28. No recuerdo mi vida antes de ti.

Jimin se dejó llevar sin oponerse, era una de las cosas que más le gustaban de Jungkook. Nunca sabía qué se le pasaba por la cabeza cuando se trataba de ellos dos, sólo le miraba de forma traviesa y lo único que podía suponer era que tenía algo planeado para él.

Eso solo aumentaba su emoción, se llenaba de esa sensación burbujeante dentro de su cuerpo que parecía desbordarle, el calor en su pecho y las ganas irreprimibles de sonreír como tonto todo el rato. Era como si el tiempo no hubiese pasado, cada vez que estaban juntos era como si sus vidas se reiniciaran, al igual que sus mentes y sus corazones.

El atardecer había terminado para brindar a ambos chicos una noche despejada llena de estrellas.

Jungkook le había dicho a Jimin que quería mostrarle el lado bueno de ese vecindario en el que vivía, o al menos de aquella parte de la ciudad. Era cierto que no tenía atractivo alguno si se enfocaba en los grupos de adictos que se juntaban en las calles, pero un poquito más alejado, más precisamente en la playa, el panorama era digno de apreciarse.

Tomaron el bus de siempre para acercarse a la zona donde Jungkook vivía, pero se bajaron unas dos paradas antes para caminar hacia la avenida costera, llena de luces y autos yendo de una lado a otro.

Entre lo desganado que se había sentido todo ese último tiempo y lo ocupado que había estado desde que volvió a tener contacto con el pelinegro, Jimin hacía tiempo había dejado de ir a la playa. No era divertida sin sus amigos, ni tampoco lo era sin Jungkook.

La última vez que la había pisado había sido hacía meses, y lo único que logró fue recordar al pelinegro constantemente, llenándose de una ahogante melancolía. Fue ese mismo día que Wooyoung apareció en la puerta de su casa y hablaron por primera vez.

Pero el tiempo había pasado, y vaya que las cosas eran completamente diferentes ahora. Jimin finalmente podía volver a la playa sin sentirse vacío, porque su otra mitad estaba allí con él.

Se quitaron los zapatos que llevaban puestos, sintiendo la arena fresca de la noche bajo sus pies.

- Así que... no planeas decirme qué haremos hoy. No pierdes la costumbre.

- ¿Eso es una queja? – inquirió con las cejas elevadas el pelinegro, haciendo reír a Jimin mientras caminaban por la playa.

- No, me encanta que seas así.

- Es lo menos que puedo hacer siendo nuestra última noche antes de que me rehabilite – explicó – tiene que ser memorable.

- Cualquier momento que pase contigo es memorable para mí, cariño – murmuró con un tono dulce, Jungkook le sonrió y le tendió la mano para así caminar juntos entrelazando sus dedos.

El menor guió la caminata entre las farolas que formaban un camino iluminado y cálido. El mar, sin embargo, se veía oscuro a la lejanía y atraía el viento fresco del océano.

Se aproximaron a un lugar donde Jimin pudo ver movimiento de gente y lo que parecían ser puestos de una feria, donde al llegar pudo notar que vendían artesanías muy bonitas.

Caminaron por el pasillo de arena, mirando los puestos y las cosas que se vendían. También había puestos de comida, por lo que no perdieron la oportunidad de comprarse unos jugos de fruta frescos, recién exprimidos.

- Kook, ¿Puedo preguntarte algo?

- Sí, dime.

- ¿Qué te hizo cambiar de opinión? Digo, respecto a estar conmigo...

La pregunta había llegado un tanto por sorpresa para Jungkook, sin embargo no le parecía mal aclarar esas cosas.

Pero por otro lado, Jimin tenía miedo de tocar temas sensibles para su compañero.

- Porque me di cuenta que elegirte a ti es elegir cómo quiero vivir. Porque siempre lo quise y no planeo seguir dejando de lado lo que quiero sólo por lo que el mundo me imponga... Decidí una vez hacerle frente a mi padre, y decido ahora hacerle frente a mis monstruos y a mi pasado. Aunque eso no significa que pueda olvidar las cosas que pasaron, pero si sigo sujetándome de eso no podré seguir viviendo. Estoy cansado de dejar que el mundo me ponga a su merced, de no poder poner de pie mi vida. Estoy cansado de sentirme triste, despreciable y arrepentido de todo, de la culpa, del odio y del rencor.

Aquellas emociones eran sin dudas de las cosas más pesadas que una persona podía cargar consigo mismo. Todo ello les había marchitado como si fuese una especie de enfermedad que había comenzado a comer el interior de sus huesos hasta seguir con su carne y por último su piel.

Jungkook ya no quería cargar con todo eso y Jimin tampoco.

Eso era una declaración de principios. Jungkook había decidido soltar todo el pasado que le había mantenido lejos de poder tomar las decisiones que él quería. Por eso ahora decidía finalmente escuchar a su corazón, escuchar lo que él deseaba con todas sus fuerzas.

- No pensemos en el pasado, ni tampoco en el mañana. Solo pensemos en nosotros – Jimin asintió ante eso sintiendo una extraña sensación, una mezcla entre alivio y algo de tristeza. Era duro deshacerse de esa sensación de auto-recriminación, del anhelo de "Y si hubiera".

Sin embargo, parte de la vida se trataba de eso, de aprender a vivir con todas aquellas cosas, de continuar a pesar de todo. Ambos ya no podían quejarse, sentían que era suficiente al tenerse el uno al otro, una gran parte de sus almas había sanado.

Tomaron sus batidos mientras seguían caminando y viendo cosas bonitas, incluso probándose accesorios como sombreros, aretes, collares, entre algunas otras cosas.

Entre las charlas siempre salían anécdotas, tanto de las que habían vivido juntos como las que no.

Nunca faltaban las risas, los chistes y los empujones cariñosos que simulaban pequeñas peleas y terminaban en abrazos con besos.

A Jimin le gustaba ver a Jungkook así, le hacía acordar a cuando solían ser novios. El estar juntos se sentía tan cómodo que parecía mentira que ambos se llevasen mal al principio, aunque ya Jimin sabía el porqué de todo eso.

- ¿Cómo te sientes respecto de mañana? – preguntó Jimin cambiando el tema y ambos se acercaron a un cesto de basura para tirar los vasos descartables de sus batidos.

- Sinceramente me siento nervioso... pero estoy bien con el hecho de que Wooyoung estará sufriendo conmigo – dijo aquello con alivio causando una risa en el rubio.

- Lo harán bien, deben confiar en ustedes mismos.

- A veces me da miedo tener fe... ilusionarme.

Jimin permaneció unos segundos en silencio, aquellas palabras calándose de manera fría en su pecho y provocando un dolor punzante. Observó a Jungkook, su mirada puesta en el mar, viendo las siluetas oscuras y borrosas de las olas moviéndose.

- Tengo miedo de que todo se desmorone otra vez.

- Eso no va a pasar – intervino de manera rápida, queriendo alejar aquellos pensamientos negativos de la mente de su chico – Estoy contigo y te acompañaré siempre, no importa lo que pase. Ya no me importa nada más, estoy dispuesto a luchar contra todo por ti como tú lo hiciste por mí – barrió con sus dedos las hebras danzantes al viento de Jungkook – Tu madre está bien, ya no falta nada para que empiece su tratamiento para poder caminar, y hasta antes de ayer tuvimos la buena noticia de los resultados de las pruebas... las cosas están marchando bien, Kook. Y esto es lo que mereces, no pienses que en algún momento el universo te castigará, disfruta de esto, disfruta de ver cómo lo estás logrando.

Jungkook desvió su mirada hacia abajo, sonriendo un poco de lado algo apenado por sus inseguridades, por aquel afán en pensar que en su vida sólo había lugar para que las cosas saliesen mal. Por suerte Jimin estaba allí para poner todo en su lugar. Era aquel cable a tierra que le permitía mantener su cordura.

- Quizás en un tiempo pueda aprender a disfrutar de las cosas de nuevo...

- Claro que lo harás, y todo será mejor – sonrió para darle confianza, y terminó por darle un abrazo reconfortante, de aquellos que Jungkook sentía volvían la calma a su cuerpo – Te amo, gracias por dejarme estar a tu lado de nuevo... no lo merezco.

- Sí que lo mereces – murmuró, aferrándose al abrazo y sintiendo el aroma de Jimin uniéndose a él – No hay otra persona en mi vida que desee me acompañe como deseo que lo hagas tú. Nunca lo habrá.

Las palabras eran cálidas, al igual que aquel abrazo. Jimin sentía que todo apenas estaba comenzando, era casi como si hubiesen vuelto al principio de todo. Se dio cuenta que por mucho tiempo, incluso de haber estado saliendo y luego estando de novios, poco habían sabido ambos sobre la real esencia de sus sentimientos. El rubio recién estaba descubriendo la verdadera naturaleza de todos los sentimientos de Jungkook.

- Kook... ¿Cuándo fue que empezaste a gustar de mí?

Había soltado la pregunta que tenía atascada en la punta de su lengua por un buen tiempo. Quería escucharlo de sus labios, y no era que no creía lo que Mina le había dicho, porque Jungkook también había expresado que hacía tiempo que él venía aguantando esos sentimientos.

Jungkook pareció pensárselo por un momento, no era que estuviera intentando recordar porque siempre había tenido presente cómo le había sucedido eso, casi que lo llevaba tatuado en su frente. El primer amor nadie lo olvida.

Se separó un poco, tomando las manos de Jimin con las suyas muy tiernamente.

- Desde que tengo memoria – responde – porque no recuerdo lo que era mi vida antes de ti – Jimin sintió las mariposas aleteando en su estómago – Te lo dije hace un tiempo, ¿recuerdas? Siete años. Esa era la edad que tenía cuando te vi y no pude dejar de pensar en ti. No recuerdo cómo vivía mis días antes de verte, porque siempre fuiste lo más emocionante que me pasó, siempre fuiste como la música para mí, hacías latir fuerte mi corazón. Cuando bailaba en mi habitación me sentía como cuando te miraba, sentía que había algo ahí para mí – el pecho del rubio se estrujaba con cada palabra que oía y abrazó a Jungkook con sus brazos por su cuello, aferrándose a lo único que le hacía sentir capaz de no desvanecerse allí mismo – Pero todo ese amor lo convertí en odio, porque estaba mal. Ser gay estaba mal y gustar de mujeres estaba bien – le escuchó soltar una pequeña risa contra su cuello – Pero se sentía tan mal de todas formas... y la vida me llevó a ti de nuevo, y todo aquello, todo lo que había enterrado en el fondo, lo que pensé que había exterminado por completo de mi ser, volvió. Quise arrancarme el corazón pero tú me lo devolviste. Odié eso por un tiempo hasta que no pude soportarlo más.

Jungkook hablaba y Jimin le escuchaba, pero hacía ya unos minutos había comenzado a soltar lágrimas en silencio, apretando sus dientes con el nudo en su garganta cortando el aire.

Cuando las ganas de llorar se intensificaron el menor lo notó y se separó de él un poco para besar sus labios, percibiendo el sabor salado de sus lágrimas y el temblor en ellos.

- Lamento nunca haberme dado cuenta... - negó con la cabeza, sintiéndose arrepentido y a pesar que su expresión mostraba tristeza, Jungkook igual le sonreía, incluso aunque su pecho doliera.

- No era tu responsabilidad darte cuenta, Jimin. No tenías por qué entender lo que había tan en el fondo, era la idea después de todo. Fui yo quien tenía que haber sido sincero contigo.

- Pero de todas formas... te juzgué injustamente...

- Me juzgaste por cómo yo actuaba... es lo que cualquiera hubiera hecho – suspiró – Olvidémoslo por el momento, ¿si? La noche será larga y luego de aquí planeo llevarte a otro lugar... y podremos hablar, ¿te parece? – le propuso apoyando su frente contra la de Jimin y usando un tono suave para hacerle saber que todo estaba bien. El rubio asintió con la cabeza y dejó que Jungkook secara sus lágrimas delicadamente.

Jungkook realmente planeaba que no quedasen dudas entre ambos, sabía que necesitaban un momento más que íntimo para charlar porque era lo que siempre tendrían que haber hecho. Era momento de hacerse cargo de las cosas y optar por la solución más inmediata y precisa, pero no era ese el lugar, para ello tendrían tiempo más tarde.

Quería sacar aquel halo de tristeza que a Jimin le había brotado en los últimos minutos, por lo que hizo todo lo posible para distraerle, haciéndole bailar un poco al ritmo de la música de los puestos de la feria, cantándole en ocasiones y sin perderse de la oportunidad de besarle o abrazarle.

Poco a poco Jimin se dejó invadir por la actitud alegre y melosa de su compañero, sintiendo su corazón un poquito más tranquilo y no tan angustiado. Pensaba en que perdonar a alguien más era difícil, entendía por qué Jungkook no había podido perdonarle aunque ahí estaba, parecía que finalmente había dejado de lado los errores del pasado y las cosas que le habían arruinado, pero lo que era en realidad más difícil era perdonarse a sí mismo.

Por momentos divagaba, sintiendo esa pesadez que no le dejaba disfrutar del todo, pero luego veía la sonrisa de Jungkook, sus manos tomándole con suavidad y haciéndole bailar, y entonces las penas parecían volar bien lejos.

Lo que tenía el estar enamorado era que a veces era la única forma de poder aislarse de las cosas que le angustiaban, porque así como en el baile de la Universidad, Jimin y Jungkook sentían que nuevamente estaban solo ellos dos en el mundo a pesar que a su lado pasaban personas caminando constantemente.

Ambos siguieron caminando, acercándose a un bar donde pidieron unos tragos. La noche estaba perfecta para estar fuera, por lo tanto aprovecharon a sentarse en unas mesas que daban hacia la playa iluminada.

No era una novedad que a ambos les gustaba tomar, y entre charlas que iban y venían, también terminaron por tomar un trago más.

Al momento que Jimin quiso pedir otro, Jungkook notaba que ya se estaba poniendo cariñoso de más, y eso significaba que estaba ya algo borracho.

- Hey... - dice con voz ronca Jungkook acercándose sobre la mesa para pegar su nariz a la de Jimin. Éste sonrió contra sus labios y lo besó sin borrar su expresión traviesa – No puedes emborracharte, te necesito sobrio... - le regañó. Él decía eso, pero también estaba algo ebrio.

- ¿Ah sí? – soltó una risita bobalicona - ¿Para qué me necesitas sobrio? – ladeó un poco su cabeza, sus ojos brillantes y sonrientes hacían que el corazón de Jungkook se descontrolara.

- Porque te haré algunas cosas... - mordió el labio del mayor de forma sugerente.

- Suena pervertido – soltó con una risa.

- Lo será... así que debemos estar sobrios... o nos lastimaremos – advirtió, generando una gran intriga en el otro.

- ¿Por qué me da la impresión que nos divertiremos mucho? – dijo esta vez sobre el oído del pelinegro, haciéndole sentir el calor de su aliento y escuchando su voz rasposa - ¿Me harás tuyo esta noche?

- Sí, cariño... - susurró con su voz grave al sentir la lengua húmeda y juguetona de Jimin paseando sobre su cuello.

- Como me gusta que me digas cariño... - habló contra su cuello.

- A mí me gustas tú... me fascinas – dijo sin poder guardarse sus pensamientos al mirar cada detalle del rostro del rubio frente a él al separarse.

- Demonios... me estoy poniendo muy cachondo – Jungkook rió ante la confesión, aunque no era como si no lo hubiese notado.

- Yo estoy igual – admitió – Vayamos a caminar, y con suerte se nos bajará la calentura.

- Pero según puedo sospechar, necesitaré estar caliente para después – alzó sus cejas en una expresión entretenida.

- Sí, pero aún debemos caminar hasta allá, dudo que te aguantes una erección todo el rato.

- Cierto, ya me empieza a doler. Andando, cariño – se puso de pie de inmediato y tomándole de la mano le jaló. Jungkook negó con la cabeza, riéndose de lo apresurado que estaba Jimin.

Ambos se acercaron a la barra para pagar las bebidas que habían consumido, y se emprendieron en una larga caminata hacia su próximo destino.

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Hola, gente bella!

Acá tenemos a nuestros chicos, teniendo de esas citas que ya tanto se extrañaban. Falta poco para que Jungkook comience a rehabilitarse, y luego de eso su vida comenzará una vez más.

Espero hayan disfrutado el capítulo. Gracias por el apoyo 💙

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