33. Una persona brillante

Jimin POV.

Las luces resplandecían por el neón brillante en cada una de las atracciones. Los destellos de colores giraban, bailaban de un lado a otro como si estuvieran formando parte de un espectáculo inolvidable, pasando como flashes frente a mis ojos.

Y tan rápido como ellas pasaban delante de mí, también lo hacían las memorias del pasado. Las cosas que habían ocurrido hacía un año atrás. Cada momento único, pequeño pero especial. Cada uno formando parte de mi historia como los eslabones uniendo cada parte de mi alma. Mi mente viajaba hacia todos esos momentos, al igual como cuando pisaba la playa, como cuando estaba sólo con él en mi habitación, como cuando íbamos a un bar o un club.

Cada momento se volvía tan real y a la vez se sentía tan ilusorio, tan utópico. Pero luego Jungkook tomaba mi mano y su calor me recorría desde la punta de mis dedos hasta el resto de mi cuerpo.

Yo estaba allí en medio del parque de diversiones, con Jungkook a mi lado y ambos no hacíamos más que estar quietos como si nuestros talones estuviesen unidos al concreto bajo nuestro calzado. Niños y niñas correteaban para ir de un juego a otro, sostenían sus algodones de azúcar en sus manos, reían y gritaban emocionados con su inocencia característica.

Personas de todas las edades nos pasaban de largo y nos sentíamos una mancha en todo ese río de gente.

Habíamos llegado tan lejos.

El parque de diversiones no sería el mismo al que habíamos ido una vez en la ciudad, pero podía percibir que Jungkook estaba recordando las mismas cosas que yo. Las tímidas charlas, las pequeñas intenciones de querer acercarnos más al otro, las ganas de estar juntos pero obligándonos a permanecer separados al estar en público. La rueda de la fortuna y aquel beso que recordábamos como si hubiera sido ayer y permanecería plantado no sólo en nuestras mentes sino también en nuestro corazón como el comienzo de aquellos sentimientos que crecían cada vez más sin poder detenerse.

No habíamos ido solos. Wooyoung y Yugyeom también andaban por allí, pero decidimos tomar caminos por separado. Se me hacía sumamente incómodo compartir momentos con el azabache presente, así era mejor para todos. Además ellos dos estaban también en su propia cita, Wooyoung parecía un niño más entre todas las atracciones.

Caminábamos por los senderos del parque, como si hubiésemos vuelto a la primera vez que habíamos estado juntos en un lugar así. Pero esta vez sin soltar nuestras manos, sin perder ni la más mínima oportunidad de abrazarnos, de besarnos y compartir todo juntos frente a quien sea que nos viera o notara, porque ya nada nos detenía de mostrar nuestro amor al mundo.

Para luego de unas horas, la galería de mi celular se había llenado de fotos de comida, de Jungkook haciendo caras graciosas o poses extrañas, así también como fotos de ambos disfrutando de cada instante.

Ensuciándonos con algodón de azúcar, con aderezo de hotdogs, con la sal de las palomitas, compartiendo lo que fuera que estuviéramos comiendo entre ambos o robándonos trozos de comida sin el consentimiento del otro.

Mirábamos hacia nuestro alrededor para ver dónde terminaríamos gastando nuestro dinero, además de en cosas para comer y refrescos.

Había pasado ya un mes desde que Jungkook y Wooyoung habían terminado con su rehabilitación. El momento al fin había llegado y estaban fuera, dispuestos a seguir con sus vidas y adaptándose a la vida "después de".

Me gustaba pensar que ya habíamos pasado por lo peor. Era como llegar a la cima de la montaña, la bajada era mucho más fácil aunque siempre debíamos tomarla con calma y cuidado. Pero estaba feliz de que ambos lo estaban logrando.

Wooyoung había comenzado a vivir con Yugyeom y había dejado de trabajar como prostituto. En cambio, había iniciado a trabajar en una librería. Él no sólo había tomado como pasatiempo el baile al iniciar con las actividades de rehabilitación, sino que además había formado parte del taller de lectura. Había encontrado que le gustaba sumergirse en los interminables mundos dentro de los libros, donde podía escapar de todas sus preocupaciones por largo tiempo. Me gustaba escucharle hablar sobre los cuentos que leía, sobre las cosas nuevas que aprendía del mundo de la literatura. Me encantaba compartir tardes con él bebiendo café mientras me hablaba de su trabajo y lo emocionado que estaba.

Jungkook, por otro lado, no sólo había estado interesado en el ejercicio y el deporte, sino también había estado incursionando en la psicología, leyendo textos universitarios y otros tipos de artículos. Él estaba empeñado en que quería volver a estudiar algo, esta vez una carrera que a él sí le gustase. Obviamente no sería en su antigua Universidad, sino que se buscaría otra cuando estuviese listo para aplicar al examen de ingreso.

En un punto el trecho hacia nuestro futuro parecía lejano, casi como una eternidad donde el final del camino se extendía hasta más allá del horizonte donde no podíamos ver nada.

Sin embargo finalmente estábamos allí. Aún no terminaba, y nunca lo haría. Jungkook y yo teníamos muchísimas cosas que vivir juntos, muchísimas situaciones que superar y de las cuales aprender, pero el tenernos el uno al otro nos daba las fuerzas que necesitábamos.

Cada momento era una nueva oportunidad para aprender de él. Cada pequeño paso que él daba mostraba un cambio gigantesco, desde que había comenzado a abrir su corazón y a aceptar lo que sentía, hasta el momento donde salió de rehabilitación convertido en la mejor versión de sí mismo. Donde sus hombros se alineaban en una postura orgullosa y segura de él, donde tenía decisión y sueños a futuro que no dudaba compartir conmigo y hacerme parte de ellos.

Y si era posible, cada vez me enamoraba más de él. Cada día me ayudaba a ser yo mismo una mejor persona, a dejar de retener dentro de mí el dolor y el rencor del pasado como si me negara a dejarlo ir. Me enseñó a aprender de mis errores más que castigarme mentalmente por ellos. Me enseñó a que la única cosa por la cual debía mirar hacia atrás era para aprender y no volver a caer.

Ambos sabíamos lo que queríamos y lo que no. A esa altura sabíamos que todo lo que queríamos estaba en nuestro presente, justo a nuestro lado donde nos girábamos y siempre encontrábamos la mirada del otro.

Me enorgullecía de Jungkook y Wooyoung, de ver cómo luchaban incansablemente sin rendirse. Cómo eran capaces de sonreír y apostar a ellos mismos cada día. Amaba estar con ambos y sentir que tenía frente a mí a las personas más maravillosas que podía haber encontrado en mi vida.

Jungkook y yo nos sentamos en un banco justo a los pies de la rueda de la fortuna, acabábamos de bajar de allí, definitivamente se había convertido en nuestro recorrido favorito. 

Estábamos comiendo unos dulces que habíamos comprado y yo revolvía una de las bolsas donde habíamos ganado unos "premios" luego de jugar a "Tiro al blanco" y cosas por el estilo.

Saqué unas orejas de conejo e inmediatamente las coloqué en la cabeza de Jungkook. Sonreí ampliamente al ver lo adorables que le quedaban. Él rio y se tapó la cara para esconder lo avergonzado que estaba.

- No te tapes la cara, te sacaré una foto – dije sosteniendo mi celular mientras llevaba un dulce a mi boca y lo degustaba.

- ¿Por qué me haces hacer estas cosas?

- Porque no te resistes.

- Si me resisto será peor.

- Sh, no hables si no quieres salir hablando en la foto – torció los ojos claramente molesto y sólo logró que me riera.

Sostuve el celular en mi diestra y con la otra mano tomé su rostro, apretando sus mejillas y provocando que sus labios formaran un puchero demasiado tierno. Tomé la foto y antes de verla solté un beso sobre sus labios. Ambos nos reímos al ver la foto y él quiso hacer lo mismo conmigo, así que le di el gusto.

- Aunque yo no necesito apretarte las mejillas para que tus labios se vean así – dijo con tono de burla y protegiéndose de mi manotazo alzando sus brazos.

- Cállate, mis labios están bien.

- Claro que lo están, son unas deliciosas-

- No lo digas.

- Mollejas de pollo – completó. Le empujé y él tomó mis manos para no caer del banco. Su carcajada se había escuchado seguramente hasta la otra punta del parque – No te enojes, cariño – me jaló contra él dándome un apretado abrazo y un beso en la mejilla.

- No besarás estas mollejas hasta que dejes de estar en penitencia.

- ¿Ah, no?

Quiso besarme pero yo me alejé. Él intentó con todas sus fuerzas llegar a mi boca, tirando sus labios hacia delante en una expresión muy graciosa y acercándome más a él mientras yo forcejeaba y hacía todo lo posible en alejarle para ganar esa batalla.

Finalmente me rendí luego de un par de minutos. Y como si no hubiese pasado nada, estábamos en silencio abrazados mirando las luces de la rueda de la fortuna a nuestro lado girando. En nuestros ojos brillaban los colores como fuegos artificiales.

- ¿Te imaginabas que algún día estaríamos así? – pregunté de la nada, llamando su atención.

- ¿Así cómo?

- Juntos como si nunca nada nos hubiese separado. 

- Hm, creo que tenía la esperanza de volver a estar juntos aunque no lo aceptara, ya que siempre quise estar contigo.

- ¿Hablas de cuando eras pequeño?

- Sí, ya sabes, lo que te contó mi mamá con tanto lujo de detalle - se rió -  El cómo te descubrí.

- ¿Descubrirme? – solté una risa divertida por la palabra que había utilizado – Parece como si hablases de un secreto o una extraña criatura.

- No me refiero a eso – aclaró entre risas – Pero se sintió como si al verte hubiera entendido que eras lo que yo quería. De repente me había llenado de emoción y tantas ansias por conocerte – no podía evitar sonreírle con ternura al escucharle e imaginarme a un pequeño Jungkook mirándome a lo lejos sin que yo lo notara – Me encandilaste desde el primer momento.

Le miré a los ojos mientras acariciaba su cabello, sintiendo una vibración en mi pecho y las cosquillas en mi estómago, el calor corriendo por mis venas llenando mi cuerpo de esa sensación que sentía cada vez que Jungkook y yo estábamos conectados por un momento único.

- Desde ese entonces me imaginaba estando a tu lado. Gracias por quererme, por darme una oportunidad a pesar de todo, por no rendirte a mí y permitir que alguien como yo te ame – bajé mi mirada sintiéndome algo apenado y negué levemente con la cabeza.

- Gracias a ti por darme otra oportunidad, por volver a elegirme.

Aquel era uno de los mejores escenarios, para mí ver la sonrisa sincera de Jungkook, su rostro alegre y sus ojos negros iluminados era algo capaz de sumergirme tanto en ese instante como si fuera el último, como si sólo dependiéramos de aquellos segundos juntos y todo lo demás dejase de existir.

Cuando miramos a lo lejos, divisamos a Wooyoung y Yugyeom, quienes justo habían girado sus cuerpos en nuestra dirección, ambos al parecer buscándonos. Wooyoung alzó su mano y la batió en el aire llamando nuestra atención. Jungkook y yo hicimos lo mismo, riéndonos y saludando de lejos.

Se le notaba feliz, como un niño que nunca había ido a un parque de diversiones. A pesar de todas las cosas que él había pasado, la inocencia no había podido ser arrancada de de su ser.

A veces me preguntaba cuántas cosas más la vida tenía para enseñarnos, porque cuando pensaba que ya lo habíamos pasado todo, cuando lo habíamos visto todo y finalmente estábamos en un punto donde estábamos más fuertes que nunca, viviendo nuestras vidas como siempre habíamos querido, al final algo más quedaba allí.

Debajo de cada situación y de cada momento, como si fuese encontrar algo debajo de una roca, la vida escondía a veces enigmas que parecían imposibles de resolver. Me hacían sentir que estaría toda mi vida intentando descubrir qué era.

Porque frente a las situaciones más duras y desgarradoras aún me seguía preguntando qué era lo que debíamos aprender de ello, qué era lo que había ahí, justo debajo de esa roca que tuviéramos que descifrar.

Lo que todos habíamos aprendido era que incluso las más pequeñas acciones del pasado podían convertirse en errores que afectarían terriblemente nuestro futuro. Y lo que más dolía era que esos errores no podían deshacerse, no se podía volver el tiempo atrás. Cada día era un recordatorio de ello.

Debíamos aceptarlo y dejarlo ir.

Tiempo después de aquella noche en el parque de diversiones, yo me encontraba en la habitación del departamento de Yugyeom, sosteniendo el cuerpo de Jungkook entre mis brazos.

- No... no mires... - sollocé en un susurro débil contra su oído mientras le abrazaba con fuerza para no dejarle ir.

- No puede- él quería soltarse pero yo no quería que se voltease - ¡No puede ser! – forcejeó rompiendo en un llanto alto y desolador - ¡No puede hacer esto!

Soltó maldiciones y súplicas al aire con gritos guturales que me provocaban cerrar mis parpados con fuerza mientras sentía todo mi cuerpo tiritando del miedo sin separarme de él. 

La habitación se sentía fría, helada como si hubiéramos caído en un lago congelado y sin escapatoria.

Los gritos de Jungkook parecían querer romper las paredes, tirarlas abajo mientras se desgarraba la garganta hasta finalmente dejar de luchar y dejarse caer de rodillas aún en mis brazos.

Le sostuve con fuerza. Le sujeté con mis brazos intentando protegerle del terror y del dolor.

- Tranquilo... tranquilo... - susurré acariciando su cabeza mientras su rostro estaba completamente oprimido contra mi cuello, sentía sus lágrimas mojar mi piel y el calor de su aliento mientras murmuraba entre dientes preguntas sin respuesta.

- ¿Por qué...- jadeó sin aliento, consumido éste por sus quejidos – No puede... no puede estar pasando esto...

No tenía palabras, no tenía manera de poder calmar su dolor.

Abrí mis ojos sobresaltado en el instante que escuché un crujido, un objeto estallando contra la pared.

Yugyeom había lanzado la lámpara de la mesa de noche por el aire.

- ¡¿Por qué lo hiciste?! – su grito tronó de forma ensordecedora contra mis tímpanos. No pude evitar llorar aún más.

Comenzó a patear todo a su paso, la mesa de luz, la cama, tirando todo como si quisiera que todo objeto desapareciera de su vista y empotrando sus puños contra las paredes hasta mancharlas de sangre.

En un momento se calmó, su respiración escuchándose en toda la habitación y mezclándose con los lamentos de Jungkook.

Yugyeom se acercó a la cama y se inclinó sobre el cuerpo de Wooyoung, abrazándolo y meciéndose con él.

Pude escucharle susurrar.

- Lo siento... - su voz tembló y aquello me hizo sentir escalofríos, porque no parecía él. No era el Yugyeom que yo conocía o creía conocer – Lo siento... no fue... suficiente.

Su voz se perdió y yo no podía dejar de verle, aún envolviendo a Jungkook con mi cuerpo. Me preguntaba si Yugyeom estaba llorando porque sólo podía ver su espalda, pero a partir de ese momento terminó pareciendo como si no estuviese consciente de la situación. 

La realidad tocó a la puerta y el suelo se desprendió de nuestros pies.

Los paramédicos llegaron y se llevaron el cuerpo sin vida de Wooyoung, alejándolo de nosotros para siempre.

Ya no había manera de salvarle, la sobredosis no tenía marcha atrás.

 

Cada día me preguntaba qué significaban todas las cosas a nuestro alrededor. Qué sentido tenían cuando de un momento para otro te quitaban algo de manera tan brusca, tan violenta como si arrancasen una parte de tu cuerpo.

Wooyoung había sido una de las personas más increíbles que yo había tenido el placer de conocer. Alguien capaz de sacarle una sonrisa a cualquiera incluso a pesar de estar tan roto por dentro.

Se había acercado a mí para pedirme ayuda porque quería sacar a Jungkook de la droga y de su mala vida, pero él no había logrado salvarse a sí mismo.

Había dado por vencida su historia con Jungkook para que él estuviese conmigo, nos apoyó desde el primer momento en que yo volví a la vida de Jungkook y él jamás nos deseó otra cosa que no fuese felicidad.

Había, de alguna manera, aceptado a alguien como Yugyeom para estar a su lado y había incluso cambiado su vida, no sólo rehabilitándose sino superándose aún más, dejando atrás su antiguo trabajo que tanta oscuridad le traía a su vida, que tanto afectaba a su autoestima y le hacía sentir que no valía nada.

Había generado proyectos, había comenzado a soñar con una vida mejor y un futuro que jamás pensó llegar a vivir.

Yo realmente pensaba que lo haría, que lo lograría.

"¿Por qué?"

La pregunta que atravesaba nuestras cabezas durante cada día que pasaba, la pregunta que nos llenaba de dolor y desesperanza.

Fue entonces, pasando días en silencio, reflexionando y pensando mucho, que me di cuenta que algunas personas simplemente se van antes de lo esperado, y no podemos hacer nada para evitarlo.

El arrepentimiento volvía a ser un sentimiento con el que casi fantaseábamos, del cual no podíamos librarnos.

Porque pensábamos que podríamos haber hecho lo que fuera, que hubiéramos intentado todo para hacer que Wooyoung se quedase. Hubiéramos trabajado aún más duro en curar sus heridas, en sanarle y acompañarle aún más arduamente para que no bajara los brazos. Hubiéramos estado con él a cada minuto si hubiéramos visto que él estaba tan mal, pero es que él era un experto en fingir estar bien.

O quizás no era del todo que lo fingía, más bien parecía que su felicidad o alegría duraba demasiado poco, quizás sólo unos momentos y eso era lo que podíamos ver. Pero todo cambia cuando estamos solos, cuando nos encontramos con nosotros mismos y nadie más que pueda darle sentido a nuestra vida.


"Estamos todos malditamente jodidos pero seguimos vivos, ¿no? A veces me pregunto por qué."

A pesar del dolor que estaba plantado en nuestro pecho como una enredadera que quería estrujar y penetrar nuestro corazón, seguíamos intentándolo. Y a veces lo lográbamos, y a veces no.

Comprendí varias cosas después de que Wooyoung se fue, y no podía evitar seguir pensando en que algo debíamos aprender de ello, porque me negaba a que su muerte fuera en vano.

 

- No pudo tener otra oportunidad. ¿Por qué yo sí? – preguntó mi novio con su rostro lleno de lágrimas una noche de insomnio donde había soltado sollozos bajo las sábanas a mi lado.

- Supongo que hay cosas que simplemente suceden y no podemos hacer nada para detenerlo. Pero sé que él querría que fueras feliz, siempre lo quiso – acaricié su rostro como si fuese hecho de la más frágil porcelana.

- Y yo no pude hacer nada por él.

- Hiciste mucho, Kook. Estuviste con él hasta el final, eso es lo que él siempre quiso, tenerte a su lado.

- Tenía todo una vida por delante, Jimin. Él estaba realmente esforzándose, yo tenía esperanzas... y ahora siento que él se llevó todo consigo. ¿Cómo puedo seguir así? Íbamos... íbamos a lograrlo juntos...

Era cierto, podía comprenderlo, aquel sentimiento de que el mundo se había congelado, que había dado su último suspiro y se había apagado por completo, volviéndose negro.

¿Cómo seguir cuando el dolor de la pérdida es tan fuerte? ¿Cómo seguir cuando todo lo que deseábamos era que simplemente se quedara con nosotros? Porque queríamos que fuera feliz.

El dolor eran los trozos de esperanza despedazados y clavados en nuestro interior.

Pero me negaba a perderlo todo, me negaba a pensar que todo había sido para nada. Que todo había sido una mentira y que nunca habíamos logrado que fuera feliz. Me negaba a lanzar a la basura todo lo que Wooyoung había significado y había logrado para él y para nosotros.

- ¿Sabes? Cuando alguien nos deja antes de tiempo, me gusta pensar que esa persona nos dejó algo, más de lo que se lleva de nosotros. Creo que pudieron vivir lo suficiente para hacer que los lindos momentos que vivimos con ellos nos basten para toda la vida – sonreí un poco, sintiendo algo de confort en decir esas palabras en voz alta mientras él me observaba con sus ojos brillosos - Es inevitable extrañarle y que duela, pero antes que quedarme con ello prefiero rememorar los momentos que pasamos con él, recordarle sonriendo y amándonos – peiné los mechones de su frente y suspiré - Hay personas las cuales su pasaje por nuestras vidas es corto, pero quizás debía ser así, quizás eso era suficiente, porque era suficiente para que les amemos, para que riamos, para que tengamos en nuestra memoria los momentos más bellos y para que aprendamos cosas de ellos. Es algo egoísta, ¿no crees? Que necesitemos más de ellos y no les dejemos ir.

Comprendí que el dolor que sentíamos era más nuestro que de Wooyoung. Al final todo lo que queríamos era tenerle con nosotros, deseábamos que todo hubiera sido diferente, pero no podíamos pedirle que pudiese encontrar la paz en un mundo que había sido demasiado cruel para él.

Nos había regalado risas, momentos divertidos, nos había contagiado su optimismo, nos había dado la importante lección de lo que era juntar tus propios pedazos para amar a los demás incluso sin amarse a sí mismo.

Recordaría siempre lo bien que me sentía junto a él, las cosas que pude aprender de él y me aferraría a ellas, olvidando su dolor y lo que le llevó a su perdición, porque no quería recordarle así, él había sido mucho más que eso.

No le pediría que se quedase más tiempo, no le rogaría a su tumba por respuestas o explicaciones. Le agradecería cada día por haberme unido a Jungkook nuevamente, por haberme demostrado que el real amor es incondicional, sin esperar nada a cambio. Que simplemente das amor porque quieres que las personas a tu alrededor tengan lo que tanta falta te hizo a ti y porque se lo merecen. Que se puede desear la felicidad de la persona que amas aunque ella no te ame a ti de la misma forma que tú lo haces.

Me quedaría con la enseñanza de que incluso aunque el mundo sea cruel podemos ser mejores personas. Porque se puede ser una persona brillante incluso con tanta oscuridad dentro.

La oscuridad dentro de Wooyoung jamás había opacado su luz y jamás lo haría.

Me gusta creer que no importa el tiempo que se queden con nosotros, a veces aunque sea corto es lo suficiente como para hacerles valer, para volverles especiales e invencibles sin importar nada más. No es justo para ellos perder el tiempo en lamentarnos y olvidar todas las cosas buenas que hicieron estando en vida.

El dolor en Jungkook y en mí siempre estaría allí, pero haría lo posible por recordarnos esto cada día.

Y con el tiempo, las cosas mejorarían, comprenderíamos mejor todo para poder seguir adelante. Y con ello las razones de Wooyoung y todo lo que estaba debajo de su piel finalmente saldrían a la luz para esclarecer nuestras mentes.

.

.

.

.

.

.

.

.


Hola, gente bella.

No me odien, porfa.

Desde que hice a Wooyoung aparecer por primera vez en esta historia, supe cuál sería su destino. Pero incluso así me dolió mucho hacer esto.

Wooyoung es un personaje que existió por las causas más nobles posibles, exactamente las que menciona Jimin al final del cap. Las personas vienen y se van. Cuando realmente dejan este mundo creo que lo primero que hacemos es sentir que no hay forma de seguir sin ellos.

Odio las pérdidas, y me he visto sumergida en una angustia interminable por esto.

No hay consuelo que valga, no hay forma de no sufrir, es pasarlo y después poco a poco lo aceptamos.

Wooyoung tenía mucho dolor dentro (ya sabrán bien en el próximo capítulo), y la realidad es que para él era muy difícil vivir con ello.

Sí, a veces queremos que se queden un poco más, pero no depende de nosotros. A veces es como si fuese parte del destino y me gusta pensar que aunque nos parezca poco, en realidad tendría que ser suficiente, pensar que tienen un propósito.

Wooyoung no habrá podido estar más tiempo en las vidas de Jungkook y Jimin, pero fue lo suficiente para dejar una huella imborrable, un mensaje que perdurará para todas sus vidas y eso es lo que lo vuelve alguien especial más allá de la vida y la muerte. Y ni hablar del mensaje que esto dejará para Yugyeom.

- Aclaro: Wooyoung no se suicidó, sino que tuvo una recaída fuerte. No pudo evitar volver a consumir, su adicción era demasiado complicada y las cosas que tenía dentro sólo podían ser tapadas con los efectos de la heroína.

Dicho esto, nos leemos en el próximo cap.

Pd: Jungkook y Jimin van a estar bien, no se preocupen, lo juro 🙏🏻

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top