Capítulo I
~♦♦♦~
Mis ojos ven mucha sangre regada en el suelo. Siento mi cuerpo arrastrándose en el suelo desértico que parecía un recién campo de batalla: desolado, destruido, y lleno de humo. Alrededor no hay nadie.
Oigo detrás mío una serie de pisadas; al parecer se dirigían hacia mi cuerpo. Entonces, veo a 2 siluetas pararse frente a mi, y yo levantó la cabeza para mirarlos. A pesar de que no recuerdo haberlos visto, mi subconsciente no dice lo mismo.
Uno de ellos, quien es más chaparro, se agacha hasta quedar a mi altura, casi en el suelo.
-¿Nos lo vas a dar o no?...
- ¡Estamos hartos de esperar a que tu y los otros 14 nos den lo que queramos! - gritó el segundo, de manera desesperada - ¡¡Es eso o tu vida!!
Estoy en una situación muy complicada. Morir por no sé qué, o pelear por no sé que tampoco.
- Yo que tú ya sacaba la sopa - mencionó aquel que estaba agachado junto a mi - Tu compañero te abandonó; tus "hermanos" ya están muertos. Eres de los últimos que están de pie; ya no tienes razón para seguir resistiendo. Te es más conveniente hablar: podemos dejarte con vida, darte más gloria de la que tenías... Ser el verdadero Dios del Sol que este mundo necesita... ¿Qué dices: cooperas o mueres?
Respiro con dificultad por un momento. Mi mente comenzaba a nublarse. Estaba empezando a perder la conciencia, y parecía ser que aquellos tipos no lo notaban.
- Mejor decide rápido... Nosotros tenemos todo el tiempo del mundo, pero no creo que tu cuentes con la misma suerte...
Sin embargo, mi cuerpo físico, donde estaba mirando todo, reaccionó antes que mi mente.
- No... aunque haya sido traicionado no cederé ante ustedes... No debo ceder ante ustedes... ¡No les diré nada!
- Qué lastima por tí... - dijo melancólicamente el ser, mientras se levantaba y se alejaba de mi.
- ¿? ¿Lo dejaras así, hermano? ¿Dejaras que se salga con la suya?...
- No hay necesidad de preocuparse... - dijo aquel ser, mientras mis ojos comenzaban a oscurecerse - Ya está muerto...
~♦♦♦~
- ¡¡ Nooo !! ¡¡ No !! - me sacudí entre las sábanas de mi cama y desperté de golpe, muy asustado. Esa pesadilla... otra vez había tenido esa horrible pesadilla.
Sentí mi frente ardiendo, y mi corazón estaba muy exaltado. Los mismos síntomas cada que tengo esta pesadilla. Después de relajar mi mente, los síntomas comenzaron a desaparecer.
Entonces, miré el reloj que estaba situado en la mesa de noche que está a un lado de mi cama: 6:20. 10 minutos antes de que suene la alarma.
Cuendo menos lo espero, una voz externa me saca de mis pensamientos.
- ¡Hijo!- la voz de mi tío. Tocó la puerta un par de veces.- ¿Estás ahí?
- ¡Si tío, puedes pasar!- le respondí amablemente.
Mi tío pasa. Un hombre ya viejo, un tanto canoso, y con poca barba, pero un ser amable, carismático, y alegre.
- Escuché gritos...- se mostraba un poco preocupado.- ¿Te encuentras bien?...- se acerca a mí.
- Sí tío... solo fue la misma pesadilla de antes... ya sabes...
Entonces suspiró aliviado.
- Creí que era otra cosa... ¡No se te vaya a hacer tarde para la escuela! - me dice mientras se va.
Yo solo me quedó mirando a un punto fijo. Sigo pensando en esa pesadilla. A pesar de que sólo fueran imágenes que surgen de mi cabeza solo en las noches... Se sienten muy reales...
Bueno, mejor me apresuró para llegar temprano a la escuela.
Me levantó de mi cama y me dirijo al baño, no sin antes ser detenido por la alarma de mi reloj, la cual apagué rápidamente. Así, continué a bañarme con aquella bendita agua fría. Lo que más deseaba después de tener esa pesadilla.
Por cierto. Mi nombre es Tsuyo Kasai. Un simple adolescente de 14 años, que vive en la gran ciudad, en pleno auge tecnológico del 2018, contando las miles de locuras que pasan en el mundo. Un tanto difícil, pero no imposible.
Una vez que terminé de bañarme, secarme y cambiarme, por cierto, me cambie vistiendo un pantalón de mezclilla oscuro y con una camisa roja, bajé de mi cuarto a desayunar. Ya era, según el reloj de mess, las 6:45 am. Algo tarde; suelo llegar a la escuela a esta hora.
Una vez que terminé de bajar las escaleras, ví a mi tío sentado en su sillón, tomando de una taza de café, leyendo el periódico. Su típica costumbre.
Mi tía, llegó y me dio un beso en la mejilla. Ella, a comparación de mi tío, era muy... ¿Cómo decirlo? Muy... es hipócrita, siempre de mal humor y todas esas cosas... Ustedes entienden.
Después, me miro fijamente.
- ¡Mi niño! Tienes algo de temperatura - me dijo fingiendo preocupación, cosa que noté al instante - ¿Tuviste esa pesadilla otra vez?- dijo alejándose de mi y yendo a la cocina.
Yo tomé asiento en la pequeña mesa de su casa, y comencé a desayunar.
- Si tía... otra vez ese sueño...
- ¡Ay niño! ¡Deberíamos llevarte a un psicólogo o algo así!- mientras pronunció esas palabras, las mismas de casi todas las mañanas, puse mis ojos en blanco y miré a mi tío, quien con señas me dijo que no le hiciera caso.
Terminé mi desayuno, tomé mis cosas, y salí de la casa lo más rápido que pude, obviamente sin olvidar despedirme de mis tíos. Eran las 6:50 am. ¡Ahora sí ya era tarde!
Mientras seguí corriendo, recordé que debía esperar a alguien importante, y casi me tropiezo. Debía esperar a mi mejor amiga de infancia. Me paré en una esquina, esperándola. Pasaron unos pocos minutos. Pero...
...
Pasaron algunos minutos, y ella simplemente no aparecía: debió quedarse dormida nuevamente.
« Si ya la conoces, ¿Para qué te quedas aquí? ¡Ve por ella! »
Suspiré entonces, y decidí echar carrera a su casa, que por cierto no estaba muy lejos.
Debemos llegar temprano; de lo contrario, los 2 nos llevaremos un buen reporte, y eso es lo último que quiero en estos días: los días de exámenes.
Después de esto, llegué a su casa. Rápidamente toqué la puerta y su mamá me recibió.
- ¡Hola, buenos días, señora Kibo! ¿Se encuentra Kari?
- ¿Otra vez se les hizó tarde?- me pregunta con una sonrisa en la cara.
- Si...- le digo un poco apenado.
- Pasa Tsuyo. Debe estar dormida en su cuarto.
- ¡Muchas gracias!
Pasé y directamente fui a su recámara, la cual ya la conocía: subiendo las escaleras pequeñas de la casa, la primera puerta a la derecha.
Sabia que no estaba en mis modales, pero era demasiado tarde: sin siquiera tocar la puerta, abrí esa puerta y...
Hikari POV
¡Es muy tarde! ¡Tsuyo me matará!
Me quito rápidamente mi cómoda pijama para cambiarla por mi vestimenta diaria.
Mi nombre es Hikari Kibo, tengo 14 años y soy una chica algo tímida y tranquila, comparada con las demás chicas del 2018. Pero, también soy alegre, divertida, confiable, muy emotiva, tengo buen humor y, cuando me lo propongo, atrevida.
En ese momento me veo interrumpida por una puerta que se abre rápidamente, dejándome ver quien estaba...
¿Tsuyo?, ¿Qué hace aquí?... ¡No puedo creerlo!
Los 2 nos quedamos paralizados, mirándonos el uno al otro.
Yo, porque él, por su forma de ser, no interrumpiría de esa forma el cuarto de una dama.
Y él... ¡Ah, caray!
Él porque... justo cuando abrió la puerta, yo me terminé de quitar mi pijama, quedándome en ropa interior.
¡Estaba semidesnuda frente a mi mejor amigo!
Ambos nos miramos y solo ví que Tsuyo se sonrojó tanto que parecía tomate. Supongo que mi reacción fue la misma.
- ¡T-Tsuyo! ¡¿Qué haces aquí?!- le dije mientras miraba a otro lado y con mis pequeñas manitas trataba de taparme.
- Este... estaba allá.. y después...- estaba "embobado" mirándome.
¿Qué rayos es esta reacción que tenemos? Desde los 3 años vivimos como si fuéramos hermanos, incluso durmiendo en la misma cama... Pero... solo con esto nos hemos quedado así.
¡Espera! ¡Vamos tarde a la escuela! ¡Este momento incómodo no debe continuar!
Deje de taparme, corrí hacia él, y con los brazos extendidos lo empuje de regreso hacia afuera, y cerré la puerta.
- ¡N-no vuelvas a hacer eso!- le grité desde adentro, mientras me tapé la cara con mis manos, muy avergonzada.
Inmediatamente, continúe con mi rutina, hasta quedar totalmente cambiada y arreglada. Por cierto, ya no pude bañarme :"v.
Decidí vestirme con una playera rosa, que llegaba hasta los hombres (una de mis playeras favoritas), y con un short de mezclilla. Me dejé el pelo suelto; prefiero tenerlo así a tenerlo atado. Me miré al espejo, y me pasé una mano por el cabello.
« ¡Hoy será un gran día! »
Luego, decidí salir, viendo que Tsuyo estaba mirando hacia otro lado. Y en cuanto nuestras miradas se cruzaron, nos sonrojamos.
- Kari, yo...
- ¡No es tiempo de eso!
Antes de que él pudiera replicarme, eche a correr a las escaleras, y bajé a planta baja. Después de procesarlo, Tsuyo me siguió. Nos despedimos de mi mamá, y salimos corriendo a la escuela. Pero... A mitad del camino, recordé algo: no traía mochila.
- ¡No puede ser!
- ¿Qué?
- ¡Olvidé mis cosas en mi casa! ¡Si regreso, no llegó a la escuela! Tenía exposición, un trabajo de equipo, un|
Tsuyo sacó de su espalda un bolso azul que era muy familiar para mí.
- Si no te acuerdo, se te olvida...
Yo, con rápido movimiento, se la arrebató.
- ¿¡Cómo!?
- La vi en el sillón de tu casa y decidí traérmela.
- ¡Muchas gracias!- lo abrazo. Y antes de que Tsuyo me devolviera el abrazo, me separe de él - Ahora, vayamos a la escuela. Ya de por sí es tarde...
Asintió y ambos seguimos corriendo, pero sin darme cuenta tomé su mano, y entrelacé nuestros dedos.
- ¿Kari? ¿Qué haces?
- Este... ¡No importa! ¡Hay que llegar rápido!
Él simplemente asintió y decidió seguirme, aún con nuestras manos entrelazadas. Esta sensación... Es muy...
Mientras íbamos corriendo, entonces recordé un sueño que tuve...
~♦♦♦~
Una bola de... seres extraños... estaba rodeándome.
- ¿Q-Qué están haciendo?
Todos me miraban con odio y desprecio. Sentimientos que se percibían anti naturales
- Lo que debimos hacer desde un principio...
- ¡Soy la Luz de la Esperanza! ¡Confíen en mi!
Absolutamente todos estaban en mi contra. Me miraban con ojos de repudio, odio y rencor. Estaba... Sola...
- Después de lo que hiciste, ya no...
Lo último que alcance a ver, fueron mis manos cubriéndome del ataque que todos lanzaron...
~♦♦♦~
- Kari, ya llegamos.
Su voz me sacó de mis pensamientos y una segunda cosa: el profesor llamándonos.
- ¡Ustedes 2! ¡Vengan acá!
Ambos nos miramos el uno al otro y llegamos a dónde está.
- ¿De qué grupo son? ¡Váyanse! ¡Tienen clase que tomar!
- Del suyo proofesor...
- ¿? A ver... Apellidos...
- Kasai.
- Kibo.
El profesor suspiró y puso su mano en su barbilla, cómo pensando.
- ¡Ah, sí! ¡La pareja KasaiKibo!
- Disculpe, ¿La qué?...
- Saben que este su tercer retardo en este mes, ¿Verdad?...
Ambos asentimos con la cabeza.
- Y saben que deben de tener reporte hoy, ¿Verdad?...
Volvemos a asentir.
- Bueno, lo dejaré pasar solo porque forman una linda pareja...
- Disculpe, ¿Una qué?
- ¡Pero ninguna otra falta! ¿Entendido?
Volvimos a asentir y el profesor nos dejó pasar a su salón. Y en cuanto entramos...
- ¡Miren, la pareja del año!
ASFD
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