Capítulo VI
Sakeno POV
Camino por los largos pasillos de la escuela, saltándome clases como todos los días. No tengo nada interesante que hacer en ellas, así que no me preocupo para nada. Así soy: si no me interesa, no tengo la necesidad de comenzar algo.
Por cierto, mi nombre es Sakeno Kami. Tengo 14 años. Soy, como pueden ver, lo que algunos le dirían "irresponsable, inmaduro, y, un tanto, infantil". Yo prefiero llamarme alguien que sabe disfrutar de la vida al máximo, sin que tenga responsabilidades.
Mientras sigo caminando, recuerdo un extraño a que me ha parecido en sueños durante algunos meses:
Un racimo de uvas sobre una nube con una corona celestial puesta. El racimo de uvas también tenía algunas uvas rotas, que derramaban un jugo morado, que parecía ser vino, sobre una copa de oro muy bien detallada. Ese símbolo me gusta mucho xd.
Entonces, mientras estaba sumido en mis pensamientos, sin quererlo, choqué con alguien. Y, me asusté completamente al ver con quien había chocado: el director de la escuela.
Adiós amigos :"v...
Valeria POV
Sentada, mirando como el profesor anotaba muchas cosas en el pizarrón. Obviamente, todo esto mientras estaba aburrida... ¡Odio la monotonía! ¡Es horrible!
Me llamo Valeria Nakahara. Tengo 13 años, y soy algo pequeña para mi edad xd. Además soy pervertida, y me gusta shippear personas xd (arte de crear parejas, o algo así :v). Soy astuta, me gusta bromear. Un dato curioso sobre mi es que casi no siento dolor; quien sabe porque. Por ejemplo, no me afectan los insultos, ninguno en especial, ¡Pero más les vale no meterse con mi estatura! ¡No respondo si terminan mal heridos!
Terminó la clase aburrida de español y un voz comenzó a hablar dentro de mi cabeza...
« Venus... Oh, majestuosa Diosa del amor, cariño, respeto y armonía mundial... ¡Nosotros, tus fieles soldados estamos dispuestos a entregar nuestras vidas! ¡Por la justicia, la fé, la verdad, nosotros lo lograremos! ¡Conseguiremos destruir este obstáculo! ¡La esperanza surgirá en medio de la oscuridad! ¡Venus, te ofrecemos nuestras vidas, a cambio de su futuro! ¡Acepta nuestro sacrificio!... »
Una lágrima corrió por mi mejilla, y mientras le estaba sintiendo, rápidamente la limpié. Y, entonces, apareció nuevamente ese símbolo:
Una Paloma sosteniendo con sus patas una concha con una Corona en su interior, hecha de un oro tan fino que no había comparación, adornado con perlas tan blancas como la nieve, y brillantes como la luz del día.
Las clases siguieron pasando, y solo pensaba en esa voz que exclamaba hacia... ¿Venus, si no mal recuerdo? Según la clase de historia, Venus era la Diosa del amor... ¿Y quién, o quiénes estaban exclamando a ella? ¿Por qué?... Es más, ¿Por que esa voz surgió en mi cabeza?... ¡Me acaban de salir muchas dudas!
Mientras seguía pensando, la fin de clases de hoy se dio a conocer con la campana de la escuela. Dejando mis dudas de lado, llevé mis cosas en mi mochila al hombro, y comencé a despedirme de mis amigas. Pasé rápido a mi casillero para dejar mis cosas, luego lo cerré, y me alejé rápidamente tanto del casillero como de la escuela; y así llegué rápido a mi casa.
Al momento que entré, vi a mi mamá dormida en el sillón. Así que fui al armario y saqué una sabana, la cual extendí y cubrí a mi madre con ella. Dejé dormir a mi mamá, pues desde que mi padre nos abandonó hace como 10 años ella ha trabajado muy duro para mantenernos. Agradezco que sea mi madre.
Fui a mi recámara y me recosté en mi cama, agotada por ese día de clases. Casi instantáneamente, al contacto con las suaves colchas de mi cama, me quedé dormida.
...
Me desperté como a eso de las 12 de la noche. Volví a oír esa extraña voz en mi cabeza, pero está vez fue con mejor claridad: no era solo una persona quién lo decía, sino un conjunto de varias personas...
Para distraerme un rato de eso, tomé mi teléfono y lo prendí para ver si habían nuevas notificaciones... Pero...
Revise mi teléfono. Nada.
Revise mi correo. Nada.
Mis redes sociales. Nada.
No había en absoluto nada.
Me volví a recostar en mi cama, tomé una almohada y comencé a jugar con ella, hasta que el sueño volvió a hacerse frente mío, y me permitió volver a por esas voces... Qué, no sé por qué, pero no me daban buena espina...
ASFD
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