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Han pasado dos días en los cuales Sebastian no me mira ni me dirige la palabra, ya no me molesta tanto como antes, ya casi no me habla. Me siento en cierto modo sola, Pero ¿Qué mierdas estoy diciendo? No debería importarme, solo estamos en una actividad pedagógica, nosotros no podemos ser nada.

Solo faltaban tres días para irnos y continuar con una vida normal. Andrew y Anne me han venido a visitar en esos dos días que Sebastian no se ha dignado a hablarme.

Caminé hasta la cocina y agarré un jugo de naranja de cajita e introduje el popote en la hendidura.

-esto sabe demasiado bien- exclamé mientras absorbía un poco de jugo.

Salí de la cocina y me senté en el patio trasero a tomar un poco de vitamina D.

En esos momentos, me acordé que había traído mi iPod 4 junto a mis hermosos audífonos que no deja que le preste atención al mundo que me rodea.

Así que subí las escaleras y revisé en mi maleta a la cual había organizado para no tener que correr el mismo día.

Agarré  mi iPod 4 y mis audiófonos, bajé las escaleras y me senté en la silla del patio trasero y me dejé consumir por la música.

Pasaron los tres días restantes de la misma manera que los anteriores, ignorada completamente por el imbécil de Sebastian.

Agarré mis maletas y Salí de la cabaña que albergaba tantos recuerdos que ahora no valían absolutamente nada, recuerdos que para Sebastian solo fueron momentáneos.

Caminé por aquel sendero y me senté en la banca para esperar el auto que me iba a llevar a mi casa.

Cuando por el fondo veo mi auto y a alguien manejando. Esperé que se acercara aún más para poder ver quién era el que lo estaba manejando.

-¿M-Matthew? – me levanté sorprendida al ver a Math en mi auto

-hola, ¿me extrañaste? – Sonreí y enseguida Math bajó del auto y me dio un abrazo – no has crecido absolutamente nada

-ha ha, tu tampoco es que hayas cambiado algo – estaba feliz de ver a mi amigo

-ven, te ayudo – agarró mi maleta y la metió en el maletero del auto

-gracias gentil caballero ninja – sonreímos y Mathew me abrió la puerta del copiloto y yo entré en el auto.

-te parece si vamos a comer

-me parece perfecto

-¿Cómo está Sebastian? – todos los recuerdos y los roces me golpearon fuertemente en mi pecho, realmente me dolía que él no hubiese estado conmigo en esos cinco días que faltaban.

-supongo que está bien- respondí con el mayor desinterés posible.

-que bien por el – dijo Mathew entre dientes

-¿A dónde me vas a llevar a comer Math? – pregunté sonriendo

-a un lugar muy especial – sonrió y luego me vio con sus ojos azules - ¿Por qué tan sonriente hoy?

-¿Qué? No puedo estar feliz de ver a mi mejor amigo – Mathew se sonrojo ligeramente y yo solo sonreí.

Llegamos a un restaurante considerablemente elegante.

-Math yo no tengo vestido para ese restaurante.

-tranquila, allí hay un almacén de vestidos.

Me asomé por la ventana y efectivamente allí había un almacén de vestidos para ocasiones elegantes, y estaban en oferta.

Bajé del auto nos sin antes bajar mi maquillaje y algo de dinero.

-bienvenida – exclamó un joven de piel canela y ojos grises - ¿Qué desea ver señorita?

-un vestido elegante color verde menta

-por aquí, por favor- seguí al atractivo joven y me llevó a un vestier donde había una selección de vestidos de color verde menta.

Agarré uno que en la parte superior tenia encaje y el resto del vestido era una tela bastante suave, era corto hasta la rodilla.

Me lo probé y enseguida me quedo perfecto

-me llevó este, y junto a los zapatos blancos.

El joven arrancó la etiqueta y me puse manos a la obra en cuanto al maquillaje.

Salí del almacén y fui hasta el auto, donde guarde el maquillaje y la cartera.

-W-WOW. – exclamó Mathew con un traje negro

-¿me veo tan mal?

-t-te ves hermosa

-gracias – Mathew me ofreció el brazo y yo lo acepté.

Entramos en el restaurante y el mesero nos llevó hasta la mesa que Mathew previamente había reservado.

-espero que nos podamos divertir hoy – sonreí y me acomodé en la silla. Cuando hice esto, vi a Sebastian, con una chica.

-M-Math, ¿podríamos irnos de aquí por favor?

-pero no ha llegado la comida

-por favor Mathew – trataba de ahogar las lágrimas para que Mathew no se diera cuenta

-está bien, pero me contaras que te sucede

Solo asentí sin saber si le iba a contar lo que realmente pasaba.

Nos levantamos de la mesa, y caminé hasta la entrada. Rogué por no chocarme con Sebastian, pero fue en vano.

-¿______? – su rostro mostraba confusión y sorpresa

-suéltame – exclamé en tono tajante

-¿qué haces aquí?

-iba a comer, pero llegaste tú y prefiero comer tranquila junto a Mathew – me zafé de su agarre y caminé hasta  mi auto.

-¡______! – exclamó un jadeante Mathew

Alcé la vista y Mathew estaba un poco despeinado.

-¿corriste hasta aquí?

-sí, tu caminas muy rápido – sonreí  y enseguida se borró. -¿Cómo estás?

-bien – cuando menos pensé Mathew me abrazó, sentí como las lágrimas bajaban por mis mejillas

-¿p-por qué me abrazas?

-he visto tu linda sonrisa y sé que me has estado engañando diciéndome que estas bien, cuando en realidad no lo estabas

-¿c-como lo sabes?

-lo vi en tus ojos, también vi que  sientes algo por Sebastian-  al oír su nombre, todo se desmoronó

Todos esos malditos recuerdos, los odio.

-yo te ayudaré, no te preocupes – hundí aún más mi rostro en su pecho en busca de refugio, que yo como la gran estúpida que soy, sé que solo lo voy a encontrar en el imbécil de ojos rojos que me cautivó.

Sebastian

Vi a _____ correr y a Mathew detrás de ella. Estuve a punto de agarrar a Mathew y empujarlo para que no llegara donde ella y ser yo quien la abracé, aunque ella me deteste.

-¿Quién era esa niñita? – Dijo la mujer que me acompañaba mientras veía con desdén el cuadro -¿ella es tu novia?

-no

-ya veo

-¿Qué?

-ella es a la chica que le vas a arrancar el alma

-si

-pero, lastimosamente te has enamorado de ella

-solo quiero su alma

-repítetelo hasta que te lo creas Sebastian – caminé hasta la mesa y me senté al lado de la ventana, para poder ver a _____ una última vez.

Quizás solo quiera consumir su alma.

Pero… ¿realmente es posible que me haya enamorado de ella?

Justo en el Kokoro, me duele el corazoncito.

No se preocupen, faltan muchos capítulos para que acabé la novela. Solo un poco de drama nada más.