7. Saca la lengua

Jungkook POV



Había salido de clases temprano por lo que me dirigí a la cafetería para comprarme un café. Iba acompañado de unos compañeros de clase hasta que ellos se despidieron para seguir con su camino y yo por el mío.

Estaba tranquilo tomando mi café, sentado en una banca hasta que apareció Taehyung con un rostro afligido y enojado. Le miré extrañado por su cara larga, esperando que me dijera qué le ocurría.

- He reprobado el examen de matemática – me dijo.

- Bueno, tienes el examen recuperatorio de todas formas – me encogí de hombros, mostrándole una solución simple.

- Sí, pero es dentro de dos semanas, ¿Cómo me preparo en dos semanas? – preguntó frustrado, sentándose a mi lado – Son muchas cosas que no entiendo.

- Jamás te vi tan preocupado – ladeé mi cabeza y me reí un poco.

- Si me va mal en el recuperatorio debo recursar la materia y no quiero verle la cara a ese viejo otra vez – se mordió las uñas pensando en algo, hasta que abrió sus ojos grandes y sonrió - ¡Ya sé! – alzó su dedo índice. Al parecer se le había ocurrido una buena idea – tú me ayudarás.

- ¿Qué? No, no jodas.

- Oh, vamos...

- No tengo paciencia, aprendes demasiado lento cuando hay algo que no sabes, además ya tengo suficiente con estadística – bufé de tan solo recordarlo.

- Maldito.

Siguió allí sentado mientras yo terminaba mi café y chequeaba mis redes sociales en mi celular y los mensajes acumulados que tenía, borrando varios. En eso él volvió a mirarme y me tomó del brazo.

- Ya sé – me hizo poner de pie – acompáñame.

- ¿A dónde vamos? – le pregunté mientras me llevaba a rastras – Puedo caminar solo – me solté, mientras él caminaba rápidamente. Suspiré por no haber obtenido respuesta y le seguí de todos modos.

Entramos al edificio de artes, cosa que yo nunca había hecho ya que no tenía nada que hacer allí. Aproveché para echar un vistazo a mi alrededor porque había un montón de piezas de arte extrañas, desde cuadros hasta esculturas.

Nos adentramos al ascensor y subimos al piso cinco. Según mi amigo allí estaban las salas de ensayo, aunque no me explicó de qué, si eran de teatro, música o baile.

En fin, nos dirigimos a unas de las salas más grandes. Era tan grande que tenía tres puertas y de doble hoja, casi que ocupaba todo el ancho de ese piso. Caminamos por el pasillo y Tae se metió por la puerta. No había muchos alumnos allí, por lo visto no estaban en clase. Entré lentamente, con mis manos en los bolsillos, poco emocionado por estar allí. Vi a algunas personas ensayando lo que parecería ser una coreografía, así que asumí eran alumnos de danza.

Tae se detuvo y se quedó mirando a dos chicos bailando, y como si fuera que mi mala suerte iba en aumento, uno de ellos era el rubio, y el otro era su amigo; Hoseok.

Les observé bailar, era una canción de hip-hop y ambos estaban bailando al estilo callejero. Estaban compenetrados en lo que hacían, completamente concentrados y aunque al principio estaba mirándolos a ambos, mis ojos comenzaron a posarse únicamente en el más bajo de los dos.

El maldito se movía con una fluidez que impresionaba, sus pasos eran limpios, con una definición que ni si quiera la había visto en la televisión. La canción tenía fuerza y él no tenía problemas en seguirle el ritmo perfectamente, se movía con rapidez y en cada golpe de la canción ajustaba los movimientos de su cuerpo pareciendo hasta irreal de lo bien que marcaba el ritmo, sabía controlar cada porción de su cuerpo.

Bailaba con tanta potencia que el sudor formaba una capa húmeda sobre su piel, su cabello estaba levemente mojado y despeinado. Su expresión al bailar era desafiante y seria, por no decir otra cosa. Su mirada era más afilada de lo normal y su boca entreabierta le daba un aura... caliente.

- Hey – Taehyung me despertó de mis pensamientos chasqueando los dedos frente a mis ojos. Parpadeé y le miré, me estaba sonriendo con una cara pervertida – Ya deja de babear – dijo y yo le pegué un puñetazo en el brazo.

- No estoy babeando, idiota.

- Claro – se encogió de hombros sin creerme. Me tocaba los cojones cuando se ponía pesado. 

Miró hacia los dos chicos que ahora habían dejado de bailar. El rubio se había acostado sobre el piso mientras recobraba el aliento. Taehyung se le acercó.

- Hey, Jiminie – le saludó – Hobi – le alzó las cejas al otro para saludarle y éste sólo le saludó desde donde estaba, procurando no acercarse mucho – Demonios, qué bien bailan, me los follaría a los dos aquí mismo.

- Dios, Jimin, ¿No te cansas de su acoso? – le preguntó Hoseok con indignación. El rubio simplemente se rió.

- No me molesta, me causa gracia.

- Relájate, Hobi... no haré nada que no quieras – se acercó a él y le rodeó con el brazo sobre sus hombros – Por ahora – aclaró y Hoseok hizo una cara graciosa de rechazo arrugando su nariz.

- Te denunciaré.

- Ay, ya relájate – le dijo soltándole.

En ese momento el rubio se sentó, dándose cuenta de mi presencia. Me miró sorprendido ya que era extraño verme allí y porque hacía días no nos cruzábamos. Se relamió los labios y se secó el sudor de su rostro con una toalla que tenía a un lado. Giró a ver nuevamente a Taehyung y se puso de pie.

- ¿Qué te trae por aquí? – preguntó, refiriéndose solo a mi amigo e ignorándome.

- Necesito que seas mi tutor para matemáticas.

- ¿Tu tutor? – alzó las cejas – ¿No puedes pedirle a otro?

- Eres el único que sé que sabe de matemáticas y que tiene el buen corazón de ayudarme – se acercó a él y le tomó de las manos – Vamos, di que sí. Me salvarás el culo.

- Mi culo es el que no se salvará, seguro lo que menos haremos será estudiar – confesó con una mirada cansada.

- No, prometo concentrarme – puso su mano sobre su pecho en forma de compromiso. El contrario le miró con desconfianza, pero aún así suspiró y accedió.

- Está bien, supongo no queda otra.

- ¡Sí! – exclamó mi amigo – Gracias Jiminie – le abrazó con fuerza. Yo estaba allí observándoles pero el rubio no me miró en ningún momento – Te pagaré con buen sexo.

- ¿Puedes dejar de decir esas cosas cuando hay más gente? – le empujó para sacárselo de encima mientras miraba a los costados, asegurándose que nadie hubiera escuchado. Me estaba impacientando seguir allí.

- Jiminie, me voy a las duchas – dijo Hoseok, tomando sus cosas.

- Te acompaño, Hobi – dijo Taehyung alzando la mano y caminando hacia él, pero Park le agarró del brazo y lo tironeó para alejarlo de su amigo. Tae lo miró con cara de pocos amigos – se supone debes ayudarme - le reprochó.

- No lo haré, olvídate de él – apoyó su mano en el hombro de Tae – los heterosexuales son una pérdida de tiempo – le sonrió, y desvió su mirada hasta encontrarse con la mía por unos segundos. Arqueé una ceja con un semblante molesto por su referencia a mí. Luego volvió la atención a mi amigo – Nos vemos, Tae, luego arreglamos para que te ayude con matemáticas – se fue y no volvió a mirarme, ni si quiera reparó en saludarme, al menos por cortesía, pero al parecer esa palabra no existía en su diccionario. 

Se fue de la sala y Tae me miró.

- No quiero decir nada, pero esa indirecta fue para ti.

- Me importa una mierda – respondí, ya podía pasarse ese comentario por el culo, que no me importaba en lo más mínimo. Comencé a caminar y Tae me siguió.

- Iré a buscar a Namjoon, quedé en tomar unas cervezas con él, ¿Tú vienes? – preguntó y yo lo pensé por unos segundos. Miré al final del pasillo, viendo al rubio hablando muy amistosamente con un grupo de chicos.

- Adelántate, tengo que ver a alguien.

- Oh, ¿una de tus chicas? – me codeó en un gesto pícaro.

- Algo así.

- Bueno, Kookie, nos llamas cuando termines tu polvo y te nos unes.

Se alejó saludándome con la mano y yéndose hacia el ascensor. Volví a mirar hacia el final del pasillo y el rubio no estaba. Caminé hacia esa dirección, buscando los baños. Los pasillos eran largos y amplios, con muchas habitaciones, hasta que divisé una sala que eran los vestidores y vi a Hoseok salir de allí.

Eché un vistazo y me adentré a la sala. Había cubículos que estaban separados por paredes y cubiertos por una cortina para privacidad de quien se cambiara allí. En el centro había una larga hilera de bancos de madera y al fondo divisé a mi objetivo. Estaba secando su sudor con su toalla y estirando su cuello. Se puso de pie, y antes de que pudiera irse yo me coloqué detrás de él. 

Al voltearse se sobre saltó y dio un paso hacia atrás, dedicándome una mirada acusadora inmediatamente.

- ¿Qué haces aquí? No puedes entrar.

- Cierra la boca – le agarré de los brazos y lo empujé adentro de uno de los cambiadores mientras él intentaba soltarse.

- S-suéltame – hizo fuerza para zafarse pero yo lo volteé y lo puse de cara contra la pared, sujetándole de las muñecas detrás de su espalda – Jungkook...

- Así que... los heterosexuales son una pérdida de tiempo... – sonreí con irritación, recordando su estúpida voz diciendo esa frase, retumbando una y otra vez en mi cabeza. Apreté sus muñecas con más fuerza, obligándole a soltar un quejido entre dientes - ¿Quién te crees que eres?

- Suéltame – se movió inútilmente, incapaz de hacer que le soltase.

- ¿Por qué te resistes? – reí de manera burlona – Si me deseas dentro tuyo...

- Qué ego de mierda tienes... - reprochó entre dientes. Se movió hasta que se dio la vuelta y me miró desafiante - ¿Qué quieres? – preguntó con una expresión de suficiencia - ¿Vas a follarme?

- ¿Tú que crees? – alcé una ceja, pareciéndome tonta su pregunta. Él me miró con sus profundos ojos – Pero antes... - le tomé del cabello, enredando mis dedos en su pelo y lo tironeé hacia abajo, obligándole a arrodillarse. Soltó una queja y yo aflojé el agarre, soltándolo finalmente y observándolo desde arriba – Ya sabes qué hacer - qué bien se veía teniéndolo allí arrodillado, sabiendo lo que le esperaba.

Como la puta que era él simplemente llevó sus manos a mi pantalón para comenzar a desabrocharlo. Lo bajó un poco y luego mi ropa interior, encontrándose con mi erección. Llevé mi mano a su nuca y sostuve su cabeza, mientras que con mi diestra tomé mi miembro y lo aproximé a sus labios. Por primera vez mantuve mi mirada en él durante el acto, realmente me disgustaba, pero tenía curiosidad de saber cómo se veía su cara mientras me la mamaba, quizás igual de erótica que cuando bailaba.

Mantuvo sus labios entreabiertos y yo pasé la punta de mi miembro por ellos. Sus labios eran gruesos, carnosos y se sentían placenteramente suaves sobre mi piel. Delineé su labio inferior con mi glande dejando un leve rastro de pre-semen y repitiendo la acción acariciando sus labios. Él cerró sus ojos, respirando pausadamente, su aliento caliente directo a mi erección. Me mordí el labio inferior, mi polla estaba cada vez más dura y maldije por mis adentros por cómo me estaba poniendo.

- Qué mierda que no seas mujer... - solté frustrado. Él abrió sus ojos, mirándome – Abre la boca – ordené y así obedeció. Introduje con lentitud mi polla en su boca, me relamí los labios al ver lo bien que entraba en su boca y comenzando a sentir la ansiedad escalar dentro de mí.

Comencé a moverme, sosteniéndole con mis manos a los lados de su cabeza para dejarle quieto ya que era yo quien le estaba penetrando la boca. Metí hasta al fondo mi polla y él apoyó sus manos en mis caderas para alejarme un poco pero aún así cuando me alejé volví a enterrarme profundo hasta su garganta. Solté un suspiro de alivio al sentir cómo sus labios se deslizaban hacia la punta despacio pero con fuerza, ahuecó sus mejillas, succionando y ahogué un gemido apretando mis labios.

Comenzó a mover su cabeza a un ritmo más rápido y yo no podía quitar mi vista de lo que él hacía, de cada detalle. Sus ojos, por momentos los cerraba y por otros volvía a mirarme, llenándome el cuerpo de escalofríos. Se movía rápido y así de rápidas eran las corrientes eléctricas que comenzaba a sentir en todo mi organismo, me recorrían de los pies a la cabeza. Temblé un poco al sentirme cerca del orgasmo, pero en ese momento saqué mi polla de su boca y tratando de controlar mi respiración le hablé.

- Saca la lengua.

Abrió su boca y saco su lengua para mí, la expresión que hizo fue tan obscena que sentí no podría controlarme si le veía por más tiempo.

- Eres un marica de mierda – le tomé de la mandíbula bruscamente y con mi otra mano me masturbé rápido y pude sentir todo mi interior estremecerse con el orgasmo, además de apreciar cómo mi semen saltaba directo a su lengua, entrando a su boca y goteando por sus labios – Ciérrala y traga – disfruté de ver cómo mantenía su mirada en mí y hacía lo que le decía, tan asquerosamente sumiso. Apreté mi mandíbula porque un sinfín de pensamientos me invadieron y me llené de enojo – Qué sucio que eres... - espeté.

Lo tomé de su ropa y le obligué a pararse, lo giré y volví a apretarlo contra la pared.

- Bájate los pantalones – le dije mientras yo sacaba un condón de mi bolsillo y me lo colocaba rápidamente – La otra vez estaba tan drogado que te follé sin condón... espero no me hayas pegado ninguna enfermedad.

- No tengo nada... siempre me cuido.

- Claro... igual que lo hiciste conmigo – me burlé.

- Eso fue porque no me diste tiempo ni a reprochártelo.

- No es mi culpa que seas una puta regalada – le empujé – Ya, bájate el pantalón – comenzó a desabrochárselo.

- No es necesario que me trates así.

No le presté atención a lo que dijo, apenas vi sus nalgas bien formadas y redondas le penetré. Soltó un quejido de dolor, retorciéndose y queriendo que me separara de él igual que la otra vez.

- No... sácala... – se resistió pero yo tenía la polla dura como una roca y no planeaba soltarlo. Me empujé hasta adentro, gruñí por lo apretado que estaba – Mierda... duele... - apretó sus puños contra la pared a los costados de su cabeza. Comenzó a respirar hondo para intentar soportar el dolor. Impaciente, comencé a moverme, porque mi polla estaba que explotaría en cualquier momento, sentía dolor y necesitaba liberarlo. Le sujeté de las caderas y le embestí rápidamente a la vez que comenzaba a escuchar sus gemidos – más despacio... por favor.

- Si te gusta así... ¿Cuántas pollas han pasado por tu culo? – reí, burlándome de él – Ya debes estar acostumbrado.

- No es una vagina, idiota.

- Me da igual lo que sea, eres un agujero, y si es necesario lo abriré todas las veces que sean necesarias para entrar.

Luego de unos pocos minutos donde le embestí una y otra vez, sintiendo cómo sus paredes cedían poco a poco pero aún así seguía estando perfectamente apretado, lo suficiente como para darme el placer que necesitaba y saciarme las ganas que tenía de follar. Tenía su culo perfectamente echado hacia atrás, mis manos cabían perfectamente en su cintura, era delgado pero con un cuerpo firme y la musculatura justa.

Estaba muy excitado y me moví rápido para asegurarme llegar al orgasmo porque ya no aguantaba más. Su cuello estaba mojado por el sudor y tuve el impulso de lamerlo, pero luego recobré mis sentidos, recordando que era un hombre y no una chica. Ni si quiera tenía senos que pudiera apretar y lamer.

Me concentré en las últimas embestidas y finalmente me vine, sintiendo cómo todo mi cuerpo temblaba de placer. Ahogué un largo y placentero gemido dentro de mi garganta y salí de él. Suspiré e intenté recobrar mi respiración. Me alejé, me quité el condón, tirándolo al piso y acomodé mi ropa, subiéndome el pantalón y cerrando el cierre.

- No pude acabar – dijo él dándose la vuelta y mirándome, esperando una respuesta pero yo sólo le miré indiferente.

- Me da igual, tócate o lo que sea, yo ya terminé – me encogí de hombros – y súbete el pantalón, no quiero ver tu polla – dije con asco, por lo que se volteó y se subió el pantalón – Fue un buen polvo.

- Qué bueno que al menos tú lo hayas disfrutado – percibí enojo en sus palabras, y probablemente también decepción, cosa que me pareció divertido y le sonreí.

- Claro.

No perdí más el tiempo y salí del cubículo sintiéndome satisfecho, dejándolo solo, después de todo iba a ir a bañarse y yo le interrumpí sus planes.

Luego de eso me dirigí a donde Taehyung estaba con Namjoon para tomar unas cervezas.

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Bueno, el tiempo corre, y cada vez Jungkook sobre pasa más y más los límites, y no le interesa otra cosa que satisfacerse a sí mismo, tratando de la peor manera a Jimin. La cuestión acá es, ¿Cuánto más soportará Jimin estar así? 

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