20; besties for sure

Tratar a una persona como Ashton era bastante sencillo. Ashton Irwin tenía la característica de ser paciente, empático, gracioso e incluso solidario. Amaba tratar con personas como Ashton, sobre todo si la persona era Ashton.

Sin embargo, hay otro tipo de persona cuyo comportamiento es grosero, grita a cada rato, es irritable y poco amistoso. Este tipo de personas, al menos en mi mundo, llevan el nombre de Ruth.

— ¡Cámbiale ya, Violet!

— ¡Jesús, Ruth, acabas de despertar! —Grité de regreso— Yo estaba viendo esa película, no tú.

—No quiero que la veas, cámbiale.

Inhalé y exhalé una y otra vez hasta que accedí a cambiarle de canal a la televisión del hospital, cambié un canal donde estaban dando Grimm, la serie que había empezado a ver con la familia de Will, y Ruth —a gritos, aclaro— me dijo que le cambiara así que con un gruñido lo hice. En el siguiente canal estaba Harry Potter, no sé cuál, era alguna de las muchas que hay.

Cámbiale.

En otro canal, Cake Boss.

Cámbiale.

En el siguiente, Teen Wolf.

Cámbiale.

No lo hice.

—Que le cambies, Violet.

—Pero Teen Wolf me gusta.

—Y a mí no.

— ¿Puedes ser un poco menos...?

— ¿Un poco menos qué?

— ¿Irritante, odiosa y llorona?

Ruth entrecerró los ojos mirándome de manera amenazante, como muchas veces hacía antes de pegarme sólo que en esta ocasión sus ojos no despedían aquel odio que ya era común verle sino que ahora sus ojos además de mirarme de ese modo tenían un atisbo de diversión y amenaza fingida.

— ¿Y tú puedes ser menos necia, prepotente y tonta?

— ¿Prepotente yo? —Pregunté, poniéndome de pie para caminar hacia su cama, luego me señalé a mí misma con el dedo índice—, ¿prepotente yo?

—Sí, tú.

—Estoy a un comentario insultante de ponerte la almohada en la cara y quitarla hasta que dejes de patear, ¿me oíste, Ruth?

La chica enarcó una ceja.

—Inténtalo.

Gruñí con exasperación pero antes de poder contestarle Ashton entró con una sonrisa de oreja a oreja y con unos documentos entre sus manos.

Nos quedamos en silencio, el único ruido que se escuchaba era el de la gente caminando en el pasillo, charlando, y el de la voz de Tyler Posey en la pantalla. Le sonreí con nerviosismo a Ashton.

—Aquí tengo los... —se detuvo en el umbral— De acuerdo, ¿qué sucede?

Explotamos.

Ruth y yo comenzamos a hablar al mismo tiempo contando nuestras experiencias de los últimos quince minutos conviviendo con la otra y lo mucho que necesitábamos que Ruth se hospedara en casa de Ashton y no en la mía, ninguna soportaría tanto dolor y sufrimiento.

Por cierto, las de arriba fueron palabras de Ruth, no mías. Pero tenía toda la boca llena de razón.

—Les irá bien —dijo Ashton, rodando los ojos—. Tengo aquí tus documentos. El doctor vendrá a revisarte por última vez y te dará el alta.

—Asombroso —respondió con desdén haciéndome rodar los ojos.

Llevaba casi semana y medie internada en el hospital y yo llevaba la misma cantidad de tiempo sin ir a la escuela por estarla cuidando. El segundo día, cuando todavía la drogaban mucho para que no sintiera demasiado dolor, literalmente me rogó a mí que me quedara con ella hasta que saliera del hospital porque no quería quedarse sola. Al principio me negué pero de alguna manera logré ser convencida y heme aquí, con canas de todos los colores soportando el temperamento de Ruth. No había respondido a nadie que no fuera Ashton durante toda esa semana y media, recibí llamadas de Ellie y algunas de Will e incluso otras cuantas de cuatro números que no tenía idea de quién eran.

—Mañana tienes que ir a la escuela, Violet —avisó Ashton.

—Pero voy a cuidar de Ruth —me excusé.

—No vas a cuidar de nadie —dijo él—. Llamé a los chicos. Irán a tu casa.

— ¿Todos ellos?

— ¿Los chicos? —Bajé mi mirada a Ruth quien había preguntado eso justo al mismo tiempo en que yo pregunté lo otro.

Ashton parpadeó.

—Sí. Todos ellos —respondió él.

Me encogí de hombros.

—Espero que tengan paciencia para soportar a esta bruja.

—Espero que no tengan nada en el estómago para soportar ver a este bicho.

—Bien hecho, me gustó —le dije a Ruth.

— ¿De veras? A mí también, estás aprendiendo.

—Eh... ¿qué está pasando?

—Oh —dijo Ruth, alisando las sábanas blancas con ayuda de sus manos—. Estoy enseñándole a ser una perra.

El hombre frunció el ceño no entendiendo lo que estaba pasando aquí.

—Iré por un café —hablé—. Regreso en un rato.

Salí de la habitación sin decir una palabra más e hice mi camino hacia el elevador. Presioné el botón con la flecha que baja esperando a que la caja metálica llegara hasta el piso en donde estaba, cuando las puertas se abrieron entré y le di clic al botón con la letra "L" para bajar al extraño lobby del hospital que más bien parecía el de un hotel. Las puertas estuvieron a punto de cerrarse cuando una mano se interpuso volviendo a abrirlas.

— ¿Dejaste sola a Ruth? ¿Y ella no se negó?

—No fue tan difícil convencerla en realidad —contestó Ashton, entrando al elevador—. Está emocionada porque al fin va a salir de aquí.

Asentí un par de veces y me hice a un lado para que Ashton pudiera ponerse a mi lado. Nuestras manos se rozaron cuando las puertas cerraron y yo temblé.

Desde hace semana y media no hablábamos demasiado acerca de la fiesta de Kate, yo no me atrevía y al parecer él tampoco. Tan sólo pensar en esas cuatro palabras que me había dicho me provocaba querer vomitar en donde pudiera.

No me mal interpreten, por favor, cualquiera podría enamorarse de Ashton pero yo no lo tenía permitido. Era mi maestro, joder, tan sólo hacer lo que estamos haciendo le costaría un despido o una demanda por acostarse con una menor.

Yo no podía gustarle a Ashton, no podía amarme tampoco.

También estuvo rondando por mi cabeza que quizá por eso le seguí el beso a Will; para que Ashton lo viera y se diera cuenta de que es estúpido enamorarse de una adolescente que será su estudiante por unos meses más.

Mi cabeza estaba hecha un lío.

Obviamente tenía en cuenta que en cualquier momento tendría que cruzarme a Will en la escuela y si la suerte estaba de mi lado, quizá haya estado tan ebrio que ni siquiera se acordaba de lo que estuvo a punto de hacerme y si no pues... ya veré yo que hacía con la carga de conciencia de Will, el chico sonriente, alegre y amable.

Ay.

—Violet —llamó Ashton, entrelazando sus dedos con los míos—, quiero besarte.

Cerré los ojos.

No respondas, no respondas, no respondas...

—Está bien.

Mierda.

¿Por qué siempre decía cosas impulsivas cuando Ashton estaba cerca?

Él me jaló hacia él con ayuda de la mano que tomaba la mía, posó la otra libre en mi cintura y se acercó a mí tomándose el tiempo del mundo como si no estuviéramos en una cosa que iba arriba abajo y que abría sus puertas a más gente que quisiera transportarse.

Rozó sus labios con los míos, haciéndome sentir cómo nuestras respiraciones se mezclaban, me acercó más a él y entonces me besó. Lento, suave, sin ningún apuro, dulcemente.

Era la primera vez que me besaba de ese modo, sus labios al principio ni siquiera estaban tan cerca de los míos y lo escuché retener el aire cuando subí mi mano libre a su cuello. Sentí su lengua humedecer despacio mi labio inferior hasta que terminé abriendo la boca dándole acceso.

Ashton soltó mi mano para poder tener ambas en su cintura donde empezó a alzar con lentitud mi blusa para poder tocar mi piel desnuda, subió sus manos un poco más hasta el resorte de mi sostén con el cual empezó a juguetear.

Mis manos enrollaban su pelo una y otra vez, sus labios se movían en sincronización con los míos y de repente empecé a sentir movimiento en la parte de abajo cuando mi cadera se acercó más a la suya.

Oh, vaya.

Entonces la puerta del elevador se abrió y nos separamos inmediatamente.

— ¿En dónde estamos?

—En el lobby, Vi —contestó, soltando un suspiro—. Vamos.

Me ofreció su mano y la tomé para poder salir los dos juntos del elevador. Fuimos hacia la cafetería y nos formamos.

Respiré hondamente intentando calmarme pero a Ashton se le ocurrió abrazarme por la cintura poniéndose atrás de mí donde podía sentir su erección chocando en mi culo.

—Lo siento, te juro que no es plan con maña —habló en mi oído—. Es que unas mujeres empezaron a verme extraño cuando pasaron por aquí. Más específicamente empezaron a verme...

—No seas tan gráfico, Ashton. Por favor —lo interrumpí. Él se rió en mi oído enviando vibraciones por todo mi cuerpo.

Dios, líbrame de la tentación.

Dejó muchos besos cortos en mi mejilla y siguió abrazándome.

Tentación. Líbrame. Dios. Amén.

Fuimos los siguientes en pasar así que de alguna manera logré que soltara su agarre y pedí mi café preguntándole si quería algo a lo cual negó con su cabeza, el muchacho que atendía me miró con una sonrisa.

—Me llamo Mason.

—Y yo Violet —respondí—. Sin embargo nadie nos preguntó, ¿cierto?

El chico soltó una carcajada.

—Creo que no pretendía ser graciosa —dije arrugando la frente.

Ashton se había marchado a una de las mesas libres para esperarme así que estaba sola con este chico —Mason— loco.

— ¿Y qué pretendías ser?

Parpadeé varias veces mirando su sonrisa coqueta y arrugué la frente.

¿Qué diablos está haciendo? Quiero mi café.

— ¿Puedes tomar mi orden, por favor?

—Puedo tomarte lo que quieras.

De acuerdo...

Sentí la sangre subir a mis mejillas, sonrojándome por el comentario del muchacho. Odiaba ser tímida y ponerme nerviosa, era lo peor del universo.

No me podían decir que mis zapatos eran lindos porque ya estaba poniéndome roja sin razón aparente. Era un desastre, la verdad.

Aclaré mi garganta.

Si Will estuviera aquí se estaría burlando de lo roja que me puse.

—Mi café. Quiero mi café —dije, empezando a darle instrucciones al tal Mason de cómo quería mi bebida.

Cuando le extendí el billete para que cobrara lo que había pedido, me lo regresó. Fruncí el ceño otra vez.

—Corre por mi cuenta, muñeca.

Muñeca.

Qué asco.

Hice una cara de disgusto.

—Oye, no me lo tomes a mal pero en serio no es necesario que...

—Te veré más tarde, ¿seguirás aquí?

—Eh...

—No importa, te buscaré. El que sigue.

Me alejé de la caja confundida por el extraño intento de flirteo del muchacho. No es como que me coquetearan todos los días a todas horas pero en definitiva él no sabía cómo hacerlo.

Sonó más a un acosador que a alguien intentando conseguir una cita.

Me dieron mi café minutos más tarde y mis ojos buscaron a Ashton sentado en algún lugar de la cafetería, al encontrarlo me encaminé hacia él.

—El chico loco del café intentaba seducirme —fue lo primero que dije al tomar asiento.

Y la primera reacción de Ashton fue reírse.

— ¿De qué demonios te ríes?

—Te dejo sola un segundo y pasan esas cosas —dijo Ashton, acomodándose en la silla—. Lo que sea, ¿qué hiciste al respecto?

—Bueno, primero fui grosera en plan "déjame en paz" pero luego...

—Oh, oh —exclamó—. Aquí viene la Violet que conozco.

—Me dijo algo y me sonrojé.

—Y aquí está —dijo—. Oye, Vi, no tienes por qué sonrojarte si te dicen cosas. Eres bonita, guapísima, es entendible que quieran flirtear contigo. Es normal.

—Ya sé que es normal —alegué, rodando los ojos—. Lo que no es normal es que lo hagan conmigo.

Ahora él rodó los ojos. Atravesó su mano en la mesa hasta llegar a la mía y la tomó.

—Violet, mírate en el espejo, por Dios —exclamó—. Eres hermosa, y tienes un cuerpo impresionante a pesar de que todos los días te la vivas comiendo macarrones con queso.

—Eso no es...

—Cállate, estoy hablando —me interrumpió risueño—. No sé cómo hacerte entender lo hermosa que eres, tanto fuera como por dentro. Quiero decir, si yo hubiera sido tú Ruth no estaría en el hospital ahora sino botada en algún lado nada más porque de tantas cosas malas que me hizo desearía que también le hicieran daño a ella. Eres inteligente, también. Y tienes un gran corazón.

—Ashton, basta.

"Ashton, basta" nada, preciosa. Me gustas, diablos, me gustas por todas esas cosas y más y me vuelve loco ser tu maldito maestro de literatura —gruñó—. Si fuera un estudiante, un compañero tuyo, ahora mismo serías mi novia y te defendería de zorras como Ruth y de idiotas como Will. Y ni siquiera puedo enamorarme de ti porque no podría controlar más mis sentimientos hacia ti pero aún así lo estoy haciendo.

Me quedé callada durante un largo tiempo, procesando sus palabras y de cómo terminó diciéndome sus sentimientos hacia mí siendo que había empezado regañándome porque quedó implícito que me estaba llamando a mí misma fea.

Increíble.

—Violet, di algo.

—Gracias —respondí, levantándome con rapidez y dejando la mesa para ir con Ruth.

¿Pero qué clase de Rory Gilmore era?

Cuando estuve dentro del elevador, sola, segura de que Ashton no entraría porque la caja metálica ya estaba en movimiento, me recargué en la pared deslizándome hacia abajo y suspiré al llegar al piso.

Soy muy estúpida.

(...)

—Demonios, te dije que no.

—Ashton, ve más rápido.

— ¿Más? —Gruñó él.

—Por favor.

—Eres impresionante, preciosa.

— ¡Regresen aquí, maldita sea! ¡Llévenme a la maldita escuela!

—Mierda —dije—. Ashton, ¿dónde demonios estacionaste tu auto?

—Ya casi, ya casi.

Estábamos literalmente escapando de Ruth quien se rehusaba a quedarse en casa para seguir descansando, quería ir a la escuela. Ashton, quien había ido a mi casa para llevar a los chicos, le soltó un discurso mareador que al final no terminó resultando y el siguiente plan fue salir corriendo de ahí.

Luke, Michael y Calum intentaban retener a Ruth mientras se seguía acercando a nosotros, logré vislumbrar el auto de Ashton y solté un suspiro aliviado al estar dentro.

Bajé la ventana cuando pasamos al lado de los chicos.

— ¡Lo siento, Ruth! —Grité mientras seguíamos avanzando— ¡Debes descansar!

— ¡Vete a la mierda, Violet O'Neil!

Me enseñó su dedo medio haciéndome reír.

Regresé a mi asiento acomodándome y poniéndome el cinturón de seguridad, entonces sentí la potente mirada de Ashton en mí. Luego de lo de ayer ni siquiera volvió a dirigirme la palabra, sólo cuando llegamos a mi casa y me dijo que quería pasar al baño.

— ¿Qué?

—Creo que pueden llegar a ser amigas.

— ¿Ruth y yo?

—No. Ruth y Taylor —dijo—. Sí, Violet. Ruth y tú.

Gruñí sintiendo la violencia en su voz y no dije nada más, el trayecto se basó en silencios incómodos, música para llenar el vacío y gruñidos de Ashton cuando algún otro conductor estaba siendo imbécil.

Básicamente salí corriendo de su auto apenas lo detuvo en el estacionamiento de maestros rogando por que nadie me viera bajar del carro de Ashton.

Caminé dando grandes zancadas, fastidiada con la vida y no fijándome en nada a mi alrededor; fue así como terminé estampada en la espalda de alguien.

—Ay, lo siento.

— ¡Violet! ¿En dónde demonios has estado? ¡Te llamé unas veinte veces!

Bueno, al menos ya sé que uno de los números que me llamaron era el de Kate.

—Estuve ocupada.

— ¿En qué?

—En... algo. Con permiso.

Pasé por su lado izquierdo con rapidez.

— ¡Te veo en la primer hora!

— ¡Lo que sea! —Grité, moviendo la mano con desdén.

Tenía que encontrar a quien estaba buscando antes de que perdiera toda esta valentía y terminara no haciéndolo.

Anoche luego de dar muchas vueltas en la cama y, por alguna razón inexplicable para mí, contarle a Ruth lo que había pasado con Will logré convencerme de que debía hablar con él aunque me diera miedo y el simple pensamiento me daban ganas de vomitar.

Caminé hasta los vestidores porque los jueves Will y el equipo entrenan a primera hora. Tomé a un chico de la playera, tirando de él.

—Woah, ¿qué sucede? —Habló.

—Necesito que le digas a Will Armstong que alguien quiere hablar con él.

—De acuerdo —respondió él con el ceño fruncido. Entró a los vestidores dejándome sola.

Me recargué en la pared inhalando y exhalando varias veces intentando calmarme un poco, cerré los ojos pensando en alguna otra cosa que me hiciera sentir mejor y entonces escuché el eco de unos pasos acercándose a la salida de los vestidores.

Mi corazón empezó a latir con fuerza, troné la lengua y di media vuelta para marcharme pero me detuve.

Era momento de cambiar un poco.

Apreté mis manos en forma de puño y regresé a donde estaba, alcé la mirada hacia Will quien dio vuelta a la izquierda y al toparse conmigo giró sobre sus talones para regresar de donde vino.

—No, ¡William! —Grité, yendo hacia él para hacer que regresara.

Me dio la espalda.

—Will, mírame —negó con la cabeza—. William, voltea. Will, Will.

— ¡No quiero verte, Violet! —me dijo— Me da... vergüenza.

— ¿Te da vergüenza verme?

—Recuerdo lo que quería hacerte, ¿de acuerdo? —contestó— Mirarte me da vergüenza porque no puedo creer que haya querido obligarte a hacer algo que no querías.

Oh.

Me quedé callada unos segundos.

— ¿Puedes voltear, Will? ¿Por favor?

A él le tomó otros cuantos segundos reaccionar hasta que vi cómo sus hombros se destensaban y él giraba para mirarme al fin.

Sonreí.

—Hola.

—Hola —murmuró.

—Will, yo... Sé que no querías hacerlo, eres una de las mejores personas que he conocido y...

—Estaba bajo los efectos del alcohol, Vi —me interrumpió—. Quise llamarte pero jamás respondiste y cuando el lunes no llegaste a la escuela quise llorar porque pensé que sí te había hecho algo pero yo sólo recordaba cuando empecé a forzarte a...

—William —lo interrumpí ahora yo.

Sus ojos se detuvieron en los míos y vi que estaban cristalizados como si quisiera llorar y eso me hizo querer llorar a mí. Tomé su mejilla con mi mano derecha y la acaricié, él cerró los ojos y alzó su mano para ponerla sobre la mía.

Vi una lágrima salir de sus ojos.

—Perdóname, Violet —me dijo, abriéndolos—. No quise hacerlo, jamás te haría daño, Grumpy. Ni siquiera fue el primer beso que imaginaba entre nosotros.

Rodeé su cintura con mis brazos, sumiéndonos en un abrazo, Will apretó con fuerza mis hombros mientras me pedía perdón demasiadas veces y yo asentía, empezando a llorar.

Separé mi rostro de su pecho y miré que había mojado su playera del equipo con lágrimas.

—Creo que mojé tu playera un poco, Will —dije, alzando mis ojos hacia él. Solté una carcajada y sorbí la nariz.

—No te preocupes, Violet —me dijo—. Dios, está bien, Vi.

Con su dedo índice limpió una lágrima que empezaba a caer. Su rostro estaba demasiado cerca del mío, nuestras narices se rozaban.

Will dejó de mover su dedo y entonces empezó a acercarse a mí; sus labios besaron los míos.

Sabía salado por las lágrimas, era lento y agradable y nada comparado al de la fiesta de Kate. Me besaba con temor, sus labios temblaban en los míos y nuestros cuerpos se pegaron más cuando bajó sus manos a mi cintura para abrazarme y yo subí las mías a su cuello para profundizar el beso.

Sabía a Will, al chico que fue mi primer amigo luego de mucho tiempo, al chico que me hacía reír con cualquier estupidez, al chico que me ayudaba con la tarea, al chico que me aceptaba en su casa cada que tenía oportunidad.

Al chico que quizá lograría que mi obsesión por Ashton cesara.

Se separó de mí con una sonrisa en su rostro y pegó su frente a la mía.

—Este sí fue un buen primer beso entre nosotros.

Me reí.

—Oh, Will —dije—. Tengo tantas cosas que contarte y no podrás creer que nuestro buen primer beso lo pasarás a segundo plano de inmediato.

n/a: no es el mejor capítulo de todos ni nada pero quería darles este regalo de fin de año.

les deseo lo mejor del mundo en esta nueva historia que comenzará en el 2018, espero que estén rodeadas de felicidad y amor y de todos sus seres queridos. quiero agradecerles también por haber estado leyendo mis historias un año más y espero que el próximo al fIN pueda terminar esta historia lmao.

bueno, cinnamon apples, solo quiero que sepan que las quiero demasiado y feliz 2018.

nos leemos el próximo año.

middleofnow xx.

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