Capítulo IV

La noche era bastante oscura; tanto que incluso se podría tocar la oscuridad como si fuera una manta que cubre todo el bosque. O, mejor dicho, cubre todo lo que está bajo los árboles del bosque "infinito".

Sobre este, la luz lunar ilumina las puntas de los árboles, las partes visibles en algunas montañas, colinas y pequeñas formaciones rocosas dispersas en el Digital World. Una combinación extraña y curiosa entre el blanco de la luz, y el negro de la noche.

La tranquilidad reinaba en todos los sitios visibles en el bosque; el silencio, la paz y la serenidad que estaba presente en todos los sitios, debido a la hora; muy probablemente pasada la medianoche.

Pero, esto se vio interrumpido cuando de repente una figura comenzó a correr en medio del bosque. Un jinete con su montura. Por la oscuridad del bosque en el que estaban corriendo, apenas podía verse una figura muy poco visible; era distinguible, en primer lugar, su altura impresionante que era de por lo menos un par de metros; otro rasgo a notar era que la montura que tenía era un caballo que, por los sonidos que emitía con sus pasos y la silueta que alcanzaba a verse, traía puesta una especie de armadura de metal; por último, se alcanzaba a ver qué el jinete usaba unas ropas bastantes voluminosas, que volaban en la parte de atrás de su cuerpo por la velocidad con la que iba el caballo.

Sin detenerse un segundo, sin soltar las cuerdas que estaban en el hocico del animal, el jinete andaba en la noche en medio del bosque corriendo, moviéndose con bastante velocidad hacia algún lado.

Después de varios minutos de estar caminando, finalmente llegaron a su "destino": el camino de piedra, el cual era uno de tantos que había construido JunoKazemon para guiar a los Digimons a su castillo.

En cuanto llegaron al camino, se adentraron a este y el jinete detuvo a su caballo, de modo que se paró y permaneció quieto el medio de aquella calle de piedra, como si estuvieran esperando a alguien.

Ahí, la luz de la luna podía hacerse más espacio entre las ramas de los árboles y con mayor facilidad podían iluminar lo que estaba en medio. Entonces, la figura del jinete se hizo más visible: una figura humana, cubierta únicamente por una túnica negra, muy desgarrada en todos lados pero sin mostrar nada de su interior, y llena de polvo, lo cual le daba una apariencia gris. Lo más curioso era su cabeza: estaba cubierta por una capucha con las mismas características que su túnica, pero la capucha descubría lo que era el rostro, o al menos en dónde se suponía que debería ir, ya que lo único visible era una densa oscuridad, tal vez más fuerte que la oscuridad que emanaba todo el bosque en conjunto.

El jinete extraño, quien en sus manos tenía una armadura negra más brillante que su cuerpo y, al parecer, más limpia, se quedó sosteniendo las riendas del caballo, quien respiraba agitadamente por su carrera y caminaba levemente de un lado a otro sin perder su sitio original, y esperando en medio de la calle de piedra.

Al cabo de unos cuantos minutos, llegaron de los costados del bosque otros 5 jinetes exactamente iguales al primero, quienes se reunieron con quién ya estaba ahí. Los 6 bajaron de sus monturas, se juntaron en medio de la calle, y como si las piedras tuvieran forma propia, comenzaron a juntarse unas con otras hasta formar una pequeña mesa redonda, donde los 6 comenzaron a discutir.

El lenguaje en el que hablaban era completamente inentendible, por 2 principales razones:

La primera era que cada palabra que decían de la lengua era de un idioma desconocido, que era imposible de comparar con cualquier idioma que exista: parecían hablar mucho con vocales, usando principalmente y mayormente las consonantes "s" y "z" como zizeos de los cuales casi no se podía distinguir las diferencias entre las letras, las "r" poco remarcadas en algunos casos, y en otros más notables; las "k" en bastantes palabras, que era distinguible de la "c" por la fuerza, volumen y énfasis que daban en las palabras con estas letras, la "f" muy mencionada en medio y en las terminaciones de sus palabras, y por último las "g" al final de casi todas sus palabras. De ahí en fuera, las demás consonantes, junto con letras o palabras con sonidos nunca antes oídos, eran usadas de manera normal para ellos.

La segunda razón de que no se podía comparar era que hablaban de manera muy poco audible, predominando en susurros que solo ellos escuchaban y entendían.

Al cabo de varios minutos de discutir entre ellos, todos se separaron de sus sitios, al tiempo de que las piedras caían en el suelo formando un pequeño montículo de piedras en medio de un agujero poco profundo, y los jinetes de inmediato fueron a montar sus caballos.

De ahí, se separaron en 4 grupos: 2 jinetes, por separados, se metieron al bosque del lado izquierdo por diferentes direcciones; un par de ellos se adentraron juntos al lado derecho del bosque de manera calmada y muy serena, mientras que el par restante jaló las riendas de sus caballos, y a gran velocidad comenzaron a correr por medio del camino de piedra, siguiendo la dirección que marcaban las piedras del camino.

- ¿Qué tan lejos estamos de nuestro sitio anterior?… - preguntó impacientemente Lu a su compañera Digimon.

- No creo que sea lo suficiente…

La caravana de Digimons que vivían en el Castillo de JunoKazemon, seguían a Luminamon, Lu y Junomon después de haber escapado de las garras de Daemon. La Digimon compañera de la chica había decidido no ir a auxiliar a BanchouLeomon para pelear contra Beelzebumon, y había decidido mejor ayudar a la chica y a Luminamon a guiar a la caravana para poder escapar de ese sitio.

En un principio, el sentimiento de que Junomon estaba escapando de pelear hizo que Lu se molestara con su compañera, pero al ver las manos que necesitaban para guiar a la caravana y llevarse los cuerpos malheridos de BanchouStingmon y BanchouLillymon, entonces se mostró más conforme con su decisión.

- Debemos avanzar más, de forma que no nos encontrarán después si es que Beelzebumon llegará a escapar…

- ¿A dónde podemos llegar a salvo? ¿A dónde?

- ¡Hey! ¡Esperen todos! - Luminamon detuvo toda la caravana de repente, al tiempo que miraba hacia la oscuridad del bosque tratando de enfocar algo.

- ¿? ¿Qué ocurre Luminamon?

- Es que… veo algo… dentro del… - estaba hablando de manera curiosa mientras trataba de enfocar algo que estaba en el bosque específicamente y con mucho esmero.

Pero, después de unos segundos, ocurrió algo realmente sorprendente que asustó a todos: los ojos de Luminamon se volvieron completamente blancos, su piel palideció de un modo horrorifica y muy gratificante, y de un segundo a otro pasó de estar volando a caer en el suelo, como su fuera una bolsa. Por suerte, uno de los Pteramon se acercó lo suficiente como para evitar que la Digimon cayera en el suelo.

Junomon y Lúmina se alarmaron por completo, y se acercaron a atenderla.

- ¿Luminamon? ¡Luminamon! ¡¿Qué te ocurre!?

- … Muerte… - fueron las palabras que dijo, con un tono de voz tal que literalmente parecía que se le había escapado su alma - Muerte y sangre… delante de… n-n-nosotros…

- ¿¡Qué!? - Lu volteó a ver en la dirección que estaba viendo la Digimon, y ella, aunque no del mismo modo, también se paralizó al alcanzar notar lo que había visto: a lo lejos, como a unos 25 metros o más del lugar, estaba la misteriosa figura de una "persona" montando un caballo. Sin embargo, de tal solo ver la imagen, el cuerpo de la chica se sintió completamente desfallecida, sus fuerzas vitales bajaron de manera muy drástica y un sentimiento de muerte inundó toda su alma. Al igual que Luminamon, se cayó al suelo de tan solo ver aquella imagen, y con pocas fuerzas habló en voz alta para toda la caravana.

- ¡N-Nos quedaremos aquí a descansar está noche!

- ¿Eh? - Junomon no entendía - Pero estabas diciendo que|

- ¡Ya sé lo que dije! ¡Ahora cambio de idea: nos quedaremos aquí por está noche!

- ¿? - Junomon también se asomó al bosque para tratar de ver lo que sea que hubiera visto Luminamon y Lu, pero la chica de inmediato gritó a modo de advertencia.

- ¡No! ¡Por está noche, todos tienen prohibido mirar al bosque! ¡No se atrevan a hacerlo! ¡Todos a dormir, ahora!

La actitud asustadiza, nerviosa y "exagerada" que mostraba Lu asustó a toda la caravana, de modo que Junomon también se portó con un toque de molestia.

- Hey, ¿Qué rayos estás haciendo?

- Solamente hazme caso… Nos quedaremos aquí, ¡Y que nadie se atreva a mirar hacia el bosque!

- Pero, ¿Por q|?

- ¡Solo hazme caso! ¡Por favor, que nadie lo haga!

- … Está bien… - Junomon dejo a Luminamon y Lu en sus sitios, y la Digimon olímpica dio el mensaje a toda la caravana, quienes con bastante confusión y miedo decidieron obedecer.

- T-Tu también, Luminamon - con algo de esfuerzo, Lu tomó a la Digimon y la abrazo a su cuerpo, de modo que cubrió su cara y sus ojos en su pecho - N-No veas de nuevo a… esa cosa… y mejor durmamos…

Junomon permaneció cuidando de la caravana que rápidamente comenzó a dormir, después de que dio la orden Lúmina. El frío de la noche la obligó a prender una fogata en medio de la caravana, de modo que todos los Digimons posibles podían obtener un poco de su calor y así no enfriarse con esa noche que, particularmente, estaba portándose un poco más fría de lo que debería.

- Si que hace un horrible frío… - comentó Junomon para si mismo, mientras usaba su chamarra para tratar de abrigarse a si misma.

Entonces, volteó y vio a un costado de la caravana, cerca de su límite, que un grupo de Koromons tiritaba del frío ya que no llevaban al rango de la fogata. Entonces, en silencio y con movimientos lentos por el frío que sentía, se levantó de su sitio, caminó hasta esos Digimons, y les entregó su traje a modo de cobija, de modo que después de acomodarla en sus cuerpos pequeños ellos dejaron de sentir frío.

- Si… será mejor que ellos la tengan por está noche… - y con el mismo silencio, regresó a sentar en su sitio - Bien, la noche será larga, pero ya que todos están dormidos, debo cuidar de la caravana.

Juntó sus manos, comenzó a haver fricción con ellas para poder entrar en calor, y dirigió repetidas veces su mirada hacia todos los lados, forzando su vista para poder enfocar más a sus alrededores y poder ver si se acerca por algún sitio algún enemigo.

- … ¿Por qué Lu habrá dicho que no mirara hacia el bosque? Después de que nos lo ordenó, eché un par de miradas, pero no vi a nada ni a nadie en ningún sitio… - la pregunta dio vueltas en la cabeza de la Digimon repetidas veces, antes de que comenzará a dolerle por pensar mucho en ello - Creo que será mejor olvidar el tema por ahora…

Lanzó otra mirada a su alrededor, y un sentimiento de nostalgia la invadió repentinamente.

- … Mi hermana… hace bastante tiempo que no la veo, muchísimo. Creo que ya va… una semana y media, o más… También May: ella estuvo ayudándonos muchísimo cuando Lu estaba inconsciente en el Castillo, después de su primera pelea contra los demonios, y específicamente hablando de Murmukusmon… Oh vaya… - se acarició el cabello con un sentimiento de tristeza - Ahora que recuerdo ese momento me llegó… la sensación de que… llevamos mucho tiempo haciendo esto; escapar para encontrar a la Ciudad Sagrada, sin saber de mí hermana ni de May, metidos en esta rutina… Siento que ha pasado demasiado tiempo desde que estamos así… ¿?

Lo malo del mundo lo está distorsionando… Y yo me quedo sin hacer nada… Hay tantas cosas que ya no puedo ver…

- Ya veo… nuevamente Lúmina está cantando, como siempre lo hace… ¡Lo sabía! - murmuró Junomon para si misma - ¡Sabía que aquella noche estaba cantando! Pero… me gustaría saber exactamente que está cantando…

Junomon puso ambas manos en sus mejillas, para prestar mejor atención a las palabras que pronunciaba su compañera de pelea. Entonces, entre los susurros que nada, y el silencio presente en el bosque, pudo distinguir perfectamente sus palabras.

Las he perdido… En este mundo que ha dibujado alguien… Tan solo sé que no quiero hacerte daño… Lo recordaré por siempre sin dudar…

- Sin duda… ¡Su voz cantando es linda! ¡Definitivamente muy linda! Pero, la canción…

De repente, un sonido en medio del bosque, como si fuera el crujido de una rama, irrumpió en la tranquilidad que presentaba el lugar. Con rapidez y mostrando una pose defensiva, la Digimon volteó hacia donde había salido el sonido.

- ¿? ¿¡Quién anda ahí!?

El silencio del bosque, acompañado de una brisa de viento helado que movió todos los árboles, fueron los que respondieron a aquella pregunta.

Intrigada por el sonido, se levantó despacio y comenzó a caminar hacia la dirección del sonido, a modo de querer saber qué era aquello exactamente. Pero, su viaje terminó muy pronto y de manera abrupta.

La Digimon llegó al límite de la caravana, y frente a ella había unos árboles frondosos y altos que cubrían perfectamente lo que había ahí. Se asomó para mirar en el bosque, pero la luz que emanaban la fogata no le permitía ver con claridad lo que había detrás, así que siguió avanzando hasta llegar a una imagen completamente negra, como si se tratara de una sombra, que no le dejaba ver.

- ¿? ¿Qué hace está sombra aquí? - con tan solo verla, Junomon sabía perfectamente que aquella sombra no era "natural"; o sea, no provenía del bosque mismo, sino que había alguien cubriendo con su sombra y generando ese efecto - ¿¡Quién eres!?

Tras haberse alejado, nuevamente soltó su grito, esperando a que aquel que generó la sombra le contestara o saliera a la luz. Pero, lo que hizo fue peor para los ojos de Junomon: dejarse entrever.

La distancia que los separaba era simplemente un par de árboles, cuando la sombra se movió un poco, de modo que el fuego que generaba la fogata de Junomon lo dejó visualizarse: un jinete, vestido de una capucha y tunica negras y muy oscuras, con una montura de caballo negro con armadura oxidada y oscura. La cara del jinete era simplemente un agujero negro sin indicios de tener al menos un rostro.

Junomon, de tan solo ver la figura, sus ojos se llenaron de terror y cayó al suelo debido a que sus fuerzas se agotaron de tan solo ver a aquel jinete oscuro. También, el ambiente se volvió más frío a pesar de tener la fogata. El jinete dirigió su mirada hacia la Digimon, asustándola aún más.

- ¿¡Q-Qué eres!? ¿¡Qué quieres!?

- Shhhhhhhhhhh - susurró el jinete, posando una de sus manos en su cara a modo de indicarle silencio.

- ¿¡ !?

- Shhhhhhhuuto oooooooooooofgeeeeeee - alcanzó a escuchar la Digimon que provenía del jinete, lo cual la asustó aún más, pero está vez la dejó con un sentimiento de confusión.

- ¿Qué?

- Oofgeeeeee… - el jinete levantó su mano, y apuntó con sus dedos la fogata - ssssshhhhhhhuuuuuutto oofgeeeeee…

- ¿¡L-La fogata!? ¡¿Q-Qué tiene?!

- ssssshhhhhhhuuuuuutto oofgeeeeee… ssssshhhhhhhuuuuuutto oofgeeeeee…

- ¿Q-Qué dices? ¡N-No te entiendo!

El jinete, como mostrando desesperación, apuntó hacia la fogata y cerró su puño. Al tiempo que pasó eso, la fogata de inmediato se apagó, dejando la escena en completa oscuridad y asustando muchísimo a Junomon, quien comenzó a imaginarse lo peor.

- ¿¡Q-Qué haces!? ¿¡E-E-Eres un de-demonio!? ¡¿V-Vienes aquí por L-Lúmina!? ¡N-No te lo permitiré!

- Shhhhhhhhh - el jinete silenció a la Digimon, y tomó las riendas de su caballo - Pororortoct Lúmina keioshk… Pororortoct Luminamon keioshk…

- ¿Luminamon? ¿Q-Qué estás diciendo?

- Deeeemons… ggggggerery cocoroseeeguhu… Pororortoct alourodu

- ¿Qué? N-No puedo entenderte…

Sin decir otra palabra más, el jinete movió las riendas un poco, de modo que el caballo comenzó a caminar lentamente por los árboles en medio de la oscuridad, hasta desaparecer completamente en medio de las tinieblas de la zona.

Junomon solamente respiró profundamente con mucho miedo, estando a punto de dirigirse a la primera fogata que tenía para volver a prenderla, pero, de inmediato recordó algo.

- E-Es cierto… mi hermana me lo había dicho… Que no prendiera ninguna fogata, por más necesaria que fuera, para evitar dar nuestra localización… - suspiró, de modo que salió una pequeña nube de vapor de su boca, y miró a todos los Digimons de la caravana - Lo siento mucho a todos… pero no puedo prenderla de nuevo… Y más teniendo a ese jinete caminando por aquí…

ASFD

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top