11.

Natasha. 

—Gracias por dejarme venir contigo. —Mencionó Pietro y yo ayudé a Yelena con su cinturón de seguridad. Me senté en medio de ambos y tomé la mano de mi hermanita quien venía en silencio. —No me habría atrevido de no ser por ti.

—No hay de que. —Susurré.— Además Yelena parece odiarme hoy, eh. —Hablé y mi hermanita me observó y luego apartó la mirada. —Auch.

—Así son los hermanos pequeños, te acostumbras, sobre todo cuando van a entrar en la preadolescencia.

—Ya veo. — Sonreí.—¿Todo bien? ¿No te sientes abrumado?—Pregunté y él negó.

—Me gusta estar contigo, me recuerdas el ambiente que hay en la biblioteca. Silencioso y amigable, no como el resto de la escuela llena de los orangutanes de los deportes.

—Hey, dales crédito, están emocionados por representar a la escuela, mantienen el nivel deportivo. —Mencioné, sabiendo que en el fondo sólo quería defender el honor de Wanda. Soy patética. 

—Claro, pero también tenemos excelencia académica y no les veo haciendo tal alboroto.

—Son ambientes. No es como que el ambiente de las personas de debate sea el gimnasio, los gritos o la bulliciosa escuela después de un partido. No es mi ambiente, pero disfruto de apoyar.

Pietro jaló levemente de sus rulos y me dedicó una sonrisa escondida tras su bufanda.

—Verdaderamente tienes espíritu escolar. Siempre es bueno ver alumnos que disfrutan de ello.

—Me gusta aprender, soy buena estudiante, supongo que no lo paso mal estando aquí, tengo amigos grandiosos. Tres, pero son buenos.

—¿Clint, Mariah y...?

—Tú, tontito. —Mencioné y él sonrió. 

—Tontito, me gusta ese apodo. — Bromeó y yo sonreí.—¿Qué tal todo con Stark junior?

—Es un gran chico. Eso aumentaría mi número de amigos a cuatro, no lo había pensado.—Mencioné y volví la mirada entre la gente del vagón. Todos estaban en lo suyo. —¿Y tú que tal en tu nivel?

—Creo que además de mi hermana... No me hablo con nadie.—Se encogió de hombros.—No me agradan, son demasiado superficiales. No es mi estilo de personas.

—Sólo te juntas con feos.—Murmuré señalándome y él negó rápidamente. 

—¡No me refería a eso, Natalia! ¡Oh, Dios, lo siento tanto!—Suplicó escondiéndose detrás de sus manos. Comencé a reír bastante divertida. Pietro es adorablemente inocente. Cae en cada una de las bromas que le hago, todo el tiempo.

—¡Tranquilízate, todo bien!—Aclaré y él bastante sonrojado me observó con ojos de cachorro regañado.—Es una broma.

—Okay...—Murmuró y yo le sonreí un poco.—¿Por qué hablas conmigo? Es decir, somos de un nivel diferente y claramente yo soy el raro del mío, sin embargo...

—También soy el bicho raro de mi salón, tengo las mejores calificaciones y no es que no seamos importantes, es que las "mafias escolares"—Hice comillas.—Son apartadas de ésto, una de esas es el grupo de deporte, luego los chicos de los debates... No estoy ni en uno ni en otro, sólo existo. No me notan y me gusta no ser notada... Y lo sabes.

—Es la parte linda de ser insignificante para todos...—Murmuró.—Bueno, yo soy el hermano raro de Wanda Maximoff...—Giró los ojos.

—Para mí no eres insignificante, eres más que sólo el hermano de... Tu hermana.— Mencioné mareada.

No me atrevería a mencionar el nombre de Wanda Maximoff delante de su hermano sin quedar como una fan desequilibrada, no me gustaría que Pietro me viese de esa forma, o creyera que me he acercado a él para estar cerca de Wanda, jamás ha sido ese mi propósito, de hecho mi primera idea al hablar con aquél muchacho de la biblioteca era jamás acercarme a su hermana y si él era un medio para aquello, me alejaría.

Siempre temerle al rechazo, jamás conseguir una novia.

[•••]

[Play: Cigarrete daydreams — Cage the elephant]

Wanda.

—¡Buen día, familia!—Saludé sintiendo mi cabeza explotar. — ¿Cómo están?

—¡¿Wanda?! —Vi a papá aparecer delante mío. — ¡¿Cuánto has bebido?!

Sonreí. ¿Beber? Yo… ¡Ah, claro, he bebido! Me he visto con Sharon en el baño del gimnasio, he follado con ella en la ducha y luego de eso he ido a un bar sola, le pregunté si deseaba venir, pero no… Ella sólo quería un polvo. No me sorprende, no es como que yo sea la clase de persona con la que alguien disfrutaría charlar. Luego en el bar me he visto con una ex amiga, de mi escuela anterior, la han transferido, hemos recordado viejos tiempos en el baño del bar, y seguramente se la presente a Carol. 

Valquiria es de su tipo, lo sé, porque era de mi tipo, y Carol tiene un tipo que es como era el mío…

Uh, ¿en qué estaba?

Sentí como jalaban mi brazo y la luz me impedía ver con claridad, subimos las escaleras a rastras, tropecé cayendo de manos en el suelo, mi cuerpo reaccionó y la bilis subió haciéndome vomitar absolutamente todo lo que había bebido antes.

—¿Estás bien?—Oí una voz suave y luego nuevamente sentí que me jalaban mientras se escuchaban algunos gritos. 

El golpe de una superficie blanca me heló, hace frío. El agua cayó en mí convirtiéndome en un cubito de hielo. 

—¡¿Acaso te causa gracia?! —Gritó papá.— ¡¿No notas todo el daño que causas?!

El agua poco a poco comenzó a alertar todos mis sentidos, vi a Pietro parado en la entrada del baño, su mirada dura. Trae el traje gris oscuro que usó en el funeral de mamá y Peter, observé a papá quien también traía traje, a diferencia de Charles quien sólo traía una camisa.

—No, no le da vergüenza. Ella sabe todo el daño que causa y eso la pone bastante feliz. Ella sabe a quienes lastima.—Dijo mi hermano de forma dura.

Tragué saliva. Escondí mi rostro entre mis rodillas y me hice bolita en la ducha. Papá cerró de golpe y lo vi llorar.

Las lágrimas caían por sus mejillas.

—¡¿Por qué no te das cuenta de todo lo que haces mal?!

—Erik…—Murmuró Charles.— No seas duro con ella.

—¡Ella se lo busca! —Gritó papá alzando la voz. — ¡¿No ves el estado en que llegó?!

Charles tragó saliva.

—No tienes respeto, ni siquiera por mamá o Peter. Me da asco la forma en que te comportas, Wanda.

Pietro me veía de forma dura, yo solamente los observaba sintiéndome insignificante, me siento pequeña… Me siento sola.

Sé que tienen razón, sé que ellos, Natasha y todos los que me ven de mala forma tienen sus motivos, lo que me jode es darme cuenta ahora, llevaba mucho tiempo creyéndome mejor de lo que realmente soy. Realmente pensaba que era una buena persona.

Me sentía una buena persona.

—Erik, déjala salir. Tiene frío. —Habló Charles y en ese momento noté que tiritaba.

Papá no hizo caso a mi tío, sin embargo él le dedicó una de aquellas miradas que alguna vez vi en mamá. La de "hazme caso, Erik Lehnsherr".

—Erik.

—Ella no se merece tu piedad. Deberías saberlo, no merece que sientes el más mínimo de lástima por ella.—Insistió. Charles movió a papá y él avanzó hasta la puerta.

—Te esperamos abajo. Ésta niñita malcriada no echará a perder el viaje.—Aclaró papá. Pietro y él se alejaron. Charles abrió la puerta, apagó el agua, me envolvió en una toalla, levanté la mirada y comencé a temblar con más fuerza.

Está helado.

—¿Por qué me ayudas? —Pregunté. 

Él sonrió.

—El hecho de que alguien tropiece y pierda el camino no significa que esté perdido para siempre. —Mencionó.— No creo que estés perdida, Wanda. Necesitas que te ayuden a hallar tu camino.

Aparté la mirada en cuanto lo sentí acariciar mi rostro.

—Te esperan…

—¿Necesitas que me quede o prefieres que me vaya? —Preguntó y no contesté.— ¿Uhm?

—Vete.

Él se puso de pie, sin embargo me observó nuevamente. Me ayudó a salir de la ducha y me apoyó contra una pared del baño. 

—Ellos no creen aquello en serio…

—Ellos pueden irse al demonio.—Dije yo, cansada de todos. Cansada de que Pietro no pueda quererme, luego de apoyarlo, cuidarlo y amarlo tanto, ni siquiera así me tolera.—Tú también…

Él sonrió.

Se dio media vuelta y salió del baño, cuando sentí el ruido del auto alejándose , comencé a llorar de forma agresiva. Mi cuerpo convulsionaba con violencia mientras los recuerdos me invaden la mente.

Pensaba en cómo las únicas personas de mi familia que parecían amarme, estaban muertas… 

Como Peter, estaba muerto.

—¡Wanda, me gustaría tener un cachorro, anda! —dijo emocionado. — ¡Debes pedírselo a papá! 

—Papá es la parte fácil. Mamá no lo es tanto. —Dije yo.

Él enarcó una ceja. Acaricié sus rulos despeinándolo un poco.

—Cambiando de tema… ¿A dónde te gustaría ir?

—¡Hasta el fin del mundo! —Gritó pegando un salto. — Aunque me conformo con ir por un helado.

Sonreí.

—Te debo lo del fin del mundo entonces.—Mencioné.

Él tomó mi mano con una sonrisa adorable. Sus hoyuelos se marcaban en sus mejillas.

—Eres como un superhéroe, Wanda. Debes estar siempre conmigo para cuidarme. —Dijo él.

Lo tomé en brazos besando repetidas veces su rostro adorable mientras lo oía soltar risotadas.

Cerré los ojos jalando mi cabello entre mis dedos.

—Perdóname… Debí ir con ustedes… debía acompañarlos.

—¡Wanda! — Mamá apareció delante mío. — ¿Vendrás con nosotros? Pietro ha dicho que irá si tu deseas ir.

Observé el salón y vi a mi hermano probando el vídeojuego que acababa de crear. Sé que está entusiasmado por aquello, no quiero alejarlo de algo que lo apasiona, así que me quedaré para que pueda hacer lo suyo.

—Creo que me quedaré, mamá. Me gustaría avanzar en mi tarea de matemáticas. No quiero retrasar la entrega. —Mencioné poniéndome de pie para estirarme. Dicen que las matemáticas se complican con los años, pero me va bastante bien, no creo que aquello llegue a ocurrirme.

Mamá se acercó rápidamente a mí.

—¿Estás segura? ¿No te gustaría venir con tus hermanos y conmigo? Como cuando eran más pequeños… Puedo firmar un permiso para que te den otro plazo y...

Negué levemente. Mamá parecía ansiosa. Observó mis ojos fijamente y luego apartó la mirada. Puse mis manos en sus hombros apretando levemente la zona.

—Relájate, mamá. Estaremos bien sin ti…— Murmuré y besé su cabello. Ella me abrazó con fuerza y sonreí. Adoro los abrazos de mamá, no hay nada más reconfortante que aquello.—No necesito que hagas aquello, te amo. Gracias.

—¡Ta-dá! —Gritó Peter bajando las escaleras de un salto. Venía envuelto en su traje de mago. — ¡Soy un hechicero! 

—¡Anda, que guapo estás! —Dije yo.

—¡Ya, que ya lo sé!

Se dio media vuelta y mamá lo observó con los ojos aguados mientras apartaba algo de su rostro. Peter corrió hasta Pietro subiendo sobre él, mi mellizo lo apartó algo molesto.

Desconectaré el internet, nadie aparta a mi pequeño.

—¿Estás bien?—Le pregunté a mamá y ella asintió sin verme a la cara. Besé su cabello.

Mamá suspiró.

—Bien…—Susurró y jaló un poco su cabello. — Cariño, despídete de tus hermanos.

Mamá fue hasta Pietro besando su rostro repetidas veces, lo abrazó con fuerza y mi hermano la apartó entre risas repitiendo que ya estaba grande para eso.

Peter corrió hasta mí, lo envolví en un abrazo y besando su cabello, rostro y manos, mamá se acercó para darme el más cálido, dulce y suave abrazo que alguna vez me dio.

—Te amo, mi amor.—Murmuró ella y se giró a Pietro.—Los amo muchísimo.

Asentí lentamente y los acompañé hasta el auto. Recuerdo como hasta el último momento Peter me insistió en que los acompañe.

No recuerdo mucho más de lo que sucedió, sólo el cereal de Peter sobre la mesa, los gritos de papá, la llamada, el sonido exacto que hizo su móvil, los llantos… El dolor.

Pero luego entiendo que todo eso, son sólo recuerdos, y los recuerdos son… Mi conciencia, y mi conciencia sólo emociones que me recuerdan que algo queda de mí.

No soy nada más que eso.

Una persona insignificante que vive de recuerdos, de emociones dolorosas y de soledad. No quiero estar sola, pero no creo ser lo suficientemente buena para estar con alguien luego de haber perdido a la mujer que me amaba con toda su vida y a la única persona que veía buenas cualidades en mí.

Ya no soy un héroe para nadie, no sin Peter aquí.

Sólo soy… Insignificante y miserable. Nada más que eso.

Nota de autor:

Pese a todos los inconvenientes, pude escribir nuevamente todo el cap😩

Este capítulo era para felicitar a sofi05_martinez quien ayer estuvo de cumpleaños. Feliz cumpleaños, corazón <3

—Codito.

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