65.
Natasha.
—¿Por qué creyeron que era bueno comenzar la terapia en conjunto? Es decir, quiero saber sus motivos individuales, ya que yo estoy... Tratando a tu madre de forma individual, pero me sorprendió esta petición.
Observé al señor castaño.
—No lo sé, yo... Sentí que era momento de hablar las cosas en serio, porque... Sé que puedo conseguir respuestas de mi padre, pero jamás soluciones, porque él no es un buen hombre.
Mamá me observó en silencio.
—¿Te ha hecho algo? — preguntó espantada.
—Se fue al día siguiente en que yo llegué al departamento. No ha regresado, mamá. Sólo charlamos y se fue.
Ella suspiró.
—No es algo poco común en él...
—¿Y tú, Melina?
—Yo quiero disculparme con ella, que confíe en mi nuevamente. Es mi hija, mi primera hija, yo... — mamá me observó. — Sé que cometí errores probablemente imperdonables, y me arrepiento, porque no era la manera de solucionar mis miedos proyectándolos en ti, no era la forma dañando a terceros, entiendo que... He hecho algo horrible, pero... Sólo quiero que me perdones...
—¿Cuántas sesiones lleva mi madre, doctor?
—Una por día. Viene antes del trabajo. — murmuró él. — Es puntual y responsable. Jamás cancela una sesión.
Nos observamos en silencio. No quería pensar en que ella hubiese avanzado tan pronto, porque no llevaba demasiado viviendo lejos de ella, una parte importante de mi quería negarse a verla progresar, y me parecía egoísta, porque era capaz de juzgar su progreso sin siquiera acompañarla en el.
—¿Cuánto le toma a un paciente sanar un trauma? ¿Cuánto le toma realmente entender que sus acciones fueron dañinas y no simplemente arrepentirse por conveniencia?
—¿Qué te hace creer que no me arrepiento, Natasha? ¿Tan mal crees que estoy? ¿Quién crees que soy?
—No lo sé, mamá. No sé quién eres. ¿Te puedo seguir llamando mamá? — pregunté molesta al oírla subir el tono de su voz.
Ella me observó con los ojos cristalizados. Eso le había dolido... No quería...
Dios...
—Mejor deberíamos calmarnos, tendremos un momento de catarsis, pero...
—¿Crees que no me duele lo de Wanda? ¡Cometí un error y me arrepiento a diario de ello! ¡No debí hacerlo, ella no se merecía eso! Pero...
—Pero ya lo hiciste, mamá. Y ahora ella, yo y todos debemos cargar con eso en nuestras espaldas, ¿crees que para mí es fácil ignorar el hecho de que se acostó con mi madre? — pregunté molesta.
Ella se molestó, se puso de pie.
—¡¿Crees que para mí es fácil vivir sabiendo que me enamoré de alguien y sentirme enferma por ello?! ¡¿Crees que no me da miedo?!
Sus lágrimas caían. Sin parar. Me sentí avergonzada, no quería hacerla llorar, realmente no quería... Yo...
Oh, Dios.
—Yo...
—Okay, tenemos que tratar ciertos puntos en esta sesión, otros que tocaré con Melina de forma individual... ¿Creen que sean capaces de realizar los que les voy a pedir o prefieren hacerlo en otro momento?
—Otro momento. Necesito irme. — dijo mamá segura.
Suspiré.
Realmente soy la hija de mi padre... Incluso creo que tengo sus ojos...
[•••]
Melina.
—¿Qué debería decirte en estos momentos? — pregunté.
—¿Por qué se lo has dicho? Creí que era algo que le diríamos juntos alguna vez. No que tu creías que debías decirle.
—Alexei, eso fue cuando aún no te marchabas a hacer tu vida, no es igual que ahora finjas que nada ocurre.
—Me dijiste que debía irme o me denunciarías, ¿crees que eso fue justo? ¡Amaba a mis hijas! — gritó molesto pero en un tono bajo.
—¿Crees que para mí estaba bien verte beber y beber sin cambiar? Te pedí que cambies, te pedí que lo hagas por ellas, y elegiste beber, elegiste irte cuando podías luchar por ellas.
—¡Me amenazaste!
—¡Lo nuestro era independiente de nuestras hijas! ¡Te amaba pero quería dejar de temer! — grité molesta.
La gente del lugar comenzaba a observarnos. Dejé ir un suspiro.
Ha pasado todo un mes desde que Natasha y yo comenzamos las sesiones de terapia, y yo voy a cumplir casi dos en sesiones individuales, hoy debido a mi progreso, decidimos con mi terapeuta que era un buen momento para reunirme con Alexei.
Él y Natasha han logrado convivir una semana en el departamento, juntos... Ella ha considerado volver a casa, pero no porque no se sienta cómoda sola, sino porque mi embarazo comienza a notarse y quiere ayudar con Yelena. He insistido en que no es necesario, que vayamos paso por paso y en aquellas cuestiones lo veamos en las sesiones con el terapeuta.
Vamos por pasos.
En mis pasos individuales, estaba sanar lo de Alexei... Y aunque en su momento traté de justificarlo todo, entendí que yo estaba en una desventaja emocional grande.
Crecí en un hogar con padres ausentes, ambos muy ausentes, necesitaba la aprobación de alguien y en ese momento conocí a Alexei, quién me daba todo el amor y atención que necesitaba, y yo le entregaba económicamente todo lo que podía con lo que mis padres me daban.
Creía que estaba bien, porque pensaba que ya podía asumir responsabilidades que Alexei me aseguraba podía tomar, él siempre repetía "lo madura que era", ahora lo veo de una forma diferente. No es lo que parecía, no es que yo fuese realmente madura. Yo aparentaba algo y él elegía proyectar algo que quería...
Tal y como yo con Wanda...
Es que sé que la he cagado, y sé que debo disculparme con ella... Pero no puedo mientras no acepte que todos mis sentimientos por ella son una proyección de lo que sucedía entre Alexei y yo...
—Lamento no haber insistido. No soy perfecto, además... Thena...
—¿Ella ha preguntado por Nat?
Alexei suspiró.
—Nos vimos hace un mes, cuando fui a...
—Ve al grano.
—Mencioné a Natasha y me miró como si hubiese cometido un error al decir su nombre. Thena es algo reacia a... El embarazo y todo eso, no es su tema favorito.
—Es su hija, Alexei. — insistí. — ¿Qué espera? ¿Necesitar un órgano y pedírselo sin más?
—¡¿Por qué hablas así de ella?! ¡No es un monstruo por no querer ser madre, yo le pedí no abortar a Natasha!
—¡Entonces el monstruo eres tú por no cuidar de ella!
Él suspiró.
No llegaré a ningún acuerdo con Alexei.
—¿Sabes? Solamente quería saber que verte ya no me lastimaba, y aunque me hiciste mucho daño, después de tanto, puedo decir que sólo eres un patético hombrecito lleno de inseguridades... Y como ninguna mujer de tu edad te prestaba la suficiente atención, tenías que huir hasta encontrarte con alguien menor que si estuviese dispuesta a soportar tus estupideces. — murmuré segura. — Y lo peor de todo, es que... Probablemente soy como tú, pero estoy intentando mejorarlo... Cosa que ya veo, jamás harás.
Él no contestó, me di media vuelta y me alejé de aquél lugar. Definitivamente no quería seguir hablando con él.
Sólo me recordaba lo imbécil que había sido, lo abusivo que había sido. Realmente no me merecía...
Yo no merecía todo lo que sucedió, pero no me arrepiento de mis pequeñas... Ellas lo son todo, incluso mi.. Pequeño.
Toqué mi abdomen y mi móvil indicó una notificación.
Sonreí al ver el nombre de Christine en el. Tuve que explicarle que yo también era una paciente antes de que ella siguiera insistiendo en invitarme un café.
Es linda... Y parece más preocupada de mí que Matt, quién ha acabado su relación conmigo asegurando hacerse cargo del bebé, sin embargo no ha intentado saber cómo se encuentra. Supongo que es un karma que merezco pagar, lo estoy aceptando y sigo trabajando en mí. Es lo mejor que puedo hacer...
Estoy arrepentida de haber dañado a Wanda y sé que aquello no es tan simple de perdonar o de dejar en el pasado... Sé que le debo cuatro pisos enteros de disculpas... Pero... Iré paso a paso.
Sin presiones.
[•••]
Wanda.
—La graduación es en una semana, ¿lo puedes creer, Gwen? — pregunté sonriente.
La rubia enarcó una ceja mientras Walker traía las bebidas.
—Wanda, ¿podemos hablar sobre algo? — preguntó John. Yo sabía a qué se refería, él llevaba semanas con eso en la mente, lo sé, porque cree que aún le guardo rencor o algo por lo sucedido, cuando realmente no es así.
—John, si quieres hablar sobre lo ocurrido con Natasha, y las cosas que dijiste. Discúlpate con mi novia, no conmigo. Que yo ya he solucionado mis problemas, pero la has hecho sentir mal a ella y eso es algo por lo que te rompería ambas piernas.
Él sonrió.
—Lo haré en cuanto la vea. Lo juro.
—Bien. Que bueno que valores tus extremidades.
—¿Creen que la graduación sea increíble? Tenemos la mitad de las cosas listas.
—Pues si sólo está la mitad de las cosas listas no lo creo.
Gwen me observó molesta. Pietro comenzó a reír.
—¿Qué harán al graduarse?
—Irme a Harvard. — contestó John. Pietro sonrió.
—También iré allí. Me han aceptado.
—¿Y tú, Gwen?
—Yale es una buena opción.
—Yale es a dónde voy. — murmuré yo. — ¿Qué te detiene?
—Que tanto Yale como Harvard me han aceptado.
—Privilegios que no tengo. — murmuré. — ¿Qué hay del programa de Harvard?
—No tiene a mi mejor amiga en ello, además no poseen un buen sistema de evaluación... He leído las calificaciones del sistema educativo en esa universidad. No sé si estoy dispuesta a correr ese riesgo.
Asentí. John suspiró.
—Espero conocer a la futura madre de mis hijos.
—Yo ya conocí al padre de mis hijos.
—O quién se los come. — me burlé. Pietro comenzó a reír y Gwen nos observó con una mueca de asco bastante graciosa. — ¿Qué?
—Basta de ser tan explícitos.
—Tú me viste la...
—¡Ya, Wanda!
Sonreí.
—¿Y tú? ¿Qué harás con Nat? Clint y yo tenemos planes para vernos, no estaremos tan lejos, pero ustedes...
—Ella irá a Yale. Es lo que quiere, aunque no sabe qué estudiar aún. Espero que se decida por lo que realmente la apasiona...
—¿Y podrán estar un año separadas?
—Pietro y Clint podrán. No veo el por qué nosotras no. También nos amamos mucho.
—Pero Clint y yo... Somos diferentes. Ya sabes... Por... Ya sabes.
Oh, ellos hablan de Melina...
—¿Qué tiene que ver eso aquí?
Gwen y Pietro compartieron una mirada misteriosa mientras John se levantaba a saludar a unas chicas.
—Ya sabes... Ella se quedará aquí... Con su madre, sin saber si ella le permitirá o no irse contigo a Yale.
—No es un monstruo. Ama a Natasha, no sé de qué forma, pero sé que lo hace, lo tengo muy claro... Lo que ocurrió conmigo está apartado de sus intenciones como madre o algo por el estilo. — dije segura de aquello.
Además de que incluso siendo una pésima mujer, hizo un trabajo increíble con Natasha y Yelena, ambas son asombrosas. No puedo negarlo.
—¿Por qué la defiendes?
—Es la madre de mi novia.
—Te lastimó.
—Ya, es que lo sé. Pero mi proceso se trata en dejar de pensar en personas que no aportan nada a mi vida, ella no aporta nada a mi vida, y odiándola no solucionaría nada, incluso si quisiera, no puedo solucionar mi vida odiando a una mujer que no me hace sentir bien, ¿entienden?
—¿Entonces odiar está mal?
—Claro que no. Es una emoción válida, desgastante, pero válida, yo elijo dejar esa emoción para centrarme en mí. Mi terapeuta trabaja el autoestima. Dice que mi ego es algo intratable, pero al menos podré subir mi amor propio.
Mis amigos me observaron en silencio, ambos se ven felices de verme avanzar, pero no saben que han plantado una duda en mi interior. ¿Y qué pasará con Natasha? Porque yo la amo, y ella a mí... Pero ambas vemos esto con la madurez que tenemos ahora... Pero en un año las personas cambian... Ni ella ni yo seremos las mismas, ¿y qué sucede si no es la universidad que quiere?
Suspiré. Bebí de mi coca cola y me dejé caer en el césped. Extraño a mi chica cada vez que no estoy con ella, no porque dependa de tenerla cerca, sino porque... Estamos contra el tiempo.
Nota de autor:
¡Hey! ¿Cómo les fue hoy? Los leo.
—Codito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top