⋆ 𝟎𝟐.
Aquel lunes hacía calor, incluso para ser apenas las ocho de la mañana. Dos chicas y un chico entraron corriendo a la escuela, estaban tan emocionados por llegar a su primer último día de clases, que ni siquiera les importaron las miradas de fastidio que sus compañeros en los pasillos les dedicaban por estar corriendo mientras se reían escandalosamente.
Aunque las dos chicas eran guapas, había una que destacaba. Destacaba incluso en esos pasillos llenos de gente: era pelirroja, y aquel día había decidido usar una playera de rayas y un short de tiro alto con un delgado cinturón, porque según ella le hacía lucir "como alguien de los 80s".
—Qué suerte que nuestros lugares siempre estén desocupados — habló la pelirroja mientras se dejaba caer en la tercera banca de la fila izquierda.
Su amiga, una morena con cabello largo y top blanco se burló. — Eso es porque nadie quiere sentarse enfrente de la clase.
— Y nosotros tampoco deberíamos hacerlo, ya se los he dicho — se quejó el chico. Sus amigas lo miraron como si él fuese un pequeño cachorrito tierno con sus rizos rebeldes cubriéndole el rostro y con una mueca en los labios. — Aquí adelante no podemos comer ni podemos dormirnos cuando tenemos sueño. Sentarse atrás es mejor.
— Deja de quejarte Nick — contestó la pelirroja. — Pareces un niño pequeño.
El chico rodó los ojos y antes de comenzar a quejarse, llevó su vista a la entrada del aula. — Maldita sea — dijo en un susurro — Nuestro nuevo profesor, definitivamente está buenísimo — Afrodite y Lily, su amiga levantaron la mirada y la llevaron hacia donde su mejor amigo señalaba discretamente con la cabeza.
La pelirroja soltó un débil jadeo que sus amigos alcanzaron a escuchar. El nuevo profesor era Timothée. Él chico que había conocido apenas el sábado pasado. Él aún no la veía, pues sus amigos estaban sentados en las bancas delanteras y ella quedaba escondida detrás de ellos. Les hizo señas para que se acercarán y cuando lo hicieron susurro.
— Ese tipo es el prometido de Rose. Yo lo conocí el sábado.
Sus amigos la miraron y comenzaron a preguntarle cosas en susurros nada disimulados. Antes de que ella pudiera responder, el timbre que indicaba el inicio de la primera clase del día resonó por todo el colegio. Guardó silencio, no sin antes prometerle a sus mejores amigos que después les contaría todo.
Cuando todos los alumnos de aquel grupo de último grado estuvieron sentados en sus asientos, Timothée se levantó del escritorio en el que se había sentado los últimos minutos antes de que el timbre sonará. Paseo su vista a todos los adolescentes nerviosos que lo miraban a la expectativa. Fue entonces que reparó en una pelirroja sentada en la tercera banca de la fila frente a su escritorio. Timothée la miraba con un rastro de duda asomándose en sus ojos, ¿qué hacía esa chica ahí? Entonces recordó algo que había olvidado porque no le parecía importante. Cuando fue contratado en aquel instituto y tuvo el coraje para contarlo en una reunión con sus "amigos" y los de Rose, Athena había dicho que su hermana estudiaba en aquel colegio. Lo había olvidado por completo.
Afrodite le sonrío débilmente comenzando a sentirse nerviosa por sus penetrantes ojos verdes mirándola con una mezcla de recelo y diversión, para su sorpresa, él le devolvió la sonrisa. Y minutos después, su clase comenzó.
Podría perderse en su voz fácilmente. En su voz y en los delicados movimientos que él hacía para gesticular mientras explicaba cosas relacionadas con la materia que les impartiría a aquellos adolescentes. Se encontraba con la mano apoyada en su mejilla mientras lo observaba caminar por el salón y hablar sobre Historia, pretendiendo poner atención a la clase. Ni siquiera sabía realmente de qué hablaba el chico, pues solo percibía fragmentos de aquella conversación que para ella no era tan importante como mirarlo y apreciar cada movimiento que él hacía.
Se dijo así misma que estaba mal que lo observara de aquella manera, que no debía hacerlo pues él, era su profesor y también el prometido de la mejor amiga de su hermana. Pero consiguió apartar esos pensamientos de su mente, pues, no estaba haciendo algo malo.
Timothée se sentía orgulloso de sí mismo, pues aquel día no solo estaba logrando algo que pocas veces en su vida había hecho: hacer algo que realmente le gustaba. Algo por sí mismo. Algo que él se había ganado sin ayuda de sus padres. Cuando termina de explicarle a aquellos adolescentes como sería la dinámica de su clase a lo largo del curso escolar se sienta en su escritorio y no puede reprimir el débil suspiro que se escapa de sus labios tras ver a sus alumnos trabajar concentrados en la primera actividad que les había dejado.
Una sonrisa amenaza con instalarse en su rostro al recordar las negativas palabras de sus padres cuando él les contó acerca de la pasantía que el Maine Central Institute le había ofrecido y siente el orgullo por sí mismo correr por sus venas.
Cuando la clase termina y sus alumnos comienzan a salir del aula, él se despide de ellos y finge estar ocupado en unos papeles que tiene sobre su escritorio. Afrodite La Rue se detiene en la puerta antes de salir y les susurra a sus amigos que los alcanza en un momento. De ese modo, cuando todos se marchan, él y la pelirroja quedan a solas en el salón.
Afrodite lo observa con los brazos cruzados mientras la burla y la duda se asoman en su pecoso rostro. Se acerca hasta quedar parada frente al escritorio con la mochila roja colgándole tras la espalda. El joven posa sus manos sobre el mueble y la observa atentamente.
— Pregunta lo que sea que tengas que preguntar — le dice a la chica tras soltar un suspiro y aceptar con resignación la escena que desde que entró al aula y la vio, supuso que llegaría: el momento donde ella le preguntará qué demonios hacía ahí dando clases.
— ¿Por qué estás aquí? — pregunta. — No me malinterpretes, no lo pregunto de mala manera. Es genial que seas nuestro nuevo profesor, pero, ¿qué hace un niño rico como tú haciendo un trabajo tan mundano como dar clases?
—Diablos Persephone, suenas como mi madre — le responde y los dos sueltan una risa que suena como una dulce melodía para los oídos de ambos. — El director del colegio fue mi profesor en la universidad. Me ofreció trabajo y acepté en contra de la voluntad de mis padres.
Timothée se encogió de hombros. No sabía porque le estaba contando a aquella chica lo de sus padres. Ni siquiera sabía porque le daba explicaciones. Sin embargo, ahí estaba.
— Y aun sabiendo que tus padres no estaban de acuerdo, ¿lo hiciste? — vuelve a preguntar, esta vez, con las manos en la cadera y las cejas ligeramente levantadas, escéptica. Él asiente y hace un gesto con la mano restándole importancia como si lo que había hecho no fuera la gran cosa. Para Afrodite si es la gran cosa. De pronto, la imagen que ella tenía de él cambia un poco, ya no lo ve como el heredero rico y superficial que creía que era. Nuevamente es el chico de ojos cálidos y sonrisa amable que conoció el sábado. Por alguna razón, que él le llevará la contra a sus padres, hace que le caiga mejor. Porque eso quiere decir que Timothée tiene criterio propio y no es tan superficial como ella pensaba. —Y Rose Mary, ¿cómo lo tomó? — quiso saber mientras ponía las palmas contra el escritorio y se acercaba a él, quedando a escasos centímetros de su rostro.
— Estaba avergonzada — contesta. En el fondo, a Timothée aún le duele que Rose no lo apoyara en todo aquello. Apoyar a su pareja, ¿No es acaso lo que debía hacer una novia o una prometida? — Me dijo que solo esperaba que ninguna de sus amistades se enterara de que estaba trabajando aquí y no en la empresa de mis padres.
Afrodite soltó una risita mientras se imaginaba lo gracioso y satisfactorio que sería burlarse de Rose con la situación de Timothée. Rodeó el escritorio y presa de sus impulsos, le dio un beso en la mejilla sintiendo su rostro enrojecer. Como aquel beso que le dio el día en que lo conoció. Se alejó y antes de salir del aula, por fin habló.
— ¿Sabes Timothée? — le dijo con una sonrisa. La burla bailando en sus labios. — Me da gusto saber que eres un rebelde y que vas en contra del sistema de élite y riqueza en el que vives. Pero aún pienso que eres un poco estúpido.
comenten y voten por favor, estoy volviendo a subir los capítulos porque recién los edite díganme si les está gustando <3
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