EPÍLOGO

Jimin soltó el aire con cansancio y levantó su mirada al frente divisando los rostros de sus alumnos reposando en el suelo de la sala. Sonrió y tiró su cabello negro hacia atrás, secando algunas de las gotas de sudor en su frente.

- Buen trabajo hoy – felicitó dando una reverencia y aplaudiendo. Sus alumnos hicieron lo mismo, celebrando luego de una hora productiva de clases.

Los aprendices se pusieron de pie y se dispersaron por todo el salón en busca de sus toallas para secar el sudor luego de haber estado bailando sin parar y trabajando en mejorar sus habilidades.

Jimin secó un poco su frente y su cabello dirigiéndose a la mesa donde tenía sus cosas, dispuesto a tomar su bolso ya que había terminado su horario de trabajo más temprano ese día, iniciando así sus vacaciones. Su compañero de trabajo se encargaría de sustituirle por una semana en el centro, ya que no podían darse el lujo de que los chicos y chicas dejasen una parte tan importante de su rehabilitación como lo era la danza.

Tomó una buena cantidad de agua de tu botella de plástico para revitalizarse e hidratar su garganta.

Un chico se acercó a él con su bolso puesto al hombro y le sonrió apretando los labios.

- Profesor Park – le hizo una pequeña reverencia – Quería hacerle una pregunta...

- Claro, te escucho – le dedicó una sonrisa atentamente.

- Estaba pensando en que realmente me gusta bailar... - habló tímido, rascando su cabello con su mano. El chico era un joven de veintitrés años y estaba allí rehabilitándose por su adicción a la cocaína. Había estado tomando clases desde hacía dos meses y Jimin había notado lo entusiasmado que estaba en todas las clases – Y siento que quiero dedicarle más tiempo... quizás poder aprender más cuando termine la rehabilitación.

- Eso es fantástico, Lee – Jimin no pudo evitar sentir alegría por él – Realmente tienes mucho talento, y no dudes en pedirme ayuda en lo que sea que necesites.

- Sí... - asintió pero sus ojos delataban el no sentirse muy convencido – es sólo que no sé si pueda lograrlo... a veces siento que no puedo ser consistente con las cosas que me propongo... y tengo miedo de recaer... - suspiró, sintiéndose algo avergonzado por ello.

- Creo que estás haciendo muchos avances desde que llegaste aquí, Lee. Antes ni si quiera te gustaba estar aquí, querías irte – recordó con algo de melancolía y el chico asintió – Pero encontraste esto, ¿cierto?

- Sí – le miró ahora con atención – Y me gusta mucho.

- Es de allí donde se empieza – le sonrió – No limites tus propios sueños, yo sé que todos aquí pueden alcanzar grandes cosas, y a veces las ideas más locas nos pueden llevar a alzar nuestras alas para llegar a ser quienes queremos ser.

- ¿Incluso para un adicto como yo?

Los ojos del chico estaban viendo directamente a los suyos y Jimin sólo esperaba que no pudiera ver a través de él, que no notase cómo su mente viajaba a unos siete años atrás por unos segundos y la melancolía le atacaba. Esa inseguridad, esa forma de estigmatizarse a sí mismo, la había visto antes.

Suspiró, y aunque en su pecho vibraba aquel esbozo de angustia que jamás se iría cada vez que le recordaba, le dedicó una sonrisa reconfortante y segura al chico.

- Claro que sí. El que estés cruzando por una adicción no te quita el derecho a soñar. El hecho de que estés haciéndole frente y hayas podido estar limpio por más de dos meses habla de cómo puedes lograr algo si te lo propones, y es una prueba de sí eres consistente. Eres un gran bailarín y sé que tienes todo el potencial para aferrarte a ello y lograr lo que deseas – Lee sonrió, sintiéndose algo avergonzado por las palabras del mayor pero también sintiéndose mucho mejor.

- Gracias, profesor Park – suspiró con algo más de calma – De no ser por usted y Jeon no sé qué sería de mí – Jimin rió un poco.

- Me alegra que podamos ayudarte. No dudes nunca de hablar de lo que sea que te esté molestando o preocupando. A veces pensamos que estamos solos, pero siempre habrá alguien allí que podrá acompañarnos.

- Lo sé, y gracias de nuevo – hizo una reverencia y Jimin se sentía mejor al ver que el chico parecía estar más seguro ahora – Seguiré esforzándome.

- Lo harás bien, ahora ve a descansar.

- Nos vemos luego de su receso, profesor – se alejó saludando con su mano y siguiendo a sus compañeros.

Jimin le observó alejarse y soltó una bocanada de aire, dándose vuelta hacia el espejo del salón y mirando hacia arriba, donde estaban los cuadros con diplomas, fotografías de muestras de danza del centro, medallas y fotos de alumnos ejemplares.

Divisó entre todas ellas su favorita. La foto de uno de sus mejores amigos sonriendo mientras bailaba. Una foto de hacía siete años atrás en aquel mismo salón, donde Wooyoung brillaba como nunca antes.

Le llenaba de emoción verle en esa fotografía, saber que Wooyoung había podido encontrar algo que le hiciera feliz a pesar de todo. Le hacía recordar los mejores momentos juntos, y también le permitía recordar por qué estaba allí, esforzándose en ayudar a aquellos chicos y chicas que habían perdido su camino.

Wooyoung siempre le recordaba que debía esforzarse todos los días para que el mundo fuese un lugar mejor.

Tomó su bolso, guardó su botella de agua en él y se encaminó hacia la salida del salón.

Caminando por el pasillo se cruzó con todo tipo de conocidos que le saludaban al pasar, tanto empleados como también pacientes del centro.

En el camino se encontró con el señor del correo, quien le sonrió de lejos y alzó su mano para llamar su atención.

- Hola, Jimin – le saludó – Ha llegado un sobre para Jungkook, ¿te molestaría dárselo? – Jimin observó las manos del hombre con varias cartas y una en especial en su diestra.

- Sí, claro, iba de camino a su oficina – respondió.

- Perfecto, mándale saludos de mi parte.

- Lo haré – dio una reverencia y siguió su camino.

Cuando Jimin llegó a la habitación donde estaba la oficina de su prometido, notó que la puerta estaba abierta. Se asomó y apoyó sobre el marco de esta, observando al pelinegro con sus lentes de leer muy compenetrado en la pantalla de su laptop.

Jimin carraspeó para llamar su atención. El menor levantó su mirada y sonrió instantáneamente al verle.

- ¿Le interrumpo, Dr. Jeon? – hizo un gesto sugerente, enarcando una ceja.

- Aún soy licenciado, ese título me queda grande – replicó.

- Pero lo hace más excitante – se dispuso a entrar a la oficina y apoyándose contra el escritorio estiró su brazo con el sobre en su mano. Jungkook lo miró con curiosidad – Te llegó esto hoy, no sé qué sea.

- Oh, bueno, lo abriré en el auto.

- ¿Qué haremos hoy entonces?

- Sorpresa.

- No pierdes la costumbre – dijo con un gruñido, causándole gracia al menor.

- Son nuestras vacaciones, quiero sorprenderte, cariño – se acercó a él dándole un beso en la frente.

- Siempre me sorprendes – respondió acariciándole la mejilla con ternura.

Jungkook guardó sus pertenencias en su bolso, principalmente su laptop, su libreta, algunos libros y sus lentes en su estuche.

Los dos salieron de la habitación y despidiéndose de sus compañeros también salieron del centro de rehabilitación.

Jungkook había terminado su carrera en psicología hacía dos años y llevaba especializándose en psiquiatría y adicciones desde entonces. Había encontrado al mundo de la mente humana como un enigma sin fin, complejo e impredecible. Pero lo que más le fascinaba era la idea de poder ayudar a las personas que más lo necesitaban. Había un mundo de gente allí afuera luchando contra todo tipo de dificultades, contra pasados tormentosos y futuros sofocantes. Había visto mucho pero también sabía que había demasiado que le quedaba por ver. Aun así usaría todas sus facultades para dejar su granito de arena como pudiese, en aquel centro de rehabilitación en donde él había estado luchando contra sus monstruos siete años atrás.

No podía pedir más que estar al lado de la persona que amaba, ambos compartiendo la misma historia y la misma pasión por querer ayudar a las personas a no perder la esperanza en sus vidas.

Ambos sabían que la vida no era todo color de rosas, ni tampoco que todo era blanco o negro.

La vida era difícil y en ocasiones demasiado desalentadora y agotadora, sabían más que nadie que las luchas de todos aquellos que estaban en el centro era dura y que en ocasiones no podían evitar perderse a sí mismos, era por eso que ellos estaban ahí. Intentarían todo lo posible por compartir sus experiencias y transmitir su pasión y esperanza por la vida para evitar que haya almas perdidas sin un hogar a dónde ir.

Jungkook y Jimin se acercaron a aquel auto porsche clásico descapotable que había sido un regalo de los padres del mayor por la noticia de su compromiso.

Ambos estaban agradecidos con todo el amor que recibían de sus familias.

Choi Mina había logrado incursionar en el mundo de la estética y cuidado corporal, trabajando en un centro de spa y estando casada con un hombre desde hacía ya tres años quien había logrado cautivarla y hacerle creer nuevamente en el amor verdadero y el respeto mutuo. La pareja solía juntarse mucho con los Park a pasar tiempo juntos y compartiendo amigos en común, y estaban más que felices con la relación de sus hijos.

- Conduzco yo hoy, cariño, luces algo cansado - dijo el menor y recibió un suspiro de su pareja.

- Sí, la clase me dejó hecho polvo.

- Ya podrás descansar esta semana - le aseguró.

Jungkook entró al auto por el lado del conductor y Jimin por el contrario. Ambos dejaron sus bolsos en el pequeño espacio que había detrás de sus asientos. Las valijas con sus pertenencias estaban en el baúl.

Se acomodaron poniéndose sus cinturones de seguridad. Jimin se recostó contra su asiento estirándose y suspirando mientras chequeaba los mensajes en su celular y esperaba a que su compañero se pusiera en marcha, pero al notarle muy callado desvió sus ojos del artefacto para divisarle con sus ojos en sus manos, sosteniendo el sobre que al parecer acababa de abrir.

Frunció el ceño, esperando que su chico dijera algo al respecto, pero la cara de Jungkook estaba algo pasmada.

- ¿Qué sucede?

- Es... un cheque... una donación al centro.

- ¿Un cheque? – ladea su cabeza.

- Sí... de... dos millones de wones.

- ¿Qué? – los ojos de Jimin casi caen de sus cuencas – Mierda, ¡eso es demasiado! – exclamó sin poder creérselo. Jungkook estaba igual, pero no solo por aquella cantidad exagerada de dinero, sino por quién había hecho el cheque - ¿Y a qué se debe? ¿Quién lo envía?

- Bueno... - se detiene y niega con la cabeza, riendo un poco y Jimin se sintió aún más intrigado – No lo creerías si te lo dijera...

- En este punto de mi vida creo hasta en los unicornios – respondió incrédulo y Jungkook se carcajeó por su ocurrencia.

El menor repasó los números en el cheque, pensando en la osadía de quién se lo había mandado. Realmente superaba todas sus expectativas, y le hacía pensar en que había logrado conocer de las personas más sorprendentes. Debía admitirlo, era impresionante.

- Viene con un acertijo – suelta, confundiendo aún más a Jimin – A ver si descubres quién lo envía.

Jungkook deja el cheque dentro del sobre y en cambio sostiene en sus manos un papel que tenía un corto mensaje escrito. Aclara su voz para leer en alto a su prometido.

"Incluso estando afuera, el mundo sigue sintiéndose vacío sin él.

Jungkook, ¿Crees que los monstruos puedan dejar de serlo algún día?"

Levantó su mirada, dirigiéndola a su costado para ver a Jimin. Éste le miraba con sus labios semi-abiertos y una mirada algo perdida. No sabía si se sentía sorprendido o simplemente abatido. Quizás se trataba de que había cosas que aunque le fuesen muy difíciles de comprender o aceptar, al final terminaban superando todo lo que él había pensado. Al igual que Jungkook, había visto cosas que hasta aquel día le llenaban de una sensación extraña, a veces generando conflicto en su interior y revolviendo sus sentimientos.

Quizás le había generado esa vibración extraña en su pecho el darse cuenta de que quien había enviado ese cheque había estado años de su vida luchando contra sí mismo y contra un remordimiento inagotable.

Siete años se habían cumplido, y de todas formas la libertad parecía tan relativa en ese momento.

Al parecer el tiempo de condena había llegado a su fin pero el pasado no se borraría con ello, Yugyeom aún arrastraba todo lo que había hecho y probablemente nunca dejaríade hacerlo.

Jimin suspiró y miró a Jungkook.

- Sí – asintió – Sí, supongo que pueden dejar de serlo.

Quizás no se lo había dicho directamente a la persona que necesitaba saberlo para poder continuar con su vida ahora que estaba fuera de prisión, pero estaba seguro que en algún momento Jungkook se lo haría saber, aunque ahora no tenían manera de saber cómo contactar a Yugyeom si finalmente había sido dado de libertad, porque no le había avisado nada al pelinegro.

El cheque terminó en su billetera guardada en su bolso, y luego abrió su libreta donde solía escribir y archivar cosas importantes, guardando el mensaje del azabache en una página donde había una foto de Jungkook acompañado de Jimin y de Wooyoung. Cerró la libreta y la guardó en la guantera del coche.

Jungkook había estado por largos años de su vida preguntándose lo mismo que Yugeyom, como si tuviese alguna clase de esperanza de poder ser un humano con sentimientos. Era esa la razón por la que había logrado simpatizar con él. 

Había sido un largo camino pero finalmente había podido convertirse en una mejor persona y podía ahora sentirse orgulloso de ello.

Le era difícil el creer como luego de tantos años las cosas seguían andando, pero de todas formas el pasado no dejaba de estar presente con ellos. No obstante, más que un castigo ahora lo veían como una evidencia de todo lo que habían logrado enfrentar.

Jungkook sentía tan lejano aquel tiempo donde recién comenzaba a relacionarse con Jimin, donde sus sentimientos eran tan confusos que su vida no tenía sentido de ser, tan torpe y tan inconsciente de todo lo que en un futuro sus acciones ocasionarían y cómo le condenarían a una oscuridad que jamás hubiera imaginado que llegaría a enfrentar.

Tenía la dicha de haber podido conseguir permanecer junto al amor de su vida pese a todo lo que había ocasionado su comportamiento imprudente pero no olvidaría todas las personas a las que había dañado, no olvidaría de dónde venía tampoco. De aquella familia disfuncional y falta de amor que le había obligado a dejar sus sentimientos de lado para poder encajar satisfaciendo las demandas de terceros.

Nunca olvidaría los traumas de su niñez pero tampoco olvidaría las cosas más bellas que había sentido al ver a quien sería el amor y compañero en su vida años después.

Nunca olvidaría la cantidad de experiencias y sensaciones que Jimin le había hecho vivir, vivir como si no importase nada más, haciéndole sentir cada vez más cerca de lo que siempre había querido; libertad.

Sí, la libertad era relativa, y por experiencia propia esperaba que Yugyeom pudiese encontrarla algún día, aunque el peso de haber perdido a la única persona que había amado le perseguiría para siempre, pero realmente esperaba que pudiera tener una oportunidad de volver a sentir, de permitirse ser humano y vivir la vida como uno, llorando y riendo.

Jungkook finalmente puso en marcha el auto.

- ¿Estás listo?

- Claro, nací listo, cariño – soltó seguro Jimin, sonriéndole y acercándose a él. Jungkook sonrió al tenerle tan cerca y sentir sus labios rozándose.

- Te amo – le dijo antes de unirse en un beso dulce y prolongado, sintiendo el aire golpeando sus rostros, sus cabellos revoloteando en el viento y sus corazones latiendo tan libremente en sintonía con el otro.

Era así como sabía la libertad para Jungkook, en un mundo donde a pesar de la oscuridad sentía que podía perderse sin importar nada más, porque percibía la mano de Jimin junto a la suya constantemente, recordándole que no estaba solo y porque finalmente había logrado comprender las cosas de su pasado hasta poder aceptarlas.

Porque finalmente estaba viviendo su propia vida como siempre lo había deseado, eligiendo ayudar a las personas que estaban en una situación tan difícil como él lo había estado en el pasado, siempre teniendo a Wooyoung en su mente y en su corazón. Eligiendo cómo vivir, disfrutando de los nuevos lazos familiares, del verdadero amor de una familia cálida y sus amigos siempre cuidando su espalda. Eligiendo decirle "Te amo" al chico con quien siempre había soñado y viviendo el amor de la forma más pura y eufórica como jamás se había imaginado tener el privilegio de hacerlo, sin que nadie le juzgase o dijera a quién tenía que amar.

Jungkook condujo por la carretera, entre los autos y con la vista de los edificios a un lado y de la playa del otro, con Jimin de acompañante hablando mientras acariciaba su mano sobre la palanca de cambios.

Y era eso todo lo que Jungkook necesitaba.


Aprender a perdonar y encontrar la libertad.

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Y con esto doy por finalizada esta historia.

Bueno, gente bella, ¿Qué decir? Espero les haya gustado el final, el desenlace de la historia en general, y que a pesar de la gran cantidad de drama también se queden con los momentos lindos que vivieron Jungkook y Jimin a lo largo de todo el fic.

No me queda más que agradecerles por haberme seguido a la oscura perdición (? Para los que llegaron hasta el final: gracias y me disculpo por haberles hecho sufrir tanto.

Este fic es muy especial y muy personal. Hay una gran cantidad de mí en esta historia, desde situaciones hasta sentimientos/emociones. 

Retomé ir a terapia a principio de este año, y debo decir que usé esta historia como desahogo porque estoy tratando de superar muchas cosas para salir adelante. Este último tiempo ha sido terrible para mí, la mayoría de los pensamientos de Jungkook están basados en mi propia experiencia. El vacío, el sentirse diferente, el no encontrar un lugar al cual pertenecer, el autodesprecio, el buscar la libertad.

Pero también, a pesar de las cosas negativas, aproveché a volcar cosas positivas que he aprendido, y espero que a alguien le sirva o encuentre algún tipo de consuelo/ayuda/herramienta. 

Ojalá que esta historia les haya gustado, que hayan podido aprender cosas a partir de las situaciones más dolorosas y que se hayan enamorado de Jimin y Jungkook a pesar de todos los errores que como humanos cometieron. 

Mil gracias por leerme, si les gustó la historia espero puedan recomendarla para llegar a más gente. Y gracias por sus votos también!

Sigo escribiendo otras historias para publicar, pero me tomaré mi tiempo porque estoy con muchas cosas de las que me tengo que encargar. Pero ya volveré a publicar algo a medida que vaya avanzando.

Así que nos leemos próximamente 🌠

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