Capítulo 2: Paper cuts


Estaba sentado en las gradas mirando hacia el cielo, me gustaba observar por largos ratos la naturaleza, la forma en que parecía como si el cielo se estuviese moviendo, como las nubes toman diversas formas, como las aves vuelan sobre mí sin notarme.

Mis audífonos me invadían con las melodías de Bruises de Lewis Capaldi, la música y la naturaleza me generaban paz, me permitían navegar entre mis pensamientos como si tuviera toda una vida para hacerlo.

Pero también generaban un vacío en mi pecho.

Cuando la canción se detenía el mundo volvía a ser ruidoso y daba miedo, a donde quiera que mirabas dolía.

Se sentía como ser una pieza que no encaja en el rompecabezas, como si estuviera en dirección contraria a todos los demás.

Dirigí mi vista hacia el pelinegro que estaba sentado a la sombra de un árbol riendo con chicas y chicos del aula e inevitablemente mi mente viajó a hace años atrás, cuando todo era más sencillo...

💫

—JayJay ¿Por qué no traes disfraz? Es Halloween —el de cabellos cobrizos estaba sentando en el suelo abrazando sus rodillas y sollozando triste.

—Padre dice que son niñerias y que no gastará su dinero en mí —sollozó secando sus mocos.

El pelinegro se arrodilló frente a él y le acarició el rostro.

—Entonces busquemos un disfraz para ti —sonrió haciendo sentir seguro al pequeño Jason.

—¿Tienes dinero? —Sus ojitos brillaron.

—No tengo... —Chris infló sus mejillas pensando—. Sígueme.

Tomó su mano y fueron a una tienda que tenía un montón de disfraces.

—¿Sex shop? —Jason frunció su ceño mirando a su amigo el cual sonreía orgulloso.

—Escuché a unas chicas hablar sobre esta tienda y sus disfraces, vamos a colarnos.

Ambos pequeños entraron escondidos a la tienda y observaron muy sorprendidos todos sus productos.

El pelinegro tomó unas orejitas de conejo y las puso en el cabello cobrizo de su amigo, luego un ajustador negro de vinilo y una falda a juego, tomó una colita y la miró confundido.

—¿Cómo se pone esto?

—No sé...

Chris tomó unas tijeras cortando la parte gruesa de la cola dejando solo esta y metiéndola por detrás de la falda de su amigo permitiendo que sobresaliera pareciendo real.

Habían vuelto el lugar un desastre, pero se estaban divirtiendo.

Se miraron frente al espejo, eran Batman y su conejito, el ajustador se le caía a Jason, pero ni siquiera le importaba.

—¡Malditos mocosos! ¿Qué le hicieron a mi tienda? —Chris tomó la mano de Jason y comenzaron a correr lejos del señor Cahill.

Se detuvieron en un callejón y comenzaron a reír mirándose.

—¡Vamos a comer helados! —propuso Chris y Jason asintió emocionado.

Tomaron sus manos y fueron al local de la señora Venskus la cual siempre le regalaba helados a ambos pequeños.

Luego dieron un paseo por el parque y corrieron bastante haciendo travesuras. Llegada la noche ambos caminaban tranquilos por el barrio cuando vieron a lo lejos a los señores Sax.

—Aquí están, niños traviesos. El señor Cahill nos contó lo que hicieron.

—Lo siento papá, fue mi culpa, es que JayJay no tenía disfraz.

El pelirrojo se movía de lado a lado nervioso jugando con sus deditos, el señor Sax se agachó frente a él y le acarició el cabello.

—¿Te parece si para mañana te compramos un disfraz? —Jason le miró emocionado y asintió varias veces feliz saltando a los brazos del señor.

—Vamos a comer, puedes quedarte hoy a dormir en casa Jason bonito.

💫

Al salir de mis pensamientos sequé la lágrima traicionera que caía por mi mejilla y sonreí. Tomé mi mochila y me puse de pie alejándome del lugar sin mirar atrás.

(...)

Jason estaba acostado en el tejado de su casa mirando el cielo nocturno, contado las estrellas y de vez en cuando uniéndolas formando figuras.

Al sentir sonidos raros en el tejado se sentó de golpe asustado, gruñidos y quejidos se hacían más cercanos, Jason solía ser muy asustadizo por lo que para este punto ya se encontraba temblando del miedo.

—¡Mierda! ¿Por qué quitaste la escalera? Ahora es más complicado subir —Chris se sobaba las rodillas mirando a Jason, este al salir del shock se quitó un zapato y se lo lanzó al invasor.

—¡¿Estás idiota?! Casi muero del susto por tu culpa —Chris rio acercándose a él y poniéndole de vuelta el zapato.

—Siempre has sido muy asustadizo, como un tierno conejito —Le apretó una mejilla y luego lo soltó riendo mientras se acomodaba a su lado.

Jason miraba con detalle su rostro, había crecido y madurado muchísimo, pero sus rasgos seguían, aquellos ojos negros rasgados volviendo su mirada profunda, coqueta e intimidante. Sus labios carnosos que al sonreír mucho formaban un tierno cuadrado, todos los lunares que adornaban desde su espalda, su cuello y su rostro, su piel ligeramente bronceada y el cabello negro cayendo en espesos rizos frente a sus ojos casi impidiendo su visión.

—Son hermosas —Jason se sobresaltó ante la voz rasposa de su ex amigo y miró hacia arriba concentrándose en las estrellas, con las mejillas sonrojadas.

—Lo son...

—Tengo la teoría de que cada vez que una persona nace, una nueva estrella hace presencia en el cielo para guiar la vida de esa persona, y el día en que esa persona se vaya, su estrella permanecerá como la prueba de que alguna vez esa persona existió.

—Las estrellas cuentan historias... Vidas completas talladas en ellas, tristezas, risas, amores y despedidas... —lo último salió en forma de susurro—. Cuando te fuiste venía cada día aquí a ver tu estrella, hablarle, preguntarle por ti y pedirle que te cuidara —Ambos se miraban a los ojos con añoranza.

—¿Así es? ¿Entonces cuál de todas es mi estrella?

—La más brillante de todas —Susurró al sentir el rostro del contrario demasiado cerca y cerró sus ojos.

Chris acarició con su dedo pulgar el labio inferior del pelirrojo, pero este se separó bruscamente.

—Vete, por favor no vuelvas más.

—Solo quiero pasar tiempo con mi mejor amigo.

—Nuestra amistad terminó hace años, cuando me abandonaste.

—Quiero recuperarla.

—Pues es muy tarde para eso, Christopher —Se levantó para irse, pero el contrario sostuvo su brazo y lo volvió a sentar.

—No me fui porque quise Jason... Escucha, lo que sucedió fue que.

—¡No quiero escuchar tus putas excusas baratas! Christopher Sax, entiende que entre tú y yo ya no hay nada, somos personas tan diferentes, sin nada que los una —Negó sollozando y se soltó de su agarre—. Aléjate de mí, no lo diré otra vez.

Sin más bajó a su casa dejando al pelinegro en el tejado, llorando.

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Recuerden que si les gusta la historia voten y comenten así me ayudan 🥺.

Pase lo que pase, podremos superarlo juntos, no te rindas, felicidades por estar aquí luchando y resistir un día más, gracias por existir ♥️

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