12. Desesperación

Jimin POV

Wooyoung se puso de pie y me miró de una forma que entendí como algo arrepentida. Él sabía que no me hacía bien verle así, y que la situación era más complicada ahora que lo veía con mis propios ojos, pero él no había tenido otra alternativa que involucrarme, y claro que a mí no me molestaba, yo quería ayudar a Jungkook, pero el hecho de que él no me lo había permitido y me había alejado era lo que me ponía de los nervios. En verdad no sabía cómo ayudarle si él no me dejaba.

- Iré a hacer unas compras – se dirigió a la mesa que había en una esquina y tomó su mochila y billetera – Hazle compañía, háblale – sonrió él, probablemente para animarme.

Salió por la puerta, cerrándola y dejándome en la habitación, la cual se llenó de un profundo silencio.

Wooyoung era sin dudas alguien de buen corazón. No podía evitar sentirme altamente celoso por la cercanía que tenía con Jungkook, pero sabía que era algo mío, algo que me nacía solo, pero eso no quitaba el hecho de que yo pudiera discernir que era alguien agradable.

Tomé aire y lo solté, a la vez que masajeaba un poco el dorso de mi cuello para relajarme. Jungkook seguía boca arriba, respiraba pausadamente, su expresión estaba totalmente relajada, sus labios algo entreabiertos.

Me senté a su lado, al borde de la cama y no pude resistir el impulso de acariciar su rostro. Peiné hacia atrás su cabello, despejando por completo su frente y luego tocando suavemente su mejilla en una dulce caricia. Su piel estaba fría, y algo opaca. Además su rostro estaba bien delgado, su cara más angulosa de lo que solía ser.

Llevé mi mano hacia una de las suyas y al sentirla también fría la tomé entre las mías. La froté suavemente con mis pulgares. En ese instante noté que movió su mano y apretó su agarre.

Me vino a la cabeza la pregunta de qué sería lo que necesitaba Jungkook para ser feliz, qué era lo que buscaba, qué era lo que quería.

Yo estaba dispuesto a dárselo todo.

- ...¿Jimin...? – apenas le escuché murmurar mi nombre levanté mi mirada. Tenía sus ojos cerrados, sus manos se movieron un poco para acariciar las mías - ... Jimin... - volvió a soltar en un suspiro pesado.

- S-sí... soy yo... - respondí en un hilo de voz y me acerqué a él.

- ...Jimin... - volvió a llamar.

- ¿Qué sucede? Estoy aquí – movió a penas su cabeza, le vi abrir un poco sus ojos, los cuales estaban perdidos, era lo poco que podía ver de ellos a través de sus párpados levemente abiertos. Mi pecho se hundía de la angustia por verle así – Kook... por favor... debes mejorarte... debes estar bien, ¿si? Porque... porque si algo malo llega a pasarte yo no sé qué haré... - mis manos temblaron mientras sostenía la frialdad de las suyas y mis ojos se llenaban de lágrimas – dijiste... me prometiste que me seguirías siempre...

- ...te sigo... cariño... - murmuró cerrando sus ojos y respirando pausadamente – te seguiré siempre... aunque no me veas... aunque no me escuches... estaré siempre contigo... - parecía como si estuviese hablando dormido, su voz era baja e iba perdiendo la poca fuerza que tenía.

Sus palabras retumbaron en mi cabeza y pude sentirlas adentrarse en la profundidad de mi corazón, y cuando hacía tiempo me habían causado felicidad, en ese momento sólo provocaban dolor.

Me incliné sobre él con mucho cuidado y algo inseguro. Me acerqué a su rostro adormilado y terminé por tocar sus labios con los míos en un beso casto, como si por medio de él quisiera transmitirle parte de mi calor y parte del amor que tenía para él.

Me alejé, su pecho subía y bajaba con calma, sus ojos estaban cerrados por completo y parecía haberse vuelto a dormir. Me erguí, poniéndome de pie y llevando mis manos a mi rostro, masajeé mis párpados, sintiendo cómo una leve humedad se filtraba entre ellos. Exhalé agobiado, intentando deshacerme de la pesadez que sentía.

Observé la mesa de luz del otro lado, donde había una caja de cigarrillos, y algo que no había notado anteriormente, un cinturón.

Me llamó la atención porque estaba demasiado percudido, la tela deshilachada y vieja, además de ser bastante antiguo, como si fuera un cinturón de los que usaba mi abuelo. Me acerqué con curiosidad a la mesa de noche. Aquel objeto me parecía algo extraño, pero rápido supe de qué se trataba cuando abrí el cajón. Era algo que claramente no debía hacer, porque era privado y no era correcto husmear en las pertenencias ajenas, pero a veces las cosas suceden por una razón.

El cajón estaba lleno de cosas, entre algunos billetes medio rotos y abollados, monedas, blísters de analgésicos usados, papeles y cosas poco importantes. Pero lo que atrapó mi atención fue ver una cuchara metálica, una pequeña bolsa con un polvo que no supe identificar, otra con algunas pastillas, un frasco y por último una jeringa.

Sentí una sensación burbujeante a la altura de mi estómago, una contracción involuntaria. Jamás había visto algo como eso pero pude comprender qué era, quizás por cosas que había visto en las películas.

Me sentí nervioso, pero repentinamente algo a mi costado llamó mi atención. Jungkook se había movido.

Me sobresaltó el sonido de un quejido fuerte, seguido de una exhalación que pareció haber sido un intento por toser. 

Y así comenzó, tosiendo una y otra vez.

- J-jungkook... - me acerqué rápidamente, bordeando la cama para llegar a su lado.

Su cuerpo se movía involuntariamente con espasmos mientras no dejaba toser, y pronto me alarmé cuando entendí lo que le estaba ocurriendo.

Comenzó a vomitar. Un líquido blanquecino brotaba de su boca con cada contracción de su tórax, tosiendo y atragantándose a la vez.

- ¡Jungkook! – me apresuré a tomarlo de los hombros y como pude le puse de costado, tuve que girar su cuerpo para evitar que se ahogara - ¡Jungkook! ¿Me escuchas? – era inútil y estúpido preguntarle algo así. Mi cuerpo comenzó a temblar de la desesperación, no dejaba de toser y escupir aquel líquido que al parecer su cuerpo quería expulsar.

No sabía qué hacer.

Se estaba ahogando. Jungkook estaba teniendo una maldita sobredosis y estaba ahogándose. Sus párpados se entreabrieron, sus ojos se pusieron en blanco.

Comencé a llorar, sintiendo cómo el caos se apoderaba de mí. Torpemente tomé una de las almohadas y la puse detrás de su espalda para estabilizarle. Él no despertaba y su cuerpo sólo convulsionaba en respuesta.

Miré a mi alrededor buscando su celular para llamar a Wooyoung.

Abrí el cajón de su mesa de noche de un tirón, casi arrancándolo pero no había más que algo de dinero y esas malditas pastillas.

- No... no, no... – negué agarrándome del cabello y dejando que el llanto me desbordara.

No se me ocurrió otra cosa que salir.

Abrí la puerta de un golpe y salí a pedir ayuda, a los gritos, porque Jungkook no dejaba de convulsionar y no podía, no podía estar sucediendo eso. Corrí por el pasillo, que por suerte era corto, para poder llegar a la sala.

Gritaba que alguien me ayudara, que necesitaba ayuda, que estaba teniendo una sobredosis.

Jungkook estaba muriendo, y no sabía, no quería ni pensar en que si alguien no me ayudaba sería demasiado tarde.

- ¡Necesito ayuda! – grité desesperado mirando a mi alrededor, y fue en ese momento donde miré hacia la puerta de la entrada, yo me encontraba al final de la sala a la entrada del pasillo.

Había unos pocos hombres allí, y pude ver al dueño asomándose por la puerta y llamando a alguien.

Todo pasó de manera tan lenta y tan hostigante. Sentía que el aliento se me agotaría, que en cualquier momento dejaría de respirar y que mi corazón se cansaría de latir con tal rapidez.

Yugyeom pasó corriendo a mi lado, entrando al pasillo y dirigiéndose a la habitación sin detenerse.

Hice lo mismo, apresurándome para entrar a la habitación y verle llamando a Jungkook.

- Jungkook – le llamó golpeteando con su mano sus mejillas, buscando que reaccionara – Jungkook... mierda, mierda... despierta, hijo de perra... - soltó entre dientes y luego de una exhalación llena de enojo se puso de pie, tironeando de él y alzándolo - ¿Qué haces allí parado? Llama a una ambulancia – me dijo, y yo pegué un salto, como si hubiera despertado del mi estado de shock.

Comenzó a caminar rápidamente, con Jungkook en brazos, quien ya no convulsionaba, pero no se movía para nada.

No podía perder ni un segundo más, me dirigí inmediatamente al dueño y él se encargó de llamar a una ambulancia.



Horas después yo estaba sentado en aquella mesa, con mis manos sobre la superficie de madera y con una tasa de té entre ellas. A penas había tomado un sorbo, cosa que Wooyoung claramente notó. Posó sus manos sobre las mías y las acarició.

Cerré los ojos, y jadeé, mi garganta se contrajo por el nudo que no se me quitaba desde hacía horas. Me mordí el labio inferior al sentir las inminentes ganas de llorar.

- Jimin... - me habló él con tono calmo – tranquilo, él estará bien... pudieron estabilizarle, es todo lo que importa...

- Él... - tenía la voz algo entumecida por la conmoción – él me dijo... me dijo que aunque no le viera... aunque no le escuchara, que él estaría ahí... - una lágrima rodó por una de mis mejillas – él... ¿se estaba despidiendo? – de tan solo pensar en esa posibilidad me encogía aún más del miedo, del pavor a poder llegar a perderle.

- No pienses en eso, Jimin... sólo te harás daño...

- Me lo merezco – solté – me lo merezco por haberle hecho todo esto... por haberle dejado solo...

- No es así, no es tu culpa.

- Él mismo lo dijo... él ha estado así por todo lo que tuvo que pasar y yo no estuve ahí...

- Pero no puedes culparte por esto, Jimin, si lo haces sólo te lastimarás más, y a él también – levanté mi rostro al notar que alguien se había acercado a nosotros.

Intenté mantenerme calmado, y Wooyoung apretó mis manos para tranquilizarme.

- Esperan que despierte pronto – anunció Yugyeom.

- Eso es bueno... - respondió él, quien luego volvió a mirarme – Anda... toma el té... te hará bien.

- Wooyoung... - murmuré al recordar algo. Me miró alzando sus cejas en señal de que me estaba prestando atención – vi... vi en un cajón una jeringa... - él se movió, soltando mis manos y apoyando su espalda en el respaldo de su silla.

- ¿Andas de fisgón? – pregunta Yugyeom a la defensiva y yo le miré con desprecio en respuesta.

- Yugyeom, basta – le detuvo él, haciendo una seña con su mano. Se cruzó de brazos y mantuvo su mirada a gachas.

- Por favor... dime que eso no es de Jungkook... - le supliqué, y también recé por mis adentros para escuchar una afirmación de su parte.

- No, eso es mío – suspiré algo aliviado – Él nunca consumió, es lo que intento evitar hace tiempo... si llegase a hacerlo, se arruinará la vida para siempre... – hizo una leve pausa, yo me mantuve en silencio – sé que debes odiarme pero-

- No te odio – respondí al instante – has... estado con Jungkook cuando todo este tiempo estuvo solo... - volví a tomar en mis manos aquella taza y la sostuve con fuerza – gracias.

Mi voz era casi robótica, distante y quedada. Tenía demasiadas cosas pasando por mi mente, y demasiadas sensaciones, tanto que ya me había quedado sin energías.

La preocupación que sentía respecto a Jungkook sólo me paralizaba aún más, la situación en la que se encontraba era totalmente desfavorable, sumado a que él me quería lejos, y que quería quedarse con Wooyoung. ¿Cómo podría ayudarle si él no quería recibir ayuda?

Temía por él, temía por su bienestar, porque lo único que quería era que él pudiera estar bien, que toda la mierda dejara de pesarle, y quería estar ahí para él, quería que me diera una segunda oportunidad, pero lo había arruinado. La confianza que él tenía en mí, terminé por destruirla.

Ahora él sólo tenía a Wooyoung, quien parecía hacer lo posible por cambiar las cosas, y por otro lado estaba Yugyeom, ese bastardo, quien parecía seguir a Jungkook como una sombra y a mí sólo lograba generarme escalofríos. Aun así, gracias a él Jungkook pudo llegar a tiempo al hospital.

Las cosas estaban tan de cabeza que lo único que podía sentir eran unas nauseas terribles asechando mi estómago, quitándome el apetito.

Jungkook se había hundido, se había perdido en la oscuridad, muy lejos de la superficie, muy lejos de mí y no podía alcanzarle, simplemente no podía dar con él y aquello me afligía, me lastimaba. No había martirio más grande que verle padecer ante la agonía.

"No quiero despertar", había dicho entre dormido, y eso había terminado de destruir mi corazón.

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Cap de hoy.

El estado de Jungkook ha llegado a un límite, pero acá empezará el tira y afloje. La situación es un caos y Jimin se está enfrentando a todas las consecuencias del pasado. Esto es lo que a ambos les tocó.

El tiempo acomodará las cosas, se los prometo ✨


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