36. Te sigo mar adentro (FINAL)
Jungkook POV.
Llevaba parado allí hacía unos cinco minutos, apoyado contra el capó de la camioneta de Namjoon que estaba estacionada en el estacionamiento del campus de la universidad.
Sí, me encontraba en la universidad. Mi antigua universidad.
El día estaba ideal para estar justo allí, mirando el cielo despejado adornado sólo con un par de nubes que se movían por la característica brisa de la ciudad de Busan. El aroma a verano llenaba mis fosas nasales y me hacía cerrar los ojos por cortos minutos, disfrutando de la calma del lugar.
Podía escuchar la música a lo lejos que provenía del campo de rugby. Al parecer la banda de marcha de la universidad estaba dando su acto de despedida a los graduados. Podía ver a la muchedumbre a lo lejos, más no distinguir exactamente qué estaba sucediendo en la celebración.
Bajé mi mirada nuevamente a donde me encontraba, entre las hileras de autos y motocicletas, la luz solar me daba de lleno, agradecía tener mis lentes de sol puestos. Pero incluso teniéndolos puestos, no había podido pasar desapercibido de las miradas de las personas a mi alrededor.
Al llegar pude ver algunas caras conocidas, y no voy a mentir, había sentido cómo los nervios se hacían presentes en mi estómago como un enjambre de avispas, pero yo no me perdería de al menos estar esperando a mi novio al final de su graduación.
De todas formas, las miradas que recibía duraban sólo unos pocos segundos, porque cuando se daban cuenta que les notaba observándome, incluso a pesar de llevar mis ojos ocultos tras los lentes, los estudiantes que me miraban desviaban sus miradas al instante.
Me preguntaba en cuántas cosas estarían pensando, en cuál era la razón específica por la que me miraban con asombro e impresión.
La expresión que llevaban era la equivalente a ver un fantasma frente a sus ojos. Quizás era así porque había desaparecido por muchísimo tiempo.
Sin embargo, no sabía si era porque no podían dejar de recordar a Soojin al verme, o si era que el hecho de todo lo que había salido en las noticias pasaba por sus cabezas como un recordatorio de lo miserable que había sido mi vida aquellos últimos cuatro años. Bueno, realmente no habían sido miserables todos esos años, más bien el primero y parte del segundo, aunque había sido una tortura que parecía no tener fin el haber estado luchando con el caso del hermano de Soojin, rodeado de oficiales de policía, abogados y fiscales.
Miré a mi alrededor, algunos alumnos pasaban por allí sin prestarme atención mientras que otros parecían reconocer quién era. Me miraban con la confusión de miles de preguntas plantada en sus rostros y luego seguían con sus vidas, como todo el mundo. Y tal y como yo lo hacía después de todo ese tiempo.
Exhalé una buena bocanada de aire y saqué mi celular del bolsillo trasero de mi pantalón, tecleando un número en específico y esperando a que atendieran mi llamada.
Me atendió un hombre con voz gruesa y cuando le dije mi nombre y con quién quería hablar me dijo que me dejaría en espera unos minutos, así que esperé pacientemente.
Luego de cinco minutos pude escuchar su voz.
- ¿Sabes? El día que pueda librarme de ti será el día que me convierta en sacerdote de una iglesia.
- ¿Puedes ser sacerdote luego de pasar tantos años en la cárcel? – fruncí el ceño al pensar en la idea.
- Lo dudo mucho – respondió y suspiró - ¿Tanto me extrañas?
- Sigue soñando – reí.
- Entonces, ¿Puedo saber a qué se debe tu llamado?
- Jimin y algunos de mis amigos se gradúan hoy. Estoy parado en medio del estacionamiento del campus de la universidad.
- ¿Estás en la universidad? – pude notar su tono lleno de asombro. Yo solté un sonido de asentimiento – Increíble – dijo entre risas - ¿Qué se siente?
- Todos me miran como si fuese un fantasma o alguna clase de muerto viviente que resucitó de repente – le escuché carcajearse del otro lado de la línea.
- No me sorprende.
- En fin, te llamaba para comunicarte que hoy sería el día de nuestra graduación. ¿Cómo te sientes al respecto?
- Sinceramente, estando en la cárcel y teniendo que cuidarme el culo todos los días, me interesa un carajo qué pasa en ese lugar de mierda.
- ¿Aún siguen acosándote? – inquirí con una ceja alzada, mientras miraba más allá del estacionamiento a los estudiantes pasar por los senderos de edificio en edificio y hacia los campos de deporte.
- Ya han pasado años así que pude hacerme de un grupo de aquí para conseguir protección, pero hay peleas constantes – su tono sonaba cansado e irritado. Llevar una vida en prisión claramente era algo que consumía las energías de cualquiera.
- ¿Y tu padre? ¿Qué sucedió con él?
- Sigue sin importarle. Aún no me ha llamado ni una sola vez, desde que me dijo que me merecía que la pasara duro aquí dentro. Ya sabes, la deshonra de la familia.
- Oh, claro que lo sé – respondí con una risa recordando a mi padre.
Desde que Yugyeom había presentado evidencia no sólo en su contra sino también en contra del hermano de Soojin, él había ido a prisión bajo una condena de siete años. La condena por abuso sexual debía haber sido de diez años pero el hecho de que él había aportado evidencia para abrir una nueva investigación contra el hermano de Soojin había sido una pauta para reducir su condena acordada por su abogado. En ese momento el hermano de Soojin era sospechoso de haber estado detrás de todas las amenazas y violencia que recibí, además de ser intimidado para dejar mi carrera y mi casa en la ciudad, por lo tanto se le fueron impuestas causas por amenaza, intimidación, violencia, secuestro y violación de propiedad privada por haber pagado a Yugyeom para meterse en mi casa todas las veces que estaba encargado de escarmentarme.
La investigación fue rigurosa, larga y asquerosamente tortuosa, tardando casi tres años enteros en que el juicio final llegase y el hermano de Soojin haya sido declarado culpable por el jurado en plena asamblea pública. El caso había salido en los periódicos y obviamente en el periódico universitario por haber involucrado a dos de sus ex estudiantes; Yugyeom y yo.
No era grato estar en la universidad luego de que todas las personas supieran lo que había sucedido, pero al menos sabían que yo había sido inculpado de violación, y que en realidad mi historia con Soojin había sido otra. Hyunjin, por su lado, terminó por cambiarse de universidad por haber terminado involucrado de una u otra manera con el hermano de Soojin aunque no había pruebas suficientes para darle una condena, él sólo había estado allí para joderme la vida en la universidad, aunque había sido el principal causante de que el hermano de Soojin y su familia pensaran que yo había sido quien había abusado de ella y que el embarazo podía ser prueba de ello.
Las cosas eran demasiado complejas, pero podía estar tranquilo de que todo había vuelto a su lugar de a poco. Al menos medianamente.
- ¿En qué piensas? – pregunta Yugyeom de repente.
- En todo – respondí, cambiando mi celular de oreja porque ya sentía la derecha arder – Yugyeom...
- ¿Hm?
- ¿Le extrañas?
No pude escuchar nada del otro lado de la línea, incluso su respiración parecía haberse detenido por unos segundos.
Sentía mi corazón estrujarse cada vez que me acordaba de él. Aunque siempre le recordaba con mucho amor y tenía en mente todos los lindos momentos que había pasado con él, una gran parte de mi corazón deseaba verle aunque fuese una vez más.
Yugyeom no respondió. Entonces decidí hablar.
- A veces realmente quiero verle... siento que el tiempo pasa más lento cuando le recuerdo... como si algo dentro de mí se resistiera a seguir caminando sin él – sonreí con tristeza, apretando mis labios y moviendo mi mano libre sobre mi muslo – Quisiera poder verle y contarle todo lo que ha pasado este tiempo. Decirle que las cosas están yendo mejor, que me gustaría que estuviera aquí... lo único que puedo hacer es ir a visitarle al cementerio y hablarle con la esperanza de que me escuche – negué con la cabeza y llevé mis dedos a mis ojos, frotándolos para quitar las pequeñas lágrimas que se habían juntado en mis lagrimales.
Respiré profundo y volví a mirar hacia el frente, a la calma del estacionamiento siendo bañado por el sol naranja.
Escuché un sonido del otro lado, una exhalación forzada o un jadeo más bien.
- ¿Yu...? – llamé su nombre cuando escuché su respiración agitada. Bajé mi mirada y mordí mi labio conforme sentía todo mi cuerpo estremeciéndose – Sí... yo también le extraño mucho – murmuré, comprendiendo que estaba llorando.
- Recuerdas... - dijo intentando controlar el temblor de su voz - ¿Recuerdas la vez que él y yo discutimos? En el pasillo de la pensión.
- Sí... recuerdo.
Había tenido que buscar un poco en mi cabeza para poder recordar exactamente a qué se refería. No era como si ellos hubieran discutido demasiado, aunque el último tiempo lo hacían, desde que habían estado saliendo oficialmente como pareja. Pero había pasado tanto tiempo desde entonces, a veces sentía que las cosas se iban desvaneciendo de a poco. A veces tenía demasiado miedo de olvidar cómo se oía la voz de Wooyoung en todos sus estados, cuando reía, cuando hablaba serio, cuando contaba chistes, cuando murmuraba, cuando decía que me quería.
- Me había dicho que eso no se arreglaba con una simple disculpa y que no iba a arreglarse.
- Sí... - asentí con la cabeza a pesar que él no pudiera verme, recordando a la perfección esa pelea. Yo estaba con Jimin presenciándolo.
- Luego me dijo que yo no entendía nada. Que nunca lo había entendido.
Arrastró las palabras de una manera que nunca pensé llegar a escucharle, luchando contra las ganas de su voz de cortarse y quebrarse por completo. De tan sólo escucharle mi cuerpo temblaba, su voz estaba tan pesada y sonaba tan desolador.
Extrañar a Wooyoung era terriblemente desolador, pero lo peor era el haber cometido el error de abrirle aún más una herida que nunca había logrado sanar.
- Mi vida... se ha detenido para siempre. ¿Crees... que sea porque haya querido castigarme? Castigarme por haberle hecho sentir tan solo... tan desprotegido... - sorbió por su nariz y chistó con su lengua – Mierda... - masculló con enojo, probablemente hacia sí mismo.
- No quiso castigarte... él nunca te haría eso, él realmente te quería – aseguré, recordando cómo Wooyoung se sentía respecto a él – Es sólo que... él estaba muy dañado... y nadie pudo hacer nada por él. No te culpes, Yu. Hubiéramos hecho todo lo posible, hubiéramos vendido nuestras almas para salvarle, pero simplemente no funciona así, ¿sabes? – él continuaba jadeando, intentando ahogar los sollozos del otro lado de la línea y a mí se me comenzaba a quebrar la voz también – Déjale ir. Sigue amándole con todas tus fuerzas pero déjale ir.
Me quedé en silencio, escuchando cómo maldecía por lo bajo, sin poder contener su llanto como si hubiera estado aguantándolo por años, y es que probablemente así había sido.
Me sentía impotente, me sentía terrible, porque no había manera de cambiar nada. No había forma de hacer las cosas diferentes. Wooyoung jamás hubiera querido castigar a Yugyeom, pero su partida había desencadenado un castigo que duraría para toda su vida, que le había robado el corazón que incluso Yugyeom pensaba no existía en él mismo, hasta que Wooyoung le dio forma, lo acarició y lo endulzó con sus manos como si él mismo lo hubiese creado. Y así como había hecho nacer en el azabache los sentimiento más humanos que alguna vez había podido sentir, así como había hecho latir su corazón que parecía estar muerto, terminó por llevárselo con él.
El sol estaba hermoso esa tarde, me hacía sentir cálido a pesar de la frialdad de Yugyeom, quien probablemente vivía mirando hacia el cielo imaginándose el estar en libertad, cómo se sentiría estar realmente libre, no físicamente, no fuera de la cárcel, sino en el alma. Probablemente la última vez que se había sentido libre habría sido estando con Wooyoung, porque lo queramos o no, los mejores momentos que podemos seleccionar de nuestras vidas siempre son aquellos donde estamos con quienes amamos, con las personas que vuelven nuestros momentos únicos y que nos hacen sentir especiales. Tan especiales y humanos al mismo tiempo. Momentos finitos, pero que existirían eternamente en nuestra memoria. Como Wooyoung en mi mente, en la de Jimin y en la de Yugyeom.
Miré en dirección hacia el campo de rugby y pude ver un tumulto de gente moverse fuera de éste, haciendo mucho ruido, celebrando mientras cantaban y aplaudían aún a la música que se escuchaba de fondo.
Suspiré y volví mi atención a la llamada. Yugyeom se había calmado un poco.
- Debo colgar... los chicos estarán aquí en cualquier momento – expliqué, carraspeando un poco y preparándome para despedirme – Espero que estés bien...
- Jungkook – su voz sonó algo más alta que antes, parándome en seco.
- ¿Si?
- Nunca... - murmuró con inseguridad – Nunca dejes de llamarme ¿quieres?
El bello de mi piel se erizó en mis brazos del asombro, o quizás por su tono tan poco propio de él.
Sonreí levemente y asentí con la cabeza.
- Claro que no. Nunca dejaré de llamarte – aseguré – Aunque no te hagas ilusiones de que sea porque te extraño – dije como chiste.
- Lo sé – yo reí por su tono tremendamente serio.
- Hey, no te-
- Y sé que unas simples palabras no arreglarán nada... pero lo siento.
Me dejó boquiabierto por lo repentino y extraño de sus palabras. Un leve silencio se hizo por ambos lados de la línea, me había dejado mudo. Pero cuando quise responder, decir algo, escuché un pitido del otro lado.
- ¿Yugyeom?
Pregunté, pero al parecer la llamada se terminó sin dejarme replicar.
Alejé mi celular de mi oreja para mirar la pantalla, confirmando que efectivamente él había colgado.
Suspiré y negué con la cabeza. Supuse que esa charla había sido suficientemente abrumadora para él.
No había esperado esas palabras de su parte, era algo que ni si quiera había tenido en cuenta en algún momento porque para ser sincero no me interesaba que se disculpara, porque tal y como él lo había dicho, y le había dejado en claro Wooyoung, lo que había hecho no se borraba con una simple disculpa. Eso pensaba en el pasado, pero ahora, en ese instante donde todo lo que había pasado era ya tan lejano, sentía que era capaz de aceptar sus disculpas. Eran sinceras, yo lo sabía, y lo agradecía. Además de todo, era increíble mirar hacia atrás y darme cuenta que a pesar de mis problemas con Yugyeom, hicimos lo posible por convivir juntos, y en todas las veces que yo estaba a punto de perder los estribos de mi vida, él hacía lo que podía para poner mis pies sobre la tierra.
Parecía irreal y hasta irónico, pero él había hecho muchas cosas por mí, o quizás las había hecho por Wooyoung, no lo sabía, pero era suficiente para mí.
Volví a mirar a la altura del horizonte, la muchedumbre esparciéndose por todo el campus a lo lejos, algunos ya llegando al estacionamiento paseándose entre las líneas de vehículos vestidos con sus togas y sombreros de graduación negros con detalles en dorado. La mayoría iban en grupos y acompañados por familiares y amigos, hablando alegremente, recibiendo saludos de felicitaciones, flores y regalos. La emoción se percibía en el aire.
Mientras tanto, yo continuaba mirando por encima de todas las personas que se interponían en mi campo de visión, buscando un indicio de que mi novio y mis amigos estuviesen por allí.
Finalmente les vi a lo lejos, cruzando palabras y saludos con otros alumnos, graduados y no graduados. Ellos iban acercándose, sin embargo sólo había logrado divisar a Namjoon con Jin, quienes sólo habían ido a ver la ceremonia porque se habían graduado el año anterior. También vi a Taehyung con Hoseok vestidos con sus togas.
Luego de un rato pude ver a Yoongi con su novia, él también se había graduado con antelación. Las personas seguían tapándome un poco, y comenzaba a impacientarme por no poder ver a Jimin.
No quería acercarme demasiado porque no quería terminar en medio del campus, pero comencé a caminar, en momentos poniéndome en puntas de pie, estirando el cuello para ver sobre las cabezas que había a mi alrededor y funcionaban como murallas. Pedí permiso a todos, sin siquiera prestar atención a quienes eran, y fui pasando de ellos y abriéndome paso.
Finalmente pude ver a Jimin a lo lejos y apuré un poco mis pasos, quitándome los lentes de sol y aún pasando los obstáculos de quienes se cruzaban en mi camino. Jimin levantó su cabeza, girándola justo hacia el estacionamiento y mirando hacia el fondo para poder verme. Levanté mi mano para hacerme notar y fue cuando abrió sus ojos grandes y al instante sonrió. Se quitó el sombrero de graduación y lo agitó en el aire en forma de saludo como si dijera "¡Hey! Me he graduado". La alegría en su rostro se me contagiaba y no pude evitar reír por lo adorable que era.
Entonces comenzó a caminar en mi dirección, una gran distancia nos separaba aún, así que yo hice lo mismo de a poco aumentando mi velocidad a medida que veía que él comenzaba a dar pasos más rápidos, hasta que comenzó a correr.
Como si fuéramos unos niños o adolescentes que no se habían visto en mucho tiempo, corrimos el uno hacia el otro, esquivando a todas las personas de en medio que andaban como si nada, en ocasiones empujando a algunos pero nos daba igual.
Corrí hasta que finalmente nos encontramos, soltó el sombrero en el aire y pegó un salto hacia mí, y por reflejo le tomé en mis brazos en un abrazo mientras me rodeaba con sus piernas la cintura y yo le sostenía fuerte con mis brazos cruzados en su espalda.
Me miró por unos segundos y juntó sus labios con los míos en un beso afectuoso que recibí con gusto y con la misma intensidad. Sus manos cruzadas en el dorso de mi cuello profundizaban el acto en un beso más íntimo pero cariñoso.
Nos separamos unos pocos centímetros de nuestras bocas y sonreímos.
- Felicitaciones, cariño... - susurré. Él sonrió de esa manera tan hermosa, con el brillo de sus ojos castaños filtrándose entere sus ojos rasgados y su dentadura perfecta en su preciosa sonrisa. Mi corazón palpitaba con felicidad con tan solo verle brillar así – Estás hermoso – dije por el sutil maquillaje que tenía en su rostro, la sombra en la esquina de sus ojos y su cabello rubio peinado en los costados hacia atrás con un poco de laca.
- Gracias – respondió con una risita adorable y me dio un pequeño beso en la comisura de mis labios, luego otro en la mejilla - ¿Cómo te ha ido en clases?
- Bien, aunque no pude concentrarme demasiado pensando en ti – él se rió y entonces desenroscó sus piernas de mi cuerpo, separándonos un poco y ya quedando con sus pies sobre el sueño – Aunque son las últimas clases del semestre – me encogí de hombros.
Hacía ya un año que había logrado entrar a otra universidad, a unos cincuenta minutos de donde vivía con Jimin en el centro de la ciudad desde que me había librado del hermano de Soojin. Había iniciado la carrera de psicología y me gustaba mucho de lo que iba aprendiendo. Esperaba lograr poder hacer grandes cosas con ello en un futuro. Finalmente había podido encontrar algo que me gustaba estudiar y motivaba a mejorar, ayudando a otros.
- ¿Y por qué te distraías conmigo? – preguntó traviesamente.
- Estaba ansioso por verte vestido así – dije tomándole de las manos y alejándome un poco para verle de pies a cabeza vestido con su toga negra – Y ya graduado luego de tanto esfuerzo – le abracé y besé su frente – te lo mereces.
- Estoy tan feliz de que estés aquí... pensé que estarías fuera...
- Digamos que mandé todo al carajo a último momento – solté una carcajada.
- ¿Y cómo te sientes?
- Nada mal – hice una mueca algo desinteresada, no había sido tan terrible – Casi que me sentí como una celebridad.
- Oh, por eso los lentes – dijo con un tono gracioso señalando los lentes de sol en mi mano y yo reí asintiendo. Miré sobre su hombro y noté a nuestros amigos acercándose.
- ¡Kookie! – dijo Taehyung con emoción al verme y se acercó para darme un abrazo, apretujándome.
- Felicitaciones, Tae – dije recibiendo su abrazo. Al momento que se separó Yoongi vino a abrazarme también.
- Tendrías que haber estado para ver cómo Taehyung se levantó la toga y mostró su trasero frente a las autoridades con sus compañeros – dijo riendo de tan solo recordarlo.
- Mierda, me lo perdí – me quejé.
- No te preocupes, lo grabé todo – aclaró Jin apoyando su mano sobre mi hombro, sintiéndose orgulloso por su actuar. Miré a un costado y vi a la novia de Yoongi mirarme con una leve sonrisa.
- Hola, Jieun. Felicitaciones – le dije cortésmente y ella me agradeció, siendo tomada de la mano por Yoongi – Felicitaciones a los cuatro – les sonreí, sintiéndome contento de ver a mis amigos y mi novio graduados.
- ¿Están listos para ir a la playa? – preguntó Hoseok, mirándonos y todos asentimos con emoción en anticipación a la celebración en la playa.
- Andando – Namjoon dio un aplauso al viento y todos nos pusimos en marcha hacia su camioneta.
En la camioneta de Namjoon, como de costumbre, entrábamos todos.
La parte trasera al aire libre nos permitía disfrutar del viento a medida que estábamos en movimiento, recorriendo las calles de la ciudad entre los rascacielos al salir de la universidad.
Estaba justo con Jimin a mi lado, y miraba cómo gracias al atardecer las luces comenzaban a brillar en toda la ciudad, asombrado por la cantidad de matices, colores y texturas que tenía Busan para ofrecer, como si nunca lo hubiera apreciado de verdad, pero en ese momento sentía como si fuese la primera vez que veía aquella ciudad tan hermosa.
Jimin también observaba todo con atención y sin que él lo notara me quedé mirándole, siempre poniendo atención a cada parte de él. Sus ojos asombrados por lo que veía, completamente absorto en lo llamativo de los flashes de luces pasando velozmente por encima de nuestras cabezas. Su enorme sonrisa, su cabello rubio batiéndose al aire libremente, su toga ondeando por la ráfaga de viento. Giró su rostro a mirarme y alzó sus cejas, mirándome con diversión al percatarse de lo perdido que estaba viéndole, como si se tratase del tesoro más valioso del universo.
Lo era, el más valioso de mi universo.
Estiré mi brazo y acaricié con amor su mejilla. Él ladeó un poco su cabeza, recibiendo el tacto y acunándose contra mi mano.
Namjoon estacionó una vez entró a la playa por una entrada ancha que encontró para que pudieran entrar vehículos.
Todos nos bajamos, impacientes por sentir la arena en nuestros pies, quitándonos nuestro calzado. Había más personas de la universidad esparcidas por allí y otros juntos en una fogata que habían armado con el sentido de hacer una fiesta, celebrando a la luz de antorchas y música.
Jimin y yo caminamos tomados de la mano hacia el mar, viendo cómo nuestros amigos corrían como si la vida fuese demasiado corta para alcanzar el agua.
Me quedé parado, generando que mi mano se soltase de la de Jimin repentinamente. Miré la escena, de mis amigos arremetiendo contra las olas, riendo y zambulléndose.
Jimin se volteó extrañado y me miró con el ceño fruncido y haciéndose sombra con una mano por el sol que tenía de frente.
- ¿Qué sucede? – pregunta, y yo sonreí de lado.
- Sólo quiero grabar en mi cabeza este momento – dije mirando cada detalle del escenario.
Hoseok y Taehyung declarándoles una guerra de agua a Yoongi y Jieun que ninguno parecía querer perder. Namjoon y Jin soltando carcajadas, tirando agua hacia ninguna dirección en particular. Y por último y no menos importante, Jimin mirándome con curiosidad y sus labios algo abultados.
Reí un poco y me acerqué a él tomándole de las manos.
- Quiero grabarte en mi cabeza para siempre. Quiero hacer de los mejores momentos contigo, de los más inolvidables – apoyé mi frente contra la de él. Jimin cerró sus ojos y sonrió.
- Y yo quiero acompañarte en todos ellos. Quiero vivir todo contigo, Jungkook. Todo lo quiero contigo – abrió sus ojos y pude notar las lágrimas en ellos. Sujeté su rostro entre mis manos y le bese. El viento aún volaba nuestros cabellos y nuestra ropa, trayéndonos algunas gotas perdidas del mar.
- Te amo y soy feliz de tenerte.
- Te amo más – sonrió y una lágrima rodó por su mejilla – Ojalá... hubiera podido ahorrarte tanto dolor – apretó sus labios, intentando ocultar su tristeza tras una sonrisa insegura. Yo negué con la cabeza.
- Si no hubiera ocurrido todo lo que ocurrió... no estaríamos así hoy. No hubiéramos aprendido tantas cosas... no hubiéramos sido tan fuertes como lo somos hoy. Y no... no hubiéramos conocido a Woo – fue entonces que apretó sus párpados con fuerza y las lágrimas se intensificaron. Me acerqué a su rostro y planté besos cálidos en sus labios, quería mostrarle que le amaba y que estaba bien, que estaríamos bien – Nunca dejaremos de extrañarle, pero al menos estamos juntos en esto...
- Incluso luego de tres años siento... que sólo necesito un segundo más para hacerle saber lo importante que era para nosotros... - su labio inferior tembló, al igual que su voz, partiéndome al medio con sus palabras y el dolor en su rostro.
- Lo sé... yo igual lo siento – le abracé fuerte, rodeando sus hombros con mis brazos para darle soporte, para que supiera que yo estaba allí para protegerle.
El viento y el ruido constante de las olas golpeando y rompiendo entre ellas se escuchaba alto, tapando los pequeños sollozos de mi novio. Los gritos y risas de nuestros amigos se mezclaban con los sonidos del mar.
Cerré mis ojos y respiré con calma, sonriendo luego.
- Él sabía que le amábamos, Jimin. Todos los momentos que pasábamos juntos, hasta el último, doy fe de que le diste todo el amor que tenías para dar y sé que lo guardó en lo más profundo de su corazón. Haremos lo mejor que podamos para hacerle sentir orgulloso de nosotros, ¿de acuerdo?
Sobé su espalda y él asintió. Me separé nuevamente un poco para secar sus lágrimas suavemente con mis dedos, acariciando sus mejillas rojas. Le di un beso en la punta de su pequeña nariz y me sonrió aún con su mirada un poco triste.
- Y yo estoy muy orgulloso de ti, luego de todo lo que has pasado, eres un graduado, y con honores. No podría esperar menos de ti – él rio algo avergonzado.
- No es la gran cosa – negó modesto.
- ¡Claro que lo es! – exclamé.
- Tú deberías graduarte con honores por haber soportado a tu novio perdiendo la cabeza por el estrés y los exámenes.
- Sabes que disfruto de acompañarte y ayudarte a distraerte.
- Sí, a veces logras distraerme demasiado – frunció sus labios luego de reprocharme aquello, haciéndome reír.
- ¡Hey! ¡Romeo y Julieta! – grita Jin desde lo lejos, haciendo que ambos volteemos nuestros rostros hacia donde ellos se encontraban, aún dentro del mar - ¡Ya vengan o iremos a buscarlos!
- ¡No seas metido! – respondió Jimin y yo reí.
- Tiene razón – dije poniendo mis manos en su trasero y levantándolo hacia arriba, alzándole.
- ¡Wow! – expresó sorprendido y me rodeó con sus piernas y brazos para encontrar estabilidad.
Comencé a caminar hacia donde nuestros amigos, ya sintiendo la arena mojada bajo las plantas de mis pies, estaba fría y peor fue cuando sentí el agua llegar a ellos. Solté una queja porque todo mi cuerpo se congelo. Jimin soltó una carcajada por mi reacción.
- Mierda... esto estará duro – dijo mirando hacia abajo y viendo cómo íbamos pasando de las primeras pequeñas olas que ya llegaban hasta mis rodillas.
- Ya siento que se me congelan los huevos – mascullé entre dientes y él estalló en risas, contagiándome a mí también – No me hagas reír que sino te me caerás.
- ¡Tú me hiciste reír! – protestó y mordió la piel sobre mi mandíbula – Si quieres te los caliento...
- Es temprano para eso, cariño...
- Oh... así que de repente respetas los horarios – se burló, pero luego soltó un gritito cuando sintió el agua llegar a su trasero y sus piernas – ¡Oh, carajos!
- Además... - hablé con mi mandíbula temblando por el shock de temperatura en todo mi cuerpo – estamos en público.
- Como si no lo hubiéramos hecho en público... - rió con ironía. Bueno, era un buen punto.
Finalmente llegamos a donde nuestros amigos y no tardaron en terminar de empaparnos por completo, tirándonos litros de agua batiendo sus manos en el mar. Además, las olas llegaban y rompían contra nuestros cuerpos, yo hacía todo lo posible para que no nos tirasen a ambos.
Era bueno saber que incluso después de todo, nada había cambiado entre nosotros.
Recibimos como pudimos la tormenta de agua. Jimin se aferró como un bebé koala a mí, escondiendo su rostro en mi cuello. Yo cerré mis ojos y apreté mis labios con fuerza para evitar que el agua me entrara.
Cuando dejaron de molestarnos para seguir con lo suyo, Jimin soltó una risa y comenzó a barrer el exceso de agua de cara con sus pequeñas manos y sobre todo de mis ojos para que pudiese abrirlos.
- Mierda, siento la sal por todos lados – dije sacando la lengua disgustado. Inesperadamente Jimin sacó la suya, lamiéndome y degustando.
- Sí... demasiado salado – arrugó un poco su nariz.
- No importa, bésame – estiré mis labios y él me mordió – Ouch... no hagas eso o te suelto...
- No me soltarías, ¿Qué tal si me pierdo en el mar y no vuelvo? – me carcajeé por su extraña excusa.
- Sabes nadar, además no estamos tan al fondo.
- Igual, no me sueltes – se movió contra mí y comenzó a querer quitarse la toga, en esa posición, lo cual era bastante incómodo, pero aun así le ayudé hasta que se la quitó. La sostuvo con una mano y me volvió a rodear con sus brazos sobre mis hombros para pegar completamente su cuerpo al mío y sus labios a mi boca, besándome intensamente.
Entre toda el agua fría y las olas que seguían llegando, sentí la anatomía de su cuerpo contra el mío y el calor que emanaba, tan reconfortante y placentero. Le sostuve fuerte, en ocasiones pegando pequeños saltos para sobrepasar las olas que venían en ondas y no llegaban a romper contra nuestros cuerpos.
Nos besábamos apasionadamente y en ocasiones reíamos por nuestros tontos intentos por no caernos. Saboreábamos el agua de mar, la sal en los labios del otro y era un tanto extraño pero estábamos demasiado embobados con el otro, sumergidos en nuestro mundo como siempre, sumergidos en ese mar en el que yo a veces me encontraba completamente solo y vacío en mi mente, pero ahora estaba ahí, con él, con la persona con la que siempre sentí que debía estar. Con el chico de quien me había enamorado a primera vista a una inocente edad y que a pesar de todas las circunstancias no había querido dejar ir.
No me había rendido a él, no me había rendido a un nosotros. Y además, no me había rendido a mí mismo.
Allí, en ese escenario donde la luz del sol comenzaba a esconderse para dar lugar al elegante resplandor de la luna, acompañada de las miles de estrellas donde descansaba una luz en particular que guiaba nuestros corazones a pesar de su ausencia. Una luz más en el cielo que nunca se apagaría y permanecería siendo la más brillante para mí, para Jimin y para Yugyeom.
Allí rodeado de aquellos amigos que la vida me había dado y tenía el agrado de volver a compartir momentos con ellos como si el tiempo jamás hubiese pasado, como si aún siguiésemos siendo aquellos jóvenes que vivían la vida al máximo y lograban olvidar al mundo y sus preocupaciones cuando estaban juntos.
Allí, con la persona que más amaba en mis brazos, compartiendo ese momento como si fuera el primero y como si fuera el último; sin nada que pudiese detenernos de amarnos con locura.
- Siento que podría perderme en el océano ahora mismo y no me importaría – dije contra sus labios, sintiendo la corriente contra nuestros cuerpos.
- Perdámonos entonces – me miró con una sonrisa segura, apostando a todo lo que estaba por venir.
- ¿Me sigues? – le pregunté, sonriéndole con diversión y él rió en respuesta.
- Te sigo mar adentro. Te sigo a la oscura perdición, cariño.
Fin
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Buen jueves, gente bella. Acá estamos, "Te sigo" ha llegado a su fin. 👏🏻
Ya saben que queda el epílogo, lo subiré este finde.
Anyways, quiero decir que disfruté mucho escribiendo esta historia, así también como tuve mis momentos de frustración. Toqué muchos temas, hubo muchas entradas y salidas, y me gusta porque desde el primer momento supe que esta historia tendría varios focos importantes y distintos estadios.
Lo que más me gustó hacer fue escribir a Jungkook, desde el inicio hasta el final y mostrar la transformación de su persona, mostrar todas las cosas que ocurrieron en su vida y cómo fue afectándole tiempo después. Su relación con Jimin fue tejiéndose desde menos cero, comenzando de una manera y teniendo resultados inesperados para ambos. Jungkook vivió mucha confusión y sentimientos que nunca había conocido hasta por fin aceptar lo que sentía y quién era en verdad.
Las cosas que pasaron después, en la segunda parte, fue una porción de todo lo que tuvo que pasar cuando su vida comenzó a caerse a pedazos, teniendo que volver a comenzar de cero, pagando por todo lo que él había hecho en el pasado, y aprendiendo muchísimas lecciones que jamás olvidaría.
Bueno, hasta que publique el epilogo, espero que les haya gustado el final y toda la historia a pesar del sufrimiento. 🙏🏻💕
Muchísimas gracias por apoyarme! En serio se los agradezco mucho 💙
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