24. ¿No es lo que siempre quisiste?


¿Por qué había sonado tan desolador el hecho de que Jimin esperase enamorarse de alguien más en algún momento?

Jungkook sabía que era lo que evidentemente sucedería en algún punto, él mismo le había dicho que ellos no tenían oportunidad, incluso le había dicho que no quería verle ni perdonarle

Pero ahí estaba, sintiéndose terriblemente inquieto por la idea de que Jimin parecía haber emprendido su viaje a querer rehacer su vida.

Quizás era el hecho de que Jimin no había podido, a diferencia de lo que él había creído, y aquello le había elevado las esperanzas varios metros sobre el cielo. Y eso era peligroso.

Ni si quiera había querido que eso sucediera, pensaba que lo tenía medianamente controlado, pero no, allí estaba su corazón haciendo de las suyas sin el permiso de la razón.

Repentinamente el pelinegro se encontró en el mismo lugar que hacía algo más de un año atrás, resistiéndose a esas emociones que creía perdidas para siempre. ¿A caso era el efecto de haber tenido a Jimin a su lado todo ese tiempo? Porque Jungkook estaba preocupado, los días pasaban y se daba más cuenta que el pensar en volver a tener a Jimin lejos en algún momento era algo que no le gustaba para nada.

Mierda, sí, ya había pasado por eso, pero no pensaba que le sucedería luego de todo el dolor, luego de no perdonarle. Pero, ¿cómo podía resistirse a él? Le había tenido allí desde hacía ya meses, incluso con la preocupación y el dolor pasmado en su rostro, había soportado ver de las peores situaciones en aquella pensión. Había incluso hecho compañía a Wooyoung, hasta terminaron siendo amigos. Había decidido no meterse más en sus asuntos con Yugyeom, había dejado de juzgarle y cuestionarle por la relación que llevaba con su antiguo agresor. Y además, le había estado acompañando al hospital, dándole visitas a su madre, compartiendo aquellos momentos de tantos nervios por el estado en el que la mujer había estado.

Claro que Wooyoung había sido un apoyo incondicional, pero aunque no lo admitiese, el hecho de que Jimin estuviese allí le había agradado enormemente.

Jimin se había disculpado hasta el cansancio, aunque Jungkook seguía convencido de que lo que había sucedido no se borraría con una simple disculpa, pero al menos algo tenía claro, Jimin estaba realmente arrepentido y se castigaba mentalmente por eso. Más lo supo una tarde en el hospital, cuando Jungkook sintió realmente la necesidad de hacerle saber a Jimin que lo que estaba haciendo valía mucho para él.

Ya había pasado mucho tiempo siendo frío hacia el chico, manteniendo la distancia y actuando con "prudencia". Era hora de reconocerle sus esfuerzos.

- Gracias... - dijo en un leve susurro.

No es que le costara agradecerle, sabía que era lo correcto, pero de alguna manera el ambiente estaba pesado, el accidente de su madre era demasiado reciente en ese momento y aún se sentía debilitado por la situación.

Jimin le miró, sintiendo casi su corazón soltando latidos uno detrás del otro, y sus ojos brillaron con esa simple palabra de agradecimiento.

Ambos estaban en la sala de espera, su madre había despertado hacía unos días.

- ¿P-por qué?... – tartamudeó la pregunta.

- Por todo lo que has hecho hasta ahora... por toda tu ayuda... - Jungkook desvió su mirada, mirar a Jimin le hacía sentir expuesto, más cuando le observaba con ojos de cachorro. Pero al no escuchar respuesta volvió sus ojos a él, para encontrar los contrarios llenos de lágrimas y su mirada triste detrás de ellas. Aquello le dolió y preocupó a Jungkook, y más por la forma en que el rubio bajó su cabeza cuando sus lágrimas cayeron por sus mejillas.

- No tienes... nada que agradecerme... - negó con la cabeza y secó sus lágrimas lo más que pudo con los puños de su sweater– No me lo merezco...

Era la culpa hablando, el arrepentimiento haciendo temblar su voz y desparramando sus lágrimas.

Con el pasar del tiempo, y cada vez disfrutando más de la compañía del rubio, Jungkook sentía que dentro suyo todo se ablandaba.

Jungkook estaba cansado, estaba harto de seguir peleando contra el mundo.

Había estado de esa manera por tanto tiempo, aprendiendo a sobrevivir con lo que le había tocado. Se había mantenido vivo como había podido, flaqueando a veces, sintiendo que era mejor bajar los brazos, porque realmente no quería seguir esforzándose cuando la vida le dolía tanto.

Al final, había prendido fuego a su interior por pura diversión, esperando distraer a su corazón del hecho de extrañar tanto a Jimin, pero al final la realidad era esa, siempre iba a extrañarle.



- ¿Ya te vas? – preguntó Jungkook algo decaído, así había estado esos últimos días, se le notaba en la voz, en su rostro entristecido. Jimin suponía que era porque en una semana comenzaría su rehabilitación, y sabía que andaba preocupado por ello, pero en realidad poca idea tenía de la verdadera razón.

- Sí – afirmó, calzándose la mochila en la espalda, debía ir a la universidad y recién salía de la habitación de la madre de Jungkook.

A Jimin le gustaba hablar con la mujer, darle un apoyo y que se sintiera en compañía, más sabiendo que su hijo no iba a poder ir a visitarla en un tiempo. Jimin se sentía bien de poder ser útil para algo en todo eso, quería que Jungkook pudiera contar con él al menos para que supiera que podía pedirle lo que fuera que necesitase.

Jungkook tenía tanto revoloteando en su cabeza y tanto atorado en su garganta en esos instantes. Sólo pudo observar al rubio con una mirada decaída.

- Jiminie, ¿Tomas un café conmigo? Yo invito – dijo el peligris acercándose.

- Claro, lo necesito para soportar las horas que me quedan de clases –  expresó con cansancio.

El pelinegro miró a los dos chicos alejándose en dirección a la cafetería del hospital.

Fue inevitable el llevar sus manos a su rostro y tapárselo haciendo bastante presión sobre él, sobre todo en sus ojos. Se sentía frustrado y sin energías para nada.

Se revolvió el cabello, lleno de irritación, y simplemente se dirigió a la habitación de su madre para concentrarse en lo que era importante y dejar de lado un poco aquellos sentimientos que recientemente andaban demasiado revolucionados en su ser.

Su madre parecía enérgica como siempre.

Toda su vida la conoció como una mujer un tanto extravagante, en el sentido que solía ser de aquellas que sobresalían donde fuera que estuviera. Era una linda mujer, siempre había vestido bien, además era alta y de carácter fuerte, aunque todo eso quedaba en segundo plano las veces que su padre estaba a su lado, sobre todo en su casa, donde él la mandoneaba y ella obedecía sin rechistar. Pero fuera de aquello, Mina era una mujer que cualquiera que la viera diría que sabía lo que quería por la forma en la que se expresaba al hablar, hacía fluir las conversaciones sin problema y era muy sociable.

A ella le gustaba conversar, por lo que a Jungkook le gustaba escucharla hablar, se mantenía a su lado, sentado en la silla cercana a la cama.

Ella siempre tenía algún alago guardado para él, cosas como "Me saliste muy lindo", "Eres tan inteligente". Jungkook en el pasado se molestaba siempre que ella le mostraba esa clase de afectos, porque para él eran contradictorios, las palabras de su madre no concordaban con sus acciones de mantenerse distante cuando se trataba de defenderle frente a su padre.

Pero todo eso ya había quedado más que en el pasado.

Jungkook había aprendido que a veces, por más que se cometieran errores, no eran hechos con el fin de lastimar.

Cuando se trataba de su madre él excusaba su propio enojo con cosas como "Pero ella podría haber hecho algo". Ahora entendía que las cosas no siempre suceden como planeamos, ni tampoco todos tienen la misma manera de enfrentar los problemas. Lo que a Jungkook le había parecido un gravísimo error desde su punto de vista, su madre lo había visto como una solución o una forma de ayudarle. ¿Cómo podía culparla? No valía la pena cuando ella no lo había hecho con la maldad de hacerle su vida miserable, sino para protegerlo.

- ¿Qué te pasa, cielo? – le preguntó al notarle tan ido. El chico miró a su madre sin decir nada – Ya, no me digas, puedo saber a qué se debe esa cara – dijo como si estuviera jugando un juego de adivinanzas – Creo que se trata de aquel chico rubio que acaba de irse.

- Mamá... - soltó con cansancio y torciendo los ojos.

- Te he notado estos días que has estado bastante triste y a mí no me engañas, sé que se trata de Jimin.

- ¿Y qué si fuera así? – le preguntó enojado, cruzándose de brazos y apoyándose contra el respaldo de su silla. Su madre sonrió triunfante.

- No puedes escaparte de los instintos de tu madre – le recordó. Él sólo pudo soltar el aliento en resignación - ¿Por qué eres tan duro con él?

- No soy duro con él... es solo que-

- ¿Él te lastimó? – completó la frase, ella sabía perfectamente las excusas de su hijo.

- Sí.

- Jungkook, recuerdo la última vez que estuvimos en casa... antes que yo volviera a arruinar todo – comentó a modo de reproche para sí misma. Jungkook sabía que ella no se perdonaba eso – Estabas deshecho, cielo. Estabas tan triste como nunca te había visto, y recuerdo que dijiste que te habías equivocado, que habías hecho cosas malas y que él no podía perdonarte. Pero al parecer lo hizo.

- Sí... él lo hizo pero soy yo quien no puede perdonarle después de todo...

- Más bien me parece que no quieres...

- Es lo mismo – bufó.

- Claro que no – sonrió ella – Por la forma en la que te veo ahora, y luego de ver cómo Jimin sigue viniendo aquí y al parecer te hace compañía, estoy casi segura que ya no sientes que sea tan difícil perdonarle.

Jungkook a veces se sorprendía de que su madre fuera tan perceptiva, pero si se ponía a pensar un poco más recordaba lo tan observadora que era y toda la atención que le había prestado a él durante toda su vida, hecho que había ignorado hasta hacía sólo unos cuantos meses atrás.

- Creo que tu corazón lo ha perdonado, pero no te permites aceptarlo.

- No necesito una sesión de psicología, mamá.

- ¿Ves? Ahí vas de nuevo con esas contestaciones – le apuntó con el dedo, mostrándole su descontento mediante su mirada acusadora. Jungkook se sentía como un niño siendo regañado, parecía que todo el mundo solía hacer eso, Wooyoung sobre todo le trataba así en muchas ocasiones, más con el tema "Jimin" – Si no cortas con eso, el sufrimiento seguirá.

- Es que simplemente no sé qué hacer, no sé cómo sentirme.

- Repito lo que dije antes, ¿No habías hecho cosas malas? – aquello le hizo repensar – ¿Te arrepientes de aquello?

- Claro que sí – afirmó con total seguridad, abriendo sus ojos grandes.

- ¿No crees que Jimin también se arrepiente?

- Sí... lo hace pero él no es para mí...

- ¿Eso crees? – le cuestionó - ¿Cuánto más necesitas? Creo que debería bastarte el hecho de que lo está intentando. Él te adora, Jungkook – sonrió ella apretando sus labios y mirando a su hijo con cariño – Y tú le adoras a él.

Su madre lo hacía sonar tan simple, tan fácil.

Era algo así como si le dijese que dos más dos es cuatro. Se sentía estúpido porque era como si no supiese sumar.

Él le hubiera dicho que las cosas eran demasiado complicadas, pero ya podía escucharla decirle que eran sólo excusas. Lo peor era que Jungkook sabía que tenía razón.

Excusas. Puras excusas que ponía su cerebro únicamente para protegerle de un posible daño.

Era el miedo a que las cosas se fueran al demonio, a que todo se arruinase. Jungkook no podía soportar otra pérdida como esa, no podría pasar nuevamente por la tortura de tener que adaptarse a la falta de Jimin en su vida porque no quería. Simplemente no quería tener que adaptarse a algo tan triste y solitario como eso.

Era simplemente devastador y le quitaba el aliento.

Él sentía que no sobreviviría a ello, pero su madre parecía tan segura de sus palabras.

Había estado apilando excusas una atrás de otra cuando el hecho era que ya había perdonado a Jimin.

Miró por la ventana aun manteniendo el silencio a pesar del ruido en sus pensamientos. ¿En serio era tan fácil? ¿En serio era así de sencillo?

- ¿Y qué sucede si algo sale mal? – preguntó con un tono tembloroso, lleno de padecimiento. Su madre no pareció pensarse la respuesta ni un segundo antes de contestar con una sonrisa confiada.

- Yo estaré allí acompañándote.

- No creo poder soportarlo una vez más...

- Ya lo hiciste.

- A penas pude...

- Pero estás aquí, y así como lo hiciste, lo volverás a hacer. El mundo no acaba si tú decides que no sea así.

Aunque tendría que sentir mayor claridad entre la tormenta dentro de su sistema, las palabras de su madre solo lograban revolver todo dentro, mezclarlo como si se tratase de una olla de estofado.

La confusión y la conmoción le invadían pero Mina volvió a hablar para intentar detener la guerra que su hijo tenía en ese momento en su cabeza de una vez por todas.

- Es a quien siempre quisiste, cielo – dijo inclinándose hacia delante y acariciando suavemente su mejilla – Desde que eras pequeño, sólo tuviste ojos para él. Le elegiste sin si quiera darte cuenta, ¿Y dices que él no es para ti? Lo has añorado desde siempre, ¿Y ahora planeas dejarle ir? Una vez que tu padre ya no puede meterse en tu vida, que ya no intervendrá más. Eres libre, Jungkook, no te rindas ante la libertad de poder elegir a quien amar porque es la oportunidad más valiosa y la estás dejando pasar, y puede que nunca más vuelva, ¿entiendes? – Jungkook sintió que todo su cuerpo se llenaba de una sensación estremecedora, terriblemente aterradora – Eres libre, cielo. ¿No es lo que siempre quisiste?

"¿Qué estás esperando para amar, Jungkook?"

Eso mismo se preguntaba. Qué había estado esperando.

No lo había notado, hasta ese momento, que jamás había dejado de esperar a Jimin.

Porque quizás sí era el indicado para él, quizás sí estaba dejando pasar una de las oportunidades más importantes, la oportunidad de ser feliz con la persona que él había amado casi toda su vida y no había podido permitírselo por culpa de las reprimiendas de su padre.

Pero eso ya había quedado atrás, tenía el paso libre, realmente era su decisión.

Parecía, en ese último año, que la gente a su alrededor había decidido su destino por completo, dejándole sin nada, despojándole de sus derechos.

Él quería elegir.

Quería elegir ser feliz y libre a su manera.

Sí, era lo que siempre había querido.

Jungkook no supo qué fue lo que hizo que sus piernas le sacaran de un salto de la silla, poniéndole de pie y comenzando a moverse soltando un saludo apresurado para su madre antes de cerrar la puerta. Dejándola sorprendida pero pronto soltó una risa para sí misma.

Él se dirigió casi corriendo hacia la cafetería. Su mente no pensaba en nada, estaba como en piloto automático, enviando señales a sus músculos para pasearle por toda la planta baja del hospital y no pararía hasta encontrar su objetivo.

- ¿Dónde está Jimin? – le preguntó a Wooyoung con la voz algo agitada. El muchacho le miró frunciendo el entrecejo por la actitud de su compañero.

- Se fue hace unos minutos – se encogió de hombros y se quedó viendo con gran sorpresa cómo Jungkook se iba sin decir nada, a pasos rápidos que pronto se volvieron un trote.

No iba a perderlo, ¿cierto? No al menos sin luchar por su libertad una vez más.

Porque valía la pena, porque lo había vivido en carne propia una vez y no dejaría que sus monstruos se lo quitasen, que nadie más volviera a hacerle rendirse ante lo que estaba bajo sus derechos.

Corrió por los pasillos en dirección hacia las puertas automáticas que se abrieron ni bien él se acercó, pasándolas de largo y mirando hacia los costados al estar ya fuera del gran edificio.

Se dispuso a correr a la izquierda, tomando la dirección que llevaba a la parada del bus que Jimin tomaba para ir a la universidad.

Esperaba que estuviera allí, realmente deseaba que no se hubiera ido porque una vez que estaba seguro de algo en la vida no quería perderlo.

Corrió y corrió. Y mierda, que si él no llegaba a estar Jungkook ya no sabía si tenía que tomarlo como una señal del universo o qué.

Se detuvo a metros de la parada y con sus ojos desesperados buscó entre las pocas personas que estaban allí esperando y pudo verle. Vio a Jimin parado, mirando hacia la calle los autos pasar, con sus auriculares puestos y parecía estar tarareando.

No se había ido aún.

¿Era esa la señal? ¿Era esa la respuesta que necesitaba para seguir avanzando?

No estaba seguro si estaba forzando las cosas para su propia conveniencia, pero a esa altura ya no le importaba, lo tomaría como un "sí" de todas formas.

No perdió más tiempo y se acercó rápidamente, sorprendiendo al rubio, quien dio un pequeño saltito por el susto y se sacó rápidamente los auriculares para poner toda su atención en el contrario.

- ¿Qué sucede, Kook? – se preocupó al verle tan agitado e incluso con la frente algo sudada.

- En una semana... entraré a rehabilitación...– dijo aún con la falta de aire en sus pulmones – Y yo... no podré salir en mucho tiempo... no... no sé qué sucederá...y... - las palabras no le salían, entre los nervios y el agotamiento parecía que no sabía completar una simple oración.

- Kook, tranquilo, respira hondo porque no te entiendo nada... - dijo levantando un poco sus manos, para que el chico se calmara. Jungkook respiró pausadamente, sintiendo cómo su respiración volvía poco a poco a la normalidad – Bien... ahora habla despacio... - le dirigió.

- Yo... no quiero que te vayas – soltó de sopetón.

- ¿Disculpa?

- Estos días estuve pensando en muchas cosas... estuve pensando en los días que pasé contigo... en los momentos que estuvimos juntos... y la última vez... la última vez realmente no quería que te fueras...

- Jungkook... me estás confundiendo – Jimin estaba algo aturdido, no entendía bien lo que sucedía y ver a Jungkook actuando así de extraño le preocupaba.

- Solo déjame explicarlo... - dijo casi como una súplica – Me han quitado mucho... me han prohibido tomar decisiones casi toda mi vida... e incluso siendo adulto fui obligado a renunciar a todo, a mi carrera, aunque no era lo que quería, pero era mi vida... renuncié a mis amigos, a mi casa... y... renuncié a ti – su voz comenzó a temblar, hablar de todo eso nunca se volvería fácil – Pero estoy cansado, ¿sabes? Estoy cansado de verme siendo tan miserable por cosas que no puedo cambiar... por errores que cometí y que me arrepentiré toda mi vida pero yo ya pagué el precio y aun así sigo en este pozo como si fuera una condena de por vida y no quiero... yo... quiero vivir, Jimin. Merezco vivir, ¿cierto?

- Sí... - se acercó a él sin dudarlo, tomando su rostro entre sus manos, con un tacto tan suave y cálido – Claro que lo mereces, cariño – susurró tiernamente – Ese precio a pagar del que hablas... nadie merece eso, Jungkook. No importa lo que hayas hecho, en lo que te hayas equivocado, no lo merecías – negó con la cabeza sintiendo la angustia oprimiendo su corazón al ver los ojos llorosos del pelinegro – Te aseguro por todo lo que me importa en este mundo, que no merecías eso. Y tampoco mereces ahora el seguir hundiéndote por ello. No mereces dejar que quienes se metieron en tu camino sigan teniendo poder sobre tu vida... no más Jungkook... - acarició sus mejillas con sus pulgares para consolarle – No mereces seguir sufriendo. Te mereces ir a rehabilitación, te mereces el poder recuperar tu vida y vivirla como siempre quisiste. Te mereces estar acompañando a tu madre, tenerla a tu lado... te mereces poder seguir adelante...

- Y quiero hacerlo contigo.

Jimin sintió una punzada en su pecho. ¿Qué era lo que eso significaba?

- Quiero recuperarme... quiero rehabilitarme y cuando salga quiero elegir cómo vivir... quiero decidir lo que quiero para mi vida aunque aún no estoy muy seguro, pero hay algo que sí sé, y es algo que elegí hace mucho tiempo, y lo elijo ahora también – habló con seguridad. Jimin sentía que su corazón latía tan fuerte que podía llegar a desmayarse – Y es a ti, Jimin. Te elijo a ti.

Claro que no se esperaba algo como eso. Habría necesitado que alguien le pellizcara o tirara un balde de agua fría sobre él para hacerle saber si estaba soñando o no, porque había soñado tantas veces con eso, con el momento en que Jungkook le dijera algo así.

- Quiero que tengamos una segunda oportunidad – Jimin apretó sus labios al sentirlos temblar y automáticamente sus ojos se llenaron de lágrimas. No tenía remedio, era imposible no llorar con la emoción que sentía - Me rehabilitaré y cuando salga quiero que hagamos muchas cosas juntos... quiero que recuperemos el tiempo perdido, que dejemos nuestros errores atrás.

- ¿En serio lo dices? – dijo con su voz quebrándose y sus cejas juntas en una expresión lastimosa.

- Lo digo en serio – susurró acercándose a él. Fue Jungkook quien esta vez acarició sus mejillas para secar sus lágrimas con sus dedos – Intentaré hacer las cosas bien, no sé cuánto tiempo me lleve rehabilitarme, pero lo haré. Y hasta entonces... ¿me esperarías? – se atrevió a preguntar. Jimin le miró con una sonrisa de lado, sintiendo un cosquilleo en su pecho y su estómago.

- Claro que lo haré. Yo también tengo mis planes. Dijiste que me seguirías ¿Recuerdas? ¿Aún planeas hacerlo?

- Te sigo siempre, cariño.

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Bueno, gente bella, finalmente Jungkook ha tomado una decisión y es apostar nuevamente a una vida con Jimin.

Es hora de que ambos rehagan sus vidas, pero esta vez juntos.

Espero les haya gustado el cap. Nos leemos 💙

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