28.
Natasha.
—Entonces has hecho las paces con Maximoff. — dijo Clint enarcando una ceja. Asentí. — ¿Por qué?
—¿No puedo hacerlo? — pregunté burlona y él se quitó la camiseta buscando entre sus cosas. — El rojo te queda bien.
Tomó una camiseta roja y se decidió por ella. Sonreí.
—No es que no puedas, cielo. Es que realmente es extraño que de la noche a la mañana decidas arreglar las cosas con ella. — señaló enseñándome dos diferentes tipos de vaqueros.
—Los grises.
Él asintió.
—Se me ve el culo gordo. — dijo él y negué. Tal vez un poco.
—Un poco.
—Grandioso. — avanzó hasta su guardarropa y tomó sus zapatos favoritos. — Como decía... Es extraño, ella... Tú... Además estás con Darcy y...
—Ya, es que lo sé. No es que me interese volver a algo con Wanda. Tengo a mi novia, la quiero mucho, Darcy lo sabe... — Clint me observó en silencio.
—¿Sabes qué? Yo te creo, pero una cosa es que la quieras y le tengas rencor a Wanda por lo que dijo, algo diferente es olvidarla y hacer como si los últimos dos años que pasaste viéndola desde las sombras no significaran nada.
—Para ella no significaron nada.
—Pero no hablamos de ella.
Me quedé callada. Estúpido Clint que cree que puede venir y hacerme reflexionar.
—Creo que te estás tomando demasiado en serio lo de ser un gurú espiritual. — mencioné yo. Él sonrió.
—Ya, es que de verdad quiero actuar en aquella obra. Podría conseguir un buen papel si lo hago bien, o al menos algo secundario que me acerque a lo que quiero ser.
Clint realmente tiene la ilusión de ser un gran actor, y yo lo apoyo en ello, sinceramente disfruto mucho verlo narrar sus historias, no lo sé. Admiro su valor al querer ponerse de pie delante de un escenario y... Hacer todo lo que en el fondo me gustaría, pero que sé no es lo mío. Soy demasiado tímida al frente de los públicos grandes, además de que mamá cree que yo podría llegar a ser una gran abogada, aunque nunca me ha presionado demasiado con eso, dice que es mi decisión, pero a la vez no me gustaría decepcionarla y ser algo que ella no espera que sea. Actriz suena a algo que me quedaría demasiado grande y pequeño a la vez, aquella comparación prejuiciosa duele bastante, eso es lo jodido. A veces siento que no sé que quiero.
—¿Ya iremos? — pregunté sonriente. Clint asintió. Se puso de pie y tomó sus llaves. — Sé que saldrá increíble. Darcy y yo creemos que eres muy talentoso, Clint. Lo digo en serio.
Mi mejor amigo me abrazó con fuerza.
—Gracias por confiar en mi, Nat.
—Gracias a ti por ser un buen amigo, Clint. — murmuré mientras recordaba aquél momento en el que él sin importarle una mierda sus relaciones con los Maximoff o sus amigos de deporte, me dijo aquello que Walker soltó en un momento.
—Nat, no quiero que te sientas mal por lo que voy a decirte, créeme que soy capaz de ir y golpear a Maximoff luego de ésto. — dijo él. Enarqué una ceja.
—¿Qué te sucede? — preguntó Mariah. — Tus nudillos, Clint.
—He golpeado a Walker. Eso es otra historia.
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! ¡Clint van a expulsarte!
—¡No me importa! Ha dicho cosas horribles sobre ti.
Me sorprendí y aunque creí que me sentiría mal, me avergoncé pensando en que probablemente tenía que ver con Wanda, sentí vergüenza de haber confiado en ella, me avergoncé incluso de ser yo y creer que en algún punto ella podría sentirse por mí como yo me seguía sintiendo por ella.
—¿D–de qué hablas, Clint? —pregunté nerviosa. Mi mejor amigo jaló su cabello bastante molesto. Él realmente está enojado. Hizo un leve puchero, Mariah intentó calmarlo mientras yo me sentaba tratando de no ceder ante los temblores de mis piernas.
—Es que...
—Ya, ya sé, Clint. Relájate y explícanos, ¿bien? — dijo Mariah secando unas lágrimas que caían libres por las mejillas de Clint. — Hey, todo está bien.
—No, no lo está. Esos imbéciles se creen con el derecho de reírse de Nat sólo por ser quienes son. Golpeé a Walker porque ha dicho que Wanda quería llevarse a Natasha a la cama y que por eso ha dejado que las vean juntas. Era todo su jodido plan.
Aquellas palabras me dolieron tanto que ni siquiera puedo describir la sensación que tuve por días, sintiéndome vacía, sucia y avergonzada únicamente porque la persona a la que le confié un poco de mí estaba diciendo esa clase de cosas, ¿podrían culparme por odiarla o por decir aquello de su madre en aquél momento donde estaba iracunda? ¡Claro que no! Yo no me culparía, sin embargo mamá me hizo entender que yo no podía tratar al resto como me trataban porque eso me convertiría en el problema, tal y como esas personas. Mamá es muy sabia, y aunque en su punto creí que defendía a Wanda, pero lueto comprendí que realmente ella sólo es... Adulta, y entiende cosas que a mi me parecen... Estúpidas. Al verla allí, tan atemorizada de mí, noté que yo me había convertido tal vez en... Su espejo, o el espejo de algo que detesté por cuatro meses eternos, donde veía que ellos eran malos y yo era una estúpida que idealizó a alguien que no lo merecía, y luego tenía a mi mejor amigo llorando por la rabia.
Eso me traía nuevamente al presente, donde Clint me veía con aquella sonrisa desde el escenario, es su turno, y aquí estoy yo, esperando por él tras la cortina que acaban de cerrar.
—Sé que puedes... — murmuré.
Tomé mi móvil. Mariah había enviado un texto larguísimo para desearle suerte a Clint, aquello me hizo sonreír.
Nat. Clint ya entró a su audición, Darcy. Estoy emocionada, ya quiero que le digan que tiene el papel.
Darcy. Seguro así será, cariño. ¿Nos veremos mañana?
Suspiré. Mañana Yelena quiere ir al parque con mamá y conmigo, no puedo salir con ella... A no ser...
Nat. Ve al parque del centro. Mamá y yo iremos con Yelena, ¿crees que pueda presentártela?
Decidí desbloquear cada red social de Wanda Maximoff, no con la esperanza de que hable conmigo, sino con la promesa de que no volveré a dejarme vencer por el rencor jamás en la vida, no es lo que quiero ser.
No quiero ser una mujer rencorosa, estoy mejor ahora que tengo su perdón y que yo la he perdonado. Tal vez Yelena siempre debe llegar a salvarme aún siendo mi hermanita pequeña... De no ser por ella, seguiría pasándola tan mal como siempre.
—¡Nat! — Clint gritó saliendo del escenario. Temblé un poco al sentirlo abrazarme. — ¡Me dieron el papel, han dicho que era lo que buscaban, no debo esperar el llamado!
Abrí mis ojos muy grande, no porque me sorprendiera el talento de Clint, sino porque sabía que ésto lo emocionaba tanto como a mí.
—¡Clint!
—¡Natasha!
Ambos nos abrazamos con mucha fuerza mientras yo me colgaba de él cual koala. Está muy emocionado.
—¡Festejaremos en casa!
Él sonreía y veíamos a la gente vernos raro, pero la verdad es que si es por celebrar el triunfo de mi marica. No me interesa demasiado.
[•••]
Wanda.
—¿Y qué tal te sientes? — preguntó papá a Pietro quien estaba tomando sus medicamentos en el comedor.
—Me he sentido mejor con éstos calmantes, tal vez me adapte a ellos mejor que con los otros. — murmuró. Charles quien estaba delante mío, me observó en silencio.
—¿Qué? — pregunté molesta.
—Nada, sólo quería preguntar... Cómo te sientes. — mencionó.
—Bien.
Volví la mirada a mis apuntes de química. Nuevamente la discusión con Melina se repetía una vez tras otra en mi cabeza, además de que no dejaba de pensar que en el sofá donde se encuentra Charles, Melina y yo nos acostamos por primera vez.
Joder.
—Estás preocupada. Lo noto por tu ceño fruncido. Tu madre era idéntica a ti en eso.
—No menciones a mi madre. — pedí algo molesta.
—Lo siento, yo...
Pietro pasó delante nuestro y me puse los cascos. No quiero discutir, realmente nos llevamos un poco mejor que antes, lo he dicho, tal vez la medicación o el hecho de que me alejé de Natasha, lo que sea que haya funcionado, me sirve.
—Saldré con Pietro a las tiendas. ¿Quieres venir? — preguntó papá a Charles. Él negó.
—No, ve tú. — murmuró. — Hoy prefiero quedarme.
—¿Podemos hablar en la noche?
—Tengo un compromiso, Erik. No puedo.
Volví a subirle a la música, papá me habló, pero decidí ignorarlo, ayer por la noche me ha regañado por una calificación de química, que ya voy a subirlas, joder.
Papá pasó de mí y en cuanto se fue, pude dejar los cascos de lado antes de centrar mi atención en Charles quien me hablaba nuevamente.
—¿Entonces, estás bien? — preguntó y yo suspiré.
—¿Por qué te importa? — pregunté. Charles suspiró. Yo suspiré nuevamente.
—Porque eres mi sobrina, tu madre no habría querido verte así, Wanda. Ella probablemente querría verte bien y...
—Ya, es que mamá no está viva, Charles. Da igual lo que hubiese querido, ya no puede verlo.
—Wanda, no deberías dejar tu salud mental estar y ya solamente porque Irina...
—Deja de hablar de ella. Joder, Charles. — me quejé. Él suspiró.
—¿Quieres venir conmigo? Te ayudaré con química más tarde si gustas. Tengo que ir al bar...
—¿Vas a tocar algo?
—No, hoy toca uno de mis amigos. — murmuró él. Suspiré. — Al menos podrías distraerte.
—Paso, tengo que estudiar. Papá está molesto conmigo y no deseo que eso se incremente. Quiero estudiar y ya, no insistas.
Charles me observó con lástima. Odio esas miradas.
Todo el tiempo la gente me ve de aquella forma... Incluso Melina.
Charles pasó por mi lado y observé mi móvil. Melina no me ha escrito, ni yo a ella, es que... Joder.
—¿Por qué tiene que ser tan difícil?
Aquello no abandonaba mi mente, y cada que cerraba los ojos pensaba en ella.
[+16 contenido adulto]
—Wanda... — gimió Melina mientras sus manos acariciaban mi espalda. Uní mis labios con los suyos mientras mi mano se escondía entre sus muslos buscando su entrada para poder acariciarla. — Joder...
Habíamos acabado aquí luego de que viniese a darme el material de clases, nadie sabía por qué cojones llevaba una semana fuera. Sólo Gwen, Carol y el maestro Howlett. Me había emborrachado tanto que acabé en un hospital con un lavado intestinal que me hizo vomitar hasta la última gota de alcohol que tenía en el cuerpo, sinceramente tenía ganas de morir, y no voy a esconder aquello bajo algún discurso poético sobre mi necesidad de reencontrarme con mi madre. Sólo estoy cansada... Muy cansada.
—Por favor. — suplicó en cuanto mis dedos comenzaron a embestirla. La maestra Vostokoff acababa de suplicar por mí, observé su cuello escondiéndome en aquél lugar aspirando su aroma dulce. — Wanda...
Jadeé sin responder de otra forma. Ella acababa de besarme mientras le relataba de forma cruda como simplemente quería morir, luego de aquello la ropa nos sobró hasta encontrarnos desnudas, pegadas la una a la otra y queriendo comernos por completo.
—Bésame... — susurró. Uní nuestros labios nuevamente mientras sentía si humedad encerrar mis dedos cada vez un poco más. Ella estaba tan cerca de alcanzar un orgasmo, y yo tan cerca de sentirme menos rota.
—Melina... — gemí al sentir su mano bajar hasta mi seno presionándolo con fuerza.
—Wanda... — se quejó ella dejándose ir por completo.
Yo también quería entregarme así.
—Eres una idiota... —me quejé sabiendo que ahora sólo dolía. Ella realmente había logrado sacarme de toda esa mierda. — Debes hablar con ella...
W. ¿Puedes ir a un bar hoy a la noche?
Esperé la respuesta. Necesitaba saber ya mismo. La llevaría a donde Charles dijo... Quiero... Llevarla lejos de aquí, besarla... Poder decirle que intentaré comprender lo que necesitemos hacer, no quiero perderla.
W. No necesito que contestes rápido, pero quiero verte. Quiero hablar contigo en serio de todo lo que sucedió...
Suspiré mientras veía mis manos temblar un poco sobre mi regazo. ¿Por qué todo se ve tan jodido siempre?
Nota de autor:
¡Hey! El capítulo de mañana también estará como en éste horario :D, ¿cómo les fue hoy?
—Codito.
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