13; what the hell

—Vámonos de aquí —demandé.

Will dejó de sonreír para voltearme a ver, Ashton hizo lo mismo.

— ¿Qué sucede, Vi?

En realidad no quería hablar de eso. Cuando Ruth siguió suplicando que no la lastimaran me recargué demasiado en la puerta y ésta se abrió, dando rienda suelta a que ella se diera cuenta de que estaba siendo espiada y lo único que atiné a hacer fue salir corriendo de allí, negándome a creer que me había visto.

—Will, por favor —rogué, asomándome un poco para ver las escaleras.

En cualquier momento Ruth podría bajar en busca de la persona que la escuchaba hablar por teléfono. No quería eso.

—William, quiero irme de aquí.

Miré directamente a mi amigo quien ahora había dejado su cerveza en algún lugar de la mesa del bar.

—Tendrás que disculparnos, Ashton —dijo él—. Debemos irnos.

—Will —advertí. Mis ojos captaron a Ruth.

La sangre se me heló. Noté que se ponía de puntitas para mirar a través de todas las cabezas queriendo encontrar a alguien.

Queriendo encontrarme a mí.

—Eh, sí —escuché decir a Ashton, quien se ponía de pie al mismo tiempo que Will—. ¿Vienen en carro? ¿Quieren que los...?

—Muy amable de su parte, Profesor Irwin —lo frené—, trajimos coche.

Antes de que Ashton o Will emitieran alguna otra palabra, logré jalar a mi amigo de la muñeca fuertemente caminando hacia la salida. Ruth estaba cerca de nosotros así que intenté por todos los medios colarnos entre el tumulto para no ser vistos. Cuando logramos salir de casa de la chica, literalmente sentí que el aire regresaba a mis pulmones.

—De acuerdo, ¿de qué se trató todo eso, Violet?

— ¿Recuerdas que fui al baño?

— ¿En serio tocaremos ese tema? —Gruñó— Me quedé solo con el Profesor Irwin. Si las miradas mataran, Violet, yo ya estaría enterrado tres metros bajo tierra.

Arrugué la frente abriendo la puerta del carro de Will. En realidad parecía que estaban pasando un buen rato; ambos sonreían.

—Lo que sea —dije—. Ruth es asquerosamente millonaria y como que me perdí y nunca llegué al baño.

— ¿Y por qué demonios no regresa...?

—Pasé frente a una puerta —lo interrumpí—. Había alguien allí hablando por teléfono.

— ¿Y eso nos importa por qué...?

Suspiré pesadamente. Will encendió el coche haciendo que el motor rugiera. Abroché mi cinturón de seguridad y me acomodé en el asiento de tal forma que pudiera verlo.

—La voz se me hacía conocida pero no podía distinguirla porque estaba llorando, como realmente llorando, Will —cerré los ojos—. Y entonces algo hizo clic.

— ¿Quién lloraba?

—Era Ruth.

Will ni siquiera arrancó el auto, sólo se dedicó a observarme.

—Su llanto era desgarrador, Will.

— ¿Por qué?

—Rogaba que no le hicieran daño, que la dejaran en paz por esta noche.

— ¿Dijo algún nombre?

—No —negué con mi cabeza—. Me quedé allí un rato esperando a ver qué más decía pero me recargué en la puerta, se abrió y ella...

—Oh, vaya.

—No sé si me vio —seguí hablando—, pero sí que vio a alguien espiándola.

Esta vez Will arrancó el auto pisando el acelerador haciendo que nos alejáramos de casa de Ruth.

—Esto está mal —escuché murmurar a mi amigo—. Ellie dice que una de las razones por las que la gente hace bullying es porque tiene problemas en casa. ¿Crees que haya estado hablando con algún familiar?

Él se encogió de hombros.

Me hundí en el asiento sin nada más que decir y me dediqué a escuchar mis propios confusos pensamientos.

Quizá los hematomas que vi en Ruth el otro día fueron por eso. Quizá su padrastro le pegaba. Quizá era su propio padre quien lo hacía. Quizá estaba tan rota que necesitaba desquitarse con alguien más vulnerable que ella.

Y yo era esa persona.

(...)

Nunca en mi vida imaginé conocer a una persona que amara los lunes y le entusiasmará la idea de acudir a la escuela a las siete de la mañana.

Elizabeth Armstong había cambiado ese punto de vista.

El lunes por la mañana Ellie entró a mi habitación gritando felizmente que era tiempo de despertar para ir a la escuela. Que debía bañarme en menos de veinte minutos, que debía estar arreglada en quince y que debía bajar a desayunar a las seis y media.

— ¿Por qué...?

— ¿Mi hermana ama la escuela? —Terminó mi pregunta Will. Ambos habíamos salido de las habitaciones al mismo tiempo, encontrándonos en el pasillo— Eso es un misterio. Posiblemente sea un extraterrestre, su conducta no es normal.

Me reí.

Los últimos dos días que pasé en casa de Will fueron los más divertidos de mi vida desde que tenía diez años. Su padre y hermana eran realmente geniales, cocinaban delicioso y en las noches les gustaba salir al jardín trasero para hacer una fogata y contar historias. Will, sin embargo, me aseguró que esto lo hacían sólo los fines de semana.

La familia Armstong era lo mejor en el mundo.

—Eliza, te dije que no actuaras tan emocionada con Violet —le reprendió su padre cuando bajamos las escaleras Will y yo.

—Me llamasteis Eliza. No tomé en cuenta vuestro mandato, padre.

Solté una carcajada. Había aprendido, también, que cuando Will y Ellie peleaban con su padre —o querían evitarlo— hablaban con elegancia y usaban palabras verdaderamente dignas del siglo diecinueve.

—No hay problema, Douglas —dije, Will me miró sonriendo.

—Perdona a Ellie, por alguna razón le entusiasma la idea de ir a la escuela —su padre hizo una mueca.

—Lo que sea —Ellie rodó los ojos—. El desayuno está listo, Vi. Hice waffles.

—Uh.

Amaba los waffles.

—Pero no estaba segura de que te gustaran así que papá me ayudó a hacer chilaquiles.

—Disculpa, ¿qué?

Sentí a Will empujarme por los brazos para que tomara asiento en la barra que era donde comían únicamente el desayuno.

—Chilaquiles —repitió Will—. Es comida mexicana. A Ellie le encanta la comida mexicana.

Hice una mueca impresionada. A mamá también le gustaba la comida mexicana, me sorprendía que no conociera aquel platillo.

—Bueno —aclaré mi garganta—. Amo los waffles pero estoy curiosa por probar los chilaquiles.

—Pues te damos de ambos.

—Oh, no, yo...

—Déjalo —me frenó Will—. Te los darán de todas formas.

Sonreí.

No era el primer desayuno que tenía con ellos, pero si el primero donde Ellie y su padre se preocupaban por cocinar algo que me gustara, no era como que los huevos revueltos no me agradaran.

Halagué unas miles de veces el desayuno que Ellie y su papá habían preparado porque, diablos, en realidad eran asombrosos cocinando. Tenía esperanzas de que Will cocinara de la misma manera.

Hasta me dolía el hecho de que hoy Will me llevaría con un cerrajero para que cambiara la chapa de mi casa y pudiera hacerme unas nuevas llaves. Las bolsas llenas de mi ropa yacían ya en la cama que había utilizado los últimos días, cerradas y con todo lo que llevaba en ellas.

La hermana de Will salió de su casa tan solo unos minutos antes que nosotros, se despidió de mí con un gran abrazo pidiendo que regresara allí tan pronto como me fuera posible.

—Creo que le agradó la idea de tenerte en casa —miré a mi amigo. Estábamos subiendo a su coche para ir a la escuela.

Volveríamos de todas formas en la tarde a recoger mis cosas así que decidí guardar mis agradecimientos a Douglas para dentro de un rato.

Sin embargo, no estaba lista para dejar la casa de los Armstong así como tampoco estaba lista para la clase de Literatura.

—Me gusta —le respondí a Will—. Quiero decir, tu casa me gusta.

—Eres bienvenida cuando quieras, Violet.

Le sonreí antes de hundirme en mi asiento.

Hablé con Ellie respecto a Ashton. Me recomendó hablar con él acerca de lo que sucedió, la cosa era que me daba miedo hablarlo. La hermana de Will se había ganado mi corazón desde el momento en que le conté que tenía una enferma aventura con mi profesor y ni siquiera refunfuñó al respecto, sólo me escuchó.

Como todo buen psicólogo haría.

Mi mente era una maraña de debates y planteamientos a mí misma sobre qué hacer en dadas situaciones con Ashton el día de hoy. Cómo reaccionar si me preguntaba algo en clase, cómo reaccionar si quería ir al baño y debía pedirle permiso.

Ni siquiera charlé con Will durante todo el trayecto de su casa a la escuela gracias a tales pensamientos que albergaban a mi cabeza y para colmo, cuando entramos al estacionamiento de la escuela, el carro de Ashton también entraba.

—Entonces —dijo Will—, acerca de Ruth...

—Supéralo, William. Sé lo que escuché y vi —cerré los ojos, recargué mi cabeza en el respaldo unos segundos—. Era Ruth.

Will se removió en su asiento y alzó su dedo índice.

—En primer lugar, no me llames William —indicó, luego miró por encima de mi hombro—. En segundo lugar, el profesor Irwin se ha estacionado al lado de nosotros y nos está viendo extraño, ¿qué tal si bajamos? Como que me intimida.

A mí también me intimida.

Ashton se hizo a un lado cuando abrí la puerta de sopetón y ambos hombres se sobresaltaron al escuchar el ruido que la puerta hizo al ser cerrada de un portazo. Pretendía actuar de manera indiferente con Ashton, como cualquier estudiante actuaría ante un maestro que no le simpatiza en absoluto aunque esa idea se fue por el drenaje al ver la ventanilla trasera del carro de Ashton.

Justo allí, en el asiento trasero de nuestro lado, yacía mi mochila. Tragué saliva.

—Profesor Irwin —saludó Will.

—Señor Armstong —Ashton hizo un ademán de saludo—, señorita O'Neil, ¿hay algún motivo por el que lleguen juntos?

Me encogí de hombros: —No. Ningún motivo aparente, profesor.

Ashton al ver que no daría mi brazo a torcer soltó un suspiró y volteó a ver a sus llaves.

—Bien —acomodó su saco—. Los veo en Literatura.

—Como sea.

Le sonrió de una manera hostil a mi amigo y luego de lanzarme una mirada inició su camino al campus.

—Los primeros días que estuve aquí, Vi —escuché decir a Will—, parecía ser que el profesor Irwin y tú se llevaban bien. Incluso creo haberte escuchado decir que literatura es tu clase favorita.

—Y lo es —miré por el rabillo del ojo mis cosas metidas en el auto de Ashton, sentí que me encogía un poco—. Sólo que el profesor Irwin no es muy de mi agrado.

Will asintió un par de veces, dudando: —Ajá.

—En serio.

—Como sea —se burló de mí, repitiendo mis palabras tajantes a Ashton.

—Eres insoportable.

—Y tú muy mala mentirosa pero no me ves quejando —Will dibujó una sonrisa en sus labios—. Vamos.

Rodeó mis hombros y me encaminó a la escuela y así, en silencio, rogué a Dios que no me permitiera cruzar caminos con Ruth en todo el día.

(...)

—La señora Faith está loca.

—Y su apellido es Faith.

—La señora Faith está loca.

—Y su apellido es Faith.

—Violet, pareces disco rayado.

—Tú también, Will.

Él se detuvo en medio del pasillo y así como así golpeó mi nuca haciendo que moviera mi cabeza y que mi pelo quedara en mi rostro.

—Mira tú, ya me pegas —pasé los cachos de pelo detrás de mi oreja y elevé una ceja—, ¿qué te sucede, William?

¿Qué te sucede, William?

Rodé los ojos antes de seguir caminando al salón donde nos tocaba literatura. Por alguna extraña razón y por primera vez en mi vida Dios había socorrido mis plegarias y en todo el día no me crucé con Ruth en ningún momento. Quizá no había venido a la escuela. O quizá estaba siendo escurridiza para encontrar a quien la espiaba en su fiesta.

— ¿Eres rubia natural?

Arrugué la frente. Will era muy extraño, hace un minuto estaba portándose como un niño y ahora me preguntaba si mi cabello era teñido.

—Sí, Will —dije—. Mamá era rubia.

—Es un rubio muy bonito —opinó, el salón de literatura empezó a ser visible conforme fuimos llegando al final del pasillo—. Casi tan bonito como tú.

Me detuve en seco, en una milésima de segundo sentí toda la sangre subir a mi rostro, específicamente a mis mejillas y me pregunté cómo alguien que se ponía de cabeza podía resistir tanta presión de sangre en ésta, yo ni siquiera estoy haciendo nada y probablemente mi rostro esté tan rojo como un jitomate.

— ¡Jitomate! —Se los dije— Diablos, Vi, me encanta verte sonrojada. Es tan gracioso.

—Cállate.

—Oh, mírate —aplastó mis mejillas con sus manos—, ¿crees que si sigo diciéndote cosas lindas explotes por tanta acumulación de sangre?

No respondí.

—Tus ojos me gustan —me dijo, estábamos a un lado de la puerta de entrada al salón—. Y me gusta mucho hacerte reír aunque eso no es novedad, disfruto mucho de hacer reír a la gente. Es lindo. Oh, me gusta tu sonrisa.

—Ya basta.

—Y tu voz es muy sexy —me guiñó un ojo—. Violet, en serio deberías mirarte ahora. Estás tan sonrojada.

—Déjame en paz, demonios —agaché mi cabeza justo cuando el timbre sonó y entre como un relámpago al salón escuchando la risa de Will detrás. Ashton como siempre ya estaba dentro y unos cuantos alumnos también.

Tomé asiento en mi lugar y me hundí, Will se sentó en su lugar correspondiente y como ya era costumbre para él desde la exposición de nuestros cuentos favoritos comenzó a enrollar mechones de mi cabello en sus dedos hasta que se cansaba y tomaba otro. Y así una y otra vez.

—Buenas tardes, chicos —habló Ashton.

— ¿Escucharon lo que hizo en la fiesta? —Murmuró alguien a mi lado, inclinándose un poco para que sus amigas pudieran oírla.

—Sí, Dios mío —pronunció otra, jugué con mis dedos prestando atención a lo que fuera que fuesen a decir—. No puedo creer que el profesor Irwin se haya enrollada con Ruth.

Ajá.

¿Qué?

Will se rió para después silbar.

—Oh, Jesús, los chismes aquí son mejores que en mi otra escuela —me dijo—. ¿Un profesor enrollándose con una alumna? Por favor.

—Alguien tomó fotos, chico nuevo. Y con alguien me refiero a mí.

— ¿De veras?

—Will, por favor, pareces mujer desesperada por tener un chisme en sus manos —gruñí—. Compórtate.

La chica que había comentado lo que Ashton hizo con Ruth soltó una silenciosa risa.

—Vamos, bicho raro, quieres ver la foto también —aseguró, sacando su celular del bolsillo y desbloqueándolo.

—Oye, no la llames así —gruñó Will, sus dedos seguían enrollando mi cabello y Ashton hablaba de algo que no era de mi conocimiento.

La mano de la chica —Kate— se extendió un poco y llamó nuestra atención haciendo sonidos con su boca. Giré a ver su celular y allí estaba la foto.

Ashton sentado en la misma banca de la cantina, Ruth encima de él con sus piernas enrolladas en su cintura y él rodeando la de ella con sus manos. Estaban besándose. No, no; estaban comiéndose.

Mi boca se abrió con una mezcla de sorpresa y decepción y cuando estuve a punto de decir algo, la chica bloqueó su celular con rapidez y lo alejó de nosotros, fruncí el ceño y volteé al frente para ver a Ashton a menos de un metro de nosotros, su mirada inquisitiva miraba a cada uno de nosotros.

— ¿Interrumpo algo?

—No, profesor —respondió Kate.

—Enséñeme lo que estaba viendo en su celular.

Las amigas de Kate se rieron suavemente, me hundí más en mi asiento.

—Profesor Irwin, no creo que...

—Enséñemelo.

—Pero...

—O usted y sus dos amiguitos irán a dirección —con amiguitos se refería a Will y a mí.

Kate rodó los ojos, la clase entera nos miraba así que ella procuró que nadie viera la foto cuando se la enseñó a Ashton; su semblante cambió drásticamente al ver su momento con Ruth captado en la imagen y por alguna razón su mirada se dirigió a mí haciendo que yo desviara la mía.

—Hablaré de esto con ustedes más tarde —nos indicó—. No vayan a irse del salón, ¿entendido?

—Sí —dijimos los tres al unísono.

Ashton se alejó y cuando estuvo en su escritorio sentí la respiración de Will en mi cuello.

—Muy melodramático por su pequeño error, ¿no crees?

Suspiré.

—En definitiva.

(...)

El timbre sonó y todos comenzaron a guardar sus cosas incluidos Kate, Will y yo a sabiendas de que deberíamos quedarnos para el regaño de Ashton.

—Señoritas Keller y O'Neil, señor Armstong, quédense un momento.

Kate bufó acercándose a sus amigas para murmurarles algo.

—Insisto —me dijo Will—. Mucho drama por su desliz.

—Tú lo has dicho, Will —le respondí, poniéndome de pie y colgando mi mochila —la que Ellie me prestó— en mis hombros—. Los mejores chismes se encuentran en esta escuela.

—Ojalá lo hubiera sabido mucho antes —se rió mientras se ponía de pie también—. No hubiera tardado tanto en inscribirme aquí, vivo de los chismes.

—Ya lo noté. Podrías ser mi mejor amiga.

— ¿Estás insinuando que soy gay?

—Eh, chicos —nos interrumpió la voz de Kate—, no es que quiera interrumpir su charla acerca del chico nuevo siendo gay o no pero el profesor Irwin está viéndonos mal y me asusta cuando nos ve así.

Volteé a mirar a Ashton.

—No sé por qué siempre siento que en realidad me ve mal a mí.

Le sonreí a Will. Tal vez tenía un poco de razón.

Los tres nos acercamos a Ashton, yo estaba cabizbaja mientras Will iba jugando con un hilo que colgaba de mi suéter rosa. Una vez estuvimos de pie frente al escritorio Ashton aclaró su garganta.

— ¿De dónde sacó esa foto?

—No es la gran cosa, profesor —le dijo Kate—. La tomé yo, no se la he enviado a nadie ni mucho menos. Ya sabe, es mi profesor favorito, si alguien más allá de nosotros ve esto podría correrlo.

—Pero sí que anda enseñando esa foto a quien sea por lo que puedo ver —Ashton ahora nos miró a nosotros.

—Tenían curiosidad.

Miré a Kate con suspicacia. Yo ni siquiera le había pedido ver la foto, Will sí.

—De todos modos no es nada, profesor Irwin —dijo Will, encogiéndose de hombros—. Si Katherine dice que no ha enseñado la foto a nadie...

—Se las enseñó a ustedes —le interrumpió Ashton—, y consideró una falta de respeto y privacidad hacer eso.

No quería hablar ni meterme en este tema. No sabía si en realidad Ashton y Ruth fueron más allá del beso de aquella foto esa noche pero si sí hicieron algo más, en realidad alegar de esto sería hipocresía de mi parte.

—Y yo considero una falta de moral enrollarse con una alumna, profesor —indagó Kate—. Sin embargo no me ve quejándome, ¿cierto?

Bajé la mirada, el silencio reinó el salón durante unos segundos y juré escuchar los engranes del cerebro de Ashton girar para saber qué decir.

—Borre esa foto de cualquier lado donde la tenga —demandó—. Ahora mismo. Luego se pueden ir.

—Lo que diga y mande.

Minutos más tarde los tres caminamos en fila a la puerta. Kate, Will y yo. Estaba temblando, mis puños los mantuve cerrados porque había sudado por lo nerviosa que me encontraba, incluso sentía que mi cuerpo temblaba.

Y por si fuera poco, la voz de Ashton inundó mis oídos un paso antes de llegar al umbral de la puerta.

—Señorita O'Neil, venga.

—Dime, Vi, ¿es mi imaginación o siempre te llama?

Una excusa voló por mi mente casi al instante: —Tú lo dijiste, Will. Amo literatura, siempre me dice libros que me gustarían.

Me encogí de hombros y mi amigo asintió.

—Te esperaré por allá. Tengo ganas de ir al baño —hizo una mueca—. Recuerda que debemos ir con el cerrajero.

Olvidaba que esta era la última clase.

—Claro, sí. Cerrajero —asentí un par de veces—. Ve al baño.

Me sonrió antes de alejarse y entonces estuve sola con Ashton.

Oh, oh.

Me mantuve de pie en la puerta sin mover un músculo, no quería acercarme.

—Violet —me tensé.

Giré sobre mis talones a ver a Ashton: — ¿Sí?

—Acércate.

—No.

—Violet.

—No.

Él me miraba desde su escritorio y al ver que no daría mi brazo a torcer se levantó de su asiento y caminó hacia mí. Al sentirlo cerca di un paso hacia atrás casi saliendo del salón.

—Traje tus cosas —habló.

—Las pude ver en su carro —le contesté—. Puede quedárselas. De todas formas no las necesito.

—Estás hablándome de usted.

—Es mi profesor, debo hablarle de usted.

Los ojos de Ashton me miraron, lucía arrepentido y desganado.

—No me hables de usted —su tono de voz me hizo pensar que me rogaba que no le hablara así.

—Mira, Ashton, hay que superar esto, ¿no? —Le dije— Fui solo una chica que se enredó contigo hasta que se te botó la canica un poco y me agrediste.

Él abrió la boca para hablar pero yo no se lo permití, en cambio di un paso decidido hacia adelante.

—Te cansaste de mí y buscaste a una zorra que estaría dispuesta hasta a lamerte el culo si así lo quisieras —reclamé—. Mis cosas puedes quedártelas, sólo tenía dos libros de texto y tres cuadernos allí, puedo reemplazarlos. Por mis llaves no te preocupes, Will me llevará con el cerrajero para cambiar la chapa, él piensa que me asaltaron así que por favor, mantenlo de esa manera.

—Violet...

—Hasta luego, profesor Irwin. 

n/a: y entonces la lluvia con granizos enorme empezó, terremotos de más de ocho grados derrumbaban ciudades enteras, el caos que se armó cuando middleofnow al fin publicó teacher fue increíble

¡hola cinnamon applessssssssssssssss! me siento tan no sé cómo al no haber subido nada en casi un año pero sólo dios sabe lo incómoda, inconforme y poco complacida que me sentía con esta historia pero he intentado cambiar esto durante todo el tiempo ausente y creo que al fin lo tengo así que no, ya no habrá parones tan largos -o eso espero-.

lo que sí les pido, les ruego y suplico es que voten por favor, siento re feo al ver como han bajado los votos así que si yo no veo muchos NO publicaré.

comenten aquí sus opiniones acerca de lo que está pasando.

¿les dije que tengo una amiga que se llama ruth? cuando me dijo su nombre casi fallezco porque nunca había conocido a alguien que llevara el nombre de uno de mis personajes ni mucho menos que fuera todo lo contrario pero bue.

nos vemos pronto.

middleofnow xx.

pd: amo que mi bebita amber heard aka violet sea mera en aquaman i mean, es re badass y omg

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