12.
Wanda.
—¿Entonces?— preguntó John emocionado. — ¡Debemos ponernos al día, joder!
—Eso sucede porque ustedes trío de imbéciles no son capaces de enviar un jodido mensaje al grupo de WhatsApp para saber cómo estamos. —Se quejó mi mejor amiga.
Sonreí de lado y me bajé las gafas. He bebido bastante ayer por la noche, papá no ha hablado conmigo desde aquél día, y yo me he dedicado a beber todo lo que he podido, y salir bastante.
—¡Lo lamento, no he tenido demasiado tiempo!—Se quejó Thor.—Los entrenamientos me consumen la mayor parte de la tarde, además de que me he mensajeado con aquél lindo rubio amigo de la novia de Wanda.
Enarqué una ceja. ¿Quién?
—Sharon no tiene ningún amigo rubio, y es la novia de Agatha.
—¡¿Tú y Sharon?! — Gritó Walker poniéndose de pie. Estiró la mano y la estrechó con la mía de forma exagerada. — Eres increíble. Sharon Carter. Joder. ¿Te la follaste?
—No voy a…— Comencé yo. No es que disfrute de contar con cuantas mujeres tengo vida sexual, sí, me gusta hablar de número para elevar mi ego, pero sin la autorización de ellas, no diría sus nombres, no me parece que sea algo justo o educado de mi parte. Tengo límites aunque no parezca.
—¡Oh, vamos, somos amigos! — Gritó Walker nuevamente. — Te la has follado. Joder. Lo hiciste, Wanda. La mismísima Sharon Carter, la novia de Agatha Harkness. No me lo puedo creer.
—No me he metido en medio. Es una relación abierta… Algo así. — Expliqué. Mi mejor amigo seguía aplaudiendo cual orangután en celo, giré los ojos. — No lo comenten, no quiero que se diga que ha pasado algo, además ella no me ha dicho que le daba igual comentarlo, y saben que odio que me hagan hablar de ésta forma.
— ¡Oh, Wanda! ¡¿Es broma?! — El rubio insistió. — Te has tirado a una de las mujeres que más buena está en la escuela y…
—No sólo a una, a muchas.— Festejó Thor. Aparté la mirada.
—Están incomodando a Wanda. —Habló Loki. Carol tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos mientras pegaba su cabeza a mi pecho. — Paren por favor.
—No les hagas caso. — La rubia susurró en mi oído y le sonreí. — ¿Ha estado bien?
—Sí, gracias. —Sonreí y ella susurró un suave "okay".
—Jo. Si yo me tirara a todo el mundo como Wanda, claro que lo que haría es presumir. Se ha follado a alguien importante. No a cualquier rarita.
— Buen día.
La maestra Vostokoff hizo que un silencio incómodo se forme en el salón, John se quedó callado y observó el suelo.
— Walker, ¿has hecho la tarea? — Él negó levemente y yo sonreí.
No es que me alegre que a mi mejor amigo lo regañen, pero claramente luego de hablar tantas cosas innecesarias y hacerme sentir de aquella forma tan extraña, me causa gracia verlo tan pasivo.
— Bien, aún no llegan tus compañeros. Tienes tiempo para hacerlos.
Dicho ésto, mi amigo asintió y se sentó con su libreta sobre la mesa. Observé a la maestra Vostokoff, he faltado a sus clases toda la semana. No creo que deba insistir en ayudarme, ella nota que hay cosas que no merezco, está claro.
—¿Los demás? — preguntó. Suspiré. Mi amigos contestaron dudosos, excepto por Carol y Loki quienes se veían algo seguros. Ella se acercó a sus pupitres para corregir lo que tenían, los felicitó y volvió a su asiento.
Comenzaron a llegar otros de mis compañeros mientras yo acomodaba mis cosas.
—Wanda. Ven aquí. — habló y yo crucé mi mirada con la suya, la observé extrañada. Ella sonrió. — Es para hoy, cariño.
Asentí y me puse de pie bajo la atenta mirada de mi mejor amigo. Walker jamás se rendiría. Es un idiota, pero lo aprecio, su vida es… Complicada, aún así intenta que los demás pasen un buen momento, tiene algunos pensamientos cuestionables, pero podemos moldearlo. Creo.
—¿Qué sucede, maestra?
Me puse delante de ella. Ella indicó un asiento junto a su mesón.
—Tú estarás aquí durante la clase, no vas a moverte y no podrás salir de éste asiento hasta que yo lo diga.
Comencé a reír de forma suave ante su broma, ella pareció no inmutarse y mi sonrisa se borró rápidamente.
—¿Es una broma, no?
—¿Tengo yo cara de haber desayunado un payaso hoy? — Dijo en un dulce tono sarcástico. Negué. — Exacto. Siéntate. No he dicho nada gracioso.
Tragué saliva y me senté allí. Carol de forma muy amable acercó mis cosas y yo suspiré. La maestra Vostokoff comenzó su clase con naturalidad, explicó lo que haríamos hoy en parejas y dos tríos de alumnos. Me observó en silencio y dejó a todos trabajando en grupos pequeños.
—¿Ahora soy acaso la rechazada del salón? — pregunté entre burlona y molesta.
No me desagrada trabajar sola, me molesta sentirme observada por el resto de mis compañeros.
—No, eres la chica favorita de la maestra. — mencionó ella poniéndose las gafas mientras se sentaba en su silla. — Y deseo ayudarte, quiero que comprendas mi asignatura para poder dejarte aprobar.
—De todas formas saldré de aquí.— dije apoyándome sobre mi mesa. Ella me quitó las gafas de sol y las apartó. — Me costaron tres dólares y cincuenta centavos en la gasolinera, eh.
— ¿Sabes algo? Me preguntaba la razón por la que habías faltado tanto, hablé con tu hermano y dijo que no sabía que estabas faltando, también mencionó que tu padre estaría muy molesto.
Tragué saliva y ella tomó mi mano con delicadeza.
—Escucha, Wanda, te daré una oportunidad otra vez. No hablaré con tu padre si prometes comprometerte con ésto, no me importa si crees que las matemáticas y yo somos algo inútil en tu vida, sólo quiero saber que eres lo suficientemente madura como para comprometerte en serio con ésto.
Tragué saliva. ¿Realmente me siento capaz para comprometerme con algo? No lo sé, no del todo, ese es mi problema, no existe forma de sentirme completa o llena en algo. Siempre hay un vacío. Siento que nadie va a creer en mí, eso me abruma aún más. Me siento sola…
—Okay.
No dudé mucho más. Ella me observó en silencio.
—¿Acaso no te gustaría que yo te explique personalmente en éstos momentos y luego demostrarme que puedes hacerme sentir orgullosa? — dijo Melina.
Me sonrojé y no supe qué contestar… Oh, Dios santo.
—Me gustaría entender… — balbuceé. Ella me dedicó una sonrisa que no pude evitar corresponder.
—Y a mi que entiendas, creo que haremos buen equipo. — me guiñó el ojo sentándose de mejor forma y observé los ejercicios que habían en la hoja que estaba entregando en el salón.
—No entiendo nada de lo que dice aquí, pero la maestra es usted, así que me entrego totalmente… — mencioné con una intención escondida en ello. Melina me observó fijamente bajo sus gafas. Sexy.
—Bien, pues… Te aseguro que conseguiré que en serio te entregues por completo… A ésto.
Tragué saliva. Ella señaló la hoja y el primer ejercicio.
—Bien, señorita Wanda… Dígame, ¿qué cree que es lo primero que debe hacer?
Besarte. Definitivamente besarte.
—Uh, mover ésto y… — señalé una de las letras y uno de los números.
Ella asintió lentamente y me entregó su lápiz. Observé sus manos, lindas.
—Muy bien, mi niña.
Sonreí y seguí explicando cada cosa que creía debía hacer, me corrigió muchas veces puesto que yo no entendía ni la mitad de todo lo que ella decía y la verdad es que no es que yo tenga algo con la gente inteligente, pero la verdad me ponen demasiado. Me gusta mucho la forma en que parece conocer tanto mientras yo la escucho hablar.
Eso me hizo recordar bastante a la forma en que mamá solía decirme que agradecía cuando yo ayudaba a Peter a entender las matemáticas. En medio de todo me sentía abrumada.
—Lo siento… ¿Puedo ir al baño? — pregunté. Me puse de pie y salí del salón sin esperar respuesta, me dejé caer contra la pared.
Oía la voz de Peter, la voz de mamá, los veía allí, no puedo estar dejándome consumir de ésta forma. No puedo volver a ésto, yo… yo… yo estaba bien.
Mis piernas cedieron, pero unos brazos tomaron mi cintura, levanté la mirada y me aferré al cuello de la maestra Vostokoff.
—Shh… — susurró y cerré los ojos sintiendo un poco de protección entre sus brazos. — Hey, está bien… Estás bien…
Negué escondiéndome en su cuello con la vergüenza consumiéndome.
—Lo que sea… Lo solucionaremos, ¿bien, pequeña?
Levanté la mirada, sus ojos color miel me veían fijamente haciéndome sentir menos sola.
Menos rota.
—No lo creo… — admití. Ella únicamente me abrazó y me ayudó a avanzar hasta su oficina en donde me dijo que podía quedarme.
Observé todo el lugar, pulcro, ordenado y bastante luminoso. Es lindo aquí, me gustaría que la maestra estuviese aquí conmigo.
Sólo diré aquello para no sonar… Demasiado confiada.
Aunque claramente he pensado en más cosas dejando mi mente volar entre todo lo que podría ocurrir entre ella y yo aquí.
Estoy jodida, aunque al menos soy graciosa. Pienso en sexo y en mis desgracias, además del alcohol… bien, Wanda.
[•••]
—¿Quieres hablar de lo que sucedió? — preguntó mi maestra quien me acababa de entregar una coca cola fría. Intenté abrirla sin embargo estaba demasiado apretada y no podía. Ella la tomó, giró la tapa sin mayores problemas y me la entregó, bebí de ella de forma ansiosa, necesitaba ésto para calmarme.
—Sinceramente no es nada nuevo, solamente algo de tristeza… Lo típico cuando tu madre y hermano están muertos…
—Pietro…
—No, no hablo de su depresión. — hablé yo y ella se quedó en silencio. Yo eché mi cabeza hacía atrás.
—No entiendo… No comprendo de qué hablas.
—Peter Lehnsherr Maximoff. Mi hermano de diez años… Él también murió en el accidente, papá no lo menciona demasiado, quiere fingir que no ocurrió.
La maestra Vostokoff me observó y me encogí de hombros.
—¿Por qué no lo habías mencionado antes?
—-¿Cuál era el punto? ¿Que todos sientan lástima como usted la está sintiendo ahora mismo?
Ella se quedó en silencio.
—Papá es quien se niega a recordar que ha matado a su esposa e hijo.
—Tu padre no ha hecho eso y…
La miré molesta. Joder, linda pero tonta.
—Lo ha hecho, es culpa de él.
—Wanda, los jóvenes no entienden cuando nosotros los adultos…
—Gracias. — dejé la coca cola cerrada sobre su mesón.
Intentó darme una charla, me levanté molesta y ella me siguió con la mirada, no quise contestar de forma agresiva, ella ha sido amable conmigo, sin embargo no me quedaría a ver como otra adulta intenta modificar mi realidad a su entorno para que parezca que papá es el salvador del mundo cuando únicamente destruyó el mío.
No es un rey. Jamás será un rey, es sólo un hombre que se encargó de lastimarme y lastimar a las únicas personas que podrían amarme en todo el mundo.
Estúpidos adultos.
Nota de autor:
¡Hey! Lamento la tardanza, quise descansar, el capítulo de mañana será en la noche. ¿Cómo estuvieron el dia de hoy?
—Codito.
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