30.
Wanda.
Abrí lentamente los ojos, me desperté aferrada al cuerpo de Melina. Ella descansaba tranquilamente.
Observé mi móvil. Aún no decidía cuando conectarme nuevamente con mi familia, es decir, papá estará furioso, pero me siento tan cómoda entre los brazos de la maestra Vostokoff que simplemente no puedo ni quiero echar a perder ésto.
Me siento tan cómoda que por alguna extraña razón intento conectar con aquellos momentos de mi vida en los que era feliz, no puedo recordar aquellas sensaciones como si mi mente hubiese bloqueado incluso la forma en que me sentía, pero de alguna forma lo relaciono...
—Melina... — murmuré y ella no me escuchó. Sonreí mientras me dedicaba a contar las marcas en su abdomen.
¿No es extraña la forma en que la vida cambia? Es decir, por lo general estaría quejándome acerca de la forma en que nada sale como lo planeo, pero ayer al final algo ha resultado como planeaba... He hablado con Melina, ella ha decidido perdonarme y al final de todo no ha sido tan malo como esperaba. Logré recomponer la situación, no quiero perderla.
Desde que Melina está conmigo, no tengo la estúpida necesidad de acercarme a Romanoff, lo que mejora mi relación con Pietro, y he aprendido a trabajar en todo lo que papá me ordena, ya que Melina me ayuda a eso. Me ayuda a mejorar en cada cosa que papá necesita que mejore, comportamientos, calificaciones y todo eso de... Ser un poco más decente, he aprendido a guardar algo más de silencio y no tan... Yo.
Ya no quiero ser la Wanda desagradable que fui, no quiero ser una adolescente inmadura y llena de molestas características que hacen que nadie pueda quererme o respetarme. Necesito actuar con madurez, a mamá le habría gustado verme así de decidida.
Sé que sí...
—¿Wanda? — papá entró en el salón. Observé mi móvil y luego a él.
—Hey, papá. — sonreí. — ¿Ya viene la pizza?
—No, llamaré en un rato... ¿Has visto a tu madre? No contesta mis llamadas. Dijo que vendría a casa y luego simplemente no...
Papá bajó la mirada a su móvil, el cual comenzó a sonar sin detenerse.
—Es ella.
Asentí. Pietro no dejaba de insultar a sus amigos por el videojuego. Lo veía con los cascos puestos y gritando como un animal, vi el cereal de Peter sobre la mesa. Sonreí.
He tenido que formarme dos horas antes de que al tienda abra para poder conseguir aquél cereal. Aparentemente todo el mundo quiere probarlo.
Peter lo hará. Estará feliz de verlo en cuanto llegue, y yo estaré feliz de abrazarlo. Amo los abrazos de Peter y la forma en que me hace sentir, es mi lugar de paz, sobretodo cuando nuestros padres discuten, y sobretodo porque gracias a él, lo hacen menos que antes. Me facilita las cosas, me hace feliz.
—Chicos. — papá nos observó desde la entrada del salón. Toqué el muslo de Pietro y él se quitó los cascos. Ambos observamos a papá. — Yo...
No fue capaz de formular absolutamente nada, fuera las luces de la policía inundaban la ventana. Pietro se levantó de golpe y salió rápidamente de casa, gritando.
Me levanté espantada y lo entendí en cuanto vi a Pietro aferrarse al osito de felpa de Peter. Papá cayó de rodillas al suelo y mi garganta se cerró, todo parecía ir en cámara lenta, como si nada tuviese sentido, pero a la vez todo parecía cobrarlo. Encajaba las piezas del puzzle como si supiese todo, como si hubiese vivido a través de sus ojos, los veía allí... Embistiendo el auto antes de que sus corazones se detuvieran, sin saber que el mío parecía estar ahogándose por si sólo.
—¡No! — gritó papá golpeando el suelo con rabia. Pietro no dejaba de pedir perdón. Entendía. Él había sido malo con Peter, él se culpaba. Nuevamente observé el cereal, podía ver a mamá bajar corriendo las escaleras y preguntándome si deseaba ir.
Quise haber aceptado, pensando que podría haber maniobrado de alguna forma para detener el accidente...
Pero cuando el día del funeral vi a Charles... Oh, Dios, deseé con todas mis fuerzas haber muerto con ellos.
—No puedo... No puedo... — oí la voz de papá desde su habitación. Suspiré secando mis lágrimas y me acerqué a la puerta viéndola entreabierta, iba a entrar pero la voz de mi tío me detuvo.
—Erik... Hazlo por ellos... Pietro y Wanda...
—Mi hijo murió... — sollozó con fuerza. Mordí mi labio inferior. — Se supone que él salvaría ésto y...
—Ya, amor... — murmuró Charles. Me quedé helada en ese preciso momento.
Amor.
Le ha dicho amor.
—No lo entiendes, creí que podría funcionar, creí que podríamos y...
—Erik, ya está. Eres libre... Ella...
Retrocedí y choqué contra una de las estatuas que mamá adoraba poner en las esquinas. Se tambaleó y cayó al suelo. Ambos se quedaron callados, bajé las escaleras corriendo y lo único que recuerdo es haber despertado en casa.
Fue mi primera borrachera.
Cuando entras al mundo de alcoholizarte sin parar luego de perder a alguien, es difícil dejar de disfrutarlo. Piensas menos, duele menos... Lloras menos y te ríes.
Te ríes como si no te hubiesen quitado a la mitad de tu alma, te ríes como si realmente estuvieses bien, pero no lo estás, y nunca llegas a estarlo.
Entonces siguen los vicios, alcohol, drogas, sexo, lo que sea que consiga levantar tu ánimo por unos minutos u horas... Lo que sea con tal de sentir algo que no sea dolor. Lo que sea con tal de no extrañarlos...
—Hey, buenos días, dormilona. — dijo Melina y levanté la mirada. —Vamos a desayunar, pero primero la ducha, ¿sí?
La observé, ella está sonriendo. Es en éste preciso momento en el que noto que definitivamente no quiero volver a perder a alguien, menos a la única persona en el mundo que parece preocuparse de mí... La única adulta que parece no mentirme.
—¿Melina? — pregunté mientras la veía caminar al baño. — ¿Eres sincera conmigo?
Ella me observó desde la puerta del baño y sonrió.
—Siempre, amor. Ahora ven.
Estiró su mano, me levanté y la tomé antes de abrazarla por la espalda para darnos una ducha juntas.
Entramos al agua, caía por nuestros cuerpos. Está caliente.
—¿Por qué preguntas eso? — preguntó ella mientras tomaba algo de jabón para masajear mi espalda. Cerré los ojos dejando el agua caer por mi cuerpo, la sentí besar mi nuca.
—Porque todos los adultos en mi vida me han mentiro... Excepto tú, y no quiero que ocurra.
Ella se quedó callada, el agua seguía corriendo, ambas en silencio, hasta que de pronto, se detuvo.
—Yo jamás te mentiría, Wanda. — murmuró. — Pero no me mientas tú tampoco...
—Jamás... — susurré.
[•••]
Natasha.
—¡No es justo, no es justo, no es justo, no es justo! ¡No quiero que sea tu novia, no me gusta, no me gusta, no me gusta, no me gusta!
Suspiré.
Mamá no ha vuelto ayer por la noche, Darcy se quedó aquí, hoy temprano Yelena nos descubrió abrazadas en el sofá y desde allí no dejó de gritar, Darcy ha tenido que irse, pero... ¡Sólo era un abrazo, joder! ¡No tuvimos sexo o algo! ¡¿Por qué actúa así?!
—¡Yelena ya! — la regañé y ella se lanzó al suelo comenzando a chillar. — ¡Yelena, cariño, basta!
—¡Yelena está triste, Natasha miente!
—Yelena, yo...
—¡Natasha no quiere a Yelena!
Pegaba patadas al suelo mientras chillaba y yo observé en mi inconsciente la posibilidad de sacarme el útero lo más pronto posible. Entre más rápido y doloroso, mejor. Así recordaré que fue la mejor decisión de mi vida el no traer otra Yelena al mundo.
Lo que me recuerda... ¡¿Cómo puedo hacer que se calle?! ¡Ah, ya sé!
—Tengo algo que contarte.
—¡Yelena no quiere saber de tu estúpida novia tonta, Yelena triste! — se quejó nuevamente. — ¡Yelena llora y sufre!
¡¿Por qué habla como tarzán?! ¡No entiendo a los niños!
—¡He hablado con Wanda! — dije yo y ella se detuvo. Secó sus lágrimas y se puso de pie. — Tenemos buenos términos y aunque no somos amigas... — Yelena iba a gritar otra vez. — ¡Podríamos serlo algún día! —mentí.
Mi hermanita menor analizó mi rostro y dejó ir un suspiro antes de correr a abrazarme con fuerza mientras chillaba muchos "gracias" repetitivos y cortos.
—¡Estoy tan feliz, nunca fui triste!
Sonreí levemente. Es una niña jodidamente manipuladora, pero la amo con todo mi ser.
—¡En casa! — mamá entró con el cabello mojado y una sonrisa. Se quitó los tacones y dejó sus llaves en la entrada.
—¡Mami!
—Bebé...
Mamá abrazó a Yelena con fuerza mientras mi hermanita no dejaba de sentirse emocionada, puedes distinguir las emociones de Yelena a muchos metros de distancia, ella es simplemente tan... Expresiva.
—¡Mami, estoy feliz, soy muy feliz, siempre!
Mamá comenzó a reír y me observó en silencio.
—¿Natasha te ha contado algo que te haga feliz? — preguntó y Yelena asintió. — ¿Ah, sí? ¿Qué es? ¿Alguna novia?
Mamá se veía emocionada.
—¡Quizá, ojalá y Wanda le pida ser su novia ahora que volvieron a hablarse! — festejó Yelena. Mamá no contestó, su sonrisa se borró, me observó extrañada.
Y sé que probablemente no entiende a que se debe ésto, le dije muchas veces que no volvería a acercarme a Wanda. Se lo juré tantas veces que sé que debe sentirse bastante extraña.
—Tengo una explicación. Seguí tu consejo...
—¿Cu–cuál consejo, amor? — preguntó ella rascando su frente algo frustrada. Suspiré. Odio sentir que la decepciono, pero alguna vez hace meses ella me dijo que arreglara todo con Wanda, por Yelena al menos, no quise oírla y ahora lo estoy haciendo por mi cuenta.
—Dijiste que me llevara bien con Wanda, por Yelena. Te he hecho caso, nos llevaremos bien por ella, no debes preocuparte sobre eso ahora.
—Han pasado muchos meses... — señaló. Asentí, amaba avanzamos a la cocina mientras Yelena subía las escaleras corriendo.
—Ya, lo sé, eso lo hace tan extraño para mí... — mencioné yo. — Pero sé que debo actuar con madurez, y sé que ésto es maduro, porque tú lo dijiste alguna vez, eso me hace sentir que voy por buen camino, porque sigo tus pasos y consejos, mamá. Gracias por eso...
—¿Y Darcy?
—Se fue temprano, nos hemos dormido en el sofá esperándote, no podría haberla echado en la madrugada o algo...
Ella negó repetidas veces y me quedé callada. ¿Está molesta porque Darcy se ha quedado a dormir? Al menos ella despertó y se fue, Clint sigue durmiendo.
—No, yo... Me refiero a que opina de que seas amiga de la chica que amabas tanto hace tan sólo unos meses.
—Darcy no es del tipo celosa. Ella no es así y creo que si se lo comento, estará feliz de saber que pude solucionar uno de mis problemas. Aún más si sabe que es para mejorar todo por Yelena... — sonreí. Darcy es una gran chica y es mi chica. Eso es lindo.
—Ya... — mamá se quedó callada. — Está bien, amor... Si crees que es lo mejor y te decidiste por ello, yo te apoyaré siempre. Que bien que has podido entenderlo... — mencionó y me acerqué a abrazarla con fuerza. Cerré los ojos y sentí el aroma a cigarrillo en su cabello. Él fuma bastante.
—Te amo, mamá. Gracias por ser tan compresiva y cuidar tanto de mí.
—Siempre cuidaré de ti, amor. No lo dudes jamás. Mamá no dejaría a sus pequeñas en ningún momento, son absolutamente todo para mí. Siempre lo serán.
Sonreí.
—Te amo tanto.
—Y yo a ustedes... — murmuró y llevó su mano hasta su cabeza. — Estoy agotada... Creo que iré a dormir otro poco, ¿pizza para el almuerzo?
Asentí.
—Llamaré en cuanto Clint se despierte.
Ella asintió y avanzó hasta las escaleras, pero antes de poner un pie en el primer escalón, se giró hacía mí y luego de soltar un suspiro, dejó ir aquello que quería oír hace bastantes días.
—Te lo presentaré la próxima semana. El viernes, ¿bien?
Ella sonrió, yo también.
—Sí, sí... Claro. ¿Puede venir Darcy? — pregunté emocionada. Mamá asintió.
—Claro que sí... Puede venir.
—Bien... Genial... Gracias por confiar en mí y abrirte con nosotras, mamá.
—¿Cómo no hacerlo? Son mis princesas...
Ambas sonreímos y la vi desaparecer escaleras arriba.
¡Oh, joder! ¡Ella me presentará a su novio!
¡Punto para Natasha!
Nota de autor:
Buenos días :D tengan un gran día. Probablemente mi próximo fanfic se llame "her"
—Codito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top