojos cerrados y las manos atadas, pero de todas formas el cómo Jungkook se había dado cuenta de su orientación sexual, permanecería siendo un secreto para el castaño simplemente porque él era el responsable de ello.

Por otro lado, a Jimin le gustaban las mujeres, y era en cierta manera más centrado que Jungkook, siempre disfrutaba de salir con chicas pero buscando algo de estabilidad, de hecho, entre ambos muchachos, él era quien tenía las novias más duraderas, o quien desde la secundaria más bien, había siempre estado en una relación. Tenía esa tendencia de salir y tener citas, emparejarse y ver hasta dónde le duraba. Lo intentaba siempre, pero eran de aquellos "amores" pasajeros que duraban unos meses y ya, pero al salir de una relación, se metía en otra y así, distinto a su mejor amigo, quien iba más en busca de sexo antes que encasillarse en una relación duradera porque simplemente jamás había sentido nada por nadie.

Él estaba bien así, porque de todas formas, aunque nada fuera muy estable en su vida, ni siquiera él mismo, Jimin era su estabilidad, era el único elemento que se mantenía allí intacto a su lado, y que no se alejaba de él.



- A veces siento que somos demasiado diferentes – habló Jimin fumando mientras que su amigo se removía a su lado entre las sábanas, estirándose y quedando con su pecho descubierto, mirando el humo que se esparcía por la habitación – Yo buscando una pareja estable, mientras tú solo andas por allí estando con todo el mundo.

- Tú también tienes tus momentos de descontrol en las fiestas – dijo cerrando sus ojos, disfrutando de la calma del momento – No es como si le fueras fiel a tus novias.

- No podría serles fiel ni aunque quisiera si sigo viviendo contigo, así que da igual – habló y no notó que su amigo había sonreído levemente, porque se jactaba complemente de ello, y le hacía sentir bien por más desconsiderado que sonase – Deberías... buscar permanecer en alguna relación, estar estable... es bueno – lo habló como una sugerencia, mientras parecía un simple consejo de amigo a Jungkook le generó una molestia en la boca de su estómago – Así, ya sabes... estás con alguien más que no sea conmigo.

- Estoy con más gente, Jimin – le recordó, poniéndose de costado para mirarlo – Tú mismo lo dijiste, me acuesto con cualquiera.

- Sí, pero conmigo es lo único estable que tienes.

- Me acuesto contigo porque vives conmigo, eres sexo seguro, y eres mi mejor amigo – su tono de voz comenzaba a tensarse, pero no quería que realmente se notara lo molesto que estaba.

- Sólo decía... - dijo con voz baja mientras seguía fumando. Jungkook permaneció observando cómo el cigarrillo se posaba entre esos labios gruesos, y aunque quisiera besarlo, no iba a hacerlo, no era correcto, aunque realmente nada de eso lo era – Vuelve a acostarte – Jimin le acarició el brazo con su mano libre, pero el pelinegro negó. Tomó sus bóxers que estaban en los pies de la cama de Jimin y se los colocó – Vamos, quédate a dormir.

- No, ya sabes a quién tienes para dormir.

- ¿Presiento celos? – preguntó divertido y Jungkook rodó los ojos.

- No, sólo digo que la tienes a ella, y además, tienes razón – forzó una sonrisa, mirándolo – Creo que es hora de que vuelva a intentarlo.

- Sí – asintió sonriendo el castaño. Vio como el cuerpo esbelto y bien formado de su amigo se dirigía a la puerta, abriéndola y cerrándola al salir. Se acomodó de costado, suspirando pesado, mirando el costado de su cama que ahora estaba vacío y que poco a poco perdía su calor.

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