Capítulo XII

Ambos permanecían en silencio, cada uno dirigiendo su vista hacia un punto específico dentro de su radio de visualización. Apollomon hacia la derecha y Tsuyo hacia la izquierda, de acuerdo a su punto de vista.

El silencio se prolongaba, pero ambos estaban cómodos. Vigilaban en la oscuridad de la noche manteniendo el cuidado que necesitaban para que no fueran vistos o detectados por algún enemigo, además de que procuraban que los movimientos ajenos y bruscos fueran los primeros en la lista.

El frío comenzaba a hacerse notar bastante en el ambiente, cosa que hizo tiritar ligeramente a Tsuyo. El Digimon de fuego lo notó y con un movimiento de sus manos le prendió fuego a un a piedra que estaba cerca del chico.

- ¡Ahhh! - se asustó el chico al ver ese fuego tan de repente.

- No grites, podrías hacer que alguien nos encuentre. Y acércate a ese fuego para que te calientes.

- ¡! G-Gracias - alcanzó a mascullar Tsuyo - Pero... ¿No crees que será peligroso tener un fuego encendido porque nos podrían rastrear?

- Es lo suficientemente pequeño para que no lo vean... Si alguien viene, lo apagaré.

- De acuerdo. Y, de nuevo... gracias...

El chico se puso cómodo con el calor de la piedra, aunque era demasiado extraño calentarse con una piedra. El silencio entre ambos perduró un largo momento, que comenzaba a volverse un tanto incómodo.

Ambos se miraron entre sí, y de inmediato regresaron sus vistas hacia lo que observaban cada uno por separado.

- ... - pensaron en algo que decir para ese momento, pero nada se les ocurrió.

Tsuyo finalmente tuvo una idea para comenzar una plática.

- Y bien... Apollomon... ¿Cuando crees que lleguemos a la Ciudad Sagrada?

- ... - el Digimon pensó en silencio la pregunta - Podría ser un tiempo variable... Los Pixiemon de Moosemon se tardaron varios días para informarnos sobre la conquista de la Ciudad Sagrada... nosotros podríamos tardar tal vez un par de semanas, o incluso un mes...

- ... ¿En serio?

- El Digital World es demasiado grande para ser medido fácilmente... Es difícil tener un dato exacto sobre las medidas del mismo, por lo que también es difícil conocer que tanto nos demoraremos con las distancias entre lugares...

- Ya veo.

Ambos se quedaron nuevamente en silencio, pero en esta ocasión fue uno menor. Tsuyo otra vez fue el encargado de romperlo, con una pregunta más seria y directa.

- Dime... ¿Qué ocurrió entre Agumon y tu?

- ... ¿Aún tienes ganas de saberlo?

- Desde que supe sobre eso... he tenido ganas...

- Entonces, espero que no llores... igual que el idiota de mi...

- ¡! - Tsuyo seria sorprendió ante dicha declaración; nunca se había imaginado o siquiera hubiera tenido en la cabeza la idea de que Coronamon haya derramado lágrimas por alguien por un sentimiento de pesar y dolor. Era algo completamente nuevo para los oídos del joven.

- Todo ocurrió... El día que fuimos exiliados del Reino Celestial...

» En general se trataba de un día común y corriente para todos nosotros. Lo mismo de todos los años que llevábamos viviendo entre el Reino Celestial y el Digital World; cuidar de los mortales.

- Pero... no lo era, ¿O si?

- Hey, escucha - habló firmemente el Digimon.

- Oh, disculpa...

- Pero, tienes razón. No fue un día corriente.

» Durante lo que sería la tarde... Bueno, en ese entonces no teníamos diferencia de horarios, por lo que no creo que estemos hablando de la tarde. Pero, para que entiendas, dejaré con que fue la tarde...

» En la tarde de ese día, algo ocurrió... Hyperionmon, nuestro... ex-emperador, si es que ese es su titulo ahora, había perdido la cordura. No entiendo exactamente por qué, y aunque tengo mis teorías sobre lo que pasó, al final no sé ni sabemos ninguno de nosotros que pasó en ese día. Pero, el punto no ese ese: el punto es que en esa tarde, nuestro ex-emperador, después de haber pasado muchos días en silencio y aislado en su castillo, nos convocó a una reunión, si no mal recuerdo. Entramos en su palco, cerró las puertas con un sello mágico, y ni bien nos dijo algo sobre el Inframundo Digital y un crecimiento de energía oscura que detectó... entonces nos atacó...

» Hizo un primer movimiento, con el cual nos dejó a todos tirados en el suelo. No entendíamos nada, pero despues de pararnos para discutir con el y recibir nuevamente un ataque de su parte, ahora más fuerte, entonces nos dimos cuenta que debíamos luchar contra él o golpearlo para hacerlo entrar en razón. Yo sería el primero en atacar, pero... ocurrió la traición de Agumon... De ese maldito...

» Lanzamos un primer ataque e Hyperionmon respondió con un golpe. En el momento en que el golpe nos atinó, Agumon rompió el Ancestral Evolution, y logró salir ileso. En cambio, yo recibí todo el impacto y terminé inconsciente. - sus ojos se hicieron llororos y su voz se quebró por momentos - Recuerdo que los demás chicos quedaron impactados por eso, pero lo que más tengo grabado en mis pupilas fue el momento en que Agumon ignoró los gritos de mis hermanos y los ataques de Hyperionmon, y corrió a una ventana del palco. Lanzó un ataque en ella, de modo que abrió un agujero en el sello, y salió por la misma.

» Esa fue... la última vez que vi a Agumon, hasta hace algunos días; me lo encontré mientras buscaba comida, y por lo que nos dijo, parece ser que desde entonces ya estaba aliado con el Inframundo; me dijo en ese entonces que los demonios nos están buscando, aunque ahora más que nunca lo sabemos después de saber de la explícita traición de KerpyPlutomon, esas Elegidas de la Oscuridad, y los Crimson Kniffers que nos atacaron y dejaron en el suelo... - el Digimon se limpió los ojos llorosos levemente y entonces dirigió su mirada a Tsuyo - Bien, Kasai. Esa es la historia que tanto querías conocer, desde mi punto de vista.

Tsuyo estaba en silencio, procesando su relato. No por el hecho de que fuera pesado sentimentalmente o algo por el estilo; todo lo contrario, para todo lo que habían vivido contra Agumon esperaba que la historia fuera más larga y detallada. Pero, había algo que el chico podría sentir profundamente; un sentimiento que le hizo un hueco en su estómago de solo imaginarlo: la traición de Agumon.

El chico le daba vueltas al asunto, imaginando la escena que le había dibujado su Digimon: todos los Dioses en problemas, Apollomon tirado en el suelo, todo ocurriendo en medio de una pelea. Y aun con todo eso, Agumon se daba la vuelta y huía de la escena; muy probablemente con una frase como "Sálvense ustedes...", y entonces desaparece de una ventana.

Una segunda cosa que más le golpeó en su corazón fue imaginar ese momento con Hikari... La chica, de forma inconsciente, tomó posesión de la mente de muchacho, y él únicamente pudo imaginarse a Hikari con una frase parecida, dándole la espalda al chico. Un par de lágrimas corrieron por sus ojos de también solo imaginar el golpe y la tristeza que ahogarían su alma si tan solo Hikari fuera capaz de decir alguna de esas palabras...

- ¿Tsuyo?

- Oh, nada. No es nada... - habló el chico, limpiando sus lágrimas - Es solo que... me imagine un poco lo que sentiste en ese momento, pero creo que lo que acabo de ver en mi cabeza no se compara en nada a lo que viviste...

- ... - Apollomon se quedó en silencio, mirando a otro lado con seriedad - Por eso te odio...

- ¿? ¿Qué? - el sentimiento de Tsuyo se movió como si fuera una pelota en caída libre.

- Bueno, déjame terminar - habló rápidamente Apollomon para evitar malentendidos, y de inmediato continuó explicando - Por eso odio tu forma de ser. Por eso he sido frío contigo. Por eso nunca te hice caso y preferí hacer todo a mi manera. Porque... porque... - el Digimon quebró su voz - Porque... cada vez que te veía... cada vez que te escuchaba... cada vez que hacías algo... cada vez que hacías una promesa... todas esas veces, fue cuando más recordé a Agumon...

- ¡!

- En realidad, antes de esa traición, Agumon no era muy distinto de ti. Mantenía su sentimiento de superioridad, orgullo flamante y viva arrogancia molesta, pero... no era muy distinto de ti... Le encantaba preocuparse por aquellos desválidos y débiles.

» Siempre que habían problemas en el Digital World, como alguna guerra injusta, cacería o masacre injustificada, o cuando alguno de nuestros hermanos cometían un error que costaría vidas, Agumon era el primero en arreglarlo...

» Siempre que había una guerra, Agumon me convencía de ir hasta allá y ponernos en riesgo para terminarla. Siempre que había una masacre, me convencía de descender y castigar a los malvados. Siempre que uno de nuestros hermanos cometía un error, el se encargaba de que recibiéramos las consecuencias.

» Nunca me queje de él. Puede que tenga un carácter pesado, muy cerrado y a veces siempre enojado, pero siempre que él hacía algo yo estaba para apoyarlo y seguirlo. Nunca me quejé de lo que hacía, aunque nunca deje de quejarme de mis hermanos. Una de las cosas que más le encantaban hacer eran, en efecto, las promesas...

» Siempre prometía a todos los mortales; siempre prometía a nuestros hermanos, y aunque incluso llegará a arrastrarme de formas bastante pesadas que hacían que lo odiara por un segundo, él nunca faltaba a sus promesas.

» Todo eso exactamente igual a ti: aunque tu tienes una actitud más humilde y generosa, siempre ayudas a los demás o al menos buscas la forma de poder ayudarlos. No te gusta dar la espalda, estar siempre apoyando en lo que puedes y portar una conducta muy agradable. Pero, lo que hacía que más me fijará en tus cualidades son tus promesas...

» Me convenciste de salvar a Valeria, después de que nos conocimos, por una promesa que habías hecho desde muy niño. Agumon habría hecho exactamente lo mismo que tu. Has estado buscando la forma de que los Elegidos cumplan nuestra misión: las reuniones que hacías antes de venir al Digital World; haber protegido a Hikari cuando Abigarmon y Bahatminmon atacaron... Todo eso Agumon lo habría hecho, aunque sus métodos hubieran sido distintos... Pero, entre todo eso, hubo algo que se clavó en mi como un piquete...

» Hiciste una promesa a los habitantes desde la campamento: Lillymon, Ginkakumon, los Babydmon y Cutemon, y los demás que no recuerdo sus nombres - rió levemente - Prometiste que los cuidarías y protegerías del ataque de los Jawmons, y al final pasó exactamente lo que había pensado que iba a ocurrir: no estuviste, ni tu ni yo, ahí para protegerlos. Eso fue una de las cosas que más encendió mi ira, porque... fue exactamente igual alta que lo que hizo Agumon...

Apollomon apretó los puños, asustando a Tsuyo. Y las lágrimas en el Digimon comenzaron a correr.

- Agumon me había hecho una promesa después de que perdimos la cabeza por una estupidez. Me prometió que nunca permitirá que yo perdiera la cabeza, al igual que yo lo prometí para él. Habíamos prometido que estaríamos el uno para el otro; siempre que y estuviera en problemas, Agumon me ayudaría y cuidaría. Siempre que Agumon metiera la pata, yo lo defendería y le sangría las heridas. Hicimos un pacto de hermanos: estar el uno para el otro, y siempre permitir que el otro crezca, sin importar lo que se tuviera que hacer. Pero, al final no fue así...

» Agumon terminó emitiendo una traición. Cuando más lo necesite, me dio la espalda. Cuando más lo requería, me abandonó. Después de ser desterrados, necesitaba de su compañía para curarme, pero viví con mis heridas. Cuando más requería compañía, me dejó solo. El... maldito rompió su promesa - crujió los dientes con enojo - Ese maldito solamente me ilusionó y creó de mi alguien dependiente, para botarme cuando ya no me necesitara ni lo safñtisfaciera. El rompió su promesa, y cuando nosotros rompimos la promesa que tu hiciste en el campamento, mi mente se inundó del recuerdo de la traición de Agumon...

» Así que esto quede claro, Tsuyo Kasai. Yo no te odio, pero odio lo que haces porque haces que mi corazón se siga clavando cuchillos al ver en ti a Agumon...

Sin mas que decir, Apollomon regresó a su forma de Coronamon, y extendiendo sus brazos a Tsuyo, corrió y lo abrazó firmemente, al tiempo que tiraba todas sus lágrimas al suelo con pesar y dolor.

- Puede que le diga maldito, idiota o bastardo a Agumon, pero... - Coronamon lloró con amargura y pesar - ¡En realidad lo extraño! ¡Extraño demasiado a ese Digimon dinosaurio! ¡Extraño hacer travesuras, extraño hacer misiones con el, extraño pasar las noches a su lado, contarle las cosas que hice con DianaGarurumon no sin antes recibir sus burlas por mi sonrojo, descender a nuestro Templo a rascarnos las pelotas, comer juntos, llorar juntos, reir juntos...! ¡Diablos, extraño tanto a Agumon, pero solo puedo sentir odio porque nos ha traicionado y porque ya no le importó!

- ... - Tsuyo simplemente pudo abrazarlo, de modo que correspondió a sus sentimientos rotos.

- Quería... en un momento, quise llevarme bien contigo, pero... cada vez que me recordabas a Agumon, solo podía llegar a odiarte a ti también por parecerte tanto a él. No quería sentir que estaba desplazando a ese bastardo que hizo que mi vida fuera tan feliz, aunque para el ahora sea un enemigo. Quiero golpearlo con todas mis fuerzas, pero no quiero lastimarlo a él... ¡No sé qué hacer! ¡Solo siento dolor y tristeza por ese maldito idiota que es mi mejor hermano!

- ... Realmente lo siento... - apenas pudo hablar Tsuyo. El simple hecho de tener al serio y cara dura de Coronamon ahora en sus brazos, soltando lágrimas y expresando sus emociones era demasiada información que procesar. El chico apenas tuvo una idea que pudo plasmar - Yo... no puedo entenderte...

- ¡!

- No... nunca he vivido algo así. Nunca he sentido la traición de un hermano, puesto que soy hijo único... Nunca he sentido el dolor por una pérdida así, porque... - el chico tuvo un recuerdo fugaz - Porque yo perdí a mis padres, pero no es el mismo dolor que perder a un hermano... No puedo entender todo lo que sientes, pero te puedo asegurar algo... Yo no te dejaré...

- ¡!

- No puedo ser Agumon, para que te sientas completo nuevamente. Pero, puedo seguir siendo todo aquello que tanto admirabas y amabas de tu hermano: puedo escucharte, puedo atenderte, puedo ayudarte, puedo apoyarte, puedo curarte. Puedo y podré estar junto a ti, para todo lo que necesites. Y una cosa te... prometo...

» No importa que tan horrible sea la situación, que tanta esperanza se haya perdido, que tanta oscuridad nos rodee. Yo no te daré la espalda en ningún momento, y estaré junto a ti... Es una promesa...

- T-Tsuyo... - Coronamon lo miro con tristeza en su mirada, pero rápidamente emitió una sonrisa burlona mientras limpiaba sus lágrimas - Eres un idiota. Ya te había dicho que ni me gustan las promesas...

- ¡Pues cambiaras de opinión! - habló a modo de juego el chico - ¡Te prometo que te haré cambiar de parecer!

Ambos soltaron una auténtica risa de alegría. No había sido un chiste tan gracioso para reflejaron esa emoción, pero... fue un sentimiento que embargó a los chicos. Fue algo que ninguno de los 2 pudo controlar.

Finalmente, se miraron cara a cara, y nuevamente se abrazaron con alegría y felicidad.

- Muchas gracias, Tsuyo...

- No me lo agradezcas. Siendo los compañeros que somos, es mi deber estar para ti...

...

La noche era silenciosa y muy tranquila, hasta que de repente el sonido de los cascos irrumpieron en el ambiente solitario y oscuro. Un caballo paso corriendo a toda velocidad en medio del bosque, siendo movido por el jinete que movía las riendas continuamente.

A su lado apareció un segundo jinete, muy parecido pero con la diferencia de tamaños y... dentro de ellos, sabían que no eran la misma persona.

Finalmente, tras unos largos minutos de correr y andar en el bosque, llegaron ambos hasta una pequeña fuente que estaba ubicada en medio de unas ruinas. Las mismas ruinas por las que había pasado Hikari hace unos días.

De entre las sombras aparecieron 2 jinetes sin sus caballos, los fantasmas del bosque, que se reunieron en la fuente. Los recién llegados descendieron de sus monturas y fueron hacia la fuente. Tras esperar unos 5 minutos, varios jinetes, en caballo o sin él, aparecieron entre las sombras hasta que todos se reunieron. Un total de 9 fantasmas.

Todos se juntaron con cierto sentimiento de ansiedad en sus movimientos, pero la oscuridad de sus miradas y sus mantos confundía dicha ansiedad con misterio. Entonces, las sombras de los 9 jinetes se juntaron en la fuente, cubriéndola de tinieblas que se formaron y materializaron en una persona.

Su cuerpo comenzó a tomar forma hasta que finalmente se pudo visualizar que era una mujer de cabello oscuro, piel pálida y con una vestimenta formal y oscura conforme al ambiente que tenía a su alrededor.

- Díganme, Dark Knights... - habló firmemente con una voz dulce pero con un tono de tinieblas que demostraba que aquella mujer era más una chica - ¿Qué ha ocurrido?

Los 9 jinetes estaban a punto de hablar, pero antes de atropellarse unos con otros con sus palabras, se miraron unos a otros, y entonces aquel que tenía mayor estatura dio un paso al frente y habló con una voz inentendible hacia la mujer, como si estuviera dando un reporte.

Al finalizar la chica se quedó en silencio pensando y meditando todo lo que le había dicho, con una mirada muy seria e inexpresiva. Finalmente, dio unas cuantas palabras más a modo de órdenes.

- Han cumplido bien su trabajo, trayendo al Digital World 4 de las armas, pero... Con esos movimientos de Kino-sama y ese chico no podemos seguir trabajando...

Hizo una pausa, dio una vuelta a la fuente, y finalmente regresó al mismo sitio.

- No podemos hacerle nada. Ella es parte fundamental de nosotros y ustedes, y no ha llegado el tiempo. Pero... él está afectado el curso... - miró a todos con seriedad - Impídanles el paso. Ustedes 5 - habló dirigiéndose a un grupo de los espectros - Sigan buscando y entregando las armas. Aun faltan para que el camino este libre... Y, ustedes 4 - habló hacia el otro grupo, del lado contrario - Encárguense de que no sigan avanzando hacia Akashi, o el curso cambiará. Y si no llegan a lograrlo... - sus palabras fueron muy frías - Tienen mi permiso absoluto de usar fuerza asesina... Especialmente contra el chico; su lo ven necesario... mátenlo... A Kino-sama; tienen mi permiso de infringir daño a Kino-sama, pero no pueden matarla... Esta es mi orden definitiva.

Todos inclinaron sus rostros en señal de reverencia, mientras hablaban a una voz que afirmaba las órdenes que les acababan de dar.

- Kardaki suydurtmar Satsujin keioshk...

La chica se desvaneció en el aire como si fuera un montículo de hojas. De inmediato, los espectros corrieron a sus caballos, y todos ellos subieron en su montura. Los 5 que tenían la tarea de buscar las armas se separaron cada uno por su lado, caminando hacia la oscuridad del bosque. Pero el segundo equipo de 4 avanzaron velozmente por el camino de piedra en hilera.

Las 4 sombras finalmente desaparecieron en la oscuridad de la noche, dejando solamente el relincho de los caballos que manejaban como signo de que seguían ahí.

ASFD

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