67.

Natasha.

—¿Mamá? — pregunté emocionada entrando a la casa. — He comprado pizza para la cena... ¡Y alitas para Yelena!

—No creo que sea momento de... No, Christine. Debo colgar, llegó Nat. Te llamo luego.

Observé a mamá con una sonrisa. Supe que está saliendo con una chica, no la conozco aún, pero por lo que ha comentado en terapia, es de su edad y bastante agradable. Hemos remarcado la parte de la edad, ya que mamá parece comprender que así debe ser y el por qué debe ser.

—Hey. ¿Era tu novia? — pregunté. Ella sonrió algo avergonzada. — ¿Cuándo voy a conocerla?

—Aún no llevamos más de dos meses, Nat...

—Pero se ve que te gusta.

Dejé las pizzas y demás sobre la encimera.

—¡Yels, ya baja!

—Se está dando un baño, amor. Déjala. Es feliz, ha dicho que tu novia le ha regalado patitos de goma.

Sonreí mientras bebía un vaso de jugo de un solo tirón.

—Sí, mi novia se los ha comprado en el centro. Yelena había dicho muchas veces que quería patos para su baño.

Mi novia. Wanda no era un nombre que pronunciaramos constantemente en una charla entre ambas. Era mi novia y ya, sólo eso. Mi novia.

—Yelena está feliz. Lleva veinte minutos en el agua. La temperatura aún está bien, no se ha quejado.

—¿Pizza?

—Claro.

Nos sentamos a comer mientras teníamos la radio encendida. Mamá y su abdomen abultado era algo que me ponía muy feliz.

Wanda ha estado viendo lo de su departamento nuevo, ella y Charles llevan una semana fuera, sólo nos hemos visto por vídeo. La extraño, pero he tenido el tiempo necesario para estar con mi familia, incluso si no vivo aquí, he estado muchas noches durmiendo con mamá. Ha sido lindo.

Creo que la terapia está funcionando. Aunque aún sé que me gustaría que mamá se disculpara con Wanda, incluso si mi novia no quisiera perdonarla, pero conozco a Wanda. Ha sanado tan bien que el rencor no es algo que se le quede.

Nunca ha sido rencorosa en realidad.

—¿Podré quedarme hoy? — pregunté.

—Limpié tu habitación. Ayer por la tarde, por lo que...

La observé molesta.

—¡Te he dicho que no hagas esfuerzos innecesarios! Podría limpiarla yo.

—Estabas en casa de Mariah, además dijiste que hoy trabajabas hasta tarde, no quería presionarte a venir antes o perder un día de trabajo por algo que podía hacer yo. Estoy haciendo nada desde hace...

—¡Tienes seis meses de embarazo!

Ella giró los ojos. Mujer terca. Eso es.

—Tuve otro embarazo antes, Natasha. — se quejó y se puso de pie para servir algo de jugo para ambas.

—Claro, no era yo, no sé como funciona tu útero, además recuerdo que el doctor dijo algo sobre cuidarte. Tienes treinta y ocho años, y...

—Cariño, estoy bien, tengo que tener un poco de precaución con los últimos meses, ya sabes, la posible preclampsia...

—¡¿Y crees que es poco?!

—Cariño, no es...

—Mamá. No. Cállate.

—Natasha...

—No, basta. ¿Por qué no me dejaste ir a tu última ecografía? ¿Fue Christine y no quieres que la conozca? — dije algo celosa. Mamá giró los ojos. — ¡Debo aprobarla o podría ser una idiota como Matt!

Matt es un real idiota. O lo fue. Sé que ahora están por medio de un juez. El juez ha determinado que para evitar que mamá tenga problemas, sólo se ven cuando Matt necesita saber algo respecto al estado del bebé. Fue una jueza quien determinó que mamá merecía un embarazo tranquilo y con el expediente de Matt, realmente no podía darle un embarazo normal a mamá. No es un mal sujeto... Es impulsivo, pero también un idiota. Será un buen padre, eso lo sé. Mejor que el mío seguro...

—Cariño, lo hice, porque el doctor me ha dado algunas indicaciones que no quiero que escuches. Sólo eso.

—¿Cómo cuales?

—Amor...

—¡Mamá!

Melina suspiró y toqué su abdomen.

—No sé como vas a aguantarla. Mientras más mayor, es más terca, Ethan.

—¿Estás hablándole mal a tu hermanito delante de mí?

—¡Hola, familia! — Yelena apareció en la cocina con su pijama de my little pony. — Hola, mami. Hola, Nutella sabor mostaza. Hola, Ethan pequeño y tonto.

Sonreí.

—¿Ya has acabado tu baño, amorcito?

—Sí, mami. Aquí estoy. ¿Por qué Nutella está siendo molesta otra vez?

—Al menos yo no lloré cuando me dijeron que Ethan venía en camino. —me burlé.

Ella me observó ofendida. Hizo puchero y abrazó a mamá.

—Nat. — dijo mamá.

—Bien, me he pasado. Lo siento, Yels. Hagamos una tregua.

—No, ve a bañarte. — se quejó mi hermanita. Aún es un tema sensible para ella, pero la he visto besando el abdomen de mamá.

—Bien. En fin, te he traído alitas.

—¡Gracias, Nutella sabor a chocolate recién hecho!

Mi hermanita se sentó emocionada a comer de sus alitas mientras mamá y yo nos observábamos en silencio.

—¿Y bien, qué sucede, Melina Vostokoff?

—Natasha Romanoff.

—Vostokoff. — completé. Ella enarcó una ceja. — Es el apellido de mi madre, no me veas así...

La vi sonreír intentando disimularlo. Amo tanto a mi madre que ni siquiera puedo explicar lo mucho que significa verla sonreír de esa manera.

—¿Me dirás ya? Me traes nerviosa, mamá.

—¡Eh, no le hables así a mamá, Nutella de pollo! No, de pollo no. El pollo es sabroso. Tú eres como la tierra.

Bufé.

—¿Y bien?

—El doctor ha dicho que necesito un cambio de aires. Que quizá una mudanza a un sitio nuevo, más rural o tranquilo, podría ser bueno para mi salud y la del bebé. Pero...

—¿Y bien? ¿Buscaremos otra ciudad? Si me voy a Yale el próximo año o este sería igual...

—Christine ha dicho que podríamos irnos a Suecia. — confesó. — Y yo sé que debemos ir cerca de tu universidad, pero me han ofrecido un trabajo en aquella cuidad, en las escuelas cerca de tu universidad siguen sin coger mis llamadas...

Mamá y yo nos dimos una mirada silenciosa, sincera... Ambas sabíamos que las oportunidades son algo que deben tomarse, porque se presentan una sola vez en la vida.

—Pues nos vamos a Suiza y ya. — dijo Yelena observando su pollo con emoción.

Sonreí levemente.

—¿Y cuándo sería el viaje?

—No te dejaré sola, Natasha. Eso es...

—Mamá... — suspiré. — Yo... Deja que... Analice la información. No hablemos tan pronto... Sólo de forma hipotética...

—Tendría que ser antes de que comiences tu próximo año escolar... Conseguir una escuela para ambas no sería fácil, más por ti... Luego de eso, una universidad allí y...

Asentí lentamente.

—¿Y qué sucede si quiero estudiar actuación? — pregunté nerviosa.

No se lo había comentado a mamá, pero... Luego de tantas charlas a las que he asistido gracias a Charles... Creo que sería un buen oficio.

—Amor, lo que tu decidas, yo te apoyaré. Conseguiríamos la mejor universidad para ti, y te apoyaré en lo que quieras...

—¿Y Yale...? — susurré. Mamá suspiró.

—Amor... Podemos esperar. Seguramente me llamarán en algún momento, aún tengo mi trabajo aquí, ya sabes...

—Yo... Dame un poco de tiempo para pensar, ¿bien?

—Amor, no debes pensar en nada, no cambia tu plan de estudios, yo me adaptaré a...

Negué levemente.

No puedo ser así de egoísta, y tampoco puedo dejar que ella... Esté solo con Yelena... Somos una familia, no estoy lista para dejarlas... No aún...

—Dame tiempo.

[•••]

—¡Hay una fuente enorme! Es un buen sitio. Te gustará, lo aseguro, además, la cama que tengo, que no sé si será la misma el año siguiente, pero es cómoda... — sonrió de forma coqueta y yo reí suavemente.

—¿Qué tal estuvo el viaje, eh?

Ella suspiró.

—Agotador. Al menos podré verte mañana, eso es reconfortante...

Sonreí.

—Sí, eso es verdad...

—¿Qué sucede, linda? ¿Por qué actúas así? — preguntó. Lamenté que ella me conociera mejor de lo que yo me conozco. Wanda podría advertir mis emociones incluso antes que yo misma. — Estás extraña.

—¿Qué opinas si te digo que quizá nuestra relación tendría que ser a distancia?

—Ya lo será... — murmuró y la vi quitarse la camiseta para ponerse la pijama.

[PLAY: Slow it down — the lumineers]

—Ya, pero... Sólo un año, yo hablo de... Más que sólo eso...

—¿En qué sentido? ¿Por qué le das tantas vueltas al asunto, linda?

Sentí algunas lágrimas llegar a mis ojos amenazando con salir en cuanto ella volviese a mirar a la cámara.

—¿Qué sucede, linda? — preguntó con preocupación. Yo sequé aquellas lágrimas y la observé en silencio.

—Tal vez mamá tiene la oportunidad de trabajar en otro sitio el próximo año y... Nuestros horarios serán diferentes...

—Es un año, linda. ¿No es una buena idea? Quizá necesitan un cambio de aires?

Sonreí. Wanda tiene un corazón dulce, jamás podrías ver un pensamiento egoísta cruzar por su mente, y era una de las cosas que más parecían gustarme de ella.

—Ya es que... No sé si estoy lista para que un año pase tan rápido. Ella tendrá al bebé y Yelena estará solita... Además con su nueva novia... No sé si quiero dejarlas tan pronto, y no puedo cambiarme de universidad al siguiente año sólo por...

Wanda asintió lentamente.

No dijo nada. Pero la vi encender su computadora.

—Son seis.

—¿Seis?

—Horas. Yo podría hablarte por las noches, te estarías preparando para ir a la escuela y la universidad. Luego podrías hablarme cuando vayas a dormir y yo esté por irme a clases, y así... Podríamos...

—¿Crees que funcione? Tú y yo... Que necesitamos estar pegadas a la otra...

Ella suspiró.

—No...

—¿No?

—¿Sabes cuánto te extrañé estos días, Nat? Creí que luego de un año, me volvería loca, pero me dejaba tranquila la oportunidad de volver a verte...

—Wanda...

—No, linda... No me malentiendas, creo que si la oportunidad se presenta y te dan una buena beca en una buena universidad... Debes tomarlo. Yo estaré feliz de verte feliz, y si crees que tu corazón está con tu familia... El mío siempre estará en donde estás... Porque te amo, y en ocasiones... Las cosas simplemente no pueden darse...

—¿Por qué a nosotras? — susurré molesta.

Es la segunda vez que intentaba que Wanda estuviese a mi lado, y lo conseguimos... Pero no duró lo que esperaba. No duró esa eternidad que quería, y me culpaba por no haberme mantenido alejada de ella... Quería olvidarme de que la amaba.

—Porque es como... Aquella frase de la persona correcta en el momento equivocado... Pero... Tenemos el verano aún... No es todo tan malo...

—Probablemente no sea todo el verano. Debes irte y yo también...

—Tienes razón... Y es una escuela nueva para ti, mi primer año de universidad... Los nuevos partidos... Todo será complejo...

—No quiero dejarte... No quiero que me dejes. No quiero alejarme de ti, Wanda...

Ella suspiró.

—Ya, es que yo tampoco quiero, Nat... Es la primera vez que... Me enamoro de alguien, y también es la primera vez que siento que alguien me ama tanto... Créeme que... Para mi también es difícil...— murmuró. No había notado las lágrimas en sus mejillas. — Pero es lo mejor... Porque no tenemos la estabilidad ni el tiempo necesario para mantener una relación a distancia funcional... No podemos visitarnos ni darnos lo que queremos...

—Pero te quiero a ti, no importa cuánto...

—Amor... Escúchame, por favor... Estamos contrarreloj... Pero podemos disfrutarlo. No te centres en cuanto queda, céntrate en que... Tuvimos la oportunidad de coincidir... Y quizá con mucha suerte... Tú y yo volveremos a cruzarnos alguna vez... Una vez dijiste que siempre me elegirías... Yo prometo siempre elegirte a ti...

—Siempre. Siempre voy a elegirte, Wanda... Te amo... Dios, te necesito... — sollocé escondiéndome en la almohada.

Había optado por venir al departamento para poder llorar tranquilamente...

—¿Estás en tu casa? Voy para allá...

—Wanda...

—No, amor, iré. Espérame allí. Estaré contigo todas las noches que nos queden, Natasha. Todas.

—Te amo...

—Yo te amo...

Ella secó sus lágrimas. La vi tomar su chamarra de cuero café. Sonreí. Simplemente vendrá en pijama.

—Llegaré en cinco minutos, linda. Haremos una noche de películas, ¿bien?

—De acuerdo...

Mientras la veía subir a su auto pensaba en que... Voy a renunciar a mi empleo.

Necesito tiempo, el tiempo es más valioso que el dinero, y definitivamente quiero el tiempo con Wanda...

Necesito tiempo con Wanda.

Nota de autor:

¡Lamento la tardanza!

—Codito.

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