34. Libertad
Jungkook POV.
Una mañana como cualquier otra había abierto los ojos y por un instante lo primero que sentí fue una sensación de desapego.
Miré el techo, sin una sola mancha, limpio y vacío, perdiéndome en esa imagen plana e intrascendente. Me sentía en otra realidad u otra dimensión, viendo el mundo desde otros ojos, percibiendo la realidad desde fuera de mi cuerpo y todo parecía congelado por un momento. Mis sentimientos, mis pensamientos y el tiempo.
Me senté en la cama y miré a mi costado, la luz de la cocina encendida y el aroma a café había logrado tráeme de nuevo al presente. Me puse de pie y me dirigí hacia donde los estímulos olfativos venían, al igual que los sonidos metálicos de alguien preparando el desayuno.
Me asomé por la puerta y apoyándome en el marco de ésta, observé a Jimin de espaldas, quien estaba aparentemente preparando algo delicioso para desayunar y tarareando una canción muy por lo bajo.
Toqué a la puerta con unos golpecitos de mis nudillos para llamar su atención. Se volteó de inmediato y al verme sonrió, relajado y afectivo. Yo respondí de la misma manera.
La vida seguía.
Aunque por momentos parecía detenerse, volvía a ella con pequeños pero significativos sucesos, como la sonrisa o la voz de Jimin al hablarme, como las charlas tontas y divertidas de mis amigos, como la arena contra mi piel en la playa y el sol bronceándome. Como el agua empujándome en el mar. Como la comida que cocinaba mi madre cada que iba a visitarla, como la música que ponía siempre de fondo para ambientar la sala.
Como las manos de Jimin tomando las mías, como sus labios sobre los míos.
Eran esas las cosas que me mantenían disfrutando de mí mismo, viviendo cada momento y no sólo existiendo.
Y no estaba solo en eso.
Los momentos donde Jimin lloraba sin previo aviso, sin si quiera decir algo que pudiera hacerme saber en qué cosas pensaba, él sólo se quebraba. Y yo lo entendía.
Extrañar a alguien era demasiado duro, pero el aceptar lo que les había ocurrido era aún peor.
Aún estaba en mi camino a saber qué sentido encontrarle a las cosas más dolorosas de nuestras vidas. Pero creo que cada día aprendía algo nuevo, cada día podía soltarle un poco más y vivir mi vida a pesar de su ausencia.
Al terminar el desayuno tomamos una caminata de veinte minutos para llegar a nuestro destino.
De momento íbamos caminando de las manos en absoluto silencio, pasando por aquella gran entrada de rejas negras y detalles de bronce. Lo único que se escuchaba era el sonido de las ramas de los árboles danzando y el chasquido de las hojas debajo de nuestros zapatos con cada paso que dábamos.
Cada vez que caminaba por ese sendero no podía evitar mirar las tumbas a cada lado de éste. El pasto verde le daba color al fúnebre gris del mármol de las lápidas. Las flores plantadas a los alrededores también, blancas, rojas y amarillas.
La mañana estaba fresca, bastante.
Ya nos sabíamos el camino de memoria, era pasando la primer colina y hacia el sendero de la izquierda.
Rompíamos el silencio sólo con comentarios arbitrarios sobre las flores, sobre el clima y alguna otra tontería de la que hacíamos reír al otro.
Bajamos de la colina y tomamos el sendero de siempre. A lo lejos pude divisar una silueta, una persona parada justo frente a la tumba que íbamos a visitar. Pude reconocerle al instante por su postura, su ropa y cabello azabache.
La tumba de Wooyoung estaba pasando el sendero, por lo que debíamos pasar de las primeras tumbas, pisar el césped y encaminarnos hacia donde se encontraban los árboles dispersos y posando sus ramas sobre algunas tumbas dándoles un pequeño respiro del sol.
Nos paramos a una cierta distancia de Yugyeom, quien no notó nuestra presencia al principio.
Estaba hablando, leyendo un libro en sus manos.
Hablaba con Wooyoung.
- "Te daré todo lo que tengo, te enseñaré todo lo que sé. Con cada latido de mi corazón defenderé tu respirar. Te prometo que lo haré mejor. Siempre te sostendré cerca, pero aprenderé a dejarte ir. Reorganizaré todas las estrellas, las bajaré justo aquí para ti" – hizo una pausa, sólo se hoyó el viento acariciar los árboles. Sentí mi pecho pesado y un nudo en mi garganta – "Y te prometo que lo haré mejor."
Cerró el libro apenas dejó de hablar, o más bien leer.
Soltó sus brazos aún manteniendo en su agarre aquel libro y suspiró como si la vida se le hubiera filtrado en ello. Sus hombros estaban caídos, su cabeza en dirección a la lápida.
Miré a Jimin y él no dejaba de mirar a Yugyeom con una expresión que yo podía notar era lástima, probablemente súbita, porque jamás hubiera esperado escuchar a Yugyeom pronunciar tales palabras, aunque no fueran exactamente de él, pero las había recitado y lo había hecho únicamente para Wooyoung.
Carraspeé, aclarando mi voz con la intención de finalmente hacerle notar nuestra presencia. Giró su rostro y nos miró, viéndose que no esperaba que alguien estuviese escuchándole.
- Miren quiénes están aquí, los metiches.
De alguna manera Jimin y yo siempre terminábamos siendo espectadores cercanos de todas las cosas que pasaban entre ellos dos. E incluso en ese momento, parecía que no dejábamos aún de ver todo lo que a ellos dos correspondía, incluso aunque Wooyoung ya no estaba físicamente con nosotros.
- No queríamos interrumpirte – aclaré. Él se encogió de hombros.
- No importa, ya he terminado – guardó su libro en su bolso y no alcancé a ver el título de éste.
- ¿Qué es ese libro? – pregunté curioso, queriendo saber por qué a él se le había ocurrido algo como leerle un libro a Wooyoung.
- Es un libro que él había comprado en la biblioteca donde trabajaba. Le gustaba mucho y me lo regaló.
- Ya veo...
La voz de Yugyeom era monótona como siempre, pero incluso de esa manera podía notar que no era el mismo de siempre, en muchos sentidos. Volvió a girarse, a mirar en dirección a la lápida.
Me animé a acercarme más a él, poniéndome a su lado pero de todas formas algo alejado para que ambos tuviésemos nuestro espacio.
La amargura se sentía en toda la extensión de mi boca, tan áspera y desagradable por el simple hecho de que la vida nos había llevado hasta allí. Las circunstancias nos habían llevado a estar ambos parados como dos viejos conocidos frente a la tumba de una de las personas que nos había marcado para siempre.
La amargura de todo lo que vivimos, la melancolía y la confusión de no haber terminado de comprender todo lo que había sucedido entre nosotros. De aquel extraño sentimiento de dependencia y refugio que encontramos el uno en el otro, estando tan destrozados, queriéndonos y odiándonos a la vez.
- Yugyeom – pronuncié su nombre con mi vista fija en las letras talladas en la lápida - ¿Por qué comenzaste a ayudarme?
- ¿De qué hablas? – volteó un poco su rostro para mirarme con duda y confusión.
- ¿Por qué después de lo que me hiciste decidiste ayudarme?
- No lo sé.
- Ni tú te crees eso – reí ante su respuesta poco convincente – No sé en qué momento dejaste tu papel de gangster y todas las mierdas con las que me amenazabas para ayudarme a salir del acoso del hermano de Soojin. Tampoco sé en qué momento comenzó a molestarte que te recordara lo que me hiciste. Recuerdo que me habías dicho que no te arrepentías.
- Y sigo sin hacerlo.
Mi expresión se congeló, reflejando impresión y luego algo de rencor removiéndose muy en el fondo. No quería ni imaginar la reacción de Jimin detrás de nosotros en ese momento. Pero Yugyeom volvió a hablar.
- Si no lo hubiera hecho, Wooyoung nunca te hubiera conocido.
Soltó antes de sumergirnos en un nuevo silencio algo prolongado.
- Es curioso, ¿No crees? – dijo con cierto tono irónico en su voz - Cómo una simple cosa puede desencadenar tantas otras...
- Y cómo desencadenó tanta mierda en mí – reproché.
La sensación de pesadez y de enojo frente a cómo él parecía no estar afectado por la culpa después de tanto tiempo me molestaba.
- ¿Qué hubiera pasado si Wooyoung no me hubiera conocido?
- Él no hubiera sido tan feliz.
Sus palabras se contradecían constantemente, entre ellas y además las mismas con sus acciones, sus comportamientos y aquella expresión llena de lamento. Sólo lograba mantener a mi cabeza dando vueltas sin ninguna cosa que pudiera detener esa incertidumbre que él siempre me había generado con sus acciones.
- En serio, Yugyeom. Dime qué mierda te hizo cambiar de parecer, porque no te entiendo, nunca pude comprenderte.
- No intentes comprenderme.
- Lo necesito. Necesito saberlo, porque aun acostándome contigo seguí intentando arrancar esa noche de mi cabeza – él suspiró rindiéndose ante la situación y la ansiedad escaló dentro de mí.
- Mes después de lo que te hice, Wooyoung y yo tuvimos una charla, él aún no sabía lo que yo había hecho.
Su voz era neutra mientras hablaba y yo le escuchaba con atención, esperando por algo que pudiera ayudarme a salir de esa confusión y constante dilema de no saber cómo sentirme respecto a él, respecto de sus acciones y todo lo que vivimos juntos.
- Él me estaba contando de su vida, y yo simplemente le escuchaba. Yo quería... saber todo de él. Me gustaba escucharle por horas – aclaró su voz, carraspeando y continuando luego - Entonces me contó algo que nunca me había dicho antes. Me lo confió a mí como nunca se lo había podido confiar a alguien más. Habían abusado de él cuando tenía 14 años, y luego a los 18.
Mi corazón y mi mente se paralizaron.
Sentí el frío arrastrarse desde mis pies, subiendo por mi columna hasta llegar al dorso de mi cuello y mi cabeza.
No lo sabía, él jamás me lo había contado.
Wooyoung sabía lo que me había sucedido e incluso así me ayudó incondicionalmente sin si quiera compartir parte de su dolor conmigo. Estaba así de dañado y nunca había sabido exactamente por qué, más allá de que no tenía familia porque le habían abandonado.
- Me contó todo. Cómo se sentía al respecto, cómo aún no podía olvidarlo y cómo la heroína era lo único que le había ayudado a olvidar. Y mientras me contaba aquello y expresaba su dolor, me acordé de ti. Él dijo: "Esas personas, los violadores, cualquier persona que haga eso merece morir" – soltó una risa seca pero inmediatamente volvió a ponerse serio mientras miraba la tumba frente nuestro – Eso es lo mismo que dicen todos, pero escucharlo de su boca fue algo que me hizo dar cuenta de que eso era un daño irreversible, porque Wooyoung no era una persona que le desearía el mal a nadie, menos la muerte – suspiró – Supongo que todos obtenemos nuestro merecido al final.
- Por eso odiabas que yo te lo recordara... - musité y él chasqueó su lengua.
- Pero los monstruos no pueden dejar de ser monstruos, ¿cierto? Aunque yo no había vuelto a hacer nada, ya lo había hecho, y eso automáticamente me convirtió en el tipo de persona que él más odiaba.
- Él no te odiaba.
- Nunca pudo perdonarme. Él dejó de hablarme por semanas cuando se enteró, pero no me había quedado otra que contarle, él se había dado cuenta, obviamente porque lo había vivido en carne propia. Nunca esperé que él llegaría a mirarme con...
- ¿Rechazo? – reí un poco – Me ha pasado – hice una leve pausa recordando todo el rechazo que había recibido en la universidad - ¿Cómo... fuiste capaz de hacerlo?
- Recibí mucho dinero, y además era una venganza, se suponía que tú habías violado a alguien. Darle a un violador su merecido no era algo que me generase algún remordimiento – asentí ante eso, bastante quedado. Suspiré intentando sacar toda la tensión de mis hombros de un tirón, intentando no pararme demasiado en las cosas que Wooyoung había vivido y yo no sabía.
Aquella sensación se me hacía tan jodidamente familiar que me llenaba de escalofríos. ¿Cuántas almas había rotas por allí que no éramos capaces de notar hasta que era demasiado tarde?
¿Cuántas personas había allí intentando juntar sus pedazos pero fallando en unirlos como antes?
Suspiré pesado, sintiendo las lágrimas arremolinándose en mis ojos. No había respuesta.
- Me pregunto si el mundo estará aún más jodido de lo que lo conocemos.
- Creo que ya hemos visto todo.
- He pasado todo este tiempo hundiéndome en mi propia miseria... pensando que me habían quitado todo y no me daba cuenta de que aún tenía cosas valiosas... no valoré que él estaba a mi lado... no disfruté de su compañía como debía de haberlo hecho.
- Jamás sentiremos que es suficiente – dijo él de repente – No importa los años que he pasado con él, lo tanto que he disfrutado cada segundo a su lado. No serán suficientes para dejarme tranquilo.
Entonces recordé lo que había dicho Jimin hacía meses atrás. Que su pasaje por nuestra vida debía de bastarnos, de sernos suficiente.
Pero aun así, ¿Por qué se sentía tan desolador? Tan insuficiente.
Quizás era una buena lección para mí, porque la pérdida de Wooyoung me hacía saber que no quería volver a vivir así, volver a ahogarme en las cosas que no podía cambiar mientras mi vida seguía pasando y desperdiciándose por completo.
Yo tenía a Jimin y era el amor de mi vida y todo lo que quería era atesorar cada instante con él como si fuera el último, trabajando en superar mi pasado para así poder dejar todos mis pesares atrás y disfrutar de mi presente con él.
Pero Yugyeom ya no tenía nada más. Y entendí eso cuando sus ojos se llenaron de lágrimas que aun así no dejó caer en mi presencia. Porque incluso las personas de las que menos lo esperamos estaban destrozadas por dentro.
Wooyoung había sido la única persona de la que él se había enamorado y perdió la única oportunidad que le dio la vida de hacer las cosas bien. Wooyoung no había logrado seguir adelante y tampoco decidió aferrarse a él para continuar, simplemente se rindió.
Podía percibirlo, en la mirada de Yugyeom y su postura cabizbaja. Él sentía que había fallado en ser el soporte que Wooyoung necesitaba, pero es que ambos eran demasiado diferentes. Yugyeom jamás pudo ser la persona que Wooyoung necesitaba, aunque intentó hacer todo lo posible por cambiar por él, no fue suficiente y era cierto que a pesar que éste último era una de las personas más bondadosas que había conocido, compasivo y afectuoso, el dolor dentro de él estaba tan arraigado a sí mismo y tan latente, que muy en el fondo nunca pudo permitirse amar a alguien como Yugyeom.
Al principio sólo pensaba que Wooyoung detestaba lo que Yugyeom me había hecho por simple empatía, porque nadie con su moral intacta aceptaría algo como eso. Pero en realidad se trataba de una herida más profunda y complicada que iba más allá del sentido lógico de la ética.
Era tal y como Yugyeom lo había expresado, él era el tipo de persona que Wooyoung odiaba. El tipo de persona que le había hecho sentir vacío y roto todos esos últimos años de su vida.
Comprendí entonces que el pesar de Wooyoung se debía a una lucha contra sus sentimientos de amor y odio por Yugyeom. El rencor de la traición y el dolor de que la única persona que creías que podía entenderte, en quien pensaste podías confiar, era en realidad era un monstruo, un lobo disfrazado de oveja.
Me giré para mirar a Jimin, y éste estaba con sus manos en su boca, tapando sus quejidos y con sus mejillas llenas de lágrimas. Me acerqué y le abracé fuerte, acariciando su espalda intentando reconfortarlo.
Volví mi rostro hacia Yugyeom.
- ¿Qué harás a partir de ahora? – le pregunté. En realidad, hacía meses que no nos veíamos ni hablábamos.
- ¿Parece como si lo supiera? – preguntó con un tono burlón – De momento, dejé mi trabajo.
- ¿Dejaste... de vender? – me separé un poco de Jimin pero aun rodeando sus hombros con mi brazo. Yugyeom asintió sin decir nada.
- Dejé todo eso – afirmó, y yo estaba atónito con la noticia. Jimin también estaba sorprendido, limpiando sus lágrimas ahora que habían dejado de brotar.
- Eso... me parece bien – mordí mi labio inferior sintiendo un retorcijón en el pecho – Wooyoung lo hubiera querido así.
- Jungkook, necesito que hagas algo por mí. Creo que es lo único que te pediré en esta vida.
Fruncí el ceño sintiéndome confundido por lo repentino que había sonado eso. Él mantenía mi mirada con determinación buscando que asintiera a sus palabras, pero yo no comprendía a qué se debía esta extraña vibra que emanaba su mirada y su voz en esos momentos.
Mi silencio fue evidencia suficiente para permitirle continuar con lo que quería pedirme.
- Voy a presentar las pruebas.
- ¿Pruebas? – me sentí aún más desorientado.
- Las pruebas de esa noche. Voy a entregarme - escupió.
Sentí el equivalente al golpe de una ola de diez metros de alto viniéndose encima de mí, inesperado y pesado.
Me quedé paralizado y ya ni si quiera podía sentir el viento en mi rostro, sólo la piel de gallina moviéndose por cada porción de mi cuerpo.
- ¿Qué-
- Antes de que digas algo, reuní todo lo necesario para presentarlo en el departamento policial.
- ¿Todo lo... necesario?
- Fotografías, contactos, ubicación del acto, los papeles de cuando me contrataron, la evidencia de cuánto me pagaron, el acuerdo al que llegamos. Todo está en mis manos.
- No... no no harías eso... - negué con la cabeza sintiéndome aturdido por todo lo que estaba diciendo - no es necesario...
- Sí, es necesario. Y lo que quiero pedirte es que cuando se contacten contigo des tu testimonio y presentes los cargos.
- No haré eso – sentí el pánico de la situación sacudiéndose dentro mi cuerpo. Yugyeom se acercó a mí y me tomó por los hombros, haciéndome sobresaltar – No voy a testiguar...
- Jungkook, escucha-
- No puedo hacer eso – negué y mis ojos se volvieron borrosos por las lágrimas – ¿Co-como se supone que pase por algo así? No pue-
- Jungkook – soltó con firmeza, sacudiéndome un poco para volverme a la realidad – Debes hacerlo. Yo lo haré y no puedes detenerme, una vez que presente todo eso el reloj comenzará a correr, y cuando menos lo esperes todo habrá acabado.
- ¿Irás a prisión?
- Sí, y con suerte también los que estuvieron involucrados.
- ¿Por qué haces esto?
- Sólo hazlo.
Apretó mis hombros con algo de fuerza y sus ojos viraron entre los míos. Sentí la pesadez en su mirada, su respiración algo exigida y su mandíbula ligeramente apretada. Posó una mano sobre el dorso de mi cuello y me acarició para luego dar unas palmadas. Mis mejillas se mojaron y la salitre de mis lágrimas se filtró por la comisura de mis labios.
Yugyeom suspiró y se alejó de mí, acomodó su mochila en sus hombros y dedicó una última mirada a la tumba de Wooyoung antes de volver a mirarme.
- Nos vemos en la corte, Jungkook.
Esbozó una sonrisa irónica y bajó su mirada al suelo para finalmente pasar de nosotros camino al sendero, alejándose de las tumbas y viendo cómo su silueta se perdía al pasar de la colina.
Sentí que mis piernas se aflojaban y mis rodillas se doblaron hasta que caí arrodillado al suelo. Tapé mis ojos y me permití llorar, soltando quejidos que no podía reprimir más. Sentí el cuerpo de Jimin abrazándose al mío, sujetándome fuertemente y yo me giré para abrazarle, necesitando el contacto y su consuelo.
- No sé si pueda hacerlo... - sollocé con la voz temblorosa.
- Yo estaré contigo a todo momento, cariño.
- Será demasiado... no puedo... no puedo ir y hablar de esto frente a una corte... yo... prefiero olvidarlo...
- Esto es lo correcto – dijo a mi oído con una voz suave.
- No sé si quiero que Yugyeom vaya a prisión... antes... antes sí quería... - me alejé un poco para mirarle. Sentía que mis ojos ardían por las lágrimas y mi rostro estaba caliente – Quería que se muriera – mordí mi labio tembloroso – pero ahora... no quiero eso... simplemente ya no lo siento así... ¿Está mal?
- No, cariño – niega él, sus ojos llenos de lágrimas y su nariz roja al igual que yo – No está mal, es así como te sientes, y puede que ya no te sientas como antes, puede que le hayas perdonado, y no está mal, pero él mismo lo hará. Él mismo planea entregarse, y creo que es la oportunidad que el Jungkook del pasado necesita para sanar. Hacer lo correcto no siempre es la opción más fácil, Kook, pero puedes saber que no estarás solo en esto.
Sus ojos me brindaban toda la seguridad que necesitaba, sentía que el piso volvía a formarse bajo mi cuerpo, sentía que volvía a tener el control sobre mí y que no iba a desmoronarme o a enloquecer. Me daba la calma que mi ansioso corazón necesitaba, y la claridad que mi mente buscaba.
Me abracé fuertemente contra él, siendo recibido con el amor de siempre, todo lo que quería en ese momento para poder ser fuerte.
- No estás solo, Kook. Tienes a tu mamá, tienes a mis padres, tienes a los chicos. Me tienes a mí. Haremos esto todos juntos, lo haremos para que consigas tu libertad.
Asentí, cerrando mis ojos con fuerza y sin soltarme de su agarre. Mi corazón temblaba lleno de tantas sensaciones que no podía describir si era miedo o emoción. Tan extrañas y tan fuertes.
Libertad.
Era la razón por la cual había estado viviendo todo ese tiempo.
.
.
.
.
.
.
.
.
Hola, gente bella. Esta vez no me tardé en actualizar. 👌🏻
Les dejo con éste capítulo, aclarando un poco más el panorama y asentando la situación de Jungkook y lo que se viene.
Esta historia ya definitivamente se está terminando, el capítulo que viene será el anteúltimo, literalmente no queda nada. Habrá capítulo final, un Epílogo y eso será todo.
Espero que puedan sentir algo de paz a medida que el caos se va aplacando en la historia y todo va resolviéndose.
Muchísimas gracias por todo el apoyo! Tengan un buen fin de semana.🌈
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top