T.2 ~Pasado~

______

Manejé hasta un café cercano de mi edifico para poder relajarme un poco. Realmente no sé  cómo hice para contenerme.

-¿que desea tomar?

-un granizado por favor

-enseguida se lo traigo

Mis pensamientos me volvieron a consumir, pero ahora estaba pensando en algo que me había prometido no volver a pensar, mis padres.

-creo que estamos en empate Señorita Clark

-¡oh! Sebastian que sorpresa encontrarte por aquí, ¿de que estas hablando?

-eres una excelente oponente

-supongo

Miré hacia la ventana, no quería pensar en mis padres, era lo último que desearía.

-¿te sucede algo?

-¿eh? N-no, no me sucede nada

-aquí tiene su granizado

-muchas gracias – el chico que me estaba atendiendo, me extendió mi vaso y con él una servilleta con algo escrito, un número.

-no creo que necesites ese número – Sebastian me arrebató la servilleta haciéndola pedazos.

-eres un celoso de mierda – agarré la cuchara e introduje un poco de granizado en mi boca –mierda está frio

-¿esperabas que estuviera caliente?

-no idiota

Fui hasta la caja registradora, pagué el granizado y Salí por la puerta.

Agarré mí las llaves de mi auto pero Sebastian me las arrebató

-¡pásame las putas llaves!

-no estás en condiciones para conducir – su voz sonaba fría y contundente

-tu tampoco

-me refiero a la parte emocional _____ - tragué saliva sonoramente, ¿Cómo mierdas se dio cuenta?

-entonces llévame a mi casa

-y me contarás lo que sucede.

-sí, si…llévame rápido

Me subí al asiento del copiloto y me dispuse a comer mi granizado.

 

Llegamos al edificio y enseguida subí al ascensor, seguida por Sebastian.

-cuéntame ¿Qué te sucede?

-son mis padres – exclame con un toque de nostalgia

-¿murieron?

-qué más quisiera que eso.

-cuéntame

-muy bien, seguramente estaré enojada con ellos de nuevo: Era más o menos el 30 de agosto del año 2003, papá y mamá  estaban hablando en su despacho, desde muy pequeña supe que ellos no me querían ni por error, siempre me ignoraban o me insultaban cuando se dignaban a hablarme, nunca le preste atención. Pensaba que esa la manera de ellos expresarme su amor, supongo. Esa tarde, escuché una conversación de tantas.

-¿Qué se supone que vamos a hacer con esa niña?

-tu eres el genio, yo no sé qué hacer con esa aparecida

-supongo que llevarla a un orfanato sería lo ideal

-¿y si en un futuro nos busca?

-no lo creo, nos odiara lo suficiente como para hacerlo

-esa mocosa es como una piedra en el culo-  exclamó mi madre con su típico tono despectivo.

Caminé por el gran corredor hasta llegara  las escaleras, yo ya no lloraba no sentía absolutamente nada, lo único que me preguntaba era ¿Cómo iba amar si nunca me amaron? Esa duda solo se desvaneció con el tiempo. Esa tarde caminé hasta el bosque para recoger algunas flores, nadie sabía dónde estaba y seguramente a nadie le importaba mi paradero.

Cuando volví a casa, mamá y papá me esperaban de pie en la sala.

-¿Dónde estabas mocosa?

-e-estaba recogiendo flores en el bosque – sentí en ese momento una bofetada que me había dado mi papá

-¡no me respondas!

-¿e-entonces como les voy a decir donde estaba si no puedo decirles?

-¡no me cuestiones niñita insolente! – recibí otra bofetada, solo me quedaba bajar la cabeza, sentí como la sangre bajaba por mi nariz, me limpie con la manga de mi vestido

-¡no te limpies con eso niña sucia! Ese vestido es muchísimo más caro que tu propia y miserable vida – deje de limpiarme y dejé que la sangre bajara por mi nariz.

-lo siento mucho – bajé aún más la cabeza y reprimí las lágrimas como pude, una niña de cinco años no podía pasar por este tipo de cosas, jamás.

-más te vale que lo sientas, ahora cámbiate y empaca tus cosas que nos vamos de viaje – hice una reverencia y subí las escaleras como pude, hace menos de una semana me había torcido el tobillo y seguramente lo tenía fracturado, pero para evitar una reprimenda de mis padres, los vende y empecé a caminar mejor.

Agarré una maleta rosada que había en mi armario y doble la ropa para poder irnos de viaje, agarré mi cepillo dental y la crema, agarré mis ahorros, mis implementos de aseo  y uno que otro juguete.

Agarré la maleta y bajé las escaleras.

-ya estoy lista – exclamé con la cabeza gacha para que mis padres no se molestaran

-te estabas demorando demasiado niña malcriada – exclamó mi papá, yo solo agaché mi cabeza y seguí a mis padres.

Papá abrió la cajuela del auto para que yo metiera la maleta.

Cuando lo hice, abrí la puerta y me subí al auto.

-te vas a quedar en un lugar que te van a enseñar muchas cosas, te visitaremos cuando podamos, sabes que mamá y papá son personas muy ocupadas.

Sabía a donde me iban a llevar, no había necesidad de mentirme.

Mantuve la cabeza abajo todo el trayecto, no quería ver a mis padres nunca más.

-ya llegamos, bajate

Me bajé y papá volvió a abrir la cajuela, agarré mis maletas y caminé hacia una gran puerta café.

En la mitad del trayecto, mi tobillo comenzó  a dolerme más de lo normal, ya era casi imposible para mí mantenerme en pie, pero para que mis padres no me golpearan o me llevaran arrastrada hacia ese lugar, preferí aguantarme el dolor y listo.

El camino se me hizo eterno por mi tobillo, miré hacia abajo y vi que empezó a sangrar, aceleré el paso lo cual hizo aún más doloroso mi viaje.

Toqué la puerta y allí estaba una señora canosa pero no vieja.

-hola pequeña ¿Cómo estás? – traté de hablar pero el dolor me había ganado, me desmayé antes de poder responder algo.

Allí pasé 10 años de mi vida, a los quince me fui del orfanato que se había convertido en mi hogar. Decidí ir a ver a mis padres por última vez, lo que vi fue algo doloroso  y aumentó mi odio por ellos. Habían tenido una bebé y la trataban mejor que a mí.

Rompí una que otra ventana y Salí corriendo del lugar. Sabía que ellos me estaban dejando dinero en el banco, como si eso fuese a remendar su error, tenía más o menos tres mil millones de fondos en diferentes cuentas a mi nombre.

Solo con mi identificación me daba acceso a ese dinero.

Con ello me compré el apartamento donde vivía antes, el auto y me pagaba la escuela. Y ahora que ya estoy trabajando y no dependo de ese dinero, se pueden ir al carajo.

  Fin Flashback

Sebastian me miraba sorprendido, se había quedado helado.

-lo siento mucho

-no lo sientas Michaelis, así es la vida, hay gente mala, perversa y desalmada incluso con sus propios hijos, nunca supe el verdadero concepto de familia, hasta la actividad del señor Brown.

Sus brazos me rodearon con fuerza pero sin estrangularme.

-¿q-que sucede?

-nada, solo déjame abrazarte

¿Alguna vez quisiste llorar pero ninguna lágrima salió? Solo una mirada perdida mientras tu corazón se hace mil pedazos  en tu pecho. Así me siento ahora.

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