ADVERTENCIA: ésta historia contiene relaciones daddy kink y underage, lenguaje vulgar explícito, violencia física y mención de drogas y alcohol. Lees bajo tu propia responsabilidad.

Odiaba la escuela.

Y todos la odian, sin embargo yo tengo mis motivos. Me molestan, insultan, agreden y denigran.

No tengo amigos en la escuela y nunca los he tenido desde que entré a Bornwood, a menos que mi profesor de Literatura cuente, porque es el único que ha mostrado un interés en mi bueno.

O eso creo yo.

Caminé por los amplios pasillos de la escuela con las intenciones de llegar a mi casillero pero estas desaparecieron rápidamente cuando Ruth puso su pie haciendo que cayera directo al suelo. Ella y sus amigas se rieron.

-Mírenla, está en el suelo como el bicho raro que es.

- ¿Ya vieron su suéter? ¿A caso te lo prestó tu abuela, Vi?

Cerré los ojos con cansancio aguantando las lágrimas que comenzaba a sentir.

-Deberías hacernos un favor a todos y suicidarte como tu madre.

-O desaparecer como tu padre, maldita bastarda.

Rasgué el piso con mis uñas cuando Ruth pateó mi costilla derecha y sentí una gota rodar por mi mejilla.

-Eres tan patética, Violet.

-Me das lástima.

Sin saber cómo, las tres chicas me habían levantado entre todos y me estamparon contra uno de los casilleros golpeando mi cabeza con estos.

Me quejé en voz baja, evitando darles el placer de escucharme sufrir aunque las lágrimas ya estuviesen corriendo.

- ¡Ya, déjenme! -El hilo de voz que salió de mi garganta las hizo reír y yo pude salir corriendo de allí con dirección al aula de Literatura.

Entré sin tocar encontrándome al Profesor Irwin leyendo nuestro libro, supuse que estaba preparando la clase de ahora.

Entré sin tocar encontrándome al Profesor Irwin leyendo nuestro libro, supuse que estaba preparando la clase de ahora.

Él no se había percatado de mi presencia hasta que un fuerte sollozo salió de mis labios.

-Oh, Violet ¿qué sucedió ahora?

Mis labios temblaron cuando quise contestar y solamente atiné a abrazar a mi Profesor fuertemente, aferrándome a él.

Aspiré su aroma cuando envolvió sus brazos alrededor de mí y sentí cómo empezó a acariciar mi cabello, desde la nuca hasta las puntas; se meció de un lado a otro mientras intentaba tranquilizarme.

-Sea lo que sea que te hayan dicho, Violet, es mentira -dijo alejando mi rostro de su pecho para limpiar las lágrimas -. No dejes que te controlen.

Esnifé un poco: -Es algo difícil de hacer, Profesor Irwin.

-Ya te he dicho que me llames Ashton.

-Lo siento, Ashton.

Él sonrió acomodando un mechón de cabello detrás de mi oreja y me sonrió un poco.

-Estamos juntos en esto, Vi.

- ¿Lo prometes, Ashton?

-Claro que sí, nena.