29.
Natasha.
—¡Mira, Natasha, mira! — Yelena corría por el parque mientras Clint, mamá y yo caminábamos de forma lenta viéndola ser... Ella. Está tan feliz.
—¿Y entonces, qué festejaremos? — preguntó mamá con una sonrisa.
—Que me han dado el papel en la obra. — dijo él emocionado. Mamá abrió su boca bastante sorprendida y lo abrazó con fuerza. Ella y Clint comenzaron a reír con emoción.
—¡Felicidades, cariño! Ésto es más que bueno, es excelente. ¡Estoy tan feliz por ti! — dijo mamá besando repetidas veces el rostro de Clint. Mi mejor amigo quien se sonrojaba de forma rápida tenía los ojos llenos de lágrimas queriendo escapar, y no niego que mamá probablemente estaba de la misma forma.
Ella estaba viendo crecer al niño que un día se perdió en el supermercado y se acercó a ella para pedir ayuda. Aquél niño que acabó siendo nuestro vecino por años y mi mejor amigo hasta el día de hoy. Mi primer amigo aquí, mamá lo estaba viendo crecer y cumplir sus metas de la mejor forma en la que se le podría ocurrir.
—No puedo creer todo lo que estás logrando, cariño. Mírate... — murmuró y Clint sonrió. — Tu padre estaría orgulloso...
Eso hizo que mi mejor amigo hiciera un puchero y se aferrara aún más a mamá. El padre de Clint murió en un accidente aéreo. Era piloto.
—Te amamos, ¿lo sabes, no? Estamos muy felices por ti. Celebraremos con pizza y lo que desees, ¿bien? — dijo mamá y Clint asintió no queriendo soltarla.
La madre de mi mejor amigo trabajaba tanto que a duras penas estaba en casa, sin embargo él era muy bien recibido en mi familia. Mamá lo sabe, Clint y Mariah, ambos son de la familia. Nuestra familia es simple y pequeña, pero llena de amor por los nuestros. Mamá lo dice siempre.
—Gracias por apoyarme tanto, Melina. De verdad, ustedes son mi familia.
—Tu eres la nuestra, cariño. Seca esas lágrimas, hoy debemos festejar.
—De hecho... — comencé yo. Mamá me observó. — Planeo presentarles a alguien. A ti y Yelena.
Clint abrió los ojos sorprendido al ver a Darcy acercarse a paso lento y con una rosa en su mano.
—Hola, señora Vostokoff. Soy Darcy Lewis. — dijo estirando su mano. Mamá la tomó y se saludaron. — Ésto es para usted...
—No, yo... Soy alérgica. — murmuró algo asustada. ¡Mierda, es verdad!
—¡Dios, cuanto lo siento!
—No, no te preocupes... Agradezco el detalle. — mamá se alejó un poco. Mi novia lanzó la rosa al basurero más cercano y tomó mi mano. — ¿Entonces?
—Ella es mi novia, mamá. Desde hace dos meses... Darcy y yo estamos juntas.
Mamá abrió los ojos bastante sorprendida y sonrió.
—¡Pues, bienvenida! — la abrazó con fuerza. Darcy correspondió el abrazo y Clint elevó sus pulgares. Yelena seguía jugando, no planeaba llamarla ahora y que una de sus rabietas me hiciera acabar éste bello momento familiar. — ¿Irás a festejar con nosotros?
—Eh, yo...
—Por mí está bien. — dijo Clint al ver que lo observábamos. — La felicidad de Natasha, es la mía.
Sonreí.
—Entonces acepto.
Mamá sonrió.
—He oído sobre ti en la escuela. ¿Cómo te va en clases?
—Bastante bien, no soy como su hija... Claramente nadie es tan listo como ella, pero me va bastante bien. — mencionó. Es verdad, si bien Darcy no es de destacar demasiado en calificaciones, es lista, y aunque tengo claro que las calificaciones no definen absolutamente nada, no le va nada mal. — Creo que si sigo con las calificaciones que tengo podría tomar una beca en la escuela de artes de Nevada.
—¿Te interesa el arte? — preguntó. Mi novia asintió. Mamá hizo una mueca. Sé lo que opina sobre los artistas, sé que papá era músico.
—Se le da muy bien pintar. — mentí. Mamá volvió a sonreír. Darcy me miró extrañada, presioné sus dedos entre los míos para que me siga la corriente.
—¿Ah, sí?
—Claro, claro. Soy bastante buena con los dedos y las pinturas. — mencionó y yo suspiré al sentir sus caricias en mi mano. Sé a que se refiere y es una idiota por hacer chistes de ese estilo. ¡No todo es hacer bromas sexuales!
—De pequeña Nat disfrutaba pintando, pasaba horas... — se detuvo al sentir que su móvil sonaba. La han mensajeado. Su rostro cambió por una sonrisa que trató de disimular. — ¿Me disculpan un momento?
—Adelante. — dije yo y mi novia asintió. Me di media vuelta al verla alejarse y observé a Darcy.
—¿Qué?
—Es su novio. Estoy segura de eso. Ya quiero que me lo presente. De lo contrario creo que necesitaré presionarla un poco más, o en el peor de los casos... Espiarla. — dije emocionada. Mi novia negó.
—Bebé, no creo que sea la mejor idea, tu madre merece sus secretos... Ya sabes, eso lo hace mejor... — murmuró y bufé.
—Tiene razón, Nat. Merece privacidad en eso. — concordó Clint. Bufé. Aguafiestas.
Mamá se acercó hasta nosotros nuevamente mientras guardaba su móvil en su pantalón.
—Bien, buenas y malas noticias. — mencionó. Todos la observamos atentamente. — Me quedaré con ustedes a comer un poco, pero tengo una cita, por lo que volveré más tarde y tendrán que quedarse sin mí por unas horas.
Sonreí, ella también.
—¿Es él? — pregunté. Ella asintió. — ¿Te invitó a comer?
—Sí, Nat...
—¿Irá a buscarte?
—Le he pedido que nos veamos allá, pero te lo presentaré pronto. Dame tiempo. — murmuró.
—Sí, por supuesto. — dije emocionada mientras abrazaba a mi novia pegándome a su pecho.
[•••]
—He oído sobre usted en la universidad de mi hermanastra. Jane, ella trabaja allí, estudió bajo algunos postulados matemáticos que usted planteó en la universidad. — dijo Darcy. Mamá estaba feliz comentándole cosas a la castaña.
Todo ésto me pone de buen humor, Clint triunfando, Yelena observando a Darcy sin emitir juicio alguno, porque le he prometido hablar sobre algo importante para ella si se mantenía callada y mamá conociendo a mi chica. Ambas se agradan, puedo notarlo, eso me llena de felicidad.
—Entonces... ¿Crees que ésto funciona bien? — preguntó Clint. Yo asentí. — ¿Te gusta tanto como para que tu madre la conozca?
—Me gusta el hecho de que mamá se sienta confiada, y me gusta lo que tengo con Darcy.
Clint me observó de una forma en la que supe, debía hacerlo cambiar de tema.
—No ahora... Por favor. — pedí. Él asintió.
—Gracias por ésto, te amo.
—Y yo a ti, Clinton.
Mi mejor amigo besó mi cabello y pensé.
Sí, suena estúpido. Pensar. Pensar es algo que creemos hacer siempre, pero... ¿Realmente pensamos? No, a veces ignoramos ciertos pensamientos y creemos que estamos mejor mencionando otros en nuestra mente, pero realmente sólo estamos evitando pensar.
Pues ahora, la idea de que habría ocurrido, no abandonaba mi mente, y eso me hacía avergonzarme. ¡Lo tienes todo, Nat! Es una buena chica, te quiere, la quieres... Deja ya aquello, sólo lo arreglaron por Yelena, ni ella te cae bien, ni tú a ella, fin del asunto. Están mejor así, estás mejor así, lo importante es que estés bien.
Estás bien.
No es una buena idea volver a aquél lugar donde te ha costado tanto apagar todo. No dejes que ésto se vuelva más que una simple paranoia de mujer que está aprendiendo a cerrar ciclos y por error los vuelve a abrir.
Dios. Ya hasta sueno como mamá.
Mamá cometió el error de confiar en papá. Yo en Wanda.
Ella siguió.
Yo también.
[•••]
Wanda.
—Agradezco que vinieras. — mencioné a Melina quien se encontraba delante mío. — ¿Deseas beber algo?
—¿Por qué me has citado aquí? — preguntó viendo el privado en donde nos encontrábamos ambas. Bajo ésto ocurría el show.
Charles sabe que traería a una chica, le pedí ayuda y menos preguntas, él aceptó y yo lo agradezco. Me ha conseguido un lugar apartado, por lo general los rentan con semanas de anticipación. He tenido suerte.
—Porque es un sitio privado, quería hablar contigo y sentía que nos debíamos ésto, además... — acerqué mi mano hasta la suya para tomarla. Ella la apartó. — He meditado lo que dijiste... —mencioné sintiéndome pequeña otra vez. Ella me rechaza, odio esa sensación.
—¿Y bien? — insistió en su frialdad.
Podría jurar que ni siquiera sabía que palabras decir, temía que cada cosa que dijera pudiese ser malinterpretada acabando con ésto...
—Y no quiero perderte... — murmuré. — Yo... Me siento bien contigo, no quiero perder eso...
—Sabes que ésto... — nos señaló. — tendrá que acabar si insistes en tus reclamos de aquél tipo.
Asentí.
—Pero juro que no volveré hacerlo, entiendo que debas encontrara alguien para... Ya sabes, lo de... Lo de un novio...
—¿Lo entiendes en serio, amor? —preguntó y observé mis manos. Quiero llorar... — Amor... Sólo tú eres mi chica especial... — murmuró ella y yo levanté la mirada. — Tú y nadie más que tú... Eso será por aparentar y ya, puedo asegurartelo. — insistió. Yo la observé fijamente a los ojos. — ¿Eh, cariño, estás de acuerdo? Podremos seguir siento tú y yo... Nuestro secreto, necesito... Al menos algo de tiempo, en lo que acabas la escuela y... Busco una forma de hacerlo funcionar... — murmuró. La observé con esperanza clavada en mis ojos.
—¿Y luego de eso?
—Podríamos funcionar... Me gustas mucho, cariño. — dijo ella. Yo sonreí. Mordí mi labio inferior y ella tomó mi mano. — ¿Aceptas, mi niña? Ven aquí...
Asentí rápidamente y me levanté para sentarme en su regazo y unir nuestros labios de forma forzosa. En serio la extrañaba tanto...
—No quiero perderte... — supliqué. Ella besó mi cuello de forma suave.
—No lo harás... Pero necesito que te comprometas con ésto... — mencionó nuevamente. Asentí escondiendo mi rostro en su cuello. — No quiero estar aquí, ven conmigo...
Tomó mi mano y salimos del lugar, vi a Charles a lo lejos, él me observó fijamente, elevé uno de mis pulgares y él asintió señalando su móvil. Asentí. Le avisaré antes de irme a casa.
—¿A dónde vamos?
—A un hotel. No quiero ésto, quiero privacidad, sólo tú y yo, amor.
Asentí y subimos a su auto de forma rápida. Ella comenzó a conducir y yo observé sus manos, subió una por mi muslo mientras yo intentaba juguetear con sus dedos en los míos.
Ella realmente piensa que podríamos funcionar, eso me llena de esperanza, no tendría que perderla... No tendría que dejar de sentirme de ésta forma.
—Me haces bien... — murmuré. Ella simplemente sonrió, tomó mi mano y la besó antes de dejarla sobre mi regazo.
—Ponte el cinturón.
Lo hice mientras veía la carretera pasar.
—¿Todo bien en tu casa, amor? — preguntó. Me giré para verla y negué.
—No lo sé, ya sabes como es. Realmente no les he prestado atención últimamente.
—Recuerda que puedes hablar conmigo, no estás sola, me tienes a mí, siempre estaré contigo en lo que necesites... Te lo prometí. — dijo ella. Sonreí. Sé que habla en serio, ella jamás me mentiría. Es la única persona que no lo haría... Es la única persona que parece entenderme. — ¿Debes regresar a tu casa?
Observé la hora. Probablemente papá va a regañarme si no lo hago, pero no me importa. Papá siempre me regaña, he pensado que estaría mucho mejor si yo no estuviese aquí, si yo hubiese aceptado irme con mamá y...
La mano de Melina acariciando mi muslo logró calmar aquellos pensamientos intrusivos. Sonreí nuevamente y de forma sincera.
—No, no tengo que llegar a casa tan pronto...
—Pasa la noche conmigo en algún hotel. El que sea...
—Sí, claro.
—Buena chica...
Melina siguió conduciendo y yo observé mi móvil. Lo puse en modo avión antes de pegar mi cabeza al respaldo del asiento.
Con Melina a mi lado siento que vuelvo a ser aquella niña pequeña que puede relajarse y no pensar en nada más que en disfrutar.
—Lamento no haber sido madura antes. — mencioné sintiendo culpa. Melina me dedicó una mirada entristecida.
—Ya no hablemos de eso...
Asentí.
—Okay, maestra Vostokoff.
La castaña me observó fijamente mientras se detenía delante de un par de hoteles con cabaña.
—Iré a preguntar por una habitación para nosotras, ya regreso, bonita. — besó cortamente mis labios.
La vi bajar del auto y suspiré. Estoy tan feliz de ésto...
No la perderé...
Nota de autor:
¡Hey! Hola, ratitas, mañana quizá no suba capítulo, todo depende de si me da tiempo de escribir 2 capítulos o no, ya que necesito dejar el capítulo para el lunes listo! De ser así, intentaría escribir otro para subirlo mañana, de no ser así, nos leemos hasta el lunes (ya que de esa forma me da tiempo de cumplir con sus capítulos diarios y así no nos extrañamos tanto ajdkkskw)
¿Qué les va pareciendo el fanfic hasta ahora?
—Codito.
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