47.
Wanda.
—Suerte hoy... — susurré y dejé ir una tos. — Te extrañaré mucho. ¿De verdad sólo es unas horas?
—Cariño, estaré en la noche con mis hijas. Lo juro. Te llamaré tipo doce. — mencionó y yo asentí mientras me cubría con mi manta azul. Podía verme en la pantalla, bajo mis ojos veía las bolsas de color rojo darme un tono de enfermedad notoria.
—De acuerdo...
—¿Estás bien? — preguntó sincera. Suspiré y dejé ir otra tos. — Te iré a ver mañana temprano, ¿estará tu padre?
—Vendrán hasta el domingo por la noche. — murmuré.
—Bien, iré a verte.
Asentí lentamente y ella sonrió a su reflejo en el espejo.
—Te ves linda.
No miento, se ve linda.
—Gracias, amor. Debo irme. Matt vino por mi. Te quiero. — lanzó un beso a la pantalla y colgó.
Tampoco deseaba contestar o algo. No de momento, Melina lograba sacar lo peor de mí cuando se trataba de irse con Matt, pero no tenía cabeza para centrarme en ella y en cómo me mentía, porque yo también lo hago.
La vi subir al auto de Matt, me quité la manta al verlos alejarse y traté de limpiar el maquillaje de mis ojos, aunque aún se veía como si hubiese enfermado de tuberculosis.
W. Estoy fuera. ¿Ya vienes?
Peiné mi cabello un poco. Sé que iremos a la feria del muelle, pero antes iremos a un parque, luego almorzaremos en una pizzeria. Charles me ha dado mucho dinero, se lo agradecí muchas veces.
—¿Por qué estoy tan ansiosa? — gruñí levemente. Giré mi rostro hacía la ventana y la vi salir de su casa con Yelena quien venía con ropa bastante llamativa. Ambas parecían discutir, lo que me hizo sonreír un poco. Nat es linda cuando se enfada, creo que es una de las razones por las que disfruto tanto sacarle de sus casillas. — Linda...
—¡Yelena, no puedes...! — oí a Natasha, pero Yelena cerró la puerta de inmediato bastante molesta, su expresión se relajó al verme.
—Hola, Wanda. ¿Vamos al parque sin Nutella? Gracias.
Sonreí.
—Aunque me gustaría cumplir tu capricho, no dejaré a Nat fuera, peque. — mencioné y Natasha ajustó su cinturón de seguridas.
—Ja. — se burló.
—¡Ya cállate, Nutella vacía que parece mantequilla de maní! — insultó provocando que mi sonrisa se ampliara. Es adorable.
—Mantequilla de maní, eh. — murmuré. Natasha bufó y giré lentamente mi rostro. Acaricié el suyo de forma suave con mi dedo índice. —No te enfades, Nutella bonita.
Ella se sonrojó.
—Conduce. El parque está algo lejos... — murmuró ella sin verme a la cara. Asentí.
—¿Por qué la llamas bonita? Es fea.
—¡Yelena, ya! —regañó nuevamente la pelirroja.
—¿De dónde sacas que es fea? — pregunté extrañada.
—¡Ya, es que es malvada, ha dicho que mi ropa no combina!
Observé a Natasha. Se encogió de hombros y yo bufé.
—Ambas, basta. — dije rápidamente. — No te ves mal y Natasha no es fea. Ahora pídanse perdón.
—¡Jamás!
—Peque... Por mí.
Yelena suspiró.
—¡Lo siento, Nutella boba! Eres linda.
Sonreí.
—Bien. También lo siento, Yelena. Te ves bien.
[•••]
El parque es bastante grande, es espacioso. Puedo ver mascotas corriendo de un lado a otro.
—¡Cachorros, Nat! ¡Vamos a verlos! — Yelena se emocionó.
Sonreí.
Vimos un grupo animalista con cachorros, muchos cachorros y gatos para dar en adopción.
—¡Wow, Nat, mira!
Yelena parecía querer llorar de la emoción, sus ojos brillaban como si jamás hubiese visto un cachorro en su vida.
—Está muy feliz. — mencioné mientras veía a la pequeña acariciar a un cachorro rubio y bastante regordete.
—Nunca había visto cachorros de cerca.
—¡¿No?! — pregunté sorprendida. Ella negó. — ¿Por?
—Mamá es alérgica. Nunca pudimos tener mascotas o algo. Es lo que nos tocó. — hizo puchero. — Son lindos...
Yelena ya estaba dentro del espacio seguro del cachorro acariciándolo, así que decidimos sentarnos cerca para ver como la pequeña rubia ayudaba a las personas de la ONG a atender a los animales.
Las hojas de los árboles estaban casi todas en el suelo, el color naranja del parque es lindo.
—Wow.
—¿Y tú? ¿Alguna vez tuviste un cachorro?
—Mi único cachorro fue Peter. Peter era alérgico también. — murmuré sonriente. — Pero al menos lo tenía a él, era similar. Insistente y con una actitud demandante de atención. Nos divertíamos.
Ella sonrió.
—Es lindo que hables así de tu hermano. Obviando la parte de llamarlo perro. — murmuró. Comencé a reír. — ¿No te gustaría adoptar uno?
La observé fijamente.
—No, yo...
—Podrá hacerte compañía en la universidad. Además mientras tanto... Yelena podrá jugar con él cuando salga contigo.
La observé fijamente.
—¿Ella o tú?
—Si va ella, debo cuidarla también.
—Aja... ¿Buscas excusas para pedirme que salga contigo más seguido? — comencé a molestarla. Ella giró los ojos. — No te avergüences. Sé que soy demasiado agradable, Nat.
—Ya, es que así ella no nos molestaría... —murmuró subiendo su mano por mi muslo. Cerré las piernas de golpe.
Natasha comenzó a reír con fuerza. Tragué saliva.
—No eres graciosa provocándome.
—Yo no te provoco. Te alteras muy rápido, Wanda.
—Usted tiene un efecto potente en mi, maestra Romanoff. — contesté segura de lo que lograría, pero insegura de mis acciones.
Ella sonrió de medio lado. Se apoyó en mi hombro.
—Deja de coquetearme.
—Deja tú de hacerlo...
—Ya, yo tengo novia. No te estoy coqueteando. — murmuró.
No contesté absolutamente nada. Ni siquiera lograba entender cómo me sentía. La quiero, claro que lo hago... ¿Como amiga? Por supuesto, ¿sólo como eso? No lo sé. ¿Quiero a Melina? Claro que sí, ¿me quiere ella? No lo sé, ¿la necesito? Eso creo, ¿está bien lo que sucede? No lo sé...
No sé nada, y me aterra. He tenido que avanzar de forma rápida. Primero era una niña a la que su madre despertaba para desayunar y de pronto debía comprarme algo en una cafetería con el dinero que papá dejaba sobre la mesa.
Por fin parecía encontrar mi lugar, y de pronto todo eso se fue a la mierda, encontré a Melina... ¿Por qué de pronto eso se siente tan mal si creía que lo necesitaba?
No puedo desahogarme con nadie...
[•••]
[PLAY: ¿Qué se siente que me gustes tanto? — Daniel, me estás matando]
Natasha.
Yelena charlaba con Wanda mientras tomaba su mano. La castaña compró un algodón de azúcar para ella y para mí. Además de que antes de venir aquí, comimos pizza en el centro de la ciudad.
Ambas parecen llevarse bastante bien siempre, es como si conectaran tanto que probablemente Yelena me cambiaría por Wanda si pudiera. No la culpo, yo también me cambiaría por Wanda si pudiera...
La castaña bajó su brazo de forma suave y entrelazó nuestros dedos sin ninguna intención extraña, parecía concentrada en Yelena. Suspiré.
Ya no podía seguir negándome a ésto.
No luego de mi sueño ayer por la noche. Intentaba apartarlo de mi mente, pero la veía tomando mi mano... Mientras las mismas luces energéticas que los juegos iluminaban su rostro cuando la noche nos apagaba.
No podía dejar de verla y me repetía lo enamorada que estaba de ella, me repetía no dejarla ir... ¿Es una señal? No lo sé... Quiero tomarlo así. Estoy dispuesta a entenderme hoy.
—¿Wanda? — hablé de forma suave y ella soltó mi mano señalando el juego de fuerza.
—Ella quiere el cachorro de peluche. — dijo Wanda al encargado. El hombre asintió. La castaña tomó el martillo y golpeó con todas sus fuerzas. Logró que la campana sonara ganando el premio para Yelena.
Mi hemana la abrazó con fuerza y luego a su premio. Wanda se veía tan emocionada como Yelena... Ambas con ojos infantiles y brillantes.
Observé mi móvil. Los mensajes de Darcy sin contestar... Hoy temprano le he dicho que necesitaba espacio hoy, se ha enfadado y ha dicho que le diga si era por Wanda.
No le he contestado a eso. Yo pedí mi espacio y di la explicación de sentirme algo incómoda...
Ella también pidió tiempo para aclararme y aclararse... Yo lo necesito ahora. Es justo tener derecho a entenderme antes de cometer un error como aceptar tener mi primera vez con ella o algo, cosa que no deseo.
—Hey, no te distraigas. — dijo Wanda tomando mi mentón y luego entrelazando nuestras manos nuevamente para avanzar con Yelena quien la guiaba a uno de los juegos. La casa del terror.
La castaña se veía feliz. Y por alguna razón no se sentía igual como hacer feliz a Darcy... Quiero tanto a Darcy, pero a su vez a Wanda... Necesito a Darcy, ella me da lo que necesito en este instante... Pero pareciera que Wanda es lo que realmente quiero.
¿Por qué debe ser tan complicado?
—¿Quieren entrar aquí? — pregunté. Ambas asintieron.
—¡Yo primero!
Yelena tomó a Wanda de la mano, luego Wanda me tomó a mí por la cintura. Ella parecía no notar lo absurdamente acelerados que estaban mis latidos al tenerla tan cerca.
Al entrar habían muchas personas disfrazadas como asesinos de las películas de moda.
—¡Mierda! — grité aferrándome a Wanda cuando alguien me tocó el tobillo. Escondí mi rostro en su pecho. Ella y Yelena iban riéndose.
—¡Ah, me espantó! — gritó mi hermanita y luego comenzó a reír.
—¡Cuidado, viene Jack!
Chillé contra Wanda y sentí sus manos firmes tomar con rigidez mi cintura. Me sentía más segura de aquella forma.
—Las odio, a ambas por igual. Son unas idiotas por traerme aquí. Me dará un infarto.
—Tranquila, linda. No ha de faltar...— se vio interrumpida por un llanto. Una mujer cubierta de sangre apareció delante nuestro.
—¡Wanda, sácame de aquí!
Ambas seguían riendo. Me aferré cual koala a la castaña quien me tomó en brazos por lo que quedaba del recorrido.
Hice el ridículo y lo admito, pero en mi defensa no me gusta nada de lo que tenga que ver con el mundo del miedo, Yelena parece sacada de una peli de terror y Wanda... Es Wanda. Eso es suficiente para explicar el por qué no le tiene miedo a un puto payaso corriendo con un hacha en medio de la cabeza y otra en la mano.
—Ya, ya estamos fuera, Romanoff.. — dijo ella. — Sé que te gusta esconderte en mi pecho, pero podríamos esperar a la noche, ¿no crees?
La aparté molesta mientras bajaba de ella. Yelena parecía divertida.
—¡Quiero ese ahora! — señaló el túnel del amor. — ¡Yo iré delante!
Suspiré al verla alejarse.
—Hey, Nataska, linda. ¿Estás bien? Lamento que te hayas espantado, estaba bromeando con eso de...
—Si me gusta estar en tu pecho. Cállate. — contesté abrumada por mi sinceridad. — Déjame recuperar el aliento. Dios. Nunca vuelvan a meterme a algo de esto, las odio tanto. Debería venderlas por trocitos.
Ella comenzó a reír. Eso me hizo feliz. Ella se ríe de lo que digo después de todo.
Estiró su mano.
—¿Me deja llevarla hasta el túnel del amor? — preguntó. — si su novia no se molesta, claro está...
Nos observamos fijamente y ambas parecíamos turbadas. Como si de alguna forma ambas encajaramos con la otra. Parecía que vernos a los ojos nos habría mil posibilidades más de encontrarnos incluso aunque fuese absurdo.
—¿Por qué me haces sentir como si te conociera de tantas vidas? — murmuró.
—¿Eh?
—Eso dice el letrero. — señaló al túnel detrás nuestro... Y en efecto, lo decía...
Tomé su mano. Avanzamos hasta llegar al asiento tras Yelena quien se veía emocionada al vernos juntas. Ella jamás se rendiría.
Quiero culpar a mi sueño, quizá luego de esto... Podré dejar de sentirme así. Es normal creer que te gusta alguien cuando sueñas con él o ella... Creo que ha sido eso.
El pato que usábamos como bote avanzó por el tunel que tenía luces rosas y moradas. Apoyé mi cabeza en el hombro de Wanda, ella extendió su brazo, me hizo apoyar la cabeza en su pecho. Suspiré.
—Van a cerrar la feria en media hora...
—Ya... Ya sé... — murmuré.
—Gracias por darme el día más feliz de mi vida desde que llegué a esta ciudad... — comentó. — En serio, eres increíble, Nataska Romanoff.
Sonreí.
Levanté la mirada. Ella bajó la suya.
—Volví con Darcy hace unos días...
—Que... que bien.
—No se siente bien...— murmuré aún viéndola fijamente. Ella observó mis labios.
—¿Por qué siento que no deberíamos hacer esto, Nat? No sabes lo que he hecho... No quiero que...
—Te lo he dicho. No me importan tus errores, te quiero... — susurré. — Pero tienes razón... No puedo hacerle esto a Darcy.
Suspiré apartando mi mirada de ella.
Wanda suspiró también.
—¿Crees que existiremos alguna vez? — pregunté sincera.
—No lo sé, linda... Me gustaría, pero...
—Déjalo así... Me gusta esa respuesta... — tragué saliva. — Aún me gustas.
Wanda sonrió. Besó mis nudillos.
—Déjame solucionar mi vida... — susurró.
—Tengo tiempo...
Y hoy parezco tener más paciencia qie nunca... ¿Estoy haciendo lo correcto?
En estos momentos ya no se ve tan difícil entender que debería tener lo que quiero... En vez de preocuparme tanto por lo que necesito...
Nota de autor:
Hey. ¿Ya leyeron "her?
—Codito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top