68.
Natasha.
Apoyé mi rostro en el abdomen de mi novia. No traía mucho para decir, no más que... Me duele saber que ya no volveremos a vernos.
—¿Por qué no intentarlo? Tú eres quién más segura está de que no funcionará... Dame un motivo... — susurré. La castaña suspiró.
—Te podría dar mil motivos del por qué no funcionaríamos y seguiría sin ser suficiente para mí, Nat... — murmuró. — Créeme, no hay nada que desee más que estar contigo, porque te amo tanto... Pero no podemos, estamos en un momento de nuestras vidas en donde todo está en nuestra contra. El próximo año es mi primer año de universidad y tu estarás por salir del instituto, ¿crees que eso y la diferencia de horas nos ayudará en algo? Probablemente necesitemos de la otra y no podamos estar pendientes todo el tiempo del móvil.
—Sabes que no necesito que hables todo el día conmigo, Wanda... — sollocé aferrada a su abdomen. Mi novia siguió acariciando su cabello tratando de calmarme.
—No quiero amarte a medias, Nat... No puedo hacerlo, no soy tan fuerte como para afrontarlo, tendré que limitar mis actividades y tú las tuyas, solamente por algo que no sabemos si va a funcionar a largo plazo...
—Funcionará si tú y yo queremos que...
—Linda... — murmuró ella. Levanté la mirada. Wanda tenía los ojos llorosos. — No quiero sonar pesimista, pero... Tú y yo... Encajamos tan bien juntas que no quiero que por culpa de la distancia acabemos por odiarnos, quiero que seas siempre especial para mí, y quiero ser siempre especial para ti... ¿Entiendes eso? Quiero mantener nuestra esencia, quiero que siempre me elijas y siempre elegirte... Pero la distancia no va a permitirnos ser de la forma en que necesitamos ser... Y no quiero obligarte a vivir tu último año y tus primeros años de universidad atada a mí... Esperando por mí, esperando por mis mensajes, esperando por vernos... ¿Qué sucederá cuando alguna de nosotras comience a trabajar? ¿Crees que seguiremos teniendo el mismo tiempo y ánimo? ¿Y qué sucede si las vacaciones no son suficientes? No es tan fácil, Nat... Y no quiero que nos dañemos más de lo que ya nos hemos dañado...
—Lo que ocurrió antes no fue culpa de nosotras, fue culpa de mamá y lo sabes. — insistí. Estoy buscando excusas en las excusas porque definitivamente no quiero irme. No quiero alejarme, no quiero dejarla... No puedo dejarla.
—Wanda, ¿y qué pasará con los planes que hicimos? — pregunté. En ese momento las lágrimas comenzaron a desbordarse de sus ojos. Ella no contestó, subí a abrazarla, ninguna quería decir adiós, pero ambas sabíamos que al final de todo estábamos destinadas a eso... A perdernos, a despedirnos una vez tras otra... A olvidarnos de lo enamoradas que estábamos.
—Perdón... — susurró ella y yo negué.
—No es una decisión tomada, Wanda... Podemos...
—Nat... No. — me cortó ella. — Es lo mejor para tu familia, no estás lista para alejarte y yo no te impediré ser feliz, cielo...
Nos observamos en silencio.
Tan ordinarias...
[•••]
Wanda.
—¿Qué sucede, cariño? ¿Te sientes bien? — preguntó papá. Lo observé fijamente y me encogí de hombros. —Esa no es una respuesta. ¿Qué ocurre?
Charles también me observó. Pietro no estaba, se había ido a disfrutar de sus últimos días con Clint, mientras yo evitaba contestar los mensajes de mi novia y trataba de ignorar el hecho de que tenemos sólo una semana y media para estar juntas... Ella se irá a Suecia, y yo me iré a Connecticut.
—Natasha se irá de la ciudad... Su madre ha conseguido un empleo en otro sitio.
—Al fin lejos de aquella mujer desvergonzada. — dijo papá bastante serio. Negué. — ¿Por qué no? Es lo mejor para ambas y...
—Natasha se irá con ella, papá.
—Irá a Yale, cariño...
—Los planes cambiaron.
—¡¿Por?! ¡Se está empeñando en separarlas!
Suspiré. No había pensado en aquella posibilidad... No sé si Melina le ha dicho algo a Natasha al respecto... Eso me hace sentir mucha inseguridad.
Estoy enojada... Aquella mujer... ¡No quiere vernos felices! Ha de ser eso...
—Erik, quizá no es como tú crees que es. Ambos, calma... ¿Has visto a Natasha los últimos días? — negué. — ¿Por qué?
—No tengo ganas de eso. — fui sincera.
—Wanda, es la chica de tus sueños. Siempre lo repetías, ¿por qué de pronto ahora huyes?
—Porque no quiero aceptar que la perderé como a todos los que he amado, y no, no estoy contando a Melina dentro de eso, ya entendí aquello, ¿bien?
Ambos me observaron en silencio. Sé que he sido borde, pero deberían entender que no me siento bien sabiendo que muy probablemente no volveré a hablar con Natasha cuando ella se vaya por la puerta de embarque... Ellos no saben lo que es perder a la persona que más amas en todo el mundo... Yo lo he hecho tres veces.
No puedo hacerlo otra vez...
—No puedo con esto... No así. — admití.
—Amor, las relaciones a distancia son cosas del día a día de muchas personas... — murmuró Charles. Papá asintió. — La gente puede amarse en la distancia, con mucha intensidad, no es...
—Yo no quiero amarla en la distancia, no quiero no poder abrazarla, ¿entiendes eso? Es jodido cuando no puedo verla, y ella está en una etapa en la que debe... Preocuparse de algo más que sólo su móvil, yo también tendré otras ocupaciones, ¿es que acaso nadie lo nota? No quiero dañarla más...
—Wanda...
—Amo a Natasha, la amo tanto que soy capaz de pensar en su bienestar emocional. Esto va a dolerle un poco, pero... ¿Y qué si no funciona? ¿Quién va a cuidarla? ¿Quién va a cuidarla si yo soy quién rompe su corazón? — pregunté molesta.
—Parte de la vida es rompernos y volvernos a unir, Wanda... No puedes evitar algo que es decisión suya... Ella está eligiendo esto.
—Pues es mi decisión no lastimarnos más, debe respetarlo...
Escondí mi rostro en mis manos, sentí la mano de Charles acariciar mi espalda.
—Estoy de acuerdo en eso, pero al menos habla con ella, cariño...
[•••]
Observé la puerta mientras por mi mente iban y venían ideas sobre como el hecho de verla haría que mi decisión ya tomada de acabar lo nuestro, se fuese por la borda.
Y es que no es que quisiera dejarla, jamás dejaría a alguien como Natasha si las circunstancias fuesen diferentes, ella es... Todo lo que me hacía falta de muchas formas. No puedo evitar sentirme completamente enamorada cada vez que la oigo hablar, incluso existen detalles ridículamente absurdos que me hacen pensar que es un error dejarla ir.
Natasha es la mujer que piensa en su familia antes que en nadie, siempre que te ame, te pondrá en primer lugar. Natasha es quien saluda y se despide al ir y venir de cualquier sitio. Natasha es quien te dedicaría muchas cosas dulces y melosas sin hacerse ver intensa.
Nat es todo lo que había buscado y más, ella lo sabe, sabe que me muero por ella tanto como ella por mí, porque se lo he dicho, le he dicho lo enamorada y jodida que me tiene, pero tengo miedo.
Tengo miedo de arrepentirme, porque sé que aunque ella me vea como la mala en estos momentos... Es por nuestro bien.
Estoy cansada del dolor, y quiero evitarle eso a ella. Claro que puede tomar sus propias decisiones, y yo lo comprendo completamente, no intento decidir por ella, solamente quiero que ambas estemos tranquilas y no me sentiré en paz mientras estoy en la universidad y ella está esperando por mí.
No me sentiré bien yendo a fiestas. Comenzaré a limitarme, comenzaré a limitarla, no es lo que deseo. Definitivamente no es lo que deseo...
Bajé del auto. Avancé hasta la puerta. Algunas respiraciones para calmarme. El golpeteo suave y la retirada al no ver a nadie abrir.
De pronto delante de mí, Melina.
—Hey... — susurró extrañada. Observé su abdomen. Muy abultado...
—Maestra Vostokoff... — dije nerviosa. Tragué saliva. Había evitado un reencuentro luego de la última vez que la vi en donde fue una total desequilibrada.
—¿Buscas a Nat? Salió hace unos minutos, quizá si te apresuras podrás alcanzarla en el centro... — dijo observando el reloj tras ella. — Sí, eso creo.
Asentí lentamente.
—Muchas gracias, maestra Vostokoff... — murmuré. Me di media vuelta dispuesta a seguir la ruta de mi chica y la voz de Melina me hizo detenerme.
—Wanda... ¿Crees que alguna vez puedas perdonarme por todo el daño que te hice?
Suspiré.
—¿Eres tú quién le ha dicho a Nat que deben irse? — pregunté sin girarme. — Porque podría perdonarte lastimar a una adolescente insegura, pero jamás separarme del amor de mi vida, Melina.
Me di media vuelta. Ella me dio una mirada entristecida.
—Te juro por mis hijas, que después de toda la mierda que te hice, de los errores que cometí y la terapia que he tenido, no me queda nada más que pedirte perdón... No sería capaz de volver a dañar a mi hija de esa forma...
—Sé que tú objetivo no era dañarla a ella, Melina. Natasha me contó todo.
—Y ahora no busco separarlas... Intenté de todo para convencerla, lo juro por...
—No jures. Te creo. Ya no pareces una mentirosa compulsiva. — escupí con acidez. — Tal vez alguna vez pueda perdonarte. Aún debo sanar algunas cosas que dejarte romperse, espero que no sea demasiado tarde y todo eso...
Ella asintió en silencio.
—Felicidades por tu pequeño. Como siempre, serás una gran madre. Espero que también puedas ser un buen ejemplo como humana. Ninguno de tus hijos merece pagar un karma por tus errores...
—Gracias... Supongo...
Me di media vuelta y subí al auto... Estoy cansada.
Pero fue revelador.
Ya no me aterra su recuerdo.
[•••]
Natasha.
—¿Nat?
Me di media vuelta, Mariah también. Wanda estaba detrás de nosotras. Mi mejor amiga hizo una mueca.
—Iré por Clint y Pietro. Ya regreso.
—Yo... Iré con ustedes.
—¿Segura de eso? —preguntó Mariah. Asentí. Ella se alejó por el parque mientras yo veía a mi novia. O ex novia, desconocía nuestros términos luego de aquella noche... No volvimos a hablarnos...
—¿Qué sucede? —pregunté. Ella sonrió de costado.
—¿Me perdonas por ser una idiota estos días?
—¿Cuándo podré dejar de perdonarte? — dije dolida por su actitud. Ella suspiró. — Me estás lastimando.
—Ya... Eso quiero evitar... Nat.
—Pues no pareciera que deseas evitarlo... — insistí. — Wanda, has colgado a todas mis llamadas y yo...
—Soy una estúpida, linda. Lo siento... No estoy siendo la más madura, pero aunque suene ilógico, he tomado una decisión madura siendo inmadura...
—¿Qué?
—Lo nuestro no va a funcionar luego de esto. Pero no quiero desaprovechar nuestros días juntas, amor. Por favor...
—¿Luego de actuar extraño conmigo? ¿En serio vas a fingir que...? — se acercó hasta quedar delante de mí. — Aléjate. Eres una idiota. Dios. No puedo creer que estoy enamorada de ti... Desearía que no fuese así.
—Lo sé. Pero estás condenada a hacerlo, por eso quiero aprovechar para querernos mientras se pueda... No tenemos toda una vida, pero prometo encontrarte, prometo volver a elegirte, y prometo siempre elegirte...
Tomó mi cintura, mis ojos se llenaron de agua que no tardé en derramar. Pegué mi rostro a su pecho.
—Elígeme una vez más... Elige volver a intentarlo, por unos días... Los que nos queden...
—No quiero saber que tendré que volver a dejarte ir en el aeropuerto... — susurré. Ella tomó mi mentón, me hizo mirarla. Unió nuestros labios...
Cerré los ojos. Ella también.
Joder...
—Te amo... Déjame amarte por lo poco que nos quede...
—¿Puedo elegirte? — pregunté sabiendo que me moría por estar día y noche junto a ella por la siguiente semana y media.
—Puedes elegirme todas las veces que sean necesarias, yo siempre voy a elegirte, Natasha Romanoff.
—Y yo a ti, Wanda Maximoff. Siempre. Sólo a ti...
—¿Sólo a mí?
—Sólo a ti, cariño... — susurré.
—Gracias por elegirme siempre, maestra Romanoff... — besó mi cabello. — Prometo elegirte también...
—¿Sólo a mí?
—Sólo a ti, linda... Eres mi chica...
—Lo soy...
—¿Entonces? — susurró mientras yo escondía mi rostro en su pecho.
—Ven a comer helado con nosotros... — susurré entrelazando nuestros dedos.
Ya me preocuparé de cómo sanar mi corazón roto cuando deba volver a perderla...
Nota de autor:
¡Hey! Se acaba en el capítulo 70 :p
Capítulo dedicado a wandasfiancee porque estuvo de cumpleaños hace 10 años, pero equis vdd, mejor tarde q nunca
—Codito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top