Capítulo 9: I'm sorry

[Jason Sullivan ♤]

Mi padre siempre bebía.

Cuando intento pensar en un recuerdo bueno sobre él... creo que cuando bebía tanto que no podía estar consciente, era mi parte favorita.

El olor a alcohol en casa era normal, las botellas vacías por doquier, podías despertar y encontrarlo en el suelo, en el sillón o incluso fuera de casa, hasta donde su borrachera le permitiera llegar.

Tener un padre alcohólico es vivir con un miedo constante, temes por ti, por tu bienestar, temes por las cosas y las personas a tu alrededor, en mi caso temía por mi madre y... aunque a veces queremos convencernos de lo contrario... también tememos por él...

Yo temía por mi padre, temía que le pasara algo, es decir, después de todo era mi padre, solía idealizarlo, soñar con que un día cambiaria y sería como los otros padres del mundo, que me amaría.

¿En qué punto exacto fue que acepté que era un monstruo?

¿En qué punto comenzó a darme asco tenerlo como padre?

¿En qué momento comencé a desear que desapareciera?

Supongo que debió lastimarnos tanto que fue imposible no aceptarlo.

Cuando unas zapatillas blancas aparecieron en mi campo de visión alcé la vista encontrándome con la sonrisa cuadrada de Chris.

—¿Listo? —me ofreció su mano, yo la acepté poniéndome de pie y asentí.

—¿A dónde iremos al final?

—Encontré una cafetería bonita donde venden cosas deliciosas —sonrió y me miró unos segundos—. Te va a encantar.

[♤]

Entramos a la cafetería y tomamos asiento, debía reconocer que si era muy bonita, había escuchado de su apertura hace unos meses, pero por temas de dinero nunca la había visitado.

Leia la carta sintiendo la ansiedad apoderarse de mí, no sabía que pedir, todo se veía tan bien.

—¿Ya sabes que pedir? —alcé mi vista hacia Chris y negué abultando mis labios—. Yo tampoco, tranquilo.

La camarera llegó hacia nosotros lista para tomar su pedido.

—¿Están listos para ordenar?

—Sinceramente, estamos indecisos ¿Nos recomiendas algo?

—Puedo traerles la especialidad de la casa.

—Creo que esto estaría bien —Chris me miró esperando mi respuesta, yo asentí en señal de aprobación—. Pues eso será.

La chica asintió anotando en su libreta y se marchó.

Miré alrededor, había muchas parejas en el local, la mayoría de chicos jóvenes, entre todas esas parejas una llamó mi atención, eran personas más adultas y tenían un bebé, reían animados jugueteando entre ellos y con su bebé, suspiré melancólico sin dejar de verlos ¿Así podría haber sido mi vida?

Mi padre nunca amo a mi madre, de eso estoy convencido, recuerdo las veces que encontré a mamá llorando sola por haber descubierto una infidelidad de mi padre, una distinta cada día que iba quebrando el frágil corazón de mi madre.

Amor... tan difícil y raro de encontrar...

Que afortunados los que lo tienen.

Salí de mis pensamientos cuando nuestro pedido fue dejado sobre la mesa, eran algunas fresas en forma de corazón, en el medio un tazón con chocolate, sorbetos y galletas en otro plato, y una natilla que se veía deliciosa.

Pero de todo eso lo que llamó mi atención fue la malteada, solo nos trajeron una, con dos sorbetes entrecruzados en forma de corazón.

Me sonrojé al ver aquello y alcé mi vista hacia Chris, este aclaró su garganta, al parecer también le había tomado por sorpresa.

—Bueno, vamos a probarla —intentó restarle importancia encogiéndose de hombros, yo asentí para no parecer cobarde y ambos tomamos nuestros sorbetes para beber la malteada.

Cuando nuestros ojos se encontraron no pudimos evitar sonrojarnos y reír como dos tontos, mordí mi labio y seguí bebiendo.

Estar así se sentía íntimo y especial, raramente eso me gustaba... mi corazón no paraba de revolotear por un acto tan simple como beber de la misma malteada que Chris.

[♤]

Siempre he dicho que la felicidad es efímera, un momento estás repleto de ella, pero en tan solo un pestañeo la perdías.

Mi mente es un problema, siempre lo ha sido, mi mayor enemiga, en momentos de felicidad me arroja recuerdos dolorosos, autosabotaje...

Me despedí de Chris, él debía seguir otro camino para llegar a su casa, yo me desvié un poco, yendo hacia el lago, mi mente perdida en recuerdos.

Mamá soñaba con tener hijos, sintió tanta ilusión al saber que yo estaba en camino, pero eventualmente la felicidad cambió, aquella ilusión se volvió una carga.

Mamá volvió a quedar embarazada, se sintió aterrada, supongo que pensó ¿Otro hijo con el monstruo?

Mamá lloró, tomó muchas pastillas, la encontraron inconsciente en su cuarto, pero luego de llevarla de urgencias al hospital despertó bien, lo más escalofriante fue verla sonreír en cuanto anunciaron su aborto, ella había logrado su objetivo y era feliz.

Entonces no paré de preguntarme, si en su momento hubiera sabido a lo que se enfrentaba ¿Habría hecho lo mismo conmigo? ¿Alguna vez deseó que yo no existiese?

Tal vez... le habría hecho un favor si no hubiese existido.

¿Por qué parece que todos están mejor sin mi presencia?

Lloraba en el borde del muelle, observando el lago, seque mis lágrimas dándole la espalda al agua, cerrando mis ojos, dejando que mi mente se sintiera libre por unos segundos y me dejé caer, dejé de escuchar cualquier tipo de sonido, veía la luz cada vez más lejana a medidas que me sumergía en la profundidad.

Lo último que estuvo en mi mente fue Chris y luego quedé inconsciente...

[♤]

Desperté confundido, me dolía muchísimo la cabeza, tosí y observé a Chris frente a mí, sus rizos negros mojados, su rostro reflejaba demasiada preocupación.

—Despertaste... te traje a mi casa, debes quitarte esa ropa para evitar un resfriado.

Yo seguía confundido, jadee tocando mi cabeza y volví a mirarlo.

—¿Cómo...?

—Vi que no fuiste en dirección a tu casa... me preocupé así que te seguí —confesó— ¿En qué pensabas Jason? ¿En qué mierda pensabas?

Me dolió el corazón al escuchar su voz quebrada, vino hacia mí y juntó nuestras frentes mientras sollozaba.

—¿Ibas a dejarme? ¿Lo harías?

—Lo siento... —susurré débilmente. Él negó secando sus lágrimas y me ayudó a poner de pie.

—Quítate esa ropa —me llevó hacia el baño—. Te ayudaré a ducharte.

—Yo puedo hacerlo solo —intenté quitarme el suéter, pero las manos me temblaban mucho.

—No seas terco —suspiró acercándome a él para quitarme el suéter.

Yo temblé ligeramente bajando mi cabeza, avergonzado, desabrochó mi pantalón y bajó el cierre de este para luego agacharse ayudándome a quitármelo.

Cuando sus dedos rozaron mi pelvis agarrando el elástico de mis bóxers para bajarlos negué tomando su mano fuerte.

—Déjalo así... —pedí en un susurro y él asintió comprensivo.

Quitó su ropa quedando también en bóxer y ambos entramos a la ducha, abrió esta dejando que el agua caliente empapara mi cuerpo haciéndome suspirar, Chris me abrazaba desde atrás con uno de sus brazos mientras el otro tomaba la esponja con el de baño y comenzaba a pasarla con delicadeza por mi cuerpo.

Esta pasó por mi pecho, sus dedos rozaron mi piel desnuda haciéndome temblar ligeramente y presionarme más contra él, lo cual fue una pésima idea, debido al agua podía sentir todo como si no hubiese nada de por medio, abrí mucho mis ojos y agradecí estar de espaldas para ahorrarme ka vergüenza de verlo en estos momentos.

Chris se movió al otro lado para lavar mi espalda y yo protesté, no era necesario que se moviese tanto.

—Lávate ahí... —susurró algo nervioso, su voz llegando rápidamente a mis oídos y su aliento golpeando mi cuello.

Asentí y miré sobre mi hombro, él se había dado la vuelta para lavarse también. Volví a mi lugar con las mejillas rojas y me lavé apresurado, lo sentí salir y miré de reojo, este se colocó la toalla alrededor de su cintura y dejó caer el bóxer. Mordí mi labio y también salí tomando una toalla.

—Ahora te traigo ropa.

Segundos después volvió a entrar dejándome un suéter y un pantalón pijama, él ya estaba vestido, pero su cabello seguía mojado.

Me vestí con calma y salí lentamente, al no verlo en la habitación caminé hasta la ventana, observando por unos cuantos minutos como las gotas de lluvia golpeaban contra el cristal y se resbalaban en este.

Sentí como era abrazado desde atrás, Chris apoyó su mentón sobre mi hombro, respirando tranquilamente.

—¿Cómo te sientes...?

—Mejor... Gracias —suspiré perdiéndome en sus caricias.

—¿Estás seguro? —asentí.

—Solo estoy algo agotado...

—Descansa... estás en casa Jayjay.

Chris besó mi mejilla y comenzó a moverme hacia los lados, como si estuviese meciéndome, como si yo fuese un bebé.

De pronto comenzó a cantar en susurros justo en mi oído agitando mi corazón.

—Por la noche, cuando las estrellas iluminan mi habitación, solo me siento a hablar con la luna, intentando llegar hasta ti. Con la esperanza de que estés al otro lado, hablando conmigo también ¿O soy un tonto que se siente solo a hablar con la luna?

Con aquella hermosa melodía y sus caricias sobre mi cuerpo terminé rendido entre sus brazos, sintiéndome totalmente en paz.

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