23. feelings

Ese día había decidido almorzar sola. Sin Will y sus nuevas amigas o el equipo de fútbol. Podría haber estado con Ruth pero ella estaba ocupada con todos los maestros y un montón de cosas que no había podido hacer en casa porque no les entendía y tampoco me entendía a mi cuando se los explicaba; era eso o se estaba haciendo la estúpida.

No diría que extrañaba —tanto— mis días de soledad. A nadie le gusta estar solo. Mis días de soledad eran cuando Ruth hacía de mi vida un Infierno y no tenía amigos, ahora los tenía... supongo, lo que extrañaba más que la soledad era el silencio.

Escuchar mis propios pensamientos sin que nadie me interrumpiera con comentarios tan insoportables y clichés como "Tierra llamando a Violet" o "Violet, ¿estás aquí?" era lo que más extrañaba. También a veces extrañaba no tener vida social, al menos cuando no tenía amigos mi cerebro no se veía en la necesidad de buscar entre lo más recóndito de él algún tema de conversación interesante, aunque no era que me molestaba demasiado pasármela hablando de Gilmore Girls en las clases con Kate, Stacy, Holly y Polly.

Y Dios, extrañaba fumar. Desde que había empezado todo con Ashton había dejado de hacerlo pero lo extrañaba de vez en cuando también.

Recargué mi cabeza en el tronco del árbol donde estaba recargada y me puse los audífonos para escuchar la playlist especial que había creado para leer un nuevo libro.

La escuela terminaría en dos meses, lo que quería decir que tenía dos meses para seguir viendo a Ashton todos los días y resolver lo que fuera que había empezado a surgir entre nosotros y no me refiero al sexo sino a él estando enamorado de mí. Estaba monumentalmente confundida con esta situación.

Sacudí mi cabeza como si eso fuera a ayudarme a quitar esos pensamientos de mi mente e intenté concentrarme en mi lectura y la música sin embargo el gusto me duró cerca de diez minutos pues cuando terminaba el capítulo del libro y la tercer canción una mano quitó un audífono de mi oído. Suspiré pausando mi música y alcé mi vista para toparme con la mirada de Ashton.

—Hola.

—Te busqué en la cafetería y no estabas —me dijo—. Supuse que estarías precisamente aquí.

— ¿Por qué?

—Era tu lugar antes de Will.

Enarqué una ceja. Antes de Will sonaba extraño, como a una época, aunque podría ser verdad. Antes de Will me sentaba aquí, después de Will empecé a ir más seguido a la cafetería.

Palmeé el pasto a mi lado y Ashton entendió la sugerencia al instante sentándose a mi lado.

— ¿Qué lees?

Rápidamente oculté el libro debajo de mis piernas haciendo reír a Ashton.

— ¿Qué acaba de pasar?

—No pienso dejar que me arruines este maldito libro —dije—. Dios, Ashton, has leído un montón de libros y la probabilidad de que hayas leído este es nula pero me tienes paranoica desde que me arruinaste el final de la saga de Narnia.

—Pero si el libro se publicó hace más de diez años ya no cuenta, preciosa.

— ¡Iba empezando el primer libro, por Dios!

El hombre soltó una carcajada que inundó de una manera agradable mis oídos. Amaba tanto hacer reír a ese hombre. Y a Will. Y a Luke.

La risa de esos tres chicos eran mis risas favoritas porque eran tan contagiosas y sonaban tan reales que me daban ganas de grabarlas para ponerlas de tono de llamada. Las tres risas juntas.

Que lindo.

—Eres una exagerada.

—Claro que no. Y no pienso decirte qué libro es.

Ashton tronó la lengua inclinándose hacia adelante para luego regresar a su posición principal.

—Estás leyendo Cumbres Borrascosas.

— ¿Qué demo...?

—Lo pusiste en el hueco entre tus piernas, gatita —me interrumpió.

Fruncí el ceño y bajé la mirada al sitio que mencionó Ashton y bufé al ver que el título y la portada del libro podían apreciarse desde cualquier lado de donde lo estuvieras viendo.

—Mira, Ashton Irwin, si me arruinas este maldito libro te quedas sin sexo por un mes.

El hombre a mi lado volvió a reírse.

— ¿Estás amenazándome, Vi? ¿A mí?

—Eh... ¿sí?

Ashton alzó una ceja.

— ¿No? No. No estoy amenazándote. Nop.

—Mmm —dijo—. Sería una pena que sí lo hayas estado haciendo.

Oh, diablos, ¿cómo terminamos en esto si estábamos hablando de libros?

Mi culpa, fue mi culpa.

Tragué saliva volteando a verlo.

— ¿Por qué?

—Porque tú no puedes castigarme, gatita.

Me aseguré de que nadie estuviera cerca de nosotros.

— ¿No, daddy?

Ashton dibujó una sonrisa traviesa en el rostro.

—Oh, gatita, en serio debes de dejar de llamarme así —dijo—. Me calienta más y aquí no puedo hacerte nada.

—Entonces podemos hablar de otra cosa y esperar a...

—No —volvió a interrumpirme—. Tú y yo vamos a irnos a mi casa.

¿Ahora?

—Ahora.

—Pero luego del descanso tengo química.

—Violet.

—Me toca química, Ashton, es mi clase favorita.

El semblante del hombre cambió en cuestión de segundos y ahora me miraba dudoso.

— ¿Qué?

—Pensé que literatura era tu clase favorita.

—Nunca lo ha sido.

—Mentir está mal, pequeña Vi.

—Bueno —dije, encogiéndome de hombros mirando sus manos, luego sonreí—. Pero no estoy mintiendo.

—Oh, lo estás, te crece la nariz como a Pinocho.

—Lo que sea que te haga dormir en las noches, Ashton.

Antes de que él pudiera responderme el timbre que indica que el descanso terminaba sonó en los altavoces.

—Debo irme.

Ashton gruñó: —Para ti es tan fácil, tú no tienes nada que se para cuando te excitas.

Sin querer me reí con fuerza aunque estaba segura de que me había sonrojado pero él no lo dijo, nunca lo decía, solo en escasas ocasiones.

—Solo te llamé da...

—Por Dios, Violet, si no quieres que te lleven a rastras hasta mi casa para hacerte el amor no te atrevas a terminar de decir esa palabra.

Ambos parecíamos habernos dado cuenta del pequeño cambio que había en aquella oración pues yo cerré la boca y él abrió los ojos con notoria duda en la mirada.

— ¿Acabas de...

—No.

—decir...

—Violet.

—... "hacerte el amor"?

Ashton cerró los ojos: —No fue mi intención decir...

—No —lo frené, guardando mi celular en el bolsillo y tomando mi libro—. Suena mejor que "follarte".

Además no era la primera vez que decía esas palabras. La noche anterior lo había hecho también. Pero también quiero hacerte el amor aquí, Violet.

Él quitó su cara de preocupación y la cambió por una sonriente en menos de diez segundos. Se puso de pie y me extendió su mano para ayudarme a levantar, cuando lo hice quedamos cara a cara.

—Bueno, preciosa —me dijo—, ve a tu falsa clase favorita. Saliendo de la escuela voy a hacerte el amor y será estupendo.

Volví a sentir que la sangre subía a mis mejillas.

—Extrañaba eso.

— ¿Qué?

—Que te sonrojaras por cosas que te digo y no por Will.

Bajé la mirada sin saber qué responderle y lo escuché suspirar: —Ve a clase, Vi.

Asentí.

— ¿Ashton?

— ¿Sí?

—Eres increíble.

Él volvió a sonreír.

—Y tú eres hermosa.

(...)

— ¿Dónde demonios estuviste?

—No sé de qué me hablas, psicópata.

— ¡No apareciste en el almuerzo! Pensé que Ruth te había comido o algo así.

— ¿Ruth? —Repetí el nombre, enarcando una ceja dejando mi libro de química sobre la mesa.

Mi compañero de laboratorio me lanzó una mirada despectiva.

—Sabes a lo que me refiero.

—No es para tanto, Alexander.

—Claro que lo es —dijo—. Llevas comportándote extraño desde hace unas semanas y me frustra no saber la razón.

— ¿Por qué te frustra?

—Porque... —Will pareció callarse a sí mismo y negó con la cabeza antes de proseguir— te pierdes de buenas conversaciones.

Pero sabía que no iba a decir eso aunque decidí no insistir.

— ¿Conversaciones como cuáles?

—Como que Stacy va a hacer una reunión hoy en su casa.

—Pero es lunes.

—Es una reunión, Vi —habló. La clase llevaba cerca de diez minutos de haber empezado pero la maestra todavía no daba señales de vida—. Vamos a comer, pasar el rato, si tu cerebro de niña nerd quiere hacer tarea la haremos y luego te llevo a tu casa. O puedes ir a la mía.

—No —dije.

Por favoooor, Vi —insistió, moviendo mi brazo—. Nunca quieres ir a ningún lado.

Parpadeé varias veces antes de acomodarme en mi asiento para mirarlo sin tener que estar volteando la cabeza.

— ¿Disculpa, qué? Me has arrastrado a dos fiestas y ninguna ha terminado bien.

Will agachó la cabeza haciendo una mueca seguramente pensando qué más decir para convencerme. La maestra seguía sin aparecer y en el salón de química se escuchaba todo el bullicio que hacíamos por estar hablando.

—Tienes razón pero esta es una reunión, no una fiesta.

—No vas a rendirte, ¿cierto?

—Nop.

Apreté mi mandíbula poniendo mis ojos en blanco.

—De acuerdo.

— ¿En serio?

—Pero quiero irme a mi casa temprano.

Mi amigo asintió un par de veces con alegría haciéndome reír.

Nunca entendería por qué se emocionaba por estas cosas tan insignificantes, quizá era porque yo nunca quería ir a algún lado y se sentía bien cuando me convencía. No lo sé, era extraño.

—Ahora, ¿puedes decirme qué te pasa?

—Nada —gruñí—, deja de molestar con eso.

Él me miró a los ojos unos segundos, lo vi tragar saliva como si se le dificultara y agachó su cabeza.

—Es que yo... —guardó silencio— Violet, yo...

— ¿Qué sucede? —No dijo nada— ¿Will?

—Has estado comportándote así desde que yo...

En mis ojos apareció la comprensión total, entendiendo por qué demonios le preocupaba tanto a Will que estuviera apartándome de él y él grupo que se había creado en mi ausencia por estar con Ruth en el hospital.

—Oh, cariño —hablé, tomando su rostro entre mis manos para que me mirara—. Eso no... eso no tiene nada que ver, Will.

—Claro que sí, yo intenté abu...

—No lo hiciste.

—Porque me golpeaste.

—Pero te hubieras detenido aunque yo no te hubiera golpeado.

Mi amigo mantuvo su mirada fija en mí hasta que puso sus manos sobre las mías y cerró los ojos.

—Lo siento, Violet. Lo siento muchísimo.

—Lo sé —dije—. Lo sé. Y no es por eso que me estoy distanciando de tu grupo.

Nuestro grupo.

Tu grupo —repetí, quitando mis manos de su rostro.

Las palabras que Will estuvo a punto de decir fueron interrumpidas cuando la directora entró al salón y pidió silencio para dar un anuncio. El anuncio fue que la maestra de química obviamente no vendría y que el resto de la clase era libre así que todos nosotros guardamos nuestras cosas para salir del laboratorio e ir a donde quisiéramos por los próximos treinta y cinco minutos.

Ruth seguía sin aparecerse en mi campo visual desde que había decidido irse a pedir ayuda a todos los maestros habidos y por haber por las clases que había perdido.

Will hablaba y hablaba de cosas triviales hasta que el recuerdo de la conversación que dejamos pausada por la entrada de la directora golpeó su cabeza.

—Entonces, nuestro grupo.

—Will, asúmelo, es tu grupo.

—Claro que no —negó—, son nuestros amigos.

—Yo no veo que nuestros amigos me tengan algún apodo.

— ¿De qué hablas?

—Hablo de Kit Kat —respondí—, y de Holly Molly con doble ele en las dos. Y ya no hay más porque no se te ocurren.

—Pero a ti te dicen Vi.

— ¿Y yo para qué quiero que me digan así?

—No me digas que quieres que te digan Grumpy —gruñó—, porque uno no te gusta y dos ese apodo es solo de mí para ti.

Y sin poder evitarlo dibujé una sonrisa en mi rostro.

— ¿Ahora por qué sonríes, loca?

—Por nada.

—Me caes mal.

—No es cierto —canturreé.

Como siempre solía hacer Will rodeó mis hombros con su brazo y me acercó a él para despeinarme con su mano libre. Emití un sonido de molestia intentando separarlo de mí pero el chico hacía más fuerte su agarre haciéndome reír.

—Oh, Dios, en serio estoy agradecida de que hayas sido el primer hombre en rechazarme —dijo una voz—. Ustedes son tan adorables. Yo no podría.

— ¿Ahora voy a tener que aguantar comentarios amables de Ruth? —Murmuró Will en mi oído.

Asentí.

Ambos nos habíamos quedado como en pausa, Will tenía su rostro cerca de mi oreja y sus manos seguían sobre mi cabello y yo estaba en una posición que daba a entender que intentaba sacármelo de encima.

—Hola, Ruth —le dije, moviéndome para arreglar mi pelo y mi ropa.

La chica nos miraba con los brazos cruzados.

—Quería preguntarte algo, bicho.

En serio yo no sabía si aquel apodo lo decía de buen modo o para molestarme con él.

—No le digas bicho.

Ella entrecerró los ojos mirando a Will de manera expectante: —No me digas qué hacer.

—De acueeeerdo —dije—, Ruth, ¿recuerdas eso de ser amable?

—No me suena.

Suspiré colocando mis dedos sobre el puente de la nariz con fastidio. Esa chica era imposible, única en su especie y no de una manera halagadora.

Era una perra.

— ¿Qué querías preguntarme?

— ¿Cómo vamos a irnos a tu casa?

—Oh, podemos llamar a alguno de los chicos a ver si están libres.

— ¿A Calum?

— ¿Te gusta Calum?

—Me gustan todos.

—Debí suponerlo —dije, mirando a la nada—, pero saliendo de la escuela voy a ir con Will a un lado. Supongo que vas a regresarte sola con quien sea que decidas llamar.

—No importa.

La muchacha se quedó unos minutos más antes de darse cuenta de la palpable molestia que sentía Will al tenerla con nosotros, se excusó diciendo que ahora buscaría a la directora para comentarle algo y se marchó.

Miré mal a mi amigo.

—Eres raro.

—Ya me lo pegaste, por Dios.

—Y gracioso.

—Eso no me lo pegaste tú, yo ya vine así de fábrica.

Solté una carcajada.

—Ahora vamos a la cafetería a comprarte algo de comer porque estoy cien por ciento seguro de que no comiste nada en el receso.

—Te odio.

—Ya sé —dijo él—. Y me encanta.

De nuevo me abrazó por los hombros y me guió hasta la cafetería.

Oh, pensé al verlo fijamente, creo que estoy en problemas.

(...)

—Estás en problemas.

Bueno, miren qué giro tan inesperado de la vida.

Cuando las clases terminaron le pedí a Will que esperara en su coche porque debía hablar con Ashton sobre algo, ese algo era que iba a salir y no íbamos a poder hacer lo que sea que él quería. Al principio lo entendió pero luego se me ocurrió decir que no tuvimos clase de química porque la maestra no asistió.

—Oye, no fue mi culpa.

—Si me hubieras hecho caso no tendría que esperar hasta la noche.

Rodé los ojos: —No exageres.

—No exagero —dijo, tomando mi mano y como estaba sentado me jaló hacia él.

Terminé sentada en su regazo con mis piernas rodeando un poco su cintura, Ashton llevó sus manos a mi cintura acercando su rostro al mío.

—No regreses tan tarde.

— ¿Te quedarás en mi casa?

—Oh, no solo yo, los otros chismosos también.

— ¿De nuevo?

— ¿Sabes que Ruth le habló a todos ellos para que no se fueran de tu casa o no?

Apreté la mandíbula: —Esa pequeña perra.

Ashton soltó una carcajada haciéndome reír a mí también, entonces él interrumpió mi risa besándome.

Lo besé de regreso casi de inmediato moviendo por inercia mi cintura contra la suya haciéndolo soltar un gruñido. Sus manos viajaron por mi espalda mientras las mías jugaban con su cabello, sentí que su lengua lamía mi labio inferior y abrí la boca para dejarla entrar. Mordí su labio inferior cuando sus manos tocaron mi trasero e intenté quedar más cerca de él si eso era posible.

Él se quejó.

—Oh, basta, Vi.

— ¿Qué sucede?

—Seguramente Will está esperando en el carro y si seguimos con esto el pobre chico va a tener que irse porque jamás apareciste —me dijo, dándome cortos besos.

Luego de darle la razón tomé mis cosas y salí de su salón para dirigirme al estacionamiento donde Will esperaba en su celular como siempre. Al verme lo bloqueó y ambos nos dispusimos a ir a la casa de Stacy. Teníamos un chat grupal donde ella había mandado su ubicación, más para Will y para mí que para las demás que obviamente ya habían ido.

En el recorrido a mi amigo se le ocurrió informarme que también habían invitado a cuatro chicos del equipo de fútbol y una chica más que yo no conocía, cosa que me hizo decirle que mejor no quería ir y él, de nuevo, terminó convenciéndome.

En serio no entendía su afán de hacerme ir a estas cosas.

Llegamos a la casa de Stacy en cuestión de veinte minutos y me alivié al darme cuenta que era una casa normal y no una enorme como la de Ruth o Kate, al menos en este tipo de casas sí estaba familiarizada. Will y yo bajamos de su auto y nos dirigimos a la puerta de entrada, él tocó el timbre, a los pocos segundos Stacy nos estaba abriendo con una sonrisa.

—Hola, chicos —dijo, haciéndose a un lado para dejar el libre acceso a su casa—. Pasen. Holly y Polly todavía no llegan, fueron a comprar pizza para comer. Y Vi.

— ¿Qué?

—Will nos dijo que no querías venir.

—Oh, Will dice muchas cosas.

—Cállate, Violet —me dijo él.

—No te preocupes —siguió hablando Stacy con una sonrisa—, podemos poner Gilmore Girls toda la tarde y hablar de lo lindo que es Jess.

Dibujé una sonrisa.

—Creo que me agrada esa idea.

—Perfecto.

También creía que Stacy era la chica con la que mejor me llevaba de ese grupo, seguida de Polly, Holly y por último Kate.

Pensaba que posiblemente terminaría llevándome mejor con Katherine pero luego de su fiesta algo había cambiado, no era solo yo enojada por sus siete minutos en el paraíso con Will sino ella queriéndome mostrar de alguna manera que mi mejor amigo ya no tenía ojos solo para mí.

Y demonios, era inaceptable que estuviéramos tratando indirectamente a William como a un maldito premio.

Mi cabeza empezó a doler al darme cuenta de eso.

Durante toda la tarde aquella chica estuvo mirándome de manera extraña cada que Will le decía Kit Kat o cada vez que mi amigo la abrazaba. Yo fruncía el ceño, notando lo que ella hacía.

Era insoportable.

Me caía bien pero insoportable. Quería ahorcarla.

— ¡Jueguemos siete minutos en el paraíso!

Oh, por Dios, ¿de nuevo con eso?

—Yo creo que me voy a la sala a ver Gilmore Girls y hacer tarea —hablé.

— ¡Vamos, Violet! —Se quejó Polly— Hay que jugar, no seas aguafiestas.

—Polly tiene razón —secundó Holly—. Por favor, Violeeeet.

Uno de los chicos de fútbol, Gavin, de les unió en los ruegos que estaban haciendo hasta que de la nada me encontraba aceptando de mala gana.

—Pero...

— ¿Qué?

— ¿Puedo traer mi tarea e ir haciéndola en lo que ustedes hacen... todo el show?

Escuché que Will se reía, caminando hacia mí pues íbamos a bajar las escaleras al sótano de la casa de Stacy. Su padre estaba trabajando y su madre solo había salido a hacer un pequeño acto de presencia a asegurarse de que todo iba bien y a decir que si necesitábamos algo estaba arriba.

Will me abrazó.

—Eres tan responsable —me dijo—. Vamos por tu mochila.

—Gracias, qué considerado.

Salimos de la casa de Stacy en silencio.

— ¿Qué tienes, Vi?

— ¿Yo? Nada.

—Tienes algo.

—No tengo nada.

—Que sí.

—Estoy frustrada.

El chico me miró con una ceja enarcada cuando salí de su auto con mi mochila colgada en los hombros.

¿Sexualmente?

Entrecerré los ojos y lo señalé: —Entendí esa referencia.

Me señaló de regreso.

—Yo también —respondió—. Avengers.

—Teen Wolf.

Nos miramos unos segundos antes de reír y caminar de regreso a la casa de la chica.

— ¿Qué te pasa?

—Me pasa Katherine.

— ¿Qué tiene ella?

—Nada. No tiene nada.

— ¿Estás celosa?

— ¿De Kate? —Pregunté— Celosa estoy de la futura esposa de Shawn Mendes.

—Oh, dulce e inocente Violet —se burló, dejándome pasar primero a la casa—. Eres mi chica favorita.

—No es cierto.

—Lo es, Grumpy.

—William, te juro por Dios que...

—Cállate y baja al sótano.

Me empujó por la espalda con suavidad instándome a bajar las escaleras dando por terminada nuestra conversación. Cuando llegamos los chicos ya habían empezado a jugar y en este momento Holly estaba dentro de una pequeña habitación en el sótano junto a Gavin.

Me senté en un espacio libre entre Polly y Jack, el otro chico del equipo, mientras que Will se fue al espacio libre a un lado de Kate.

Saqué mis cosas de la mochila en lo que los chicos terminaban sus siete minutos y me dispuse a hacer la tarea. Stacy tocó la puerta al cumplirse el tiempo debido y la abrió dejando ver a una Holly despeinada y sonrojada, cosa que me hizo reír. El ruido de los gritos y comentarios molestando a ambos se hizo presente pero yo me dediqué a seguir con la tarea durante una ronda más en la que la chica que yo no conocía, llámese Victoria, terminó en el armario con otro chico llamado Darren.

Las mismas acciones que pasaron con Stacy se repitieron al momento en que los siete minutos se cumplieron. Los chicos regresaron a sus lugares y los demás siguieron con el ruido.

Stacy se inclinó por el vaso donde habían escrito nuestros nombres y sacó dos papeles, escribí en mi cuaderno la respuesta a una pregunta.

—Violet —dijo la voz de Stacy, mirándome con picardía.

Oh, demonios.

—Y... —Stacy desenvolvió el otro papel y dibujó una sonrisa traviesa al leer el nombre— Will.

Cerré los ojos.

Los chicos del equipo de fútbol empezaron a instar a Will a pararse para ayudarme y sentí los ojos de Kate sobre mí, mirándome de una forma no muy bonita. Mi mejor amigo caminó hacia mí y me extendió su mano la cual acepté después de dejar todas mis cosas en el piso.

— ¿En serio debo pasar?

Stacy se encogió de hombros: —Podemos elegir a alguien más.

— ¡No! —Gritó Jack— ¡Que pasen ellos!

— ¡Sí! ¡Vamos!

Miré a Will y él se encogió de hombros así que suspiré y me dejé guiar a la habitación donde se estaban metiendo. Stacy fue hacia ella, la cerró y desde afuera gritó "¡Su tiempo comienza ahora!"

¿Ya había dicho oh, demonios?

Creo que sí.

—Esto es realmente divertido.

—Sip —suspiró Will—. Bueno, tenemos siete minutos para hablar de cualquier cosa.

— ¿De qué hablamos?

—El clima.

—El clima —repetí—. Realmente no sabes de qué hablar justo ahora, ¿cierto?

—Nop —mi amigo tronó la boca.

—Yo tampoco —admití—. O sea, nunca sé de qué hablar con las personas a menos que ellas tengan algún tema de conversación que yo conozca o me hagan plática ve tú a saber cómo. Cómo esa vez cuando Ruth estaba hablándome y hablándome y yo simplemente escuchaba y se desesperó tanto que terminó gritándole a Luke que necesitaba hablar con alguien que no pareciera una muda y, mira, qué curioso, justo ahorita no puedo dejar de hablar de esta cosa sin sentido de la cual tú no preguntaste pero es que...

Guardé silencio porque Will tomó sus mejillas para acercarme a él y besarme.

Se separó de mí casi un segundo después.

—Lo siento, no te callabas —habló, encogiéndose de hombros—. Eres extraña cuando estás nerviosa, ¿así te comportas con Ashton?

—Eh... no.

—Apuesto a que si pudiera verte justo ahora estás sonrojada.

—No lo estoy.

—Lo estás —aseguró, y tenía razón— ¿Violet?

— ¿Qué sucede?

Él volvió a acercarse a mí, despacio, rozando nuestras narices con suavidad.

—Ya sé que te lo he dicho, pero me gustas.

—Oh...

— ¿Vas a contestar con otro gracias?

—Quizá.

— ¿Violet?

Emití un sonido con la boca que pareció ser un sí pero estaba tan concentrada en los labios de Will que estaban tan cerca de los míos que ni siquiera pensé en responder bien.

—Quiero besarte.

Esta vez ni siquiera emití nada, lo único que pude atinar a hacer fue a asentir una vez con la cabeza y después de eso sentir los labios de Will sobre los míos.

Era un beso lento, suave, dulce. Envolví su cuello con mis manos y él me abrazó por la cintura. Continuamos besándonos hasta que tuvimos que separarnos en busca de oxígeno y el chico dirigió sus besos a mi mejilla y luego al lóbulo de mi oreja haciéndome estremecer.

—Me gustas muchísimo, Violet —murmuró de regreso a mis labios—. Demasiado.

En serio quería responderle. Quería que de mi boca saliera un "también me gustas" o algo parecido pero estaba tan confundida por lo que sentía que no me sentía lista para responderle.

¿Era posible sentir algo por dos hombres a la vez? No lo sabía, no sabía nada de estas cosas. Pero algo sí sabía, lo que fuera que estaba pasando entre Ashton y yo y Will y yo era algo que no podía controlar en este momento.

Tal vez ambos me gustaban. No, no tal vez.

Ambos chicos me gustaban, demonios, los adoraba.

Entonces, decidí responderle a mi amigo.

—Tú también me gustas, Will. 

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