16. Si existieran otras vidas
Jungkook POV
Al parecer debía ir acostumbrándome a ver a Jimin rondando por la pensión, acompañado de Wooyoung, por supuesto. Aunque eso no era mi principal preocupación en esos momentos, sino la inquietud que sentía dentro mío, quería que se calmara rápidamente, sólo quería descansar, poder cerrar los ojos y dormir, que mi cuerpo dejase de temblar, que mi pecho dejara de estar oprimido.
Asfixiante, se sentía como si estuviera encerrado dentro de mi cuerpo, aplastado bajo una presión insoportable. El sudor aflorando de mi piel.
Estaba a un paso de desquiciarme y lo último que necesitaba era escuchar a Yugyeom acusándome, ni tampoco que Jimin estuviera allí viéndome de esa manera, con la pena pasmada en sus ojos.
- ¿Me estás escuchando, Jungkook? – preguntó. Él estaba de pie en medio de la habitación, mientras yo me hallaba sentado en mi lado de la cama – Te estoy hablando.
- Ya te dije... te dije que no hice nada... tomé la que tú me diste hoy, eso es todo...
- Mientes – afirmó, y comenzó a caminar hacia mí.
- ¡No estoy mintiendo! – solté en un grito, cosa que pareció sorprenderle, al igual que a Wooyoung y Jimin, que miraban con atención y pesadumbre.
- Ponte de pie – dijo finalmente llegando hacia mí y tomándome del brazo.
- Déjame... - musité, moviendo mi brazo para que me soltara.
- ¡Ponte de pie! – su tono de voz me hizo temblar.
- Yugyeom...
- Deja de defenderle, Wooyoung. Deberías ser más rígido con él – le respondió, anulándole por completo su intención de decir algo. Su mano me apretó fuertemente y me jaló, obligándome a ponerme de pie – Saca esa maldita píldora donde pueda verla o juro que soy capaz de bajarte los pantalones aquí mismo y te la quito yo del puto culo.
- ¡No tengo nada! – le empujé con fuerza. Grave error.
Me tomó de mi mandíbula y me empujó contra la pared de espaldas, acercándose a mi rostro e intimidándome con su mirada llena de furia.
Cerré mis ojos con fuerza al sentirlos arder, pero de todas formas mis lágrimas brotaron de ellos, cayendo por mis mejillas.
Fue entonces cuando inesperadamente Jimin se acercó, poniendo su mano encima del hombro de Yugyeom, empujándolo a un costado y haciendo que me soltara.
- ¡Ya déjale en paz! – gritó él. Yo no pude hacer más que quedarme pegado a la pared y bajar mi mirada - ¡Te ha dicho que no tiene nada!
- ¡¿Y le crees?! – le empujó y observó con una sonrisa desencajada – Haces todo realmente mal, Jimin – soltó una risa que me encrespó la piel – No le creíste cuando estaba en sus cabales... pero le crees ahora que es un puto drogadicto... - chasqueó su lengua con molestia – Te diré un secreto, nunca creas lo que un adicto dice para salvarse el puto culo y obtener lo que quiere, son unos manipuladores...
- Y tú eres el que nos vende esa mierda... - espeté con rencor.
- Y aunque no lo hiciera, parece que te las arreglas muy bien tú solito, ¿no es cierto? – enarcó una ceja, acercándose a mí de manera intimidante – Jimin... ¿quieres que te diga por qué sé que está mintiendo? ¿Y por qué no puedes confiar en él?
- Cállate, Yugyeom... - supliqué en un hilo de voz pero él siguió hablando.
- Porque uno de mis colegas me habló de un lindo pelinegro que fue a pedirle una pastilla de oxicodona... a cambio de un pequeño favor – giró su rostro para mirar a Jimin - ¿Cómo crees que se la pagó? – rió divertido y se volvió a mirarme. Una vez más pasó a tomarme de la mandíbula para obligarme a mirarle – Esa boca tuya... hace maravillas, ¿cierto? Creo que todos los que estamos en esta habitación lo sabemos – dijo burlándose – Y ahora lo saben mis colegas... No tardarán en empezar a buscarte... y será ahí cuando vendrás a llorarme para que los aleje de ti... - apreté mi mandíbula tan fuerte como mis párpados al momento que todo mi cuerpo se estremeció. Respiré con dificultad mientras aún lloraba.
- Por favor... - volvió a hablar Jimin – por favor... déjalo...
- ¿Qué lo deje? – preguntó, como si le pareciese un disparate lo que había dicho – Le he dejado, y mira las cosas que anda haciendo – dirigió su mirada hacia mí una vez más - ¿Dónde demonios está la pastilla? Dímelo, no me obligues a buscarla.
- La ingerí... - respondí por lo bajo.
- Serás hijo de perra... - me soltó de repente y se volteó, dándome la espalda y llevando sus manos a su cabeza. Me quedé expectante, observando su reacción. Estaba furioso, demasiado, pero agradecía que no se le había ocurrido golpearme – Ve al baño y vomita – dijo al voltearse.
- ¿Qué?
- Vomitarás esa mierda, te guste o no. Lo haces o llamaré a mi colega para que meta su polla hasta tu garganta hasta hacerte vomitar. Tú elijes.
- Es suficiente, Yugyeom – Wooyoung intervino nuevamente, acercándose.
- ¿Suficiente? ¿Eso crees? Este imbécil – me señaló con su dedo – No parece tener suficiente. ¿Sabes cuándo lo tendrá? Cuando termine muerto por una jodida sobredosis si no se detiene antes.
- Quizás deberías dejar que me muera... ¿no crees? – levanté mis ojos para mirarle. Estaba harto de aquella situación, de que quisieran controlar mi vida, cuando no les importaba una mierda lo que me pasaba o lo que yo sentía.
- Ve al baño, Jungkook – repitió él – y tú irás con él – le dijo a Jimin, quien lo miró sorprendido. Genial, era lo que me faltaba - Asegúrate que sí vomite.
Odiaba verme en esa situación con Jimin a mi lado, era penoso, se me hacía difícil mirarle a los ojos. Notaba que me inspeccionaba, que probablemente se estaba cuestionando cosas sobre mi estado, sobre lo malogrado que me veía, sobre mis actitudes tan denigrantes.
De todas formas, lo único que quería yo en ese momento era que Yugyeom dejara de escarmentarme. Porque era su lado de hijo de puta el que me ponía los pelos de punta, odiaba que fuera así.
Me dirigí al baño de mala gana y Jimin entró detrás de mí.
- Cierra la puerta – le pedí, mientras me dirigía al inodoro. Escuché el sonido de la puerta, luego de eso él se acercó a mí.
Me puse de rodillas y observé el agua al fondo del retrete. Me incliné hacia delante y llevando mis dedos hacia mi boca, los introduje hasta el fondo, tocando mi garganta y provocándome arcadas al instante.
Sólo fue necesario apretar con mis dedos dos veces para lograr vomitar. Mi estómago se contrajo y le siguió mi garganta, expulsando todo lo que tenía en el estómago. Vomité tres veces, la última ya no tenía nada más que soltar, por lo que dejé de hacerlo.
Escupí un par de veces, el sabor agrio era espantoso sin dudas.
Me puse de pie para inmediatamente dirigirme al lavabo y lavarme los dientes. El sabor a la menta quitó el gusto a vómito de mi boca y me hizo sentir mejor, más limpio, aunque la ansiedad no se me iría ahora que ya no podría esperar a que la oxicodona hiciera efecto en mi sistema.
Lavé mi rostro con abundante agua fría, queriendo que mi piel se congelara.
Jimin se había mantenido callado todo el rato, hasta que levanté mi rostro y le miré a través del espejo.
Estaba llorando.
Tenía su mirada directo hacia el piso, se mordía el labio inferior acallando los sollozos.
Mierda, no podía soportar verle llorar.
Su cuerpo temblaba por el llanto que estaba reprimiendo, sólo unos pequeños quejidos comenzaban a ser audibles.
- Lo siento... - murmuró compungido aun sin levantar su mirada – sé... que no sirve de nada... que una tonta disculpa no tiene valor alguno pero... quiero que sepas que lo siento... y que me odio por esto... - me volteé para verle, y me acerqué a él.
- ¿Crees que lo nuestro hubiera funcionado de alguna manera? – pregunté en un susurro. Él levantó su rostro, mirándome con sus ojos llorosos.
- Lo creeré siempre... - su mirada reflejaba su convicción.
- Desde el principio, Jimin... lo nuestro no iba a funcionar... - negué con la cabeza.
- No puedes decir eso cuando pasamos por todo... hicimos de todo para que funcione... tú cambiaste...
- Y no te bastó.
Sus lágrimas se acrecentaron, y con ello los latidos de mi corazón.
- No sabía... que todo lo que había sucedido al principio aún estaba dentro de mí... no sabía que una parte de mí seguía dolida... pero no pude evitarlo – expresó llorando – aquello me dolió mucho... nunca pude comprender por qué lo hacías...
- Porque mi padre me hostigaba y me repetía que ser homosexual estaba mal. Tú eras libre de vivir tu sexualidad de la manera más sana, salías con chicos y de más. Odiarte era el camino más sencillo. Me convencí de ello, de que las cosas serían más fáciles así.
- Me detestabas, Jungkook... - negó con su cabeza, su nariz y sus ojos estaban completamente rojos. Sus cejas juntas en una expresión de dolor – Me decías cosas horribles... es injustificable...
- No lo entiendes, ¿cierto? – le observé con seriedad, y él se mantuvo callado, la duda plantándose en su mirada - Desde que supe que eras gay, desde que mi padre me dijo que tú eras gay y que era asqueroso, desde ese mismo momento simplemente permanecí callado y rezando dentro mío para que él no se diera cuenta, para que aquella mirada con la que me acusaba no lo notara. Desde que ambos éramos niños, desde que íbamos a la escuela, desde que comenzamos la universidad. Desde que te veía follarte a mis amigos en mi casa. ¿Qué crees que pasaba por mi mente en ese momento?
- ¿Qué quieres decir con todo eso? Me odiabas, me mirabas como si fueras a arrancarme los ojos – dijo con nerviosismo.
- Te miraba porque no podía hacer más que eso, Jimin.
- Me humillaste... me insultaste...
- ¡Quería odiarte! – alcé la voz – Maldición, no podía, ¿Entiendes? Te metías en mi cabeza solo, estabas siempre ahí, mierda, Jimin, ¿Sabes lo que fue para mí verte follar con todo el mundo? Con todos, con cualquiera, mirabas a cualquiera menos a mí. Cualquiera podía tenerte menos yo.
- No entiendo... no entiendo a qué te refieres... no tiene ni puto sentido, me tratabas como basura, me llamabas marica...
- ¿Puedes dejar de aferrarte a eso? Cambié, y lo sabes, lo hice por ti.
- ¡Pero no pude olvidarlo! ¡Lo siento! – gritó.
- ¡¿Y yo qué?! – grité también, haciendo que se sobresaltara – siete putos años, Jimin. Siete putos años tenía yo cuando te miraba por la ventana y sentía cosas... - en ese instante mi voz tembló y las lágrimas se hicieron presentes – siete putos años y yo ya sabía qué era eso y, maldición, mi padre no dejaba de lavarme el maldito cerebro... no dejaba de hacerme sentir culpable, no dejaba de amedrentarme. Jimin, los insultos que él te dedicaba eran amenazas para mí.
- Ya basta...
- ¡No! – él lloró aún más fuerte, tapándose el rostro - ¿Sabes lo que es odiarte tanto a ti mismo? ¿Sabes lo que es no poder estar en tu propia carne porque te repiten que no está bien ser lo que eres? Crees... crees que será mejor si te esfuerzas... pero no... simplemente no mejora. Jimin, no me he sentido mejor, me he sentido solo... y ahora estoy vacío, no siento nada.
- ¡Tú no me dijiste nada! – el baño se había llenado de nuestras voces, de nuestro llanto, de nuestras respiraciones casi ahogadas – ¡¿Cómo iba a saberlo?! ¡Creí que me odiabas, que te daba asco! – me mantuve callado por unos segundos. Peiné mi cabello con ambas manos y tiré mi cabeza hacia atrás retomando un poco del aire y la compostura, luego volví a mirarle.
- Pues ahora lo sabes.
Sequé mis lágrimas, pero él siguió llorando por un rato. Temblaba e intentaba no hacer ruido, se tapaba la boca con sus manos e intentaba respirar lo más que podía.
- ¿No podemos... tener otra oportunidad? – preguntó de repente – ¿Ya no me amas?
- ¿Amarte? – le miré con tristeza. Su mirada suplicaba a mis ojos por algo de compasión. Mordí mi labio inferior, sintiendo que estaba muriendo en ese instante por ver sus ojos de esa manera – Si existieran otras vidas, Jimin... yo te amaría en todas ellas.
Sus lágrimas se volvieron más fuertes, apretó sus labios y llevó sus manos a mis mejillas.
- Por favor... dame una oportunidad... déjame remediarlo... - apoyó su frente contra la mía – porque eres el único que está en mi corazón... porque siento que siempre seremos tú y yo... así es como nuestras vidas deberían ser, Jungkook... - tocó nuestras narices, y sentí sus labios rozar los míos. No despegué mis ojos de los suyos – Te amo...
- Soy un adicto...y ya escuchaste lo que dijo Yugyeom... el tipo de cosas que hago... ya no soy la persona de quien te enamoraste.
- Sí lo eres... lo sigues siendo... y lo sé luego de todo esto... sé que te lastimé, y que es mi culpa, y merezco que no quieras estar conmigo pero no puedo dejarte... porque nunca dejé de extrañarte, Jungkook... porque sin ti me siento vacío...
- Yo no me siento vacío, Jimin... yo estoy vacío.
- Puedo arreglarlo... - me dio un corto beso en mis labios, y sentí mi mundo caerse a pedazos.
- No me hagas esto... - negué lentamente, cerrando mis ojos con fuerza, sintiendo las ganas de llorar acercarse nuevamente – Yo... no quiero seguir sufriendo... y esto me duele...
- ¿Tanto daño te hago? – me miró con tristeza.
- Solo quiero dormir y no despertar... porque no hay nada que me quite esta desesperación que tengo dentro – solté un jadeo, la sensación de ahogamiento amplificándose en mi garganta.
Mis manos habían comenzado a ponerse inquietas, mi cuerpo a sudar, podía sentirlo en el dorso de mi cuello, frío y húmedo. La respiración me pesaba. Y en ese mismo instante, él me rodeó con sus brazos, pegándome a su cuerpo en un abrazo, cálido como él solía darme.
Tardé un poco en hacerme a la idea de su cercanía y de que estaba intentando consolarme. Sus brazos estaban sobre mis hombros apretándome fuerte.
Finalmente lo acepté y respondí abrazándole de igual manera por la cintura y apoyando mi mentón en su hombro. Cerré mis ojos, buscando calmarme y sentir únicamente el calor de su cuerpo, pero el tenerle así de cerca me estaba impacientando.
Giré un poco mi rostro, y rocé mis labios contra la piel de su cuello, y poco a poco fui dándole besos. Al principio eran como sutiles caricias, pero luego comencé a apretar su piel entre mis labios, succionando lentamente.
Escuché la frecuencia de su respiración acrecentándose al igual que la mía. Subí desde su cuello hasta su mandíbula, él inclinó su cabeza hacia atrás un poco mientras yo plantaba besos húmedos sobre la línea de su quijada, finalmente llegando a sus labios y besándole con fuerza.
Mi cuerpo reaccionaba solo, haciendo que mis manos comenzaran a moverse sobre el suyo, metiéndose bajo su camiseta. El ritmo iba rápido, yo movía mis labios sobre los suyos con intensidad, devorando su boca y dando mordidas ocasionales, a las cuales él respondía con leves quejidos.
Lo necesitaba, aquella sensación que me desbordaba, y sentía que si seguía así iba a terminar de enloquecer
Quería que alguien me ayudara a respirar, necesitaba que alguien quitara todo ese peso de mi pecho.
Sin separar nuestros labios le empujé contra la pared y con desesperación comencé a desabrochar su pantalón, aunque mis manos sudorosas y temblorosas entorpecían aquella tarea.
Bajé un poco su pantalón, sin dejar aún de besarle, y cuando estaba a punto de tocarle él corrió mi mano.
- Jungkook... - intentó alejarme, mirándome con sus cejas juntas y sus ojos brillosos.
- ¿No quieres...? – pregunté agitado, mi pecho inflándose con cada inhalación.
- Sí, pero... no así... no quiero... que te desquites conmigo... - murmuró, con mis labios a centímetro de los suyos.
Entonces me percaté de lo que había hecho.
Y me sentí despreciable una vez más.
Él tenía razón, había querido desquitarme, descargar mi frustración en él. Porque todo ese tiempo era la única forma que había encontrado para descargarme y así calmar toda mi ansiedad, además de las píldoras de oxicodona, las cuales ya no podía tomar libremente como antes.
Me alejé de él, porque además ni si quiera sabía lo que estaba planeando hacer. Me dejé llevar por un instante, y hubiera sido realmente malo, porque ya no podía dejarme llevar como antes, porque en ese instante no tenía ningún condón a mano y no podía hacerlo con él sin uno.
Parecía que no podía dejar de cometer errores, de seguir estropeando las cosas que me importaban, ¿pero cómo podía encontrar un balance entre todo ese caos? Mi vida había cambiado y no parecía poder mejorar, no tenía las herramientas para hacerlo, ni tampoco las fuerzas.
La puerta fue golpeada repetidas veces y aquello rompió el silencio dentro del baño. Ambos nos asustamos por el ruido.
- ¿Cuánto tiempo se tardarán? No les hice entrar ahí para que se diviertan – dijo el estúpido de Yugyeom mientras seguía golpeando. Escuché a Wooyoung reprochándole por su comportamiento. Troné mi cuello, sintiéndome altamente cabreado, por lo que me dirigí hacia la puerta y la abrí de golpe, estampando mi puño contra su cara, haciéndole retroceder varios pasos.
- ¡Jungkook! – gritó mi otro compañero, sosteniendo a Yugyeom para que pudiera enderezarse.
- ¡Déjame en paz! ¡Quiero que me dejes tranquilo!
- ¿Quieres que te deje tranquilo? – preguntó él manteniendo su mano en su labio golpeado – Bien, te dejaré tranquilo, ve y revuélcate con quien se te de la gana por un poco de droga... ve y sigue arruinándote.
No me importaba, yo quería arruinarme.
Por todo el tiempo que había pasado allí, había intentado seguir como podía. Me refugié en Wooyoung, en aquel lugar que ambos teníamos juntos y en la droga que me hacía calmar cuando más lo necesitaba. Y aunque había momentos donde sólo quería que las cosas se acabasen para mí, aún seguía aferrándome a algo, a aquella pequeña esperanza de poder sentirme bien, y lo buscaba en Wooyoung. Buscaba todo lo que quería en él pero aun así el vacío me atacaba.
Quería a Wooyoung y él se preocupaba por mí. Me había insistido en que no vendiera mi cuerpo, que él había estado en eso por mucho tiempo y que ya no le molestaba, que él conseguiría dinero para ambos.
Él realmente se esforzaba para que yo no tuviera que cargar con tanta mierda, pero yo fracasaba, y a veces hacía cosas de las cuales no me enorgullecía ni un poco.
No tuve tiempo si quiera a responder a lo que Yugyeom había dicho, porque mi celular comenzó a sonar.
Era extraño que recibiera una llamada, por lo general era algún mensaje de texto y ya, siempre de Wooyoung o Yugyeom.
Cuando me aproximé a tomar mi celular y vi que era una llamada de mi madre, atendí automáticamente, algo sorprendido pero sin pensar en que no sería la voz de mi madre la que escucharía en realidad.
La voz de un hombre estaba al otro lado, y detrás de él se escuchaba el sonido de unas sirenas.
Mi madre había tenido un accidente por conducir ebria.
.
.
.
.
.
.
.
Capítulo de hoy ~ ✨
Bueno, acá vemos la situación actual de estos cuatro, lejos de salir del caos.
La situación de Jungkook no está mejorando, está sufriendo los síntomas de abstinencia, a veces más fuertes, a veces menos, y su comportamiento se ve afectado por esto.
Sus sentimientos por Jimin están ahí, nunca se fueron, pero explotan en sus momentos de vulnerabilidad y Jimin ya tiene una leve idea de que Jungkook había estado interesado en él desde hacía muchísimo tiempo.
Sigue habiendo muchos sentimientos dolorosos que se interponen entre ellos, pero el tiempo y las circunstancias los irá acercando cada vez más y más.
Gracias por leer, que empiecen bien su semana 🌈
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top