3- Darrek (de "La maldición del vahalit")

Me encuentro en una mesa apartada del bar. Hoy tengo que hacer algo diferente.

Cuando el día anterior un tipo con bigote me dio un paquete de parte de Selnalla, tuve ciertos reparos en abrirlo, pero fue peor cuando al hacerlo encontré un saquito de arena y una pluma. Las instrucciones me parecían satánicas, pero viniendo de un perturbado como Selnalla cualquier cosa me parecía posible.

Siguiendo las instrucciones coloco la arena negra en un círculo con la pluma en el centro. Me hace gracia esto, pero al final lo hago en medio del bar porque no creo que vaya a servir de nada.

—Oh, señor Satán. Yo te invoco. Mándame un montón de barcos y de putas y no permitas que te destrone un tipo tan guapo como yo... —improviso burlón.

No sucede nada, como era de esperar.

—Señor Satán, no tengo todo el día. Ya que me han tomado el pelo y no va a venir nadie a entrevistarse, podrías mandarme alguna señal y así nos reímos un rato de lo perra que es la vida.

Apoyo la cabeza en la mano, aburrido. Entonces palpo algo en mi bolsillo y se me ocurre una manera de pasar el rato. Me voy al baño y me hago un porro con todo lo que queda en mi cajetilla. Abro la ventana para que el olor no se cuele en el bar y Harry no me pille. Me tomo mi tiempo. Después de un cuarto de hora, salgo del baño con intención de irme del bar.

Al pasar me topo con un tipo alto, de pelo negro y ojos azules. Él y el camarero se están mirando como si hubieran visto un fantasma. Yo intento apartarle del camino.

—Em... Soorry... —murmuro con voz pesada.

Darrek, al notar mi brazo haciendo fuerza para apartarlo, me observa mientras dice para sí:

—¿Pero qué cojones es todo esto? —Su voz es casi un susurro, pero le oigo a la perfección. Después se queda mirándome fijamente—. Tú debes de ser Hayden, ¿no?

Alzo la mirada hacia él, vagamente.

—Hmm... Solo de lunes a domingo. ¿Y tú quién eres?

—¿Por qué tendría que decirte quién soy? —El desconocido barre el local con la mirada para comprobar que soy el único chico que está allí. Entonces añade—: Eres el único mocoso que hay en este lugar, así que tienes que ser el chaval del que me habló Selnalla.

Frunzo el ceño.

—¿A quién llamas mocoso, vieja arrastrada? Me chupa un pie quien coño seas, pero es de buena educación contestar a... —Entorno la vista—. Espera. ¿Has dicho Selnalla? ¿Tú eres Darrek?

Darrek sonríe.

—Sí que tienes carácter, sí. No se equivocaba el coleccionista de dedos. —Coge la pluma negra que hay en el círculo de Lohrem y se la guarda en un bolsillo, debajo de la túnica—. Tú conoces a Selnalla y yo conozco a Selnalla. Creo que la respuesta es obvia. —Darrek se acerca un poco más a mí y pregunta—: ¿A qué coño hueles?

Me inclino para olerme el sobaco, pero luego recaigo en que se refiere al olor de la marihuana.

—A bosque de amapolas regadas por la lluvia primaveral, a madera cortada por un leñador de Nebraska y a caca de ciervo. Y a porro —añado con obviedad—. Siéntate y pídete algo. Tú quieres una entrevista y yo quiero irme a sobar al sofá.

—Me caes bien. —Darrek se sienta en la silla que tiene más cerca—. En cierto modo te pareces a mí. ¿Qué soléis tomar por aquí? —Mira a Harry—. Viendo las pintas del posadero, seguro que también tenéis bebidas raras.

Hago una pedorreta con la boca y río.

—¡Posadero dice! ¿Has oído Harry? ¡Posadero, trae una jarra de hidromiel y unas gachas para Lord Hayden y Sir Darrek! —Me dejo caer en la silla torpemente después de la broma. Harry hace caso omiso y viene al poco tiempo con dos tazas de té—. A ver, Sir Darrek. Vamos a empezar con esto. Dime tu nombre completo.

—Mi nombre ya lo sabes: Darrek —contesta arrastrando mucho la "a"—. Eso es todo. Otra cosa son los apelativos que la gente me puso con el paso del tiempo.

Comienzo a apuntar, pero me cuesta mucho concentrarme.

—Ehhhh... ¿Profesión? No, edad. Edad primero.

—¿Eres capaz de decirme lo que comiste hace exactamente hace cuarenta días?

—A ver cómo te lo explico. No soy capaz de decirte ni lo que acabo de pedir al posadero —replico desorientado.

—Pues lo mismo pasa con mi edad. Hace demasiado tiempo que me dejó de importar. Quizá hayan pasado cien o doscientos años desde entonces, pero sigue sin importarme una mierda. Si pudiera morir te prometo que lo haría encantado.

—Hmm. Tienes toda la razón. A mí también me importa una mierda lo que comí hace cuarenta días —respondo, un poco a mi bola—. Siguiente pregunta. Nacionalidad.

—Lüar. —Luego se queda mirando la tacita de té—. Saber demasiado a veces puede ser peligroso. ¿Qué harás con toda la información que te estoy dando?

—Pues colgarla en Wattpad y partirme el culo con los comentarios. Yo qué sé.

Darrek da un sorbo desconfiado al té, traga y luego lanza un escupitajo al suelo—. Será cabrón el posadero. ¡Eh, tú! —dice, llamando a Harry—. Te dijo dos jarras de hidromiel, no esta mierda de agua con sabor a hierba. —Se vuelve otra vez hacia mí y añade en voz alta—: Y esta vez no te olvides las gachas.

Harry mira a Darrek asustado, sin saber qué hacer.

—Oye, ¿Lüar es de Lüa? —intervengo—. ¿Qué coño es eso? Dejad de inventaros países, que ya está todo el sitio cogido.

—Lüar es de Lüar, en el Continente Superior. De todas formas, allí ya solo quedan ruinas. —Suelta un suspiro—. Supongo que las grandes ciudades también acaban cayendo. O corrompiéndose, como el alma de ciertos individuos.

—Oh, tío. Ya ves. Qué poético. Uf. Eh... —Me rasco la cabeza intentando ordenar mis ideas, dificultosamente—. ¿Profesión...?

—¿Recuerdas que dije que hace tiempo que olvidé mi edad? Pues aquel día también dejé mi profesión. Si te sirve puedes poner que soy un mercenario. Ya sabes, cometer todo tipo de delitos a cambio de dinero. Matar posaderos cuando no sirven la bebida que se les pide, por ejemplo. —Dedica una sonrisa a Harry.

—Vaya. ¿En serio? ¿Así es como lo llaman ahora? —Bajé la voz—. Yo también cometo delitos para conseguir dinero. No sabía que fuera un mercenario. —La vuelvo a alzar—. Y deja al posadero ya, hombre. Aquí solo tienen esta infusión de... pasto. Asúmelo. A mí me costó, pero es lo único bueno que sabemos preparar en Londres. Al resto lo llamamos fish and chips y ya nos creemos la hostia, cuando lo sabe preparar hasta un niño de tres años con síndrome de Down. —Apoyé la cabeza en la mesa con sueño—. Siguiente pregunta. Cuéntame una anécdota que te haya producido indignación.

Darrek suspira.

—Esa es una pregunta complicada. Elegir sólo una sería indignante, de hecho. —Se queda un momento en silencio, pensativo—. No sé, tengo muchas anécdotas, pero si me tengo que quedar con una, lo haré con la que me transformó en lo que soy: el asesinato de mi hija. Era incapaz de soportar que siguiera sufriendo. Verla retorciéndose de dolor, vomitando sangre... Después de aquello, todo lo que hice fue indignante, al menos si lo pienso objetivamente. La realidad es que me importan una mierda las vidas que arranqué después. Supongo que te acostumbras, y lo que tendría que parecer indignante con el paso del tiempo te la suda. —Se quita la túnica y estira un poco las alas—. Me he calentado un poco recordando viejos tiempos. —Sonríe y al ver que me estoy quedando dormido, pregunta—: ¿Te encuentras bien?

—Eh... ¿qué? Ah... sí, sí... —respondo sin mirarle directamente. Inmediatamente, mi volátil atención se ve atraída hacia las alas de Darrek. Entorno los ojos con más desconcierto que asombro. Entonces susurro:

—Pero qué mierdas me habré fumado... —Alzo la vista—. Mira. Creo que vamos a dar por terminada la entrevista. Estoy empezando a ver movidas muy raras y creo que necesito dormir.

—Me parece bien. Yo también tengo cosas que hacer. —Darrek se levanta y recoge la túnica—. Veremos si los rumores sobre lo que pasa en Balayaz son ciertos. Págale tú si quieres al posadero. —Le dedica una última sonrisa a Harry. Luego entra en el círculo de Lohrem y desaparece.

Yo me froto los ojos y respiro hondo antes de levantarme. Pago en la barra y camino hacia la puerta apoyándome en la pared.


Conclusión:

- Nmbre: Haskoz. Digo Sir Darrek.

- Edad: Ndie sabe lo que he comido hace cuarenta días.

- Nacionaldad: Louar. (No sé cómo se escribe)

- Profsión: Mercen.. a rio

- Andcta: se mra suhija.................


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top