31. Después de todo este tiempo


Tres meses después

Jimin POV.

Terminé de lustrar el mueble de la sala, en conjunto con la pequeña mesa de madera en medio del living y dejé caer mi cuerpo en uno de los sillones como si fuese un saco de ropa sucia.

La casa era demasiado grande, no se comparaba con mi departamento, donde no pasaba todo una mañana limpiando como un esclavo, no entendía cómo mi madre podía mantener la casa tan pulcra como si nada y no morir en el intento.

Mis padres habían salido a hacer las compras y había sido el encargado de limpiar y ordenar, ya que unos amigos de ellos vendrían a cenar ese día.

Hacía tiempo no iba a visitarles, y lo primero que hacían era ponerme a limpiar. Bueno, no podía culparles, una vez que ellos podían tomarse un tiempo para ellos solos, claro que iban a aprovechar mi visita para ello, siempre lo hacían.

Fijé mi mirada hacia el frente observando, a través de la ventana de la amplia habitación, la casa de al lado Si me hubiese encontrado hacía un año atrás allí, sabía que tendría a mi lado a el chico que solía vivir ahí. Probablemente estaría pasándola mucho mejor que estando solo limpiando para que mis padres mantuviesen su círculo social.

Por mi lado no tenía ganas de ver a nadie, planeaba mantenerme encerrado en mi casa y disfrutar de aquella paz que mi antiguo hogar siempre me daba. Al fin y al cabo eran las vacaciones que me había tomado antes de comenzar con los exámenes nuevamente.

Me parecía el mejor plan tirarme en mi cama o sentarme en el desayunador a comer algo delicioso mientras hablaba con Jungkook por mi celular. Le hacía llamadas, siempre cerciorándome de que pudiese atenderme enviándole un mensaje antes. En ocasiones él me llamaba a mí.

Todo en lo que podía pensar cada día era en él y Wooyoung.

Ya habían pasado tres meses, y ambos habían tenido un buen desempeño.

El lugar en el que estaban no sólo les proveía de terapias individuales sino también de terapias grupales, algo que se estilaba mucho en ese tipo de rehabilitaciones.

Jungkook decía que eran increíbles las historias que relataban el resto de los internados. Historias bastante turbulentas, algunos habían sufrido abandono por parte de sus familiares de pequeños, otros de adolescentes. Algunos habían caído en las drogas por haberse quedado sin trabajo, otros por la depresión de haber perdido a seres queridos.

Había todo tipos de personas que contaban sus historias cada día. Era bueno saber que Jungkook y Wooyoung estaban en un lugar donde no se sintiesen mal consigo mismos, donde verían que había muchas personas allí luchando al igual que ellos y que tenían la posibilidad de tener vidas normales.

Por un lado eso me dejaba tranquilo.

- Jiminie, deja estas bolsas en la cocina – dijo mi padre entrando por la puerta del frente y dejando las bolsas en el piso para volver a salir y buscar más con mi mamá.

- ¡Okay! – respondí a lo alto.

Ayudé a mis padres con todo lo que ellos necesitaban. Mi mamá no perdió la oportunidad de preguntarme si había hablado con Jungkook ese día, pero aún no lo había hecho.

Ella sabía la situación en la que estábamos al igual que mi padre, y ambos me apoyaban en eso.

Una vez que pude aclararle a ambos las cosas que habían sucedido, los mal entendidos y lo que llevó a Jungkook a refugiarse en la droga, ellos dijeron que ayudarían en lo que fuera, que yo sólo tenía que pedírselos. También habían estado haciendo llamadas a la mamá de Jungkook, seguían hablándose de manera amistosa y le prometieron que en cuanto se recuperara la invitarían a casa unos días.

La casa donde ella solía vivir ya no le pertenecía desde que había sido arrestada. El señor Jeon era el dueño de la propiedad aún, no teníamos idea de qué haría con esa casa pero por el momento mis padres no volvieron a ver a nadie entrando o viviendo en ella.


- Corazón, te he traído un poco de postre – dijo ella al entrar luego de tocar a la puerta. Yo estaba con el celular sobre mi oreja - ¿Estás hablando con Jungkook?

- Sí – asentí, estirando mi mano para tomar el plato que ella me había traído.

- Mándale saludos de mi parte, y dile que se cuide – sonríe apaciblemente y yo asentí, observándola irse de mi habitación.

- ¿Qué fue eso? – pregunta del otro lado de la línea.

- Mi madre, me trajo postre.

- Hm, me antojas.

- Hace los mejores postres del mundo – dije probando el primer trozo – Y te manda saludos, dice que te cuides.

- Dile que quiero me haga de esos postres cuando salga de aquí – por su tono de voz podía suponer estaba sonriendo.

- Claro que sí – sonreí ante la idea - ¿Cómo está Woo?

- Creo que está mejor...

- ¿Crees?

- Bueno, sabes que él dice que está todo bien pero no siempre es así. A veces me estresa que sea así sólo para no preocuparnos – le escuché soltar un suspiro rendido – Supongo que una vez que salgamos de aquí él se sentirá mejor.

- Sí, creo que por más que a ambos les de resultado estar ahí, me imagino que es frustrante luego de tanto tiempo.

- Ahora que lo mencionas, planeaba que pudiéramos salir el siguiente fin de semana, a comer algo con Woo.

- Oh, claro, eso suena bien – dije entusiasmado.

Ya hacía un tiempo que ambos podían tomarse al menos un día a la semana para ver familiares o amigos, aunque no por mucho tiempo, sino por un par de horas.

Esa condición la tenían aquellos adictos que habían logrado estar limpios por tres meses. Los terapeutas habían reconocido la mejoría de ambos y ya les habían dado el "sí" para que pudiesen salir de vez en cuando.

Generalmente íbamos a tomar un café a algún lado o visitábamos la playa para que ambos pudiesen relajarse y tomar un poco de aire fresco. La playa siempre era ideal para limpiar la mente.

También aprovechábamos a visitar a su madre, quien había estado recuperándose positivamente de sus lesiones y traumatismos.

Cuando entró al centro para tratar su alcoholismo, aún estaba en silla de ruedas. Todas las mañanas los del centro le llevaban a la clínica donde hacía sus sesiones de rehabilitación. Ella hacía distintos tipos de ejercicio y estiramientos para poder fortalecer sus piernas y así volver a caminar.

Finalmente luego de dos meses podía caminar con un bastón. En algún momento, cuando mejorase más, ya iba a poder recuperar su andar normal completamente.

Estaba feliz de ver que Jungkook tenía su rostro iluminado cada vez que veía a su madre mejorar. Él merecía tener la familia que siempre le faltó, por lo que me llenaba de alegría que las cosas a su alrededor fueran bien.

Mi tiempo en casa de mis padres había sido corto como siempre, de unos cuatro días, lo suficiente para despejarme pero también para ponerme más ansioso.

Se me hacía difícil relajarme, incluso aunque mi madre me dijese "Son vacaciones y las necesitas". Sí que las necesitaba, pero no podía distraerme del todo sabiendo que a kilómetros de mí estaba mi novio y mi amigo rehabilitándose.

No me permitía disfrutar del todo de mi tiempo libre, sentía que debía estar allí cerca de ellos por cualquier cosa que necesitasen, de una u otra forma yo era quien se encargaba de todo, de mantener las cosas en orden y calma porque si no estaba en la universidad cursando y ensayando, estaba visitando a la señora Choi, asegurándome de que no requiriera medicamentos y teniendo sitas con su médico para saber cómo iba su rehabilitación.

Y claro, lo mismo era para Jungkook y Wooyoung. Era demasiada carga para mí, a pesar de que me las había arreglado para estar casi en cien lugares al mismo tiempo, al final del día sentía que ya no tenía energía.

Gracias a mi madre y padre sentía que tenía un apoyo adicional, ellos estaban al tanto de todo, y mis amigos también.

Ellos estaban preocupados y expectantes por cualquier noticia relacionada a Jungkook. Sabían casi el día a día de todas sus mejoras, y yo me sentía tranquilo de que ellos estuviesen al tanto y dispuestos a ayudarme por si acaso, pero una pequeña luz de culpa se iba acrecentando cada vez más en mi interior.

Entonces un día decidí finalmente contarle la verdad a Jungkook.

Fue una tarde mientras nos tomábamos un descanso de presenciar la rehabilitación de su madre. Le habíamos visto hacer ejercicios acompañada de su médico especialista. Se la veía animada y muy saludable, el tiempo realmente le había sentado bien, mostrando cambios muy positivos. Estaba feliz cada vez que pasábamos a verla y ella podía ver a Jungkook.

Él también había estado dedicándose a hacer ejercicio en el centro, además de otras cosas.

- Mi entrenador dice que puedo llegar a alcanzar tener sólo un 7 % de grasa corporal para el próximo mes.

- Wow, eso es impresionante – no pude evitar abrir mis ojos como platos al escuchar eso – Si antes estabas tan bien... - acaricié su pecho de forma lenta y le sonreí pícaramente – No sabía que podías ponerte mejor – él rio por mi comentario.

- ¿Te gusta?

- Me encanta.

Ambos estábamos tomando un café parados en el pasillo de esa clínica de fisioterapia. Jungkook había estado haciendo ejercicio esos meses en rehabilitación. Era algo muy bueno, podía notar cómo su humor había cambiado, estaba más relajado, incluso él me había dicho que el hacer ejercicio le había ayudado a equilibrar todo su organismo permitiéndole dormir mejor. Ya casi no tenía episodios de insomnio.

- Me gusta que lo disfrutes – dijo antes de tomar un sorbo de su café.

- Claro que lo disfruto, pero disfruto aún más verte feliz, lo estás haciendo muy bien – pellizqué tiernamente su cuello.

- A mí igual, si eres feliz, yo soy feliz – yo asentí, perdiéndome en sus ojos, su mirada siempre tan dulce cuando me observaba. Suspiré algo pesado, sabiendo que tenía algunas cosas para decirle y no sabía cómo. Lo había estado meditando desde hacía tiempo y aún se me hacía difícil. Tenía tanto miedo de que se enojara - ¿Qué sucede? Te he estado notando muy pensativo estos días... ¿Pasó algo en la universidad?

- No, no es eso... - apreté mis labios, repensando mis palabras un poco – Bueno, algo tiene que ver con la universidad supongo. Pero... es algo que aún no te he contado.

- Pues dime, te escucho – se encogió de hombros, claramente ni si quiera sospechaba que fuera algún problema, parecía completamente tranquilo.

- S-sólo prométeme que no te enojarás conmigo – supliqué con algo de sufrimiento en mi voz. Ladeó su cabeza, y me miró por unos segundos.

- ¿Qué hiciste?

- No me odies...

- Cariño, no me enojaré, pero estás preocupándome.

Me sentía como un niño queriendo ocultar que había hecho alguna travesura como pintar las paredes de la sala con marcador. Pero esto era peor, se trataba de la intimidad de Jungkook y yo había pasado sobre ella totalmente.

Hablé antes de que terminase falleciendo del miedo.

- Yo... la historia es algo larga, todo simplemente se dio de manera que no lo esperaba, pero comenzó porque yo estaba muy mal y alejado de... los chicos, ya sabes, de Tae y el resto – él asintió, mostrando completa atención y paciencia a mi relato – Hobi un día se acercó a mí, estaba enojado y también preocupado por mi comportamiento. Y... me sentí desarmado... terminé por contarle sobre ti.

El silencio me incomodó, prefería que dijera algo, que me gritara o lo que fuese antes que sólo observarme.

- Le dije... que te estaba viendo... y todo lo que pasaba...

- Jimin-

- Y los chicos también se enteraron.

Mi pecho se llenó una vibración desagradable cuando él cerró sus párpados y apretó su mandíbula. Sentí que la había cagado una vez más y me agarró la desesperación.

- Lo siento... lo siento, juro que no quería decir nada. Sé que es tu vida y yo no debía de meterme pero... ellos... Tae estaba preocupado, Hobi terminó contándole porque estaba mal desde que te habías ido – Jungkook lanzó el vaso descartable de su café al tacho de basura con frustración y llevó sus manos a su frente, soltando el aire de un tirón – Y entonces... ellos... ellos querían saber qué había sucedido, Kook. No es justo, no era justo para ti que las cosas siguieran así.

- Jimin, yo en serio no quería que nadie supiera – habló finalmente, sus ojos estaban algo enrojecidos – Creo que era obvio, ni si quiera quería que tú me encontraras.

- ¿Por qué? No es justo, Jungkook, no es justo que te hayas ido como si hubieses sido culpable de lo que pasó. Y ni se te ocurra decirme que lo eres – le apunté con el dedo.

- Eso no quita que yo tenía mi derecho a decidir si quería o no que alguien más supiera. ¿Sabes? No podía si quiera verles a la cara. Me sentía terrible, y sentía que no pertenecía allí, quería que todos me dejasen en paz, quería alejarme de todos. Y quería que siguiera siendo así.

- Pero ya no es lo mismo, cariño. Ellos... se sienten terrible.

- Lo último que quiero es lástima.

- No es eso. Ellos cometieron el mismo error que yo... y ellos buscaron su propia manera de enmendarlo luego de que les dije lo que sucedió.

- ¿A qué te refieres?

- Me ayudaron a pagar la cirugía y el tratamiento de tu mamá.

Su boca se abrió, su mandíbula casi descolocándose.

- ¿Que hiciste qué?

- Iba a pedirle ayuda a mis padres para pagarlo, pero ellos se ofrecieron, querían hacerlo, querían ayudar de alguna manera – me expliqué y sus ojos bajaron al piso, su mirada parecía perdida, procesando la información que acababa de darle – Tu madre lo sabe, se lo conté. Obviamente se lo dije luego de hacer el depósito, o sino se hubiera negado.

- ¿Ella lo sabía? – chasqueó su lengua – Qué mujer... - negó con la cabeza – Y tú – sus ojos me miraron fijo y con molestia.

- Lo siento... si te lo decía te ibas a negar... y te ibas a enojar conmigo, aunque bueno, eso al final no pude evitarlo.

Me apoyé contra la pared, tirando mi vaso en el cesto al igual que había hecho él hacía unos minutos. Quería darle espacio a que pensara las cosas, a que no me hablase si no le apetecía, lo entendía de todos modos.

Sin embargo, pocos segundos pasaron hasta que él se acercó a mí y me abrazó, obligándome a despegarme de la pared y cernirme a su cuerpo. Su acción repentina me había sorprendió.

- Yo... el día que me enteré que alguien había depositado el dinero no podía creerlo... pensaba... pensaba que estaba perdido porque mi padre no me ayudaría.

- Yo estaba muy angustiado de verte así... y que tu mamá sufriera el abandono de tu padre... lamento no haberte dicho nada pero... sólo quería ayudarte, quería verte feliz...

- Lo sé – se separó de mí y nuestras miradas se encontraron, ambas con lágrimas en ellas. Acarició mis mejillas y me besó dulcemente – Gracias. Gracias por haberme ayudado.

- Siempre estaré aquí para ayudarte – sonreí, sintiéndome aliviado de ver que él había aceptado la ayuda.

- Y... agradécele a los chicos de mi parte.

- Sí... bueno, respecto a eso. Ellos... han estado preguntando por ti todo este tiempo y... - suspiré, esperando obtener una respuesta positiva de su parte – Ellos quieren verte, Kook.

Él me miró en silencio por unos segundos, probablemente procesando aquello. Suspiró y asintió con la cabeza, comprendiendo la situación.

Después de todo ese tiempo, Jungkook volvería a encontrarse con nuestros amigos.

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Hola, gente bella 🌈

Cómo fue su semana?

Acá les dejo este cap, en el próximo veremos el reencuentro de Jungkook y el resto de los chicos.

Nos leemos en el próximo cap. Gracias por todo 💙

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