14; okay
Recargué mis pies en los muslos de Will acomodándome mejor en el sillón. Su hermana salió de la cocina al lado de su padre, ambos cargaban con tazones llenos de comida chatarra y palomitas.
—Tenemos una caja enorme de Nerds en la alacena —habló Ellie con el ceño fruncido—. Y nadie me había dicho.
Will soltó una carcajada y lanzó mis pies lejos de él.
—Demonios, Will, ¿qué te sucede?
—Me toca ir por el refresco, ayúdame con los vasos.
Me desparramé en el sillón y me quejé demostrando mi descontento ante el mandato de mi amigo.
Empezaba a considerar a la familia de Will como la mía y amaba al chico por dejarme entrar en ella, había pasado el último mes metida en la casa Armstong, su padre era tan buena persona y de Ellie ni hablemos, la chica era la persona más amable, encantadora e inteligente que había conocido jamás.
De mala gana me puse de pie y acompañé a mi amigo a la cocina para llevar lo que íbamos a tomar, Will agarró una botella de tres litros de refresco y yo cuatro vasos.
Ellos —además de salir a hacer fogatas a su patio— también solían tener una noche de películas todos los miércoles, en realidad no sabía por qué lo hacían justo a mitad de la semana pero no importaba. A veces terminábamos de ver las películas tan tarde que yo me quedaba a dormir allí y al día siguiente Ellie me prestaba algo de su ropa porque, como dijo Will, ella era de mi talla.
— ¿Ya hiciste la tarea que dejó Ashton?
Lo miré sorprendida.
— ¿Te referiste al profesor Irwin por su nombre de pila? —Le pregunté elevando las cejas, el se burló.
—Eh, no.
Me reí empujándolo por el hombro cuando me di cuenta que recordó que esto me había pasado a mí al conocernos. Había llamado al profesor Irwin Ashton y Will me preguntó lo mismo que acabo de preguntarle.
Ya iba a hacer un mes desde que dejé de hablar con el profesor Irwin, participaba pocas veces en clase, lo evitaba en los pasillos y sólo le hablaba cuando era necesario. Odiaba con toda mi alma esto porque en realidad había empezado a tomarle cariño al hombre pero estaba harta de que la gente se aprovechara de mí.
Además no era como que Ashton —el profesor Irwin— perdió el tiempo, no señor. Una semana más tarde desde que hablamos por última vez comenzaron a correr los rumores de que Ashton llevaba a Ruth a su casa y que una vez los vieron entrar al cuarto del conserje. Ni siquiera sabía si esto era real o no pero me sorprendí a mí misma cuando me importó en lo más mínimo.
Quizá mi desliz con Ashton me había hecho un poco más fuerte como persona. Eso y las terapias que Ellie me daba de vez en vez cuando se le antojaba. Yo notaba un cambio en mi, Will notaba el cambio, diablos, incluso Ruth y sus subordinadas lo notaban.
El rubio que me acompañaba en la escuela y fuera de ella empezó a tener muy mala imagen del profesor Irwin y era por eso que ya ni tenía la delicadeza de llamarlo profesor.
—Deja de sonreír, William —me abaniqué con la mano—. Me provocarás un ataque de asma.
Él se rió fuertemente.
—Eres una tonta, Vi.
Ahora me reí yo. Juntos caminamos a la sala donde Ellie ya estaba bien sentada en un sillón con los pies recargados en la mesa de centro, Douglas ocupaba el sillón reclinable y el sofá que Will y yo usábamos se encontraba vacío.
—Hemos decidido no ver película hoy.
— ¿Cuándo decidimos eso, Eliza?
—No te incumbe, Alexander.
Nunca lo había pensado ni visto de la manera en que lo hice en este momento y al darme cuenta del pequeño chiste que eran ambos hermanos solté una carcajada.
—Yo también quiero reírme —me dijo Will—. Cuéntanos de qué te ríes.
Señalé a Douglas un par de veces.
—Hicieron un buen trabajo con los nombres.
Fue cuestión de segundos para que el padre de Ellie y Will comenzara a reír junto a mí.
—Will, ¿tú estás entendiendo? Porque yo no estoy entendiendo.
—Es asombroso que Violet se haya dado cuenta en un mes de esto.
—Disculpad usted, amado padre —habló Will—, ¿podéis decidme de que habláis?
Rodé los ojos sin poder evitar que una sonrisa se dibujara en mis labios. Encontraba divertido cada que le hablaban así a su padre.
—Su madre decidió nombrar a Ellie Elizabeth por Elizabeth Schuyler —explicó—. Cuando tú naciste, Will, pensé que sería una idea graciosa que tu segundo nombre fuera Alexander.
—Sigo sin entender —dijeron los hermanos al mismo tiempo.
—Jesús —exclamé—. Necesitan más clases de historia. Elizabeth Schuyler se casó con Alexander Hamilton.
Fue cuestión de segundos para que Ellie y Will asintieran al unísono de nuevo y emitieran un oh comprendiendo todo.
—Vaya, qué enfermo —opinó mi amigo.
—Guarda silencio, Alexander.
—Sí, Alexander —me burlé—. Hazle caso a tu padre.
—Eres tan mala, Violet.
Como seguíamos parados con las cosas en nuestras manos Will y yo dejamos todo en algún lugar libre de la mesa antes de tomar asiento, me acomodé como estaba minutos atrás: mis pies encima de los muslos de Will, medio acostada con mi cabeza recargada en el brazo del sillón.
— ¿Y qué era eso de no ver película hoy, Ellie?
—Oh, sí —ella tronó la lengua—. A Vi le gustan los hermanos Grimm.
— ¿Y eso qué?
—Vamos a ver Grimm.
—Disculpa, ¿qué?
—Es una serie, William —le explicó su hermana—. No tengo ni idea de qué trata pero Kim me ha dicho que es buena. O creo que dijo que el actor está bueno, la verdad no sé.
Douglas le lanzó un almohadón a Ellie que aterrizó justo en su cara. La muchacha se rió y, con todo el cabello en el rostro, arrojó de regreso la almohada a su padre.
— ¿Están de acuerdo con ver Grimm?
Me encogí de hombros: —Sí, sí.
—Ya qué.
Ellie puso la serie en cuanto su hermano aceptó y la vimos mientras comíamos todo lo que nos cabía en el estómago.
(...)
—Es tan tarde. Tan estúpidamente tarde.
—Oye, tranquila.
—No me digas que me tranquilice.
—Diablos, chica.
—No me llames chica.
—Está bien, ¿qué hay de Lucifer?
Mis ojos viajaban de Ellie a Will mientras los dos se dedicaban a atacarse mutuamente, comí una cuchara de cereal frunciendo el ceño cada que se insultaban y riendo cuando la situación lo requería. Y no era la única, su padre estaba sentado a mi lado apreciando la discusión. Parecía que veíamos un partido de tenis, nuestra vista iba y venía de un lado a otro sin parar.
Anoche habíamos caído dormidos a las cuatro de la mañana y al despertar Ellie había entrado en un inmenso pánico al ver que eran las siete y que tenía veinte minutos para hacer todo, de alguna manera Will —como siempre— había logrado sacarla más de sus casillas y terminaron peleando y sacando viejos trapos al sol.
—Le diré a papá que usaste su cepillo de dientes para lavar el escusado.
— ¡Eso fue hace años, Elizabeth!
— ¡Lo que sea!
— ¿Es cierto?
—No —me murmuró Douglas—, ellos siempre han pensado que fue mi cepillo pero creo que su consciencia infante bloqueó el recuerdo de que en realidad era el cepillo de Eliza.
Hice una mueca de asco. Los hermanos siguieron discutiendo durante unos segundos más antes de que su padre decidiera separarlos y mandarnos a cada uno a la escuela. Algunas veces me preguntaba de dónde sacaban tanto dinero para que cada uno tuviera su carro, aparte ni siquiera vivían tan mal que digamos.
Durante todo el recorrido Will se mantuvo en silencio, un silencio que me carcomía ya que no era muy normal de su parte estar sin hablar hasta por los codos.
Jugué un rato con los hilos del suéter color crema que Ellie me había prestado hasta que nos encontramos entrando al estacionamiento de la escuela.
—Will, ¿qué te sucede?
—Estuve pensando durante todo el viaje —guardó silencio, encontró un lugar para estacionarse y cuando apagó el motor me miró—. Vi, necesito un favor.
Me mantuve en silencio esperando a que hablara.
—El profesor Irwin me odia.
—Y tú lo odias a él.
—Sí, pero ese no es el punto —apagó el motor y salió del carro casi tan rápido que ni me di cuenta cuando lo rodeó para abrirme la puerta—. El punto es que no entiendo algo del proyecto y quería que le preguntaras.
Fue como uno de esos momentos donde se escuchan grillos de fondo en alguna comedia barata, miré a muchos lados menos a los ojos de Will y decidí bajar del auto sin aceptar la ayuda de su mano extendida hacia mí. Colgué mi mochila en mis hombros y empecé a caminar.
—Pregúntale tú.
— ¡Vamos, Vi! —La mano de Will tomó el asa de mi mochila, jalándome con ella, con fuerza intenté seguir caminando— Violeeeet.
— ¿Cuál es tu duda? Quizá yo la pueda responder.
—Que si en el proyecto debemos resumir cada capítulo del libro en cinco o siete renglones —me respondió él—, y si el cuadro comparativo es acerca de los "héroes" de la novela y los villanos.
Quise aventarme de un puente al escuchar sus dudas porque esas era precisamente las mías y esperaba a que él o alguien más le preguntara al profesor Irwin.
— ¿Violet?
—De acuerdo —farfullé—. Pero me comprarás macarrones con queso.
—Todos los que quieras, preciosa.
Entrecerré los ojos ante el mote que me había dado.
—No me llames así.
— ¿Entonces cómo? —Will tronó la lengua— Oh, lo tengo. Grumpy.
— ¿Grumpy?
—Sí. Como el enano de Blancanieves.
Me detuve en seco y como Will seguía detrás de mí termino chocando contra mi espalda pero yo no estaba lista para aquel impacto así que me tambaleé un poco y si no fuera por los brazos de Will que rodearon mi cintura con fuerza hubiera terminado en el piso. Entonces ahí estaba Will sujetándome, su respiración pegada a mi cuello, incluso podía sentir la sonrisa que había dibujado en su rostro. La sangre comenzó a subir a mis mejillas conforme pasaban los segundos.
—Apuesto lo que sea a que estás sonrojada.
—Me caes mal.
Él soltó una carcajada y liberó su agarre, cuando estuve a punto de seguir con mi camino él tiró de mi mano para que chocara contra él y poder fundirnos en un abrazo.
—Eh, ¿Will? —Intenté empujar su torso.
—Te juro que eres la mejor amiga que he tenido —me dijo—. Todas las demás son basura, tú, Violet O'Neil, eres otra cosa.
—Vaya, me siento...
—Halagada.
—Más bien asfixiada.
Sentí a Will reír haciéndome dibujar una sonrisa. Amaba a este chico con todo mi ser, era la persona más alegre, divertida y adorable que había conocido jamás. El mejor amigo que podría haber pedido o un hermoso ángel que Dios había enviado a mi vida justo a tiempo.
—Vamos, Vi. A clase.
—No pienso ir a clase contigo abrazándome, será imposible llegar sin caernos.
— ¿Me estás retando? —Will agachó su cabeza para verme.
—Claro que no.
—Me estás retando —insistió.
—Que no.
—Mentir está mal, Violet.
—Señor Armstong, señorita O'Neil, si no me equivoco las clases empiezan a las siete diez, ¿por qué siguen perdiendo el tiempo en el estacionamiento?
Mi amigo me soltó como si su vida dependiera de ello, si algo es cierto era que el profesor que Will más detestaba y más temía era el mismo que teníamos justo frente a nosotros a punto de regañarnos.
Ashton.
Aunque él y yo hayamos dejado de hablar y de... relacionarnos de maneras inapropiadas, Ashton sí que seguía dándole aquellas miradas que matan a Will.
—Lo sentimos, profesor Irwin. Ya íbamos a entrar —se disculpó Will, sin embargo ninguno de los tres se movió.
— ¿Y bien?
—Oh, sí —aclaré mi garganta antes de ver a mi amigo—. Vamos, Will.
Él agachó su mirada hacia la mía y con un suspiró dio media vuelta y me empujó por el estómago para que yo también girara pero mis pies se negaron a moverse.
Ashton se veía tan estúpidamente mal. Como esas veces donde te vas de fiesta, tomas mucho y al día siguiente sientes que alguien está taladrándote la cabeza, mezclado con el sentimiento de estar cayendo muerto aunque estés más vivo que nunca. O incluso como un estudiante que no ha dormido bien en días por hacer proyectos, tareas o estudiar para los cansados exámenes. Su rostro lucía tan demacrado, todo él lucía demacrado. Desaliñado, despistado mas su lindo disfraz de maestro que te mataría por llegar un minuto tarde a clase era demasiado bueno.
Casi tanto que estuve a punto de no notar su situación.
¿Y por qué demonios me importa, de todas formas?
—Eh, profesor Irwin —hablé, quitando la mano de Will—, ¿está usted bien?
Había alzado la mirada: —Sí. Perfectamente, señorita O'Neil.
Bueno...
—De acuerdo —dije—. Por cierto, quería preguntarle algo acerca del proyecto que nos dejó.
Asintió un par de veces.
—Lo que sea —me respondió—, vaya a verme cuando termine la primer hora, estaré en el salón.
Ahora yo asentí.
—Bien.
—Bien.
(...)
En cuanto sonó el timbre me levanté como si de un resorte se tratara y mis pies caminaron con rapidez al salón de literatura, ni siquiera le había dado tiempo a Will para decirme nada. No quería que Ashton me preocupara porque estaba más que resaltado con marcador fosforescente que yo no le importaba en lo más mínimo, pero preocuparme por la gente estaba en mi naturaleza desde que mamá hizo lo que hizo.
Con decirles que sigo preocupada por Ruth ya les digo todo.
Y como si alguna fuerza sobrenatural la atara a mi mente o a mí en general, la muchacha apareció en mi campo visual durante mi carrera para ver a Ashton, su cuerpo delgado bloqueó mi paso y cuando quise esquivarla por el lado izquierdo una de sus subordinadas se atravesó en mi camino. Ni siquiera me molesté por intentarlo del lado derecho ya que era demasiado obvio que la segundo subordinada estaría ahí.
—Basta, Ruth. Tengo que hacer algo.
Ella se rió.
— ¿Qué podría ser más importante que yo, Vi?
Enarqué una ceja y apreté mis puños. Esta chica en verdad estaba empezando a sacarme de mis casillas.
—Mi calificación del penúltimo parcial, creo —hice una mueca—. Porque sabes que luego de esto hay algo llamado universidad y futuro, ¿no? ¿O el dinero de mami y papi también te tienen asegurado el futuro?
Uh, error.
Ruth gruñó antes de empujarme contra los casilleros con fuerza.
—Yo estaba feliz hasta que te vi por los pasillos.
—No me imagino por qué estabas feliz —divagué.
— ¿Qué fue eso?
Le sonreí con sorna.
—Ya sabes lo que dicen, Ruth —le guiñé un ojo—. Que eres la nueva zorra del profesor Irwin, ¿no?
Ella quedó desconcertada por unos segundos y su agarre en el cuello de mi blusa disminuyó considerablemente.
Bingo.
La verdad nunca me vi a mí misma retando a Ruth. Nunca. Ni en mis sueños más locos lo haría pero a) estaba empezando a cansarme, b) Ellie me ayudaba un poco con aquello de ya no ser víctima y c) yo en realidad necesitaba ir con Ashton.
— ¿Y eso te enoja, Vi?
—En realidad no, Ruth —respondí, mirándola—. Todas pueden tener sus pequeños deslices de vez en cuando, ¿no, preciosa?
Ruth tragó saliva y miró a un lado y luego al otro. Sus subordinadas fruncían el ceño sin decir nada, supuse que ellas no habían escuchado los rumores. Era eso o Ruth en verdad era buena en no permitir que ellas creyeran que Ruth haría algo así.
—Vas a soltarme, Ruth. Ahora mismo. Si no quieres que tu pequeño secreto salga a la luz.
— ¿Y tú qué sabes, Violet?
—Sé lo suficiente —murmuré—. Como aquella noche cuando fuiste a casa del profesor Irwin y había bolsas de ropa. Te dijo que eran de su hermana, ¿no, preciosa?
—Deja de llamarme así.
—Suéltame, Ruth —gruñí.
Por primera vez en mucho tiempo estaba retando a Ruth, mis ojos miraron los de ella con vehemencia haciéndome sentir un poco orgullosa. No me había atrevido a retar a Ruth jamás porque estaba demasiado asustada y tal vez mañana me estaría arrepintiendo de esto pero hoy no, hoy debía llegar con Ashton antes de que empezara la siguiente clase.
Para mi sorpresa Ruth me soltó y sin decir una palabra más se alejó de allí seguida de las otras dos perras quienes se lanzaron una mirada confundida entre sí.
Arrugué la frente y me encogí al sentir las potentes miradas de mis compañeros husmeadores así que decidí volver a correr hasta el final del pasillo.
Ashton estaba mirando a unos papeles con fastidio cuando llegué, su pierna se movía desesperada y tenía su sien recargada en los dedos índice y anular. Lucía concentrado. Y enojado, también enojado; más enojado que todo lo demás que haya cruzado por mi mente en esos momentos.
Ay.
— ¿Profesor Irwin? —Toqué la puerta un par de veces. Él alzó la mirada hacia mí.
—Pasa.
Dudé un poco antes de hacerlo, rebusqué en mi mochila unos papeles protegidos por un folder para evitar que se dañaran mientras caminaba hacia Ashton los cuales se los extendí al llegar.
— ¿Qué es esto?
—Mi proyecto —hablé, dando un paso atrás—. Esperaba que pudiera revisarlo para que me dijera si iba bien o debía cambiarle algo. Y acerca de mi duda...
Paré de hablar al sentir su potente mirada sobre mí.
—Mi duda...
—Ajá —asintió, dejando que hablara.
— ¿Debemos resumir los capítulos en cinco o siete renglones? —Pregunté— Lo lamento, una duda muy tonta pero...
—Ninguna duda es tonta —me interrumpió, sus manos sacaron las hojas del folder y sus ojos escanearon la información—. Y es en cinco renglones.
—Oh, bueno —posé mis manos frente a mí y coloqué la derecha encima de la izquierda—. Y acerca del cuadro comparativo...
—Es acerca de los héroes y villanos —se giró a verme y soltó una carcajada al ver mi ceño fruncido—. Es la duda de todos.
—Oh, vaya —sonreí incómoda.
Pasé un mechón de cabello detrás de mi oreja mientras veía a Ashton analizar mi trabajo a medias. El hombre era infernalmente guapo, con el cabello que estaba dejando crecer, su barba apenas visible y su perfil que lo hacía lucir tan serio y sofisticado a la vez. Dirigí mis ojos un poco más abajo y me lo encontré mordiendo sus labios tal cual solía hacer siempre que lee algo.
Diablos.
¿Puedo irme ya de aquí?
—Está perfectamente bien estructurado —habló de repente haciéndome sobresaltar—. Sólo cambie algo acerca del vocabulario. No es necesario que escriba palabras que ya conoce nada más por llenar eso.
Le sonreí.
—Sí, yo...
—Hágalo, señorita O'Neil —me extendió el trabajo—. Usted y yo sabemos que su vocabulario es bastante amplio. Podría incluso decirme palabras de las cuales no sé el significado.
—Tampoco es para tanto —le dije, aceptando el folder de vuelta y guardándolo en mi mochila—. Creo que eso era todo. Gracias por la ayuda, profesor Irwin.
—Cuando quiera.
Volví a sonreír a medias y di media vuelta para irme: — ¿Señorita O'Neil?
Frené en seco.
— ¿Sí?
— ¿Podría quedarse al final de su clase?
No, no, no.
—Yo en realidad no creo que sea buena idea, profesor Irwin.
—Por favor —dijo—. Por favor, Vi. Necesito hablar contigo.
En realidad no fue su súplica por la que hice lo que hice, ni siquiera el factor de que me llamó Vi y no señorita O'Neil sino la necesidad y desesperación en su voz.
—De acuerdo —acepté—. Me quedaré.
n/a: r u ready for this?
cinnamon apples deben pedir un deseo, dos capítulos de teacher en una semana santo diosito, ¿qué está pasando?
bueno, bueno. quiero que me digan su opinión acerca de este cambio tan radical y excelente para violet i mean ya está cambiando, ya ni siquiera deja que ruth la haga sentir mal o cosas por el estilo y estoy tan orgullosa de esta bebita. también comenten qué demonios con violet, will y ashton, ¿creen que será un triángulo amoroso?
esto ha sido todo por hoy, cinnamon apples. no se olviden de votar.
nos leemos pronto.
middleofnow xx.
PD: ¡por cierto! estoy en una editorial aka @-hedaskru siéntanse libres de hacer pedidos o incluso mandar formulario para formar parte de ella, ¡las estaremos esperando!
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