50.
Natasha.
—Es algo que debo decirte en persona, Darcy... — murmuré.
—¿Y pretendes llamarme para qué? Me angustias.
—Darcy, créeme que no quiero que sea difícil, pero por mensaje es más fácil que las cosas se malinterpreten y...
—Es por Wanda. ¿No es así? — suspiré y pude sentir como ella se reía de forma casi hiriente.
—Darcy, no te hagas esto. No es por alguien en específico, es únicamente porque... No funcionamos bien, es decir, tú y yo... No estamos seguras de querer estar con la otra.
—Yo estoy segura. Lo estuve siempre.
—No, y lo sabes. Me pediste un tiempo, eso significaba que no confiabas del todo en mí. No confiabas en que yo te elegía, eso me hizo pensar que debía demostrarte algo.
—Entonces fui un puto experimento. Una prueba. Eso fue todo... Joder.
Jalé levemente mi cabello. Yelena corría de un lado a otro con el cachorro tras ella, Wanda los veía jugar y se reía de ambos, eso es lindo.
—Un puto juego. Natalia, ¿acaso signifiqué algo para ti o no fui más que a quien usabas para sacarte a Wanda de la cabeza?
Y la pregunta sonaba absurda, pero tenía una parte de realidad. ¿Realmente la quise? Sí, la quise, ¿con la misma intensidad que a Wanda? No lo creo, nunca se quiere a dos personas de la misma forma, ¿necesitamos seguir aferradas la una de la otra? No, no lo creo, no estamos haciendo nada por la otra...
—No nos estamos haciendo bien, Darcy. No es que...
—¡Pues tú estás jugando conmigo! ¿Por qué no me lo has dicho antes? ¿Por qué esperar? No eres justa.
—Porque debía pensarlo, no podía simplemente dejarte y ya, ¿acaso es tan difícil para ti entenderlo? No podía decirte que ya no deseaba estar contigo como si nunca hubieses significado nada para mí. Claro que te quiero, Darcy, no jugué contigo ni pretendía que se sienta así, pero...
Wanda pasó delante de mí. Me sonrojé, traté de bajar la voz hasta que se fuese, pero ella parecía querer quedarse, la vi morder una manzana delante mío. Giré los ojos y le pedí que se fuese, negó.
—¿Es por alguien más? ¿Es por eso que ya no tenías tiempo para mí? ¿Te costaba demasiado dejar de dedicarle tus horas a tu estúpida amiga para poder estar conmigo?
—Todo mi tiempo era tuyo, Darcy. No eres justa, sabes que tengo otras responsabilidades y eso jamás fue un problema hasta ahora. ¿Acaso simplemente fingías que todo estaba bien para no discutir y en el fondo todo te molestaba?— me quejé. Darcy bufó. — Te dije que no es algo que debía decirte por una llamada, debería...
—Pues ya dilo, ya estamos hablando. No tengo ganas de verte.
Suspiré.
—Díselo. Que ya no te moleste. — se quejó Wanda.
—Ya veo. Todo claro, Natalia. — Darcy colgó.
Suspiré. La castaña rascó su nuca.
—¿La he cagado un poco? — preguntó. Negué levemente. — Mierda, Nat, en serio lo siento. No pretendía que me escuchase. Simplemente me ha molestado su actitud.
—Tiene derecho a estar enojada, porque...
—Estás siendo clara con ella. Te tomaste tu tiempo para entenderte, pero se lo has dicho...
—Ya, es que necesitaba decírselo hoy, pero habría sido mejor en persona. Es absurdo que discutamos algo tan importante como esto por una llamada, ella entiende lo que quiere y así ha acabado todo... — me quejé. — Pero no puedo seguir fingiendo que me siento de la misma forma en que me sentía cuando me fijé en ella.
—¿Te gustaba mucho?
—Mucho. — dije segura. — Me gustaba tanto que entendía el por qué tú y yo... Ya sabes, no resultamos.
Wanda asintió.
—Lamento eso... Ojalá las cosas pudiesen ser diferente. Creo que te conviene mucho más de lo que yo lo hice...
Mi mirada se cruzó con la suya, avancé a paso lento hasta ella y tomé su mano. Wanda es dulce, ella realmente lamenta que mi relación con Darcy acabara así. Le creo, porque... Sé que aunque puede tener muchos defectos, ser mala persona no forma parte de su lista.
—Gracias... Sigue en pie todo lo que te he dicho en nuestro paseo a la feria... Me gustas, Wanda. — murmuré. — No sé si deba decírtelo, porque quizá estamos mejor como amigas...
—Lo estamos... — murmuró ella. — Pero no puedo negar que me gustaría besarte cada que te veo...
Sonreí. Su mano acariciaba la mía de forma suave y aquél contacto me relajaba bastante.
—Yelena está viendo el rey león con Charles...
—León, amaría ponerle aquél nombre a mi hijo... — dijo ella distraída. No ha entendido mi indirecta.
—Es un nombre de animal.
—Ya, pero debe tener variantes. Como Lionel, o Leonardo... Leandro. Ya sabes. Debe existir algo bueno entre tantas variantes. — se encogió de hombros. Se quitó la sudadera y su camiseta se levantó un poco dejando ver su abdomen marcado.
No soy tan fuerte.
—Cúbrete. No seas injusta.
Ella sonrió.
—No vayas a escabullirte a mi habitación en la noche, Nataska...
—¿Es un reto? — pregunté tomando valor que no sabía que tenía y acercándome a ella. Levanté la mirada. — Porque me gustan los retos...
—Te gusto yo...
Tomó mi mentón, observé sus labios.
—Acabas de terminar con Darcy, y yo... No sé si sea... Mi mejor momento. Ambas estamos... Susceptibles. — murmuró. — Te quiero, Nat. Y aprecio nuestra amistad. No echemos a perder eso... No quiero perderte porque no podemos controlar nuestra calentura... Entiéndeme. — mencionó algo apenada. Asentí.
—Lo entiendo totalmente... Tu descuida. Es verdad.
Besé su mejilla de forma suave. Ella me abrazó con fuerza escondiendo su rostro en mi cuello mientras se agachaba. Su perfume inundó mis fosas nasales. Adoro como huele, es delicioso...
—Te quiero, Wanda. En serio lo hago.
Ella sonrió.
—Me alegra saber que me quieres... Es lindo sentirme especial para alguien...
—Ya somos cuatro quienes te elegiríamos en una habitación...
—¿Cuatro?
—Charles, Piolín, Yelena y yo.
—Charles no...
—Te adora, Wanda. Puedo notarlo por como se preocupa de tu medicación y comodidad. Es algo que aunque no quieras... Es obvio.
Su mirada de confusión me generaba bastante paz y un sentimiento de ternura extraño.
La quiero.
[•••]
W
anda.
Los lunes son una mierda. Sobretodo porque han pasado dos putas semanas desde que he tomado la decisión de bloquear y eliminar a Melina de todo lado.
Charles me ha conseguido un psicólogo de confianza. Él está cuidando de mí, me cuida en serio...
Lo peor de todo ha sido cuando me he enterado que Vostokoff no nos dará matemáticas. No por lo que queda de año. Hoy tenemos una asamblea para apelar por nuestra graduación, probablemente tenga que verla, ella seguramente estará allí, Gwen me ha pedido que hable con ella, ya que le doy confianza y yo estoy bastante colapsada. Quiero ayudar a Gwen, quiero ver a Nat y Yelena en el receso y almuerzo, quiero evitar a Melina y deseo que Piolín me acompañe. Pero sólo tendré dos de esas cuatro cosas.
—Wanda. Cielo, pasaré a la consulta cuando acabes tu sesión de hoy, ¿te parece si vamos por algo de comer luego de eso? Invita a esas amigas tuyas, ya sabes, la pelirroja y la rubia pequeña.
—Oh, yo... Veré si desean ir. Gracias, Charles.
—No hay de qué. Tu padre irá con Pietro al supermercado. No estoy para aquello.
Sonreí.
Llegué a la escuela y lo primero que vi fue a todos mis compañeros cuales gorilas gritando fuera del auditorio. Les pedimos encarecidamente que no hicieran nada de eso, pero teniendo a Odinson delante supe quien probablemente era el culpable de lo que estaba ocurriendo.
Estúpido Thor.
Ingresé al sitio, me senté junto a Gwen y esperamos a que todo mundo comenzara a entrar hasta el auditorio.
—¿Cómo está Piolín? — preguntó y yo sonreí.
—El pequeño muy bien. Cada día más pachoncito, es lindo. Creo que nos entendemos bien.
Gwen, quien sabía de los días en que mis bajones emocionales no me permitían levantarme de la cama, ya que extrañaba a Melina, estaba feliz de verme aún de pie.
Sigo intentándolo, y puedo asegurar que cada día me duele un poco menos... No lo sé.
Eso creo.
—¿Cómo estás con Parker?
—Iremos a casa de su tía este fin de semana... Ya sabes, va a presentarme con ella y todo eso.
—Me alegro mucho por ti, Gwen. Mereces a alguien que te haga sentir valorada... Te están dando el lugar que te mereces.
Ella sonrió.
—Desde que decidí darle una oportunidad a Peter descubrí algo... Y es que eres una ex novia de mierda. Fuiste una novia de mierda.
—Ya, es que te lo advertí lo suficiente, Gwen. No querías notarlo. Te lo dije tantas veces...
—Ya, es que ahora lo sé. — murmuró. — Pero como amiga eres lo mejor que me ha pasado en este año. — sonreí.
—¿Vas a ponerte sensible justo ahora o es para que te defienda delante de todos estos ineptos? — pregunté burlona.
—Un poco de ambos.
Sonreí apoyando mi cabeza en su hombro.
—¿Qué tal tu terapeuta?
—¿Vas a contarle a Howlett?
—Oh, vamos. El maestro está interesado en verte progresar. No lo culpes, te ve como su hija.
Me sonrojé.
—Vamos bien. Además, el maestro Howlett ya sabe sobre Eleanor . — susurré. — Es una señora agradable...
Levanté la mirada. Vi a todo el grupo de maestros pararse delante, la vi a ella. Una sensación de incomodidad y dolor de pecho me inundó por completo, observé a Gwen, ella entrelazó nuestros dedos intentando calmarme. Sé que debo ayudar a Gwen, incluso si debo ignorar la mirada de Melina, ella parece estar fija en mi. Tal vez podría ignorarla y ya... Como si no existiera, evitar el contacto visual...
—No debí acostarme con ella.
—Ay, que linda. Te tardaste un par de meses.
—Casi siete...— murmuré. Gwen comenzó a reír y se quedó callada de golpe. — es gracioso.
—Ya, pero no pienso reírme. Cállate y no la mires. Te manipulará con la mirada como las sirenas con el canto.
Sonreí.
—Bien, necesitamos que la señorita Maximoff en nombre de las delegadas de cada salón, diga el motivo de la reunión. — habló la directora algo impaciente. — Tenemos treinta minutos.
—Seré breve. — hablé rápidamente. — Creemos que han cometido un error. Nos gustaría que nos permitieran apelar a su decisión sobre la graduación. No fue justo. — mi mirada se cruzó con la de Melina y ella la apartó. — Ningún maestro lo fue.
—¿Creen que vendrán a decirnos qué hacer luego de organizar una fiesta que acabó con policías tras las rejas?
—Policías sin derecho a dispararle a estudiantes que solamente estaban divirtiéndose con los permisos correspondientes de la dueña de la propiedad. Les molesta el nombre de la institución involucrada en algo que dice disparos y policías, les informo que ante el público seguimos siendo las víctimas y no se verá bien que ustedes nos boicoteen únicamente porque tienen miedo.
La directora me observó en silencio.
—Maestro Rogers.
—Señora Barton. Estoy de acuerdo con los estudiantes... Ellos no tuvieron la culpa de nada. Fue una falsa alarma de parte de alguien vengativo.
Melina no levantaba la mirada. En ese momento la idea de que quizá pudo haber sido ella no abandonaba mi cabeza. Gruñí levemente y en voz baja, la ira comenzaba a apoderarse de mí.
Es una idiota. Una total y completa idiota.
—Creo que fue Melina...
—¿Por qué?
—Intuición.
Debo hablar con ella. Quiero encararla por esto.
—No se te ocurra volver a verla a solas.
—No lo admitirá sino...
—No me importa, Wanda. Obedece a tu terapeuta.
Y es verdad... La señora Bishop dijo que no podía volver a contactarme con la mujer de la que le hablaba, dijo que no sería sano para mi salud mental ya que no puedo comprender el peso que tiene su manipulación en mí.
Ella es la profesional. Supongo que lo comprende lo suficiente como para que yo la obedezca.
Suspiré.
¿Por qué estoy pensando en volver a hablarle? No lo haré. No quiero arruinar las cosas. Me gusta estar más tranquila y acercarme a Natasha sin tantos cargos de conciencia...
Así está mejor.
Nota de autor:
¡Hey! ¿Cómo están? ¿Cómo les fue? Paso a dejar mi ig que es wandanatsceo, para que vayan a seguirme, el otro día hicimos live y hablamos bastante, estuvo cool.
—Codito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top