32. Bajo el silencio de una iglesia

Jungkook POV.


Jamás había sido una persona creyente en ninguna clase de entidad divina. Aun así me encontraba en aquella capilla al fondo del jardín del centro de rehabilitación. No era muy grande, pero me sentía algo pequeño entre las esculturas y detalles minuciosos de la arquitectura. El sol entraba por los ventanales de vitro dejando destellos de colores en el suelo y en las paredes.

Estaba completamente solo y en silencio, y de alguna manera encontraba paz en eso.

Me había detenido a pensar, a remover las memorias de mi cerebro buscando un momento en el cual me hubiera sentido así antes, en paz conmigo mismo, en paz en mi soledad y sin sentir que la sensación de vacío se acrecentaba ahogándome en un océano infinito de angustia y oscuridad.

Sinceramente no recordaba un momento así.

En el pasado, incluso estando con Jimin, buscaba estar en su compañía constantemente. Las noches que podía pasar durmiendo a su lado eran una bendición para mí, porque cada vez que estaba en mi habitación solo no podía evitar sentir que algo estaba mal.

Había algo ahí que no encajaba, o algo que estaba roto. Algo se había perdido y cuando miraba a mi interior para encontrarlo no veía nada. No había absolutamente nada.

Intenté tapar esa sensación de vacío con la vida alocada durante mis días de universidad. Intenté taparlo luego con la compañía de Jimin. Y al final, intenté taparlo con la droga y el sexo imprudente.



- Se siente... tan bien – le había dicho a Wooyoung aquella vez, mientras besaba mi cuello y yo mantenía mis ojos cerrados.

- Lo sé...

- Es tan... cálido...

- Te entiendo tanto - susurró abrazándome. Podía sentir su abrazo, pero de alguna forma mi cuerpo estaba tan adormecido que su tacto era sólo superficial para mí – Es como... si todo desapareciera y vuelves a respirar...

- Sí... - sonreí vagamente, sintiendo sus palabras tan reales y certeras.

Había algo que estaba tan dañado que sentía sanarse sólo con la oxicodona, donde todos mis sentidos se apagaban y el estar conmigo mismo ya no se sentía como el peor infierno de todos.



Pero las cosas habían cambiado. No había sido fácil, pero algo que al principio parecía imposible poco a poco se había vuelto una realidad.

Al principio estaba tan lejos de eso, pero ponía todo mi esfuerzo en mejorar para poder volver con mi madre y con Jimin, para poder ser un buen hombre, alguien en quien los demás pudiesen confiar y con quien pudieran sentirse seguros. Quería hacer todo lo que no había hecho en mi vida, quería tomar el camino correcto porque estaba cansado de estar a la deriva.

Puse todo de mí cada día y de alguna manera sentía que también debía hacerlo por Wooyoung, para mostrarle que se podía, para impulsarle hacia delante.



- No puedo, Jungkook...

- Deja de decir que no puedes, sólo estás logrando que te lo creas.

- Estoy siendo realista, ¿Piensas que puedo sacarme esto? Han sido casi dos años, Jungkook, y fueron suficientes para hacerse imposible el dejarlo... mierda... ¡Que ni si quiera planeaba dejarlo!

- Pero prometiste hacerlo conmigo – le recordé - y ahora debes cumplirlo.

La habitación se llenó de un silencio pesado. Wooyoung estaba a mi lado, ambos sentados sobre su cama.

La rehabilitación se le hacía difícil, llevábamos un mes y no lo estaba soportando. Se sentía inseguro de sí mismo, dudaba a cada instante de lo que estaba haciendo, perdiendo las riendas de su vida y la motivación.

- No pensé que sería tan difícil pero Dios santo, lo necesito tan mal, Jungkook... - negó con la cabeza, sus cejas juntas haciéndome comprender el dolor por el que estaba pasando – No soporto estar conmigo...

- Y sabes que te entiendo, Woo. Pero yo sé que puedes, puedes superarlo, sólo es cuestión de tiempo.

- No entiendes. No tengo nada para hacerlo, Kook. No tengo una razón para hacerlo, sólo dije que lo haría para que te metieras aquí y te curaras pero yo no quiero, realmente no quiero y no puedo.

- Si no quieres nunca podrás. Y no debes hacerlo por mí, hazlo por ti, hazlo para tener una vida, hazlo para vivir como siempre lo has merecido.

- ¿Merecido? – preguntó con una sonrisa amarga en su boca, sus ojos vidriosos mirándome de manera desolada - ¿Qué es lo que merezco exactamente?

Wooyoung era alguien que tenía sonrisas y cariño de sobra para dar a los demás. Era alegre, era divertido y también llamaba mucho la atención, tal era así que cuando le conocí me había hecho recordar a Jimin, y quizás era por eso que me había abierto a él como si nada, y busqué el refugio en sus brazos.

Pero, con el tiempo noté que Wooyoung se preocupaba demasiado por los demás y nada por sí mismo. Solía menospreciarse y anularse, como si lo que él pensara o sintiera no fuese lo suficientemente importante.

Y así había sido siempre conmigo, buscando que yo pudiese salir adelante pero quedándose él atrás.

Yo no quería eso.

- Todo. Todo lo que deseas, todos los sueños que se te ocurran son tuyos y mereces cumplirlos, poder hacerlos realidad.

- Soñar no es algo que se le permita a alguien como yo.

- ¿Quién lo dice? Eres tú quien se limita.

- No pertenezco aquí, Jungkook. Este lugar no es para mí, no pertenezco a todas estas personas que tienen la esperanza de cambiar. No pertenezco a aquellos que se sienten bien consigo mismos por estar dando un paso adelante. No pertenezco a aquellos que encuentran la motivación en otro lado. No puedo encontrarla, sin la heroína nada tiene sentido, no puedo soportar el dolor, no puedo soportar las cosas en mi cabeza. Me siento ahogado, siento que me duele respirar, que quiero que se acabe todo esto, no quiero más esto.

- Woo, por favor... - acuné su rostro entre mis manos apenas vi que comenzó a llorar – Escúchame bien... no dejes que todo lo que tienes dentro te haga esto... no puedes dejar que te consuma así... sabes todo lo que he pasado... sabes lo despreciable que me he sentido y aun así lo intento...

- No somos iguales... estoy acabado desde hace mucho tiempo.

- No lo estas, no estás acabado, deja de decir eso. Puedes hacer lo que sea, mejorarás con el tiempo, mejorarás con la terapia, mejorarás cuando realmente encuentres algo en lo que poner todo tu corazón y te permita reparar lo que se ha roto.

- Siento que nunca se reparará...

- Sí lo hará... por favor, no digas eso... - susurré.

Sequé sus lágrimas con mis pulgares, sintiendo incluso mis ojos aguarse un poco. Lo que menos quería era que él perdiera sus fuerzas, que se rindiera de esa manera porque yo no pensaba dejar que él lo hiciera, le empujaría todo lo que fuese necesario para que él pudiera tener su propia vida al igual que yo iba a hacerlo.

Cuando quise percatarme de nuestra corta distancia él ya había puesto sus labios sobre los míos. Sentí el calor de su piel y el sabor de sus lágrimas.

Corté el beso, alejándome un poco, sorprendido por su acto tan inesperado para mí.

Al instante su rostro se transformó en un cúmulo de tristeza y arrepentimiento.

- Lo siento... - negó con la cabeza y tapó su rostro para comenzar a sollozar. Se puso de pie repentinamente, dándome la espalda y dirigiéndose hacia la puerta.

- Woo... - le seguí, deteniéndole para que no se fuera.

- No sé qué estoy haciendo... lo siento.

- No te disculpes... - le tomé del brazo y lo acerqué a mí para abrazarle – Está bien... no estoy molesto sólo... no lo esperaba.

- No seas así conmigo... deja de tratarme tan bien...

- ¿Cómo esperas que no sea así? – le apreté entre mis brazos, él escondía su rostro en la curvatura de mi cuello – Es lo que mereces, Woo...

- Me duele... - sollozó – me duele porque sólo haces que te ame más... y no quiero.

Mi corazón latía fuerte y rápido, sus palabras eran tan dolorosas que no sabía qué decir en respuesta. Sólo podía sostener su cuerpo con firmeza para que no se desarmase. Estaba tan frágil y dolido.

- Lo siento... sólo te estoy poniendo en una situación incómoda... - se disculpó nuevamente y eso me hacía sentir terrible – Fue... un impulso tonto... por favor, no le digas a Jimin.

- Aunque él lo supiera no se enojaría... él te quiere mucho y sabe cómo eres, que nunca lo harías para lastimarnos.

- Soy un imbécil...

- Basta – solté con firmeza, separándome de él y tomándole de los hombros para que me mirase de frente – No quiero volver a escuchar que te desprecies a ti mismo, ni que te disculpes por cosas que no deberías. Si sigues comportándote así realmente me enojaré, porque no vine aquí para estar solo en esto. Lo haremos juntos como prometimos desde el principio. Y si sientes que es demasiado difícil yo estaré allí para ayudarte.

Sus lágrimas no paraban de llenar sus ojos pero él me miraba con atención. Su labio temblaba duramente y su pecho igual, atrapando los sollozos y volviéndolos silenciosos.

- Hay una vida después de esto y no sé cómo irá pero lo que sí sé es que está allí esperando por ti y te la mereces. No la dejes, es tuya y te pertenece – con un leve movimiento de su cabeza él asintió, sorbiendo con su nariz - Si tú no crees en ti mismo no puedo hacer nada para cambiarlo, pero yo sí creo en ti. Creo en ti y lo haré hasta el final. Creeré en ti siempre.



Descubrí que Wooyoung era mucho más sensible de lo que mostraba ser. No creía en sí mismo para nada y eso era el gigantesco obstáculo que se ponía en su camino a mejorar.

Una de las cosas más duras para mí había sido el verle tan desmotivado y perdido.

Había hablado con Jimin de ello, incluso también le había mencionado lo del beso. Como lo había supuesto, él ni si quiera se había molestado, más bien se había preocupado por Wooyoung y cómo se le estaba haciendo todo tan difícil y duro de sobrellevar.

Jimin hizo un gran trabajo no sólo en acompañarme a mí, sino también a Wooyoung. Hizo todo lo posible por hacer que Wooyoung se sintiera querido y con ganas de mejorar. Incluso le había incitado a que tomara clases de baile en el centro en el que estábamos.

Había muchísimas actividades que disponían para ayudarnos con nuestra rehabilitación. No sólo hacíamos terapias, sino también teníamos talleres de arte y creatividad, entre otras actividades físicas que cada quien elegía dependiendo de sus gustos o profesiones. Así me había entusiasmado respecto de hacer ejercicio y mantener un cuerpo saludable con dieta balanceada brindada por una nutricionista del centro.

Entonces Wooyoung comenzó a tomar clases de baile y Jimin siempre le ayudaba a mejorar. Ambos eran muy buenos en lo que hacían y Wooyoung comenzaba a disfrutar cada vez un poco más de estar allí y del proceso de recuperarse.

El tiempo había pasado y él estaba considerablemente mejor. Cada vez que podía le hacía saber lo feliz que me volvía el verle avanzar y estar mejor consigo mismo. Los primeros meses habían costado, él tenía sus días malos y sus días buenos, al igual que yo. Sin embargo, aquello era lo que nos permitía mejorar y motivarnos porque íbamos complementándonos. No dejábamos que el otro estuviera de malas por mucho tiempo. Cada vez que él estaba mal yo debía ser lo suficientemente fuerte para no caer yo también y así poder levantarle. Él hacía lo mismo conmigo.

Yugyeom venía a visitarnos, la relación de ambos había progresado. Yugyeom de alguna u otra manera había dejado de ser tan áspero y grosero. Parecía más calmado últimamente, estaba bajo control e intentaba acompañar a Wooyoung con paciencia.

Siempre había notado que él tenía algo con Wooyoung. Desde el inicio podía darme cuenta que le trataba diferente que al resto de las personas. Mientras yo solía pelearme con él constantemente, incluso hasta el punto de habernos golpeado. Aun sí con Wooyoung jamás llegaba a más que unas palabras en lo alto. A él no le gustaba pelear y Yugyeom siempre intentaba mantener la calma con él, por lo tanto era extraño que entrasen en conflicto.

Si alguien como Yugyeom era capaz de cambiar su forma de ser, al menos de intentarlo y poner todo de sí, entonces cualquier cosa parecía posible.

Algo dentro de mí se sentía en suma calma cuando veía que Wooyoung comenzaba a disfrutar aún más los momentos con él.

A veces dudaba de que las cosas les funcionasen. Una vez Jimin me había dicho que no creía que Yugyeom fuera alguien para Wooyoung. Y ciertamente me hacía preguntarme si estaba haciendo lo correcto en apoyarles en su intento de relación.

Pero luego les veía desde fuera, en esos momentos donde estaban tan compenetrados el uno con el otro, y de alguna manera tenía sentido para mí. Había algo ahí, algo que me hacía pensar que quizás la vida podía enseñarles algo, que algo podrían aprender el uno del otro.


Las cosas habían ido bien.

Tanto que podía sentarme en esa capilla, en completo silencio y no sentir que la eternidad me tragaba por completo.

La cruz con Cristo en medio y a lo alto del altar donde el sacerdote en ocasiones daba sus misas, robaba toda la atención en el lugar.

No estaba allí para rezar, ni tampoco para hablar sobre mis pecados o mi vida. Si Dios existía, él claramente ya había visto todas las cosas atroces que yo había cometido, y todas las que fueron cometidas hacia mi persona.

No podía evitar preguntarme por qué mi vida había sido de esa manera. Por qué había tenido que pasar por todas aquellas cosas para poder amar a quien yo había querido desde el principio. Por qué todo había resultado tan mal.

Estaba seguro que había miles de caminos más fáciles que el que me había tocado, pero eso no importaba, porque eso era lo que me había tocado y no había podido salvarme de ello.

Quizás había podido finalmente creer en mí y en el camino que en ese momento había decidido tomar. El camino hacia la libertad. Estaba decidido a darlo todo para conseguir la vida que siempre había querido y me pertenecía sólo a mí.

Escuché el bajo sonido de una de las puertas abrirse detrás de mí. Yo estaba en uno de los primeros bancos, al frente de todo, justo a un lado de la cruz.

Me puse de pie sin dudarlo y me volteé a ver, encontrándome con la figura de mi novio parándose del otro extremo del pasillo y luego le siguieron cinco chicos más. Todos se quedaron de pie al final del pasillo, pero uno de ellos comenzó a dar lentos pasos hacia mí. Estos se volvieron más rápidos y cuando llegó a mí sus brazos se encerraron sobre mí con fuerza.

Me quedé petrificado mientras Taehyung me abrazaba y comenzaba a llorar. Estaba sorprendido, mis manos habían quedado en el aire, y algo dubitativo las posé en su espalda, recibiendo el afecto de su parte.

Nunca le había visto llorar. Jamás.

Sentí que todo mi cuerpo se estremecía, las emociones dentro de mí revolucionándose y batiéndose como en mar abierto.

El resto observaba aún sin moverse y con sus rostros afligidos.

Tae se alejó un poco, me miró con sus ojos irritados y su nariz roja. Forzó una sonrisa un algo temblorosa, pero esa sonrisa cuadrada se sentía como estar en casa.

- Estoy feliz de verte, Kookie – dice con su voz profunda y algo gangosa por el llanto – Lo siento. Lo siento por todo.

Volvió a abrazarme y el acto y sus palabras me hacían sentir débil. Sabía que no iba a ser fácil, pero también tenía por seguro que no podía seguir escapando a esa situación, no podía seguir escondiéndome en las sombras y dejar las cosas como las había dejado al irme.

Había sido un tanto emotivo para todos el volver a verme. Y para mí, honestamente había sido incómodo porque no sabía cómo sentirme. No estaba preparado para verles, pero también suponía que nunca me sentiría listo. Si no lo hacía entonces nunca podría hacerlo.

Sus caras me hacían saber lo tan consternados que estaban. Jamás había visto en nuestro grupo rostros tan desanimados y apagados. En nuestras buenas épocas solíamos tener siempre una chispa de vida y juventud que nos caracterizaba. Las aventuras y locuras que hacíamos juntos no tenían limitaciones y habíamos estado más unidos que nunca.

Pero todo se rompió en miles de pedazos y se vino abajo hacia nuestros pies.

Estábamos rodeados por el silencio penumbroso de la capilla, sentados en los bancos de madera que hacían un crujido cada que uno se movía y se propagaba el sonido en eco por todo el lugar.

- Lo único que voy a pedirles es que no me miren de esa manera... - pedí algo de misericordia. Sus miradas no me hacían sentir nada bien, me enterraban en una sensación tan amarga y ácida que quería evitarme – Ya lo superé...

- Pero no nosotros, Kookie – dice Tae – Sabemos que no se suponía que Jimin dijera nada, pero yo no podía aguantar más, Kook. Cuando Hobi me contó no pude evitar correr hacia Jimin y pedirle que me dijera dónde estabas. Estaba desesperado.

- Lo siento, Kook. Jiminie me había suplicado que no le dijera a nadie, ni si quiera a Tae, pero él no ha sido el mismo desde que te fuiste.

Ah, eso ya lo había escuchado.

Jimin me lo había dicho, ninguno había vuelto a ser el mismo.

- Supongo que fue una mierda para todos – me encogí de hombros.

- Lo creímos una mierda por las razones equivocadas – Comentó Namjoon en una voz baja y lúgubre – Lo que pasó simplemente fue una locura. Cómo las cosas se dieron fue... demasiado.

- Nadie podría haber hecho nada.

- ¿Estás tan seguro? – Yoongi levantó su mirada, había mantenido su rostro hacia el suelo todo el tiempo – Lo que sucedió no fue justo. No fue justo que te incriminaran, no fue justo que te expusieran frente a todos de esa manera por algo que no hiciste.

- Si los demás lo creyeron fue por algo. Ustedes no me creyeron.

Noté que ninguno esperaba que fuera así.

No lo había dicho por despecho, ni como un reproche. Sabía por qué ellos estaban allí y era porque se sentían arrepentidos. Yo ya no tenía intenciones de seguir culpándoles de ello, no había forma de que las cosas hubiesen sido diferente.

- Me comporté como un hijo de puta gran parte de mi vida, tanto que ni mis propios amigos pudieron creer en mí, ni si quiera mi propio novio. ¿De quién es la culpa? No sé si pueda haber un culpable – mientras hablaba jugaba con mis pulgares para calmar mis nervios – A esta altura no creo que yo hubiera merecido lo que me pasó. Finalmente creo que nadie merece eso pero la realidad es que tiempo antes de que eso sucediera yo ya había firmado mi condena. Alguien con un largo historial de actitudes violentas jamás pasaría como inocente frente a una acusación como esa, hay que ser sinceros. Así que no tiene sentido que sigan culpándose.

- Pero aun así, podríamos haber hecho algo – replicó Namjoon.

- Quizás si nos hubiéramos acercado a ti y preguntarte lo que había ocurrido, si hubiéramos al menos considerado hacer algo – agregó su novio - pero la situación simplemente fue demasiado para todos...

- Kook, lamento... lamento mucho no haberte permitido hablar con Jimin cuando quisiste comunicarte con él...

- Yo no quería hablar, Hobi, hiciste lo que yo te pedí, no es tu culpa – intervino mi novio a mi lado y yo negué de inmediato.

- No te tengo rencor, Hobi. Creo que cualquiera hubiera hecho lo mismo que tú, sólo querías proteger a Jimin. Yo mismo podría haber ido a hablar con él personalmente, dar la cara, pero no podía mostrarme frente a nadie, no quería que nadie me viera.

Continuamos hablando, ellos poco a poco soltando las cosas que tenían guardadas, sus arrepentimientos y sus sin fin de "Si hubiéramos".

Jimin les había contado todo, y aunque yo al principio no quería que eso sucediera, en esa situación había sido lo mejor, porque yo no planeaba hablar de ello, no quería tener que contar nada de lo que me había sucedido ni tener que ver su primera reacción ante ello. Estaba agradecido que Jimin me había sacado un desmesurado peso de encima.

- Quiero agradecerles por lo de mi madre – solté luego de un silencio prolongado. Miré a cada uno de ellos y sentí algo de calma por haber podio hablar y escucharles – Cuando sentía que nada podía ayudarme a salir de la miseria, aquello fue algo que le dio un poco de calma a mi vida.

- Era lo menos que podíamos hacer – dijo Yoongi. Yo asentí, comprendiendo que lo habían hecho con la intención de ayudarme y enmendar el haberme dejado a mi suerte en el pasado – Y, Kook... hermano - su voz sonó temblorosa y rasposa. Hizo un gran esfuerzo por mantener su mirada hacia la mía. Noté una capa de lágrimas apareciendo en sus ojos – Lamento... lamento lo que te dije una vez... lamento haber dudado de ti y haberte dicho que no huyeras de las cosas... como si tú hubieras sido el responsable de todo. Estaba putamente equivocado. Lo siento demasiado... fui un muy mal amigo y no merezco tu perdón, pero quiero que sepas que lo siento.

- Te perdono, Yoongi. A todos, les perdono – Yoongi bajó su cabeza y soltó un sollozo tapando sus ojos y haciendo presión sobre ellos con sus dedos – Todo está en el pasado ahora.

Ya no tenía sentido seguir aferrándome al pasado, al odio y al rencor.

Allí, bajo la mirada de Cristo, Dios, o quién demonios en el mundo fuese, ninguno de nosotros era un santo.

Nuestras almas estaban manchadas y ninguno estaba en el derecho de juzgar al otro. El odio y el rencor simplemente no lo valen, sólo logran empeorarlo todo.

Ya habíamos tenido suficiente de todo eso.

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Hola, gente bella ✨

Espero les haya gustado el capítulo, de a poco todo va cerrando.

Gracias por sus votos 💕

Nos leemos!

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