2. Monstruos

Jimin POV.



Estaba recostado en mi cama como solía hacer todas las veces que me sentía desanimado pero incluso cuando estaba mal por Taemin no recordaba haberme sentido tan destrozado.

Cualquiera que me viese pensaría que estaba en mi cama por un simple corazón roto, pero la realidad era que no sólo mi corazón se había roto, mi alma también.

Era un dolor demasiado profundo, mucho más de lo que había sentido al dejar de estar con mi primer novio. Era un dolor que se filtraba bien hondo hasta mis huesos, se alojaba en mi pecho y provocaba una pesadez que me impedía respirar.

Deseaba que al despertarme las cosas fueran diferentes, deseaba que todo lo que había ocurrido fuese mentira pero al abrir mis ojos todo volvía a ser un suplicio para mí, volvía a encontrarme con la tortuosa realidad que era parte de mi vida en ese momento. Volvía a encontrarme con el hecho de que quien yo creía era el amor de mi vida había abusado a una chica, le había dado la espalda cuando ella necesitó ayuda, y además había terminado engañándome con alguien mientras yo intentaba aclarar mi mente para ser lo suficientemente fuerte de poder enfrentar todos aquellos hechos que me habían robado el aire y la fortaleza.

No tenía otra opción más que aceptar los acontecimientos, pero no podía, no quería aceptarlo. Me negaba a pensar que todo eso tenía que pasarme a mí, me negaba a pensar que me había enamorado tan perdidamente de alguien que al final había resultado ser una completa mentira. Había confiado en las palabras de Jungkook, en el hecho de que él había cambiado, y aunque todo lo que había ocurrido con Soojin me había dejado mal y replanteándome quién era el chico que estaba a mi lado, había decidido darle una oportunidad de explicarse y aclarar las cosas. Pero la desechó como una maldita bolsa de basura, me desechó a mí y a aquellos supuestos sentimientos que había dicho sentir por mí.

Al final sólo eran palabras vacías, al final había sido un juego sucio para él. El escucharle al otro lado de la línea, gimiendo mientras se follaba a alguien más, fue la gota que rebalsó el vaso, fue todo lo que necesité para ponerle fin a todo.

Lloré tanto aquella noche, me hice un ovillo en mi cama y Hobi sólo pudo preguntarme una y otra vez qué me ocurría, que le dijera porque se estaba preocupando. No pude decirle en el momento, las palabras no me salían, mis sollozos me impedían hablar y mi garganta estaba demasiado aprisionada como para serme de alguna ayuda. Sólo lloré con mi amigo a mi lado, sobándome la espalda y diciéndome que todo iba a solucionarse.

No, no había solución.

Me había cansado de pelear, realmente había acabado con todo lo que había en mí. Cansado de intentar y estaba listo para dejar todo atrás. Sentía que realmente no había otra forma de seguir.

Luego de lo de Soojin la culpa no se iba ni un poco, y luego de mi intento por entender y apoyar a Jungkook, me sentí incluso peor por si quiera haberlo intentado. Lo que había pasado con Soojin era imperdonable, y eso quedaría en mi consciencia y en todos los que habían influido en su decisión. Pero seguramente en aquella persona que le había hecho el real daño, la culpabilidad no parecía ser algo común, eso me había demostrado esa noche que le llamé.

Debía olvidarme de Jungkook, aunque no sabía cómo, mi amigo Hobi me insistía en que saliéramos para distraerme, pero pocas ganas de ello tenía.

Un día de esos que estaba en mi habitación, sentado sobre el colchón de mi cama con la mirada perdida y mis ojos rojos y llorosos, mi mejor amigo estaba allí y el silencio en la habitación fue interrumpido por el sonido de su celular recibiendo una llamada.

Habían pasado tres días desde que yo había llamado a Jungkook, enterándome de que estaba con alguien más. Tres días desde que mi vida era un infierno sin retorno.

Hobi atendió con una cara de preocupación que no pasó desapercibida para mí. Él me miró a la vez que puso el celular contra su oreja.

- ¿Qué sucede, Jungkook?

Fue suficiente escuchar su nombre para que todo mi cuerpo se estremeciera. Junté mis cejas y tomé la almohada que estaba a mi lado y la abracé, sintiendo las ganas de llorar volviendo a mí.

- Él no quiere hablar contigo... - dijo con un tono cansado, yo sólo me encogí aún más y cerré mis ojos, dejando que mis lágrimas cayeran lentamente – Le has lastimado, no hay nada que tengas para hablarle – hizo una pausa, escuchando lo que le decía - No, creo que fue bastante claro lo que sucedió, no necesitas explicar nada – caminó nervioso por la habitación – Mira, Jungkook, si quieres arreglar algo hazlo como un hombre y ven aquí a hablar con él, no creo que sea algo para hablar por teléfono – soltó un bufido y me miró – Si no planeas dar la cara, entonces olvídate de Jimin. Acepta las consecuencias, Jimin está bastante mal y no quiere verte, tampoco hablarte. Creo que ya has hecho suficiente.

Incluso a mí me habían dolido esas palabras, pero eran necesarias para que no siguiera insistiendo, porque al parecer él realmente no se aparecería, no vendría a verme, no vendría a explicarme a la cara qué había sido toda esa mierda, qué demonios hacía ese miércoles a la noche.

Hoseok había sido claro con él, de nada le serviría esconderse detrás de un teléfono, aunque yo no quisiera verle, necesitaba ver su rostro si planeaba decirme por qué demonios había hecho eso. Necesitaba que se enfrentara a la situación que él había generado porque era injusto que se escapase de eso como si nada. Pero era obvio que no tenía el coraje suficiente para hacerse cargo de lo que había hecho.

Nunca apareció, nunca vino a decirme nada a la cara.

Mientras tanto, yo seguía yendo a mis clases, seguía viendo las caras de todos los que se sentían tristes por Soojin. Incluso habían estado dando charlas de concientización de temas de suicidio y depresión, sobre las posibles señales que podían ayudarnos a evitar no notar que una persona necesita ayuda.

Entre ellas estaba un gran cambio en el aspecto físico de la persona, notándose un deterioro bastante grande, también cambios anímicos, como desmotivación, negatividad, ansiedad, llanto constante, y también otros comportamientos, como autolesiones, consumo de sustancias, tendencia a aislarse y perder contacto de sus seres queridos. También solían estar más callados que de costumbre.

Si hubiera tenido aquellas herramientas quizás hubiera notado algo en Soojin, quizás hubiera hecho algo, pero la realidad fue que me confié en que ella tenía a sus amigos y su familia, pero incluso aunque tengamos todo, nada nos asegura que podamos sentirnos bien.

Dolía ver a las personas hablando de ella, dando esas charlas que lo único que hacían eran echar sal a nuestras heridas, era un constante recordatorio del mal que le habíamos hecho, y con ello también venía a mi mente la imagen de Jungkook y me acosaba constantemente.

La primer semana había pasado, y yo comenzaba a volver a tomar todas mis clases de a poco, volviendo a mi rutina para intentar olvidar todo, distraerme.

Aquellos días había tenido miedo de cruzarme con Jungkook por lo que me escabullía para evitar toparme con él en algún momento, incluso verle de lejos. Una tonta parte de mí quería verle, quería ver su rostro. Por unos segundos olvidaba todo y mi pecho dolía por el deseo de saber algo de él, pero rápidamente recordaba el tipo de persona que era, las cosas que había hecho, y el rencor volvía a mí.

Aunque quisiera odiarle no podía, incluso aunque recordase todas las cosas que me había hecho al principio. Recordaba todos los primeros encuentros, todas las veces que había escupido hacia mí palabras llenas de odio, las veces que me llamaba "puta", "zorra", o "marica". Las veces que me humillaba con sus comentarios mal intencionados e hirientes.

Recordaba la primera vez que habíamos follado, en el baño de aquel departamento en la fiesta de Jackson y Yugyeom. No me había dado tiempo si quiera a poder prepararme para que no me doliera, él simplemente se había metido dentro de mí con fuerza y sin reparos. Me había dolido tanto, pero no tenía fuerzas para sacarle, él era mucho más fuerte y grande que yo. Además yo estaba ebrio, por lo que no estaba del todo consciente de la gravedad de la situación.

Luego vinieron otras veces, y yo comencé a cansarme.

Él solía meterse en todo lo que yo hacía, me miraba mientras yo estaba con otras personas, parecía no poder soportar respirar el mismo aire que yo.

Le había visto con mujeres tantas veces, y no fue hasta que comencé a recordar, que siempre veía que ellas le gritaban o le insultaban, salían corriendo de su lado o le empujaban. Al principio pensaba que era un problema que habían tenido entre ambos, una discusión y ya, pero era sólo Jungkook tratándolas como objetos y ellas intentando escapar de él.

Incluso estando en clases, sentado en mi lugar y con mis brazos sobre el pupitre, yo recordaba todas esas situaciones. Mi mente iba por todos los sucesos que me daban una pista de que Jungkook no sólo era abusivo conmigo, sino con las chicas también. Lo único que conocía era la violencia, y eso me daba escalofríos.

Respiré forzosamente, escondiendo mi rostro entre mis manos, por suerte estaba en los últimos asientos del salón y el profesor no me vería así.

Me sentí agobiado cuando recordé la noche en la que Jungkook había golpeado a Yoongi por acercarse a mí, y rápidamente recordé cuando todos terminamos arrestados por aquel disturbio que había comenzado por su culpa en una fiesta. Un grupo de chicos habían querido destrozarle porque él había golpeado a una de sus amigas y había intentado follar con ella.

Había querido borrar ese hecho de mi mente, ignorarlo, más aún cuando él me prometió que no volvería a pasar, que él iba a cambiar.

Y le creí completamente. Supongo que era porque realmente quería creer, realmente quería que las cosas funcionasen, pero al final no lo habían hecho.

Intenté controlar las ganas de llorar. Al final no sabía para qué iba a mis clases si no podía concentrarme del todo, pero creía que estando en mi habitación iba a ser incluso más terrible.

En fin, en ningún momento volví a cruzarme con Jungkook. No había vuelto a verle, por lo que era una suerte para mí, incluso a pesar que algo dentro de mí seguía esperando algo de él. Así era mejor, era lo que yo necesitaba, alejarme de él por completo.

Mi amigo Hoseok había evitado hablarme de él, yo sabía que debía de saber algunas cosas porque seguramente Taehyung le contaba cosas de Jungkook.

Yo seguía enojado del hecho de que él no se apareciese, pensaba que no quería verme a la cara porque claramente me abalanzaría sobre él y le daría un puñetazo si le veía, pero en realidad no había estado yendo a la universidad. Fue lo único que supe por parte de mi mejor amigo.

- Tae dice que apenas habla con ellos, está seguro que está enojado, por eso no va a sus clases – explicó mientras estaba sentado en las escaleras del edificio de nuestra facultad, justo a mi lado mientras yo fumaba un cigarro.

- ¿Enojado? – bufé – No tiene derecho a enojarse.

- Lo sé – se encogió de hombros – No lo sé, ellos no quisieron hablar del tema con él, aunque sí quisieron preguntarle qué le ocurría, pero no quieren preguntarle sobre Soojin.

- Ni si quiera quiero saber qué tiene para decir de ella – negué con la cabeza, intentando alejar posibles pensamientos innecesarios.

- Supongo que era obvio que todos estarían resentidos con él... es muy egoísta de su parte enojarse, debe enfrentar lo que hizo, aceptarlo, y que el remordimiento le ataque como a todos nosotros.

- No creo que tenga remordimiento, sino hubiera tenido al menos un poco de respeto en vez de ir a revolcarse con alguien por allí mientras todos estábamos de luto – él soltó una exhalación pesada.

- Qué jodido está todo esto... - miró al frente, observando a las personas pasar – Todo está tan tenso... tan fúnebre desde ese día... parece como si Soojin se hubiera llevado la vida de todos.

Y así se sentía.

Una tarde me había armado de valor para ir a visitar su tumba. Era una tarde fresca y estaba bajando el sol. Decidí ir en ese horario porque me había saltado una de mis clases, no quería ir en un momento donde pudiera haber alguien más, como alguno de mis compañeros.

Caminé por el angosto sendero de ese cementerio y mientras miraba las tumbas que iban pasando por mi lado, finalmente llegué a la suya.

"Aquí descansa Seo Soojin. Amada hija, hermana y amiga. Que tu luz nos ilumine en los días más oscuros de tu ausencia".

Mi corazón se contrajo, lo último que hubiera esperado era encontrarme visitando la tumba de una de mis compañeras. Y era increíblemente doloroso.

Me agaché, poniéndome de rodillas y dejé el ramo de flores blancas que le había llevado, poniéndolas en el pequeño jarrón que había a un lado con otras flores.

Junté mis manos y me tomé unos minutos para rezar por ella.

Cuando abrí mis ojos comencé a ver que había un montón de cartas allí, también papeles con mensajes escritos. Leí varios de ellos, todos más o menos decían lo mismo, que la extrañaban.

Pero uno en particular llamó mi atención.

"Descansa, Soojin, los monstruos ya no pueden hacerte más daño, ahora han venido por mí".

Me pregunté a qué se refería aquel mensaje, y quién sería aquella persona, supuse una de las tantas que estaban sufriendo la pérdida de Soojin. Pensaba que se trataba de alguien que la estaba pasando realmente mal, alguien que de alguna manera sabía cómo había sufrido ella.

Aquello me llevó a preguntarme cuántas personas estarían allí afuera luchando contra sus propios monstruos sin que nadie lo supiera, sin que nadie les escuchara. La vida podía llegar a ser realmente injusta y desalentadora, a veces hasta maldita.

Esperaba que nunca tuviera que volver a sentirme culpable por darle la espalda a alguien que lo necesitaba. Esperaba que las personas que estuvieran pasando por lo mismo que había pasado Soojin pudieran tener alguien a su lado que les escuchara y les permitiera seguir adelante.

Luego de aquella reflexión, me puse de pie y decidí dejar el lugar.

Los días siguieron pasando, y Jungkook no volvió a pisar la universidad.

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Acá va otro capítulo.

Perdón por el sufrimiento, no me odien 🙏🏻

Tengan buen día ✨

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