15; confused, will is confused

—Creo que estoy enamorado de la maestra de Educación Física.

—Me lo has dicho como un millón de veces desde hace tres semanas —me detuve para tomar aire—. Yo la odio.

—Es hermosa.

—Es una perra.

—Son los celos los que hablan, Violet O'Neil.

—En realidad no —fruncí el ceño tomando una calada de aire antes de empezar a correr de nuevo—, ella en serio es una perra.

—Es un ángel.

—No sé de qué te quejas —le dije con la respiración agitada—. Odias a Ruth por ser una bruja y te gusta la señora reina de las brujas.

Justo en ese momento la susodicha sonó el silbato para llamar nuestra atención. En Educación Física todos nosotros debíamos tener un uniforme para usar, como toda típica escuela americana teníamos nuestros vestidores: uno de hombres y otro de mujeres respectivamente.

La perra que era nuestra maestra me caía tan mal, en verdad la detestaba. Nos hacía correr diez vueltas alrededor del campo que debía medir unos veinticinco metros de largo por dieciocho de ancho, la verdad no lo sé; y además la bruja se enojaba si dejabas de correr e incluso ponía más vueltas de las debidas.

Si no mal recuerdo hubo una ocasión donde terminé en la enfermería por un ataque de asma porque, de nuevo lo digo, es una bruja y no se tocó el corazón ni se compadeció de mí al ver que no paraba de toser, hasta me regañó. Esa vez Ashton —el profesor Irwin, demonios— fue el que me ayudó a llegar a la enfermería ya que casualmente pasaba por el campo cuando pasó lo que pasó.

—Debería dejarte menos vueltas que a los demás —me había dicho.

—Es una perra.

—Violet.

—Lo lamento, profesor Irwin —me disculpé ante su reprimenda, en realidad estaba haciendo mi mejor esfuerzo por hablar. Había comenzado a sentir que el aire faltaba en mis pulmones y estaba bastante segura de que mi rostro se había tornado morado.

O peor, más blanco que un fantasma.

Desde ese día la maestra logró ablandarse un poco conmigo y me dejaba menos ejercicio, sin embargo seguía siendo una completa bruja.

Lo que sucedía con Will era lo siguiente: debía admitir que la maestra era una de las mujeres más hermosas que mis ojos han visto jamás. Su cabello era completamente negro, sus ojos no eran ni grises ni azules y su tez era algo pálida mas esa palidez quedaba con ella gracias a su cabello y ojos.

Ahora bien, si a mi amigo le gustaba no había nada que pudiera hacer al respecto.

—Presten atención, muchachos —nos dijo cuando todos estuvimos reunidos en el centro del campo—. Debo retirarme a hacer algo importante. Tendrán la clase libre.

— ¿Está segura? —Preguntó una chica— No vaya a ser que la directora nos regañe porque no teníamos la hora libre.

—He hablado con ella —gruñó la maestra—, son libres. Al menos por esta hora.

Y se marchó de allí.

Solté una carcajada incrédula y rodé los ojos. Quiero decir, si iba a salir a hacer lo que sea que fuera a hacer no había necesidad de ponernos a correr diez vueltas por todo el campo o inclusive de cambiarnos al uniforme. Como dije, una perra.

Will tocó mi hombro.

— ¿Te veo afuera de los vestidores?

—Algún día voy a matar a tu novia, Will —le respondí y caminé a los vestidores.

Mientras me cambiaba a mi ropa normal pensé en Ashton y en su petición inexplicable de quedarme al final de las clases así que decidí que para evitar quedarme sola con él iría a verlo ahora mismo. Si mis cálculos no fallaban, esta hora él la tenía libre entonces seguramente estaría en el salón calificando algo o en la azotea de la escuela.

Una vez estuve cambiada y mis cosas guardadas en el casillero del vestidor me dispuse a hacer mi mejor intento para colarme fuera del lugar sin que Will me viera porque en realidad no estaba de humor para inventarle alguna mentirilla que lo obligara a dejarme sola con el profesor Irwin. Un grupo de amigas empezó a reír histéricamente mientras una de ellas cerraba de un portazo el casillero y al ver que iban a salir de los vestidores me obligué a caminar con rapidez detrás de ellas rogando que alguien estuviera entreteniendo a Will. Por algún motivo logré salir sin ser vista.

Además no era como que llamaba mucho la atención, Ruth se había encargado de que toda la escuela me viera como el bicho raro al que no debían dirigirle la palabra pero creo que la directora había olvidado darle esa parte del reglamento a William Armstong y en verdad lo agradecía.

Para llegar al salón de literatura desde donde estaba debía pasar por las escaleras hacia la azotea de la infraestructura, decidiendo buscarlo primero allí, subí con rapidez procurando no ser vista y para mi sorpresa Ashton no estaba ahí.

Gruñí agachándome para tomar aire y de la bolsa de mi chamarra saqué el inhalador, di dos caladas antes de tomar aire un par de veces.

Estúpida asma.

Con cansancio y desanimo bajé las escaleras para correr al salón. Por obvias razones Ashton debería estar en el salón de maestros si tenía la clase libre pero a él no le gustaba estar con los demás maestros, sin embargo lograba mantener una relación afable con ellos. Decía que eran demasiado mayores como para poder platicar a gusto y tenía sentido, Ashton tenía apenas veinticuatro años y sí, es muy joven y sí, también era algo increíble porque nos llevaba siete años. Es por eso que varias alumnas se sienten atraídas a él y no les importa.

Yo, por ejemplo.

Intenté en vano por todos los medios que mis pensamientos acerca de mi atracción hacia Ashton no reinaran mi mente. Durante el mes que no hablamos disminuyó un poco pero seguía ahí.

Necesitaba a Ashton y odiaba ese sentimiento.

Di un par de golpes a la puerta al llegar al final del pasillo y la abrí. Ashton —como casi lo había imaginado— estaba sentado calificando unas cosas con un libro abierto.

—Eh... ¿Profesor Irwin?

—Violet, ¿qué haces aquí? ¿No tienes clase?

Sonreí con incomodidad adentrándome al salón y procurando que la puerta se quedara abierta. Solamente por si acaso.

—La maestra se marchó —me encogí de hombros. Caminé con desconfianza mientras jugaba con mis dedos.

Ashton se enderezó en su asiento y apartó los papeles que calificaba para juntar sus manos.

— ¿Con quién estabas?

—Con la bruja de educación física.

Soltó una carcajada ante el mote por el cual solía referirme a esa maestra. Troné la lengua tomando asiento en una banca frente al escritorio.

—Y como tenía la hora libre pensé en venir porque quería hablar conmigo.

— ¿No traes a tu chicle?

—Intenté escabullirme —dije, tamborileé los dedos en la paleta de madera—, no sé si me vio. Y su nombre es Will, profesor.

Casi lo sentí suspirar con pesadez al llamarlo de tal manera pero ¿qué podía hacer yo? Aunque no quisiera él era mi maestro.

—Violet, quería hablarte acerca de... no, no. No quería hablarte, quería pedirte perdón —su voz sonaba áspera—. Yo nunca quise insultarte o gritarte, incluso golpearte y actuar de esa manera.

Fruncí el ceño antes de alzar mi mirada a Ashton quien tenía sus ojos clavados en mí, me hundí en el asiento y seguí jugando con mis dedos. Escuché cómo se levantaba de la silla para luego caminar hacia mí, se puso de cuclillas y vi a sus manos tomar las mías.

—Realmente, Vi, nunca me hubiera atrevido a hacerte algo así. Jamás —especificó—. Me importas demasiado y no quiero que me odies. No soporto la idea de ti odiándome.

Ni siquiera le contesté, solo me mantuve en silencio porque la verdad no tenía nada que decirle y él era quien quería hablar, no yo.

Miles de pensamientos cruzaban mi mente en ese momento. No podía dejar de pensar en el miedo que sentí cuando Ashton arrojó la cosa de vidrio hacia la puerta justo cuando salí, ni sus gritos, ni siquiera la idea de él en una estúpida relación con Ruth. Y tampoco dejaba de pensar en Ellie y sus letanías acerca de que no debía repetir lo de Ashton, que era anormal e incorrecto pero demonios, ahora lo único que deseaba hacer era olvidar todo y besar a Ashton.

—Estabas mal —dije, él arrugó la frente— en la mañana. Tenías mala cara.

—Oh —soltó su agarre de mis manos—, en realidad no es nada.

Enarqué una ceja haciéndolo inhalar profundamente antes de hablar.

—No vas a rendirte, ¿cierto? —Le sonreí un poco— Encarcelaron a mi hermana anoche.

— ¿A Lauren? ¿Qué demonios?

—Robó un yate en una fiesta junto a un chico —abrí la boca para decirle algo—. Estaba ebria y había consumido droga. Creo que es porque nuestros padres van a divorciarse.

Casi me atraganto con mi propia saliva, según la imagen que Ashton me pintaba al platicarme de ellos parecía que eran la pareja de ensueño que se amaba tanto que su amor te empalaga. Su padre le llevaba un ramo de flores distintas cada semana, los viernes iban a cenar, ella le cocinaba su platillo favorito cada dos semanas. Supongo que las apariencias engañan.

—Tuve que estar en la comisaría toda la noche en lo que decidían cuánto sería de su fianza —me siguió explicando—. Me hablaron a mí y no a papá o mamá, Lauren no quería lidiar con su mierda.

— ¿Irá a juicio?

—En dos semanas —dijo—. Espero que su castigo sean horas y horas de servicio comunitario, la fianza fue demasiado cara.

—Todo va a estar bien, Ashton.

Guardamos silencio durante unos segundos donde él se acercó más a mi, por inercia terminé inclinándome un poco haciendo que nuestros rostros quedaran a escasos centímetros.

—Te necesito, Vi —murmuró, pude sentir su respiración lenta y en sincronía con la mía—. Si no es como antes por lo menos como amiga. No como alumna. Deteste no tenerte conmigo.

— ¿No irás a poner como condición que me aleje de Will, verdad? —Le dije.

— ¿De qué hablas? Me alegra verte feliz y con un amigo que esté contigo —colocó un mechón de pelo detrás de mi oreja—. Lo odio como no te imaginas y en realidad no me molestaría que un carro lo atropelle, en especial si he sido yo pero no puedo hacer nada al respecto. Como ya dije, me alegra verte feliz, me encanta. Solo quiero que seas feliz, preciosa.

Ahora nuestros labios estaban rozándose y antes de que me arrepintiera gracias al juicio que había vuelto a mi cabeza los junté con los de Ashton. El beso fue tan lento y delicado al principio, su mano subió a mi mejilla y yo puse mis manos en su cuello, salí de la silla cuando me tomó de la cintura jalándome hacia él y como estaba en el suelo enrollé mis piernas en su cintura, como pudo hizo a un lado la silla que le estorbaba y se acostó conmigo encima.

Coló sus manos dentro de mi playera comenzando a jugar con el resorte de mi sostén.

—Dejé la puerta abierta.

—No importa, preciosa. Nadie viene para acá —volvió a besarme metiendo su lengua en mi boca.

Solté un gemido cuando bajó una mano a mi trasero y la otra siguió en el mismo lugar, moví mis caderas hacia él sintiendo su erección.

—No sabes cuánto te extrañé, Violet —gruñó.

—No podemos, señor —le dije, separándome.

Ashton gruñó: —Demonios, extrañaba que me dijeras así.

Volvió a besarme con fiereza ignorando mis palabras, Ashton alzó sus caderas hacia mí un par de veces.

—Basta —jadeé—. No podemos hacerlo. Al menos no aquí.

Él se rió antes de gruñir y dejar de hacer todo lo que estaba haciendo. Sus besos cesaron y sus manos se congelaron.

—De acuerdo, bien —se dio por vencido y lanzó su cabeza hacia atrás—. Tú ganas, preciosa.

Le sonreí y me quité de encima para poder ponernos de pie.

—Ahora tendré que deshacerme de esto —gruñó señalando hacia abajo.

Un mes atrás me hubiera sonrojado gracias a su exclamación o algo por el estilo, sin embargo ahora lo único que salió de mí fue una carcajada.

—Me gustaría ayudarte con eso pero creo que no puedo.

—Oh, claro que puedes, preciosa.

— ¿Ah, sí?

El hombre me tomó de la cintura pero justo cuando iba a pasar algo una tercera voz inundó mis oídos.

—Ashton, necesito que me lleves hoy a casa.

Y no era cualquier voz sino la voz de Ruth en vivo y en directo, de pie en el umbral de la puerta del salón. Ashton se congeló y yo lo miré inexpresiva.

Ni siquiera sabía lo que sentía ahora. Había olvidado preguntarle acerca de esos rumores.

Estúpidos rumores que, muy a mi pesar, eran completamente reales.

—Oh, vaya.

—Yo ya me iba —dije rápidamente separándome de Ashton.

—Violet...

—No —detuve a Ashton. Por alguna razón ambos murmurábamos así Ruth no nos escuchaba—. Aléjate.

Caminé dando grandes zancadas hasta la puerta donde la chica estaba de pie con los brazos cruzados y una mirada que hace un mes me hubiera intimidado y matado del susto.

—Quítate de mi camino, Ruth.

— ¿Crees que puedes hablarme así, Vi? —Se mofó— Ya pasó una vez, no creas que habrá una segunda.

—Te dije que te quites, perra.

— ¿Cómo me llamaste?

—Tal cual él debería estarte llamando —le respondí.

— ¿Quién te piensas que eres?

— ¡Apártate de mi camino, Ruth!

Casi por instinto o puro coraje que salió de la nada le propiné una cachetada, desconcertándola, y aprovechando esto caminé fuera del salón.

No caminé, corrí. Mis pasos rápidos y fluidos resonaban en todo el pasillo y después los gritos de Ashton también.

¡Violet! ¡Señorita O'Neil! —Gritó al darse cuenta que me llamaba por mi nombre de pila.

Sentí mis ojos cristalizarse a pesar de que yo retenía las lágrimas e iba tan concentrada en no escuchar a Ashton y en no llorar que ni siquiera me fijé que alguien caminaba frente a mí y choqué contra el pecho de esa persona.

— ¡Vi, al fin te encuentro! ¿Dónde demonios te metiste en estos veinte minu...? Diablos, ¿qué sucede?

No tuve que contestarle, Will solo enrollo sus brazos alrededor mío y nos fundió en un abrazo que correspondí de inmediato.

Estaba enojada conmigo, con Ashton y con Ruth; dejé a Ashton romperme el corazón de nuevo en cuestión de minutos y permití que jugara con mis sentimientos. Era obvio que yo sabía que lo de Ashton no sería una relación formal nunca pero yo en realidad le tenía cariño y él me ha decepcionado ya dos veces.

Entonces aquí estoy, llorando por él y por todo abrazando a lo único bueno en mi vida.

Abrazando a Will. Dándole gracias a mamá por enviarme a un ángel desde el cielo.

(...)

Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis.

—Will, ¿me harías el magnífico honor de callarte? —Le dije a mi amigo intentando que mi voz no fuera tan audible.

Tal cual hacía desde que llegó a la escuela, Will estaba sentado detrás de mi enrollando mi pelo en sus dedos una y otra vez mientras cantaba esa estúpida canción cada que se aburría en exceso. Era el final del día y casi como siempre estábamos en literatura. Will no había preguntado por qué lloraba, sólo me abrazó hasta que dejé de hacerlo lo cual fue algo malo porque no nos dejaron entrar a la clase correspondiente así que estuvimos paseando por toda la escuela. Tampoco era como que hay algo interesante en ella, el problema era que yo no quería salir a pasear fuera del establecimiento.

No tenía ánimos. Pero ahora sí que los tenía y lo único que quería hacer era darle un puñetazo a mi amigo para que guardara silencio.

— ¿Te he dicho que las clases del profesor Irwin me aburren?

—Sí, pero aunque no lo digas me daría una idea al respecto.

—Lo único interesante son los chismes.

—Eres como una niña, Willa.

Tiró de mi cabello haciéndome soltar un pequeño quejido y me giré a verlo con la ceja enarcada.

—No me llames así, O'Neil.

Me enderecé en el asiento antes de que Ashton pudiera verme distraída y seguí prestando atención o algo así. Will continuó cantando mientras se dedicaba a enredar mi cabello y trenzarlo de vez en cuando para luego deshacer el peinado.

Lo escuché hacer un ruido con la boca.

— ¿Ahora qué?

—Las de atrás dicen que Ashton no sale solo con Ruth sino con otra.

Me tensé.

¿Cómo demonios...?

—Es una suposición —aclaró, siguiendo con mi cabello—. No tienen en qué basarse. Oigan, ¿de dónde sacaron eso?

—De las amigas de Ruth —cerré los ojos, reteniendo el aire—. Les dijo que encontró al profesor con una chica demasiado cerca justo aquí.

Esta vez sí que volteé para escuchar el tema.

— ¿Y dijo quién era? —Pregunté con curiosidad.

—No —me respondió Kate, quien al parecer era la que más chismes sabía—. Se negó a decirles.

Sentí que el aire volvía a mis pulmones cuando Kate terminó su oración. Por primera vez en toda su vida, Ruth no se encargó de arruinarlo.

—De todas formas —habló Will en voz baja—, ¿Ruth cómo supo?

—Vino a buscarlo —Kate se encogió de hombros—. Quizá para una buena follada.

—Bueno, esto se acaba de poner incómodo.

—Ya deberías de haberte acostumbrado, Armstong —le regañó Holly, la chica que se sentaba detrás de él—. Creo que todas aquí quieren coger con el profesor Irwin.

Como seguía volteada pude ver a mi mejor amigo cerrando los ojos con frustración para después hundirse en su asiento.

—Creo que hasta el bicho raro lo quiere.

—Les he dicho que no la llamen así, Polly —gruñó Will.

Holly y Polly eran gemelas, y como todas buenas y típicas gemelas sus nombres rimaban. Lo único que las diferenciaba era el pelo el cual Holly tenía más oscuro y claro, la orientación sexual.

Polly amaba a las mujeres más de lo que yo amaba comer macarrones con queso.

—Lo digo con buenas intenciones, William —dijo Polly—. Violet no se ve tan mala, si lo fuera no hubieras sido su amigo desde tu primer día aquí.

— ¿Quién lo dice? —Pregunté, frunciendo el ceño— Puedo ser una drogadicta y, sin embargo, él se juntaría conmigo por el simple hecho de ser su repelente de Ruth.

Y sin siquiera quererlo, tanto Kate como las gemelas y otra chica que no hablaba pero sí que participaba en la conversación empezaron a reír.

—Volviendo al otro tema —dijo Holly—. Violet, como todas, quiere follarse al profesor.

¿Ven esas veces cuando el que te gusta pasa frente a ti y no sabes que hacer y lo único que quieres es esconderte en el lugar más cercando porque la sangre subió hasta tu rostro? En este momento estaba pasándome, sólo que multiplicado por unas mil veces más.

—No quiero —porque ya lo hice.

—Dios mío, estás tan sonrojada, Violet O'Neil —se burló Will.

—No seas mojigata, Violet —me regañó Stacy, la chica que no había hablado—. Admítelo.

—No tengo deseos de tener sexo con el profesor Irwin —dije solemnemente.

Will enarcó una ceja: —Está bien que lo aceptes, Grumpy, no tiene nada de malo. Yo quiero cogerme a la de educación física.

—No eres el único —admitió Polly palmeando el hombro del muchacho. Will soltó una risa.

Pude ver que Stacy quería hablar pero una maldición por parte de Kate hizo que guardara silencio, volteé a ver a la chica y con sus ojos me señaló algo —o más bien alguien— y fue cuando recordé que seguíamos en clase de literatura. Me enderecé tan rápido como pude y al alzar mi vista me topé con los ojos curiosos de Ashton lanzándome una mirada antes de voltear a ver a los demás despectivamente.

Maldición.

Era como un déjà vu a cuando Ashton nos atrapó hablando de él y Ruth.

—Me sorprende viniendo de usted, señorita O'Neil.

A mí también, antes de Will no hablaba con nadie en la escuela si no era Ashton. Me hundí en mi asiento evitando mirarlo a los ojos.

—Lo sentimos, profesor Irwin.

—Sí —le dijo Ashton a Holly, mirándola—. Dígame, señorita Lange, ¿a partir de quién empezó el periodo renacentista?

Holly no dijo nada, esta vez sí alcé mi vista para ver al profesor, él pasaba sus ojos de Holly a Polly, después a Stacy seguida de Will, luego a Kate y finalmente a mí.

— ¿Alguno de ustedes lo sabe?

Jugué con mis dedos antes de responder en voz baja: —DaVinci. El renacimiento empezó con él.

Literatura era la clase donde mejor me iba. Mamá amaba mucho leer, en la casa donde solíamos vivir con papá tenía una librería repleta y pasaba la mayoría del tiempo allí, leyendo sus libros. Yo había conservado todos, los tenía en el cuarto que era suyo antes de suicidarse. Los leía de vez en cuando y los cuidaba como el más grande tesoro en mi vida, de alguna manera me hacían sentir más cerca de ella.

—La señorita O'Neil los ha salvado —dijo Ashton, girándose para regresar al frente del salón—. No quiero que vuelva a pasar esto.

Cuando estuvo lejos volví a escuchar murmullos en la parte de atrás.

—Deberíamos hacer una lista de a quién queremos follarnos de la escuela.

—El profesor Irwin en primer lugar.

—Y Will en segundo.

— ¿Qué demonios, chicas?

Cerré los ojos aguantando la risa provocada por aquella conversación y sobre todo la respuesta de mi amigo.

No era tan malo hablar con algunas personas después de todo.

(...)

—Jóvenes, no olviden el proyecto que deben entregar —dijo Ashton cuando el timbre sonó—. Es el sesenta por ciento de su calificación.

Se pudieron escuchar gruñidos, quejas y respuestas pesadas por parte de mis compañeros.

—Oye, Violet —me dijo Kate al ponerse de pie—. Va a haber una fiesta el sábado en mi casa, ¿quieres venir?

—Oh...

—Irá —se adelantó Will—. Me encargaré de ello.

Will en vez de mi amigo parecía aquella amiga chismosa que a fuerza deseaba que su amiga la rara saliera de su cueva para socializar. No lo sé, de no ser que había escuchado a Will hablar de mujeres como lo hace pensaría que es gay.

—Bien —señaló al muchacho con el dedo índice y entrecerró los ojos—. Tienes mi dirección, ¿cierto?

Will asintió.

Me puse de pie y le sonreí a Kate quien me sonrió de regreso, Will me abrazó por los hombros.

—Estás haciendo amigos, Grumpy.

—Cállate.

—Señorita O'Neil, ¿puede venir un momento?

No.

—Will, ¿me acompañas?

— ¿No crees que quiera hablar contigo nada más?

—La verdad no me importa.

Caminamos juntos al escritorio de Ashton quien cambió su semblante al alzar la vista y toparse a Will.

—A solas —especificó.

—Will se queda aquí.

Estaba claro que deseaba hablar acerca de lo Ruth, pero también estaba claro que yo no estaba dispuesta a hablar sola con él y si el hecho de que Will se quedara significaba que se enteraría acerca de todo sobre nosotros, pues que así fuera.

—Violet.

—Ashton —le sonreí de lado.

— ¿Me perdí de algo? —Preguntó mi amigo.

— ¿En serio quieres que Will se quede?

—Sip.

Ashton suspiró mientras yo pasaba las palmas de mis manos sobre mi pantalón de mezclilla, habían empezado a sudar gracias a mi repentino nerviosismo.

—Lo siento, Violet.

Sentía como si pudiera leer la mente de mi mejor amigo y las miles de preguntas que seguro estaban siendo disparadas como balas desde su cerebro.

¿Por qué le pide disculpas? ¿Por qué se hablan por su nombre de pila? ¿Por qué, por qué, por qué?

—No estás disculpado, Ashton —tomé la mano de mi mejor amigo y tiré de ella—. Vámonos, Will.

—Maldición, Vi —gruñó Ashton tomando mi mano libre.

Incluso podía ver ese gran signo de interrogación dibujada de manera visible para mí en el rostro de Will y él sólo estaba ahí, de pie sin decir o hacer nada mientras veía como un profesor se llevaba de una manera no tan peculiar con una de sus alumnas.

—Lo de Ruth y yo... no es lo que parece.

— ¿Ah, no?

Escuché a Will murmurar algo entre dientes que fue inaudible para mí.

—El día antes de la fiesta cuando llegaste a casa y la viste allí —me comenzó a explicar—, la invité porque creo que tenías razón.

— ¿Sobre qué?

—Algo pasa con Ruth, Vi, algo malo —dijo—. Ese día le dije que me acompañara para poder platicar con ella y poder analizar sus acciones y reacciones.

— ¿Ahora te crees psicólogo?

—Olvidé por completo que estabas quedándote ahí —continuó, ignorando mi pregunta. Ashton había soltado mi mano pero yo seguía tomando la de Will así que le di un ligero apretón—. Tuve que decirle que tus cosas eran las de mi hermana. Además no me fue tan difícil mentir porque estaba algo enojado luego de que te fueras con Will y yo...

—Esperen —habló por primera vez el recién nombrado—. Lo lamento. Vi, ¿el profesor Irwin... Ashton... el profesor... él está hablando de la noche en la que te asaltaron?

Volví mi vista a Ashton quien me miraba con los brazos en jarra.

— ¿Esa fue tu excusa?

— ¿Y qué querías que le dijera, grandísimo idiota?

Ashton apretó la mandíbula luego de haberlo insultado y sentí que me hacía pequeñita. Como esas veces cuando Alicia se comía el pastelillo para encogerse y poder entrar al País de las Maravillas.

¿O era una bebida?

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal al recordar aquella noche.

— ¿Violet? ¿Qué fue lo que sucedió ese día?

Solté un suspiro lleno de pesadez.

—Fui a casa de Ashton y peleamos y él...

—Violet —me frenó Ashton—, basta.

Will tomó mi mentón con suavidad para que girara a verlo: — ¿Vi?

Me crucé de brazos como si esa acción fuera a protegerme, sorbí la nariz aunque ni siquiera estaba llorando y mis ojos chocaron con los azules de mi amigo.

—Solamente peleamos, y como ya dijo estaba quedándome allí por un tiempo, salí corriendo de su casa luego de pelear y dejé mis cosas ahí —me encogí de hombros—. Nunca fui asaltada.

Hubo un silencio que duró varios segundos hasta que Will soltó mi barbilla y me permitió volver a encarar a Ashton.

—Nunca he salido con Ruth —me dijo—. Sólo la vez de la fiesta, en realidad estaba algo enojado y frustrado por tu comportamiento hacia mí.

— ¿Y cómo querías que me comportara?

—No estás entendiendo, preciosa. No estaba enojado y frustrado contigo en específico —se señaló con el dedo índice—. Lo estaba conmigo y por cómo te traté y vi a Ruth justo cuando ustedes dos salieron de la fiesta... ¿qué sucedió esa vez?

—Fui al baño —dije—, pero la casa de Ruth es inmensa y terminé perdida en medio de los pasillos. Mientras seguía buscando pasé una habitación con la puerta abierta y la escuché suplicándole a alguien que la dejara solo por esa noche, me recargué demasiado en la puerta y se abrió un poco más. La verdad no sé si Ruth me vio pero en esos momentos me daba mucho miedo.

—Te daba —repitió Ashton y de pronto una sonrisa se dibujó en su rostro—. Eres más fuerte, Vi.

Me le quedé mirando durante poco tiempo antes de que siguiera hablando.

—El punto es que tenías razón —siguió Ashton, mirando a Will y luego a mí—. Alguien abusa de Ruth y ni siquiera estoy seguro de que sólo sea físicamente.

— ¿Insinúa que también podría ser sexualmente?

—Tal vez —le respondió Ashton a Will y antes de que pudiera seguir alguien tocó a la puerta.

Mi respiración se detuvo por unos segundos pensando que era Ruth pero al voltear a la puerta y toparme con otro compañero casi pude sentir que la vida volvía a mí.

—Disculpe la interrupción, profesor Irwin —se aclaró la garganta—, venía a hacerle la entrevista para el periódico.

Ante la mirada confusa de Ashton, el chico prosiguió: — ¿La que me dijo que le hiciera en la salida de algún día de la semana?

—Oh, claro. Pasa —nos volteó a ver—. Seguimos hablando luego, váyanse.

Obedecimos casi de inmediato, Will había entrado en algún momento de incomodidad y como que me lo estaba pegando un poco pero creo que lo peor había pasado.

Ahora seguía lo más peor del asunto que era explicarle a Will qué demonios sucedía entre Ashton y yo.

—Pequeña Vi —dijo, enrollando su brazo en mis hombros—, creo que tenemos muuucho de qué hablar.

Ni que lo digas, William. 

n/a: ¿qué dijeron, cinnamon apples? "esta vieja ya se volvió a ir" pues nO aquí estoy con un nuevo capítulo.

la verdad es que yo ya extraño a violet y ashton pero idk, siento que ya no será lo mismo pero no se preocupen, tendrán más de ellos dos. y de will y violet, también de ellos porque sí, porque amamos los triángulos amorosos.

esperen, ¿qué? ¿triángulo amoroso? nah.

ojalá les guste mucho el capítulo, comenten qué les pareció plooox y voten mucho, mucho, mucho.

gracias por leerme, cinnamon apples. nos vemos luego.

middleofnow xx.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top