10.
Wanda.
—¿Quién ha hecho los ejercicios?—Preguntó la maestra Vostokoff entrando al salón. Rasqué mi nuca. Los había olvidado por completo.—¿Walker?
—No, no los he traído.
—Walker, es la segunda vez. No habrá una tercera.—Dijo ella. Mis compañeros parecían no haber cumplido con el trabajo, lo cual pareció decepcionarla. Dio una mirada panorámica al salón y se detuvo en mí.—¿Maximoff?
Tragué saliva y bajé la mirada. La oí suspirar, se dio media vuelta y comenzó a escribir en el pizarrón los ejercicios.
Y ahí noté que realmente se había decepcionado, algo similar a la culpa comenzó a crecer en mi pecho, yo he ignorado los ejercicios al ignorar encontrarme con Natasha, y sé que no debería, pero los entrenamientos no me han dado tiempo de procesar mis emociones y detenerme a decir "okay, me odia, pero puedo con eso", simplemente me afecta y ni siquiera entiendo la razón.
Bueno, si la entiendo, es porque definitivamente odio ser vista como algo que no considero ser, porque me hace creer que verdaderamente soy una persona asquerosa y no me he dado el tiempo suficiente de analizarme, mis esquemas se destruyen y todo eso, además soy adolescente, ¿cuándo se supone que las palabras dejarán de doler?
Ya quiero que aquello se apague.
La clase avanzaba entre la explicación de la maestra Vostokoff y las dudas que quienes habían hecho la tarea, pero quienes no, nos manteníamos en silencio, un silencio avergonzado, o eso creo.
Estoy contando los minutos para poder irme al primer entrenamiento del día, mañana es el primer partido interno, y agradezco que me salvaré de la mitad de cada clase insufrible. Ésta es una. Odio las matematicas y la forma en que me hacen sentir inútil cada que no logro despejar una jodida equis. ¡¿Por qué mezclar las letras y los números?! Es absurdo y cruel.
Al acabar la clase, la maestra Vostokoff no se despidió como comúnmente, mis mejores amigos salieron corriendo del salón para ir en busca de nuestros casilleros en el gimnasio. Medité si debía o no acercarme a la maestra Vostokoff y luego de un par de vueltas mentales, decidí no hacerlo, sin embargo al notar que ya no había nadie en el salón, opté por hablarle.
—Lamento no haber cumplido sus expectativas. —Mencioné realmente avergonzada. Ella me observó a través de sus gafas y suspiró.
—Me entristece que no quieras seguit esforzándote, Wanda, pero entiendo si no es lo que te gusta y realmente no te interesa, eres una chica no tan joven, o eso haz dicho, supongo que eres lo suficientemente madura como para tomar tus propias decisiones.
—Claro que lo soy—Dije a la defensiva y me maldije por ello.—En ocasiones quiero creer que no...—Mencioné sabiendo que probablemente me arrepentiría de abrirme con ella, sin embargo aquí estaba. Me observó esperando a que continuara y dejé ir un suspiro.—Me gustaría tener a mi madre para cuidar mis llantos y fracasos, porque era lo que ella hacía... Pero no es el caso, y debo ser madura, por mí y por Pietro, es lo único que tengo.
La maestra Vostokoff hizo una mueca silenciosa y sentí que la muerte de mamá volvía a pegarme en la cara cual patada directa al pecho. Que horrible sensación.
Traté de contener las lágrimas, carraspeé amargamente y me sorprendí al sentir sus brazos rodearme. No fui lo suficientemente fuerte como para aguantar mi llanto y aunque trataba de no sollozar, las lágrimas caían por mis mejillas mientras yo me escondía en el cuello de la mujer más linda que he conocido alguna vez.
—La vida ha sido muy dura contigo, mi niña.—Murmuró Melina y traté de aferrarme menos a ella, pero sus manos presionando mi espalda, la forma en que su pecho se pegaba al mío y mis ganas de quedarme allí por siempre, no disminuían.—Puedes confiar en mí.
—Mi familia no siempre fue una mierda.—Murmuré.—Lo siento por la mala palabra...
Ella sonrió y levanté la mirada para verla a los ojos, sus pulgares secaron mis lágrimas y nos observamos en silencio. La tenía delante de mí, nunca fui demasiado tímida para besar a una chica, nunca me costó, y sin embargo me encontraba como una piedra, sin poder realizar un sólo movimiento por temor a encontrarme perdida y acabada al no ser correspondida por la mujer más linda que he visto alguna vez.
—No te disculpes, la vida te debe una disculpa...—Murmuró. Nos quedamos en silencio, ella susurraba, su aliento chocaba en mi rostro, no quería bajar la mirada a sus labios, sin embargo por miedo a mí misma decidí volver a su pecho encontrándome con el calor que sentía me faltaba recibir de alguna persona en el mundo.
Y la persona que estaba dispuesta a dármelo, era ella. Mi maestra.
[•••]
Natasha.
—¿Encontraste un buen lugar?—Pregunté a Mariah y ella asintió.
—Stark lo encontró, él quería primera fila para ver a su rubio, yo debo grabar a Clint para que no crea que no lo aprecio.
Seguimos nuestro camino pero decidí tomar la mano de mi mejor amiga para detenerla.
—Hey, me gustaría hablar contigo.—Mencioné. Ella se giró para observarme.—No sé que ha sucedido éstos días y sé que he tomado poco el móvil para leer los mensajes que Clint y tu envían, sé que he estado distraída, pero también me gustaría saber que ha ocurrido para que parezca que te molestar estar conmigo.
Ella negó rápidamente y tomó mis manos llevándolas a su pecho.
—No, no ha ocurrido nada, Nat. Eres mi mejor amiga, ni haz dicho ni hecho nada malo, supongo que estoy algo celosa...—Murmuró.
—¿De Clint?—Pregunté.
—De Wanda y de la forma en que... Desde que hablas con ella, pareciera que nada además de sus estúpidas clases te importan, estuviste pendiente de ello.—Murmuró ella.—Toda la semana anterior, no nos permitiste pasar tiempo contigo por las tardes, porque esperabas que llegara ella y enviara aquél mensaje para verse, nunca llegó y nosotros tampoco.
Suspiré. Ella tiene razón. No contestaba a sus mensajes esperando estar disponible para Wanda.
—Lamento eso... Fui una tonta, lastimé a Wanda de alguna forma, y eso me hizo esperar para tener alguna charla para solucionar todo, pero... No ocurrió, no pensé que se sentirían... Desplazados.
—Siempre hemos sido tres. Supongo que no era extraño saber que estabas enamorada, lo sé desde que ella ha llegado hace dos años, pero... Jamás pensé que llegaría a verte alejarnos.—Murmuró ella. Tragué saliva.—Bien, vamos...
—No, espera... Tienes razón...—Susurré.— El viernes hay una fiesta... Me invitaron, deduzco que Clint va, deberías ir conmigo.—Pedí.—Sé que no es tu ambiente, ni el mío, pero me sentiré cómoda si es contigo, sólo contigo.
Ella me observó fijamente y asintió mientras extrañada me dedicaba una sonrisa.
—Me gustaría ir contigo... ¿En serio deseas eso?—Preguntó y yo asentí. Me observó con inseguridad, cualquier rastro de certeza se había esfumado de su rostro, lo cual incluso me hizo dudar de ir. Mariah es demasiado expresiva cuando quiere.—¿Nada de Wanda o lo harás para verla?
Suspiré.
—Quiero saber si puedo charlar con ella...—Mariah soltó mis manos y se dio media vuelta, pero me paré delante de ella sabiendo que la pelinegra era mucho más alta que yo.—¡Pero juro que serán cinco minutos y nada más! Por favor, Mariah, quiero que me permitas ir contigo a esa fiesta, sería nuestra primera fiesta y juntas, somos mejores amigas y...
—Bien, si te excedes... Me iré, Nat. No quiero ser con quien estás sólo porque Wanda no desea hablar contigo.—Mencionó Mariah y yo asentí. Ella se acercó a mí y me dio un abrazo antes de que ambas entraramos en el gimnasio de la escuela donde se llevaría a cabo el primer encuentro que definiría que grupo representaría a la escuela en el primer partido externo.
Comenzó basquetbol. Vi a mamá a lo lejos con uno de los niveles, algunas de sus alumnas se veían interesadas en los atléticos estudiantes. El partido dejó al equipo de Odinson siendo el elegido, luego prepararon todo para volleyball y pude ver a la castaña prepararse para enfrentar a su equipo. La oíamos a la distancia dando un discurso para ambos equipos, es una buena líder, no hay forma de negarlo.
La vi estirarse y acomodar su camiseta con el número cinco en ella. Sonreí.
Es la chica más linda que he visto en mi vida, tuve la posibilidad de ser su amiga o al menos de agradarle, y lo he echado a perder.
Soy una tonta.
¿Qué he hecho para hacerle creer que la odio? Sólo le he dicho que ya sé que todo el mundo se rinde ante ella por lo increíble que es ¿es eso malo? Oh...
Quizá ha sido la forma en que lo he dicho, he dado mal mi punto de vista, no lo sé. O quizá simplemente no ha sido aquello, ¡es que no lo entiendo!
El silbato sonó indicando el inicio del partido. Podía ver a mamá aplaudir desde su asiento, la veía alentar a la castaña.
—Romanoff, Hill, a clases. La maestra ha dicho que sólo los niveles más pequeños han de quedarse.—Mencionó el maestro Stark haciendo que nos levantemos. Observé a Wanda una última vez viéndola anotar un punto, lo cual me hizo querer festejar.
—¡Vamos, Wanda!—Gritó mamá y vi a muchos aplaudirle.
Ella realmente tiene la vida de ensueño, todo mundo la ama, ¿por qué creería que eso es algo malo? Tiene la atención de todos, no es alguien inexistente como yo. La única forma de que me reconozcan sería diciendo que mamá es mi madre además de la maestra, cosa que no deseo. Vision prometió guardar el secreto, es un gran chico.
Me alejé del gimnasio aún pensando en que probablemente el equipo de Wanda ganará, ni siquiera necesito verlo para saber, aunque amaría alentarla como todas las chicas que mueren por ella... Yo no quiero hacer el ridículo, porque sé que jamás encajaría con el perfil de mujer que se vuelve atractiva ante los ojos de Wanda Maximoff.
Ella simplemente no podría estar conmigo, mucho menos luego de que aparentemente he echado todo a perder.
[•••]
Wanda.
Al acabar el partido iba camino a las duchas entre las felicitaciones de las chicas de los salones más pequeños, cuando Pietro me detuvo antes de llegar al camerino.
—¡Hermano! ¿Haz visto que partido ha sido ese?—Pregunté emocionada y él negó.
—No, tenía cosas importantes que hacer.—Mencionó.—Hoy se cumplen dos años y tres meses, papá quiere saber si asistirás a...
—No. Si Charles va, yo no. Ya se lo he dicho, no entiendo por qué te ha enviado a preguntar.—Aclaré y seguí mi camino. Él me detuvo molesto.
—No me ha enviado. Lo he decidido yo, porque es nuestra madre y nuestro hermano quienes están en ese cementerio.—Mencionó. Tragué saliva y me quité la camiseta.
—Es un viaje largo, tengo tarea y...
—Jamás haces tu tarea. Deja de poner excusas de mierda y acepta que no eres capaz de hacer algo mínimamente humano ni siquiera por mamá o Peter.—Se quejó molesto. Me quedé en silencio. Eso me ha dolido, claro que... Yo puedo...—Deberías avergonzarte... Pero ya que, nos iremos a las seis. Decide que hacer antes de eso, nos vemos en casa. Tomaré el metro.
—No, espera...—Lo detuve.—No te gusta el metro, hay demasiada gente, es peligroso y...—El temor a que me llamen avisando que Pietro saltó a las vías de aquél sitio me hacía temblar por dentro.
—Iré con una amiga.
Se alejó y suspiré. Jalé mi cabello y no supe que hacer.
Si voy, debo ver a Charles, eso sería traicionar a mamá, sería como aceptar ésta especie de familia de mierda que papá desea formar con el hermano de mamá. Si no voy, Pietro se sentirá solo y... Tendré que aceptar que tiene razón en lo que dice...
Quizá la tiene.
Soy egoísta...
Soy una mierda.
Me dejé caer sobre la banca sintiéndome frustrada al no saber que decisión tomar.
—¿Wanda?—Oí una voz sacarme de mis pensamientos tortuosos. Sharon Carter delante mío.—Agatha no ha venido hoy y... Te vi jugar... Eres increíble en eso...
Caminó hasta mí sentándose sobre mi regazo. Tragué saliva y la vi observar mis labios, tomé su nuca y la besé con rudeza mientras ella abría su blusa de la escuela.
Tomé sus muslos con fuerza y la levanté caminando hasta la ducha. Necesito ducharme y también un polvo.
Quiero olvidarme de todo en éstos momentos.
Nota de autor:
¿Qué les va pareciendo el fanfic?
—Codito.
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