Capitulo 30
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Dejé a James dormir en la cama de nosotros mientras curaba las magulladuras de Sebastian.
¿Quién le pudo hacer esto?
-¿Cómo te lastimaste?
-¿preocupada?
-n-no, solo quiero saber que te sucedió
-pelee con alguien – sonreí y Sebastian me miró confundido-¿no me crees?
-la verdad es que no- agarré un algodón limpio empapado en alcohol y limpié sus nudillos- es solo que no te imagino peleando con alguien
-deberías
-¿Por qué debería?
-porque tú fuiste la razón de la pelea – miré a Sebastian incrédula y pude ver en sus ojos carmesí la verdad.
-¿y-yo? – Sebastian asintió y agarró mi rostro con su mano derecha
-si tú, porque mataría a cualquiera que quiera poner sus manos en ti – mi pecho está a punto de estallar, no quiero creerle pero al mismo tiempo quiero que eso sea verdad.
-i-idiota – Sebastian sonrió complacido por mi reacción, él es un idiota completo.
Seguí limpiando sus heridas en silencio.
Sus heridas no eran tan graves, pero aun así me preocupaba, y es algo que no quiero hacer.
-tenemos que ir al salón de encuentros – dijo Sebastian con voz profunda
-si ya terminó aquí y nos vamos, agarra la pañalera de James – me levanté para ponerme un short blanco y una blusa verde menta, pero cuando iba a realizar dicha acción, Sebastian me agarró de mi muñeca-S-Sebastian
-no me importa lo que digas, no me importa lo que pienses de mi…lo que debe importar ahora es que te voy a proteger así tu no quieras
-s-si te refieres al señor Brown por ese no hay problema se me cuidar sola – su cercanía hacia que mi corazón palpitar, su respiración tan pausada. Dios es algo a lo que no me puedo resistir
-es algo peor que el señor Brown
-¿un ejército completo de Sebastian Michaelis? Eso sí es malo, aliens acosadores- sentí como Sebastian sonreía y me apretaba aún más a su cuerpo
-eso no suena tan malo
-claro que si
Sonreí y traté de levantarme pero Sebastian no me lo permitió
-te voy a conquistar – susurró Sebastian en mi oído
Sonreí y me fui a cambiar.
Más tarde en la reunión.
Todos los estudiantes estábamos en la sala de reuniones a la espera del señor Brown.
-muy buenas tardes – exclamó un joven, más o menos de la misma edad de Sebastian y estatura. Sus ojos eran dorados y su cabello iba ligeramente despeinado. Traía unas gafas que lo hacían ver intelectual y vestía ropa casual.- soy el nuevo profesor suplente Claude Faustus, el señor Brown sufrió un ligero accidente y no va a poder acompañarles dúrate el resto de la actividad. No se preocupen, yo les ayudare. Revisé el problema que tienen ahora entre sus brazos – exclamó el señor Faustus ¿mirándome? No, ese debe ser un error. Sebastian apretó su mano izquierda, mientras que con la derecha le daba el biberón a James, el cual trataba de imitar la mueca de disgusto de su padre. Okey eso son demasiado extraño. M-mi corazón palpita muy rápido-los bebés que tiene en sus brazos, no son completamente reales. Son un prototipo que los científicos inventaron para aquellas madres que no pueden tener bebés. Puede que les parezcan reales pero no lo son. En su espalda, hay un medidor que dice cuanto les falta para que acaben la prueba de paternidad y pasen la prueba. Al llegar al límite de la barra, pasaran la prueba y podrán relajarse lo que quede del mes, que son cinco días. Les deseo suerte a todos- al decir esto el señor Faustus nos dirigió la mirada hacia nosotros.
Es demasiado extraño.
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