35. Una noche inolvidable

Los siete amigos no habían dejado de bailar en ningún momento de la noche, ni si quiera mientras tomaban. Hubieran deseado poder beber alcohol pero la realidad era que aquella era la primera fiesta en la que habían estado sobrios y no estaba nada mal.

A pesar de que tenían muchos otros amigos, habían estado bailando entre ellos, disfrutando de la música y sin prestar mucha atención a su alrededor.

Sobre todo Jimin y Jungkook, quienes no dejaban de bailar juntos. Jimin descubrió entonces que el pelinegro tenía un gran sentido del ritmo, lejos de lo que hubiera supuesto, Jungkook parecía incluso disfrutar de estar bailando. Jimin se sentía algo tonto y también algo malo al haber juzgado a Jungkook como si su personalidad le hubiera dicho que él no era del tipo que bailaba.

Bueno, quizás aún le quedaba esa impresión algo amarga del antiguo Jungkook, pero debía ya de convencerse a sí mismo que eso estaba en el pasado, porque aquella nueva versión del pelinegro era una totalmente renovada y le encantaba en gran medida.

En las canciones más movidas, como las de rock, ambos bailaban a la par, tomados de las manos y moviendo con entusiasmo todo su cuerpo, sin perderse un solo movimiento del contrario, iban tan sincronizados que muchos se les quedaban mirando atónitos. Sus amigos no perdían la oportunidad de hacerles chistes o silbarles sólo para molestarlos, aunque a ellos les subiera el autoestima, porque no podían ignorar el hecho de que no estaban pasando desapercibidos.

La pista de baile estaba llena de parejas bailando y aun así para ellos era como si estuviesen solos.

Cuando Jungkook vio a Jimin por primera vez esa noche sintió que se le había cortado el aire. Sus pulmones soltaron todo el oxígeno en un jadeo que a su vez dejó a su cerebro algo atontado. Él aún estaba descubriendo todos aquellos sentimientos, eran demasiado nuevos para él, esa emoción de ver a alguien no la había sentido nunca y lo último que hubiera pensado era que la sentiría por un chico.

Sin embargo, el último tiempo había hecho un buen trabajo aceptando que Jimin realmente le gustaba y eso no iba a cambiar, ni tampoco quería que cambiase. A esa altura sería muy patético y bajo de su parte el negar algo tan evidente, ni si quiera sabía cómo había logrado negarlo al principio porque viendo hacia el pasado, para él era tan evidente que no podía comprender cómo había ignorado todas las señales hasta el punto de convencerse que Jimin no le gustaba.

La sonrisa de Jimin, tan brillante y encantadora le tenía enloquecido. Los diamantes en su cuello se lucían tan bien en él que no pensó que hubiera un accesorio más indicado. Le quedaba demasiado bien para ser cierto. No parecía del mundo real, era eso lo que pensaba al verle.

Jungkook lo había estado meditando demasiado tiempo, mentiría si dijera que no había algo en su cabeza atormentándole un poco, no en el mal sentido, sino en el bueno. Pero le atormentaba porque no sabía exactamente qué hacer al respecto, era algo importante y no podía tomarlo a la ligera, debía de pensarlo claramente, asegurarse que no cometiera ningún error al respecto.

Y no era como si pensara que dar tal paso fuera un error porque últimamente todo lo relacionado a Jimin era algo que le hacía pensar que salir con el chico era la mejor decisión tomada en su vida. Pero él era inexperto, casi inocente en el tema de las relaciones y era muy difícil para un chico como él y con su historial de familia donde esas costumbres que juzgaban la homosexualidad estaban tan arraigadas. No se le era fácil dejarse llevar por sus sentimientos, porque no le parecía del todo responsable. Esto lo supo incluso por hablar con Namjoon.

Su amigo, quien se encontraba de novio desde hacía ya bastante tiempo, era el único con una experiencia aceptable según Jungkook. Taehyung era bastante tiro al aire, por lo que dudaba que pudiera darle un consejo que comprendiera sobre sus inquietudes. Namjoon era el indicado para ello.

El chico le había dicho eso, que era una responsabilidad, porque no se trataba sólo de sus sentimientos, sino también los de Jimin. Que debía estar seguro de sentir lo que sentía y no confundirlo con una emoción temporal, porque lastimaría al rubio en gran medida si las cosas no resultaban.

Jungkook no recordaba haberse interesado tanto en los sentimientos de alguien más alguna vez en su vida, pero aún así había surgido de manera tan natural el querer hacer las cosas bien para evitar que Jimin sufriese por su culpa otra vez.

Namjoon le había dicho que cuando lo sintiera, cuando realmente sintiera que su corazón lo quería, entonces que sí lo arriesgara todo.

Jungkook nunca se había divertido tanto. Era auténtica diversión la que sentía al bailar. Cuando era joven solía encerrarse en su cuarto a cantar y bailar cuando su padre estaba trabajando. Eran los únicos momentos donde él tenía un respiro de su estilo de vida tan estricto. Era cuando se sentía un poquito más como él mismo y no como su padre.

Claro, en aquel momento él no lo sabía, sólo sabía que se sentía bien haciéndolo, que la música le daba algo de vida.

Fue al crecer, y viendo a Jimin bailar en la universidad cuando sintió esa sensación de familiaridad y calidez que llenaba su pecho con escuchar música y ver a alguien bailar con tal pasión, dedicación y naturalidad. Más allá del hecho de que Jimin era terriblemente sensual al bailar, se veía también hermoso y delicado.

Entonces, algo se conectó con su yo interno cuando le vio bailar y también al estar en ese baile compartiendo ese momento tan especial con el rubio.

Jimin parecía divertirse tanto como él, y estar en una sintonía tal como aquel sentimiento tan eufórico con una persona que él quería mucho era algo que no tenía precio. Recordó aquello que había hablado una vez con Yoongi. "Química". Era eso.

La música estaba fuerte y eso les hacía aún más imposible poner su atención en algo más que no fueran ellos dos. Jimin le decía al oído que no tenía idea que sabía bailar de esa manera, mientras que él aprovechaba a decirle cosas como "Hay muchas cosas que no sabes de mí, cariño", con un tono que buscaba hacerse el interesante y hacía que el rubio riera tan sueltamente. Jungkook sólo podía pensar en que se veía tan hermoso de esa manera. Podía ver, por las hendijas de su máscara, sus ojos achinándose y el pelinegro se sentía casi sobre sus rodillas.

Pudo notar, desde el principio, que Jimin tenía un delicado maquillaje smokey eye en sus párpados, y lo que más le tenía atontado eran los delicados puntos de glitter, uno debajo de cada ojo.

Podía ver como todos le miraban, cómo todos miraban a Jimin intrigados, porque no podían reconocerle. También le miraban a él, pero era más que obvio que el chico rubio se llevaba toda la atención, como siempre, de chicos y chicas. El pelinegro infló el pecho, acercando a Jimin y dándole un beso en los labios. Se sentía orgulloso de estar con alguien así, alguien que encandilara a todos a su alrededor. Él era afortunado sin dudas.

Fue en ese momento, que su corazón lo sintió de verdad al ver a Jimin bailando con él, sonriendo como si no hubiera un mañana y viviendo ese momento íntimo con todo el mundo mirando. Supo que eso era lo que más quería.

- Todos nos están mirando... - dijo Jungkook en su oído.

- Te dije que llamaríamos la atención – bromeó con gracia.

- Es por ti... - aseguró – estás hermoso.

Jimin sintió todo su cuerpo temblar, algo confundido pero también feliz. Era como si hubiese dudado de lo que había dicho el pelinegro, o de lo que había escuchado.

Jungkook le tomó de su mano y lo tironeó fuera de la pista. El más bajo se sorprendió por la acción tan repentina pero de todas formas sus pies caminaron solos, dejándose llevar.

Pasaron entre toda la gente, alejándose de la pista y poco a poco del tumulto. Pasaron de las mesas y salieron del salón para colocarse en un pasillo que estaba a poco de los baños, donde no pasaba gente. Jungkook sabía que estarían a salvo de ser vistos por alguien.

Apoyó a Jimin de espaldas contra la pared y él muy pegado a su cuerpo.

- Quiero verte... - susurró Jungkook, ahora sin que la música se interpusiera tan fuertemente. Llevó sus manos a los costados de la máscara de Jimin y la levantó, quitándosela por completo. Los ojos color almendra de Jimin eran los más brillantes de todos los colores – En serio... eres hermoso – Jimin sonrió algo cohibido.

- No recuerdo que me lo hayas dicho alguna vez... - comentó cabizbajo sintiendo sus mejillas enrojecerse. También llevó sus manos a la máscara del contrario y se la quitó, besando sus labios con intensidad. Volvieron a mirarse y Jungkook acarició su cabello, alejando unos mechones de su flequillo – No creí que alguna vez te escucharía decirlo... siento que estoy soñando.

- No lo estás... - le besó suavemente, quedando a pocos centímetros de su rostro – Es real...

- ¿En serio piensas que soy hermoso? – Jimin aún no podía dejar del todo esa pequeña espinilla en su pecho que le recordaba que en el pasado Jungkook pensaba algo muy contrario a eso - ¿En serio te gusto?

- Eso no se lo digo a cualquiera, Jimin – aseguró – Ni si quiera se lo he dicho alguna vez a otra persona.

- Es sólo que no puedo creerlo aún... esto... que estemos así... después de todo.

- ¿Qué debo hacer para que lo creas? – Jungkook sabía que estaba en falta, sabía que las cosas que él había hecho antes no le dejaban en un buen lugar pero realmente lo intentaba. Él no tenía intenciones de lastimar a Jimin, todo lo contrario. Suspiró pesado, sintiendo el burbujeo de sus nervios creciendo en su estómago – No sé si sirva de algo lo que te diga ahora, espero que sí – No separó sus ojos del contrario, quien le miraba casi con sus cejas juntas, consternado por la situación – Me gustas más de lo que deberías, Jimin. Te miro más de lo que debería. Te pienso más de lo que debería. Lo que siento en este momento, es algo que creo una persona no podría evitar y seguir con su vida como si nada. Lo que siento en este momento es algo que me deja tan embobado que no puedo pensar con claridad cada vez que te veo. Porque me encantas más de lo que deberías y te quiero más de lo que debería... - apoyó su frente sobre la del más bajo, quien tenía su respiración entrecortada, su pecho se movía buscando un respiro a esos sentimientos. Casi no podía creer que esas palabras salieran de la boca de Jungkook, pero así había sido, lo había dicho, lo había escuchado perfectamente.

- ¿Me quieres? – le preguntó con su voz temblorosa y sus ojos brillosos.

- Sí, te quiero demasiado – tomó la mano del rubio y la llevó a su pecho - ¿Recuerdas cuando me dijiste que un corazón que latiera así no podía no sentir nada? – Jimin asintió con su cabeza, sintiendo el latir del corazón de Jungkook bajo su palma – Tenías razón. Quería ignorarlo pero ya no puedo. No puedo y no quiero, porque no quiero seguir ignorando lo que siento, no quiero seguir ignorando lo que soy por más tiempo. No quiero seguir ignorando que te quiero más de lo que debería, y con eso quiero decir que no es sólo eso, Jimin... - hizo una pausa, para esa altura el rubio tenía sus hermosos ojos llenos de lágrimas y una cayó por su mejilla. Jungkook la secó gentilmente con su pulgar – No sólo te quiero, Jimin... estoy – alejó un poco sus frentes para mirarle intensamente, sosteniendo el rostro del más bajo entre sus manos – Estoy enamorado de ti.

Jimin soltó un sollozo que Jungkook atrapó con sus labios. Sus labios se habían sentido secos al igual que su boca porque Jimin había sentido que mientras escuchaba todo aquello con suma atención la presión se le bajaba y hasta su cabeza se sentía extraña.

Jungkook le había dicho que estaba enamorado de él y le estaba besando genuinamente con esos sentimientos, acariciando sus mejillas y besando sus labios con gentileza pero sin perder la pasión. Jimin se sujetó fuertemente a las muñecas ajenas y respondió al beso para soltar en él la emoción que sentía en ese momento, era abrumadora. Una abrumadora felicidad, igual a la que sentía Jungkook.

Entonces se separaron para tomar algo de aire.

- Jimin, ¿Quieres ser mi novio? – los ojos de Jimin se abrieron bien grandes. La sonrisa de Jungkook parecía algo nerviosa, a diferencia de mostrarse segura como siempre. Algo que le pareció sumamente tierno. Jimin rió un poco, sintiendo que la felicidad que tenía en su interior era tan difícil de controlar que sentía cosquillas en su estómago. Asintió con su cabeza.

- Sí, sí quiero – afirmó sin dudarlo, y el pelinegro sonrió ampliamente, ahora con seguridad. Le volvió a besar, porque estar lejos del otro no era algo que ambos quisieran en ese momento. Se besaban con una sonrisa en sus labios, sintiéndose plenamente bien con sus sentimientos en ese instante, porque eran los mismos – Yo también estoy enamorado de ti – Jungkook sonrió contra sus labios.

Luego de estar allí repartiéndose besos en sus labios, en sus mejillas, en sus cuellos, ambos decidieron volver a hacerse presentes en la pista.

Jungkook entrelazó sus dedos con los de Jimin y se apresuraron a salir de aquel pasillo para volver al gran salón, pasando a través de la gente que no podía mantener sus ojos alejados de la pareja. Se veían felices, se veían frescos y llenos de vitalidad.

Se cruzaron con sus amigos, quienes no dejaban de bailar y cantar al compás de la música. Jin y Namjoon bailaban alrededor de Yoongi, molestándole y abrazándole. Mientras Hoseok y Taehyung aplaudían y cantaban a todo pulmón, alzando sus manos.

Jungkook y Jimin no podían evitar reír divertidos por tal imagen, era como si nadie existiera a su alrededor, como si estuvieran completamente solos, ellos y sus amigos. Realmente eran únicos los momentos que pasaban todos juntos.

Todos se pusieron a bailar juntos, los unos con los otros, armaban rondas, se tomaban de las manos, fingían bailar un vals y cosas por el estilo, haciendo pasos ridículos y lanzando carcajadas de por medio.

Jungkook rescató a Jimin de las garras de sus amigos y lo tomó de ambas manos para comenzar a bailar juntos. Como si fueran una pareja sacada de Grease, no perdieron la oportunidad de mover sus cuerpos fluidamente con la canción, con aquel ritmo alegre y pegadizo, bailaban con grandes sonrisas en el rostro.

El pelinegro alzaba uno de sus brazos, sosteniendo la mano de Jimin y le hacía dar una vuelta para luego acercarlo a su cuerpo y abrazarle por detrás sin dejar de mecerse con la melodía. Ambos emanaban aquellas vibras de ser una pareja perfecta, como si ninguno de los dos hubiera pasado por momentos duros, pero ambos sabían que no era así, era sólo que habían logrado superar esos obstáculos, y ahí estaban, compartiendo ambos un momento de felicidad.

Jungkook nunca creyó que estar al descubierto por completo se sintiera tan bien, el hecho de haber terminado por mostrar abiertamente a Jimin cuáles eran sus sentimientos, el hecho de haberlos puesto en palabras, le había hecho sentir más que liberado, era como volver a nacer, como si fuera una nueva persona.

Allí, ambos bailaron sin dejar de mirarse y sonreírse, sin dejar de cautivarse el uno por el otro, y sin dejar de encantar a la gente que les rodeaban.

Incluso aunque los demás siguieran bailando, giraban sus rostros para ver a esa pareja de dos chicos mostrando que se querían. No faltaban las chicas que cuchicheaban entre ellas hablando de lo tan lindos que ambos se veían juntos. La gente estaba fascinada.

Jimin y Jungkook estaban, probablemente, pasando la mejor noche de sus vidas, el rubio sentía que aquello cumplía con sus expectativas, con su ilusión de una noche perfecta, y Jungkook mentiría si dijera que no había tenido casi la misma ilusión. Más teniendo en cuenta que quería hacer a Jimin su novio, porque era aquello lo que venía meditando por un largo tiempo. Era simplemente que ambos habían pasado por tantas cosas, sin mencionar el mal rato que vivieron en Busan cuando el señor Jeon se había enterado de todo.

Era algo que ameritaba, después de todo, ellos se merecían darse el lujo de dar un paso más, sentían que habían terminado por ser más compatibles de lo que creían, ambos aprendieron a tratar con el otro y ayudarse a dejar las cosas del pasado atrás.

El grupo de amigos estaba nuevamente casi en el medio de la pista cuando la música se bajó un poco y una luz blanca hizo foco en el escenario. Allí, con un micrófono en mano, se encontraba Solar, vistiendo una máscara de encaje negro y un increíble vestido dorado el cual el brillo de la tela podía notarse a quilómetros. Era largo tocando el piso, no podía esperarse menos de la anfitriona del baile.

Se paró con una gran sonrisa y comenzó a hablar.

- Hola a todos, soy Solar y estoy encantada de ser su anfitriona – saludó dando una pequeña reverencia – Espero que la estén pasando increíble esta noche, y por lo que he visto, seguramente es así – sonrió encantadoramente – Ha llegado el momento de la noche donde elegiremos a nuestros reyes del baile – dijo mientras leía la tarjeta que tenía en su mano, siguiendo el guion – Todas las parejas se lucieron hoy, tanto chicas como chicos, hicieron un excelente trabajo, no cabe duda que todos nos divertimos hoy. Así que no se sientan mal si no son los reyes hoy, lo importante es divertirse, y para mí todos han logrado el objetivo de esta noche especial – todo el mundo comenzó a aplaudir y a darle palabras de aliento. Ella rió y se tapó el rostro con la tarjeta, negando con la cabeza – Es un placer ser parte de esta universidad y estar rodeada de tanta gente hermosa.

Los estudiantes la adoraban, se notaba en cómo la recibían con aplausos y alentándola. Como ella estaba en la carrera de comunicación, siempre solía ser anfitriona de diversos eventos para sus prácticas, por lo tanto era bastante conocida entre todos los estudiantes y con su carisma había logrado que todos la quisieran.

Fue entonces cuando ella pidió que dieran un gran aplauso a quienes fueran el Rey y la Reina aquella noche sin importar quien fuese.

- Sin embargo, esta vez será todo un poquito diferente, pero creo que todos estarán de acuerdo conmigo – hizo una mueca entrecerrando sus ojos y volvió a sonreír – Entonces... los reyes de la noche son...

Una luz se prendió en medio de la pista, lloviendo sobre dos de todos aquellos estudiantes. Era un reflector, solo para ellos dos, no había ninguna otra luz allí además de la que iluminaba a Solar sobre el escenario. Todo lo que estaba por fuera de los límites de aquella luz blanca estaba completamente oscuro.

Jimin y Jungkook taparon sus ojos por reflejo cuando la luz pareció dar directo a sus ojos al caer sobre ellos. Por un momento pensaron que los que habían ganado debían estar muy cerca, pero cuando quitaron sus manos de sus rostros, miraron a su alrededor y notaron que en realidad, bajo el círculo que marcaba aquella luz, sólo estaban ellos dos y nadie más.

Todos comenzaron a aplaudir al igual que Solar, observando desde la lejanía.

Ambos chicos se quedaron más que sorprendidos y estáticos frente a tal suceso, sin poder moverse de allí. Sólo habían buscado las miradas de sus amigos, como pidiéndoles que les sacaran de allí pero ellos no dejaban de sonreír.

Ambos estaban pegados al otro, hombro con hombro y no pudieron hacer más que mirar hacia el escenario.

Jimin sintió que su estómago se contraía cuando Solar dijo, abiertamente, que quería que ellos mostrasen su identidad, porque todos querían saber quiénes habían sido esa pareja que había estado bailando increíblemente toda la noche.

Si él sentía que su estómago estaba por empujar todo el ponche hacia su esófago a la vez que su garganta se cerraba y su corazón se paralizaba, no quería imaginarse cómo se sentía Jungkook. Es que era eso, Jimin tuvo ganas de llorar y reírse a la vez, la vida no podía ser más graciosa y patética. Sus manos sudaban terriblemente y estaba allí siendo observado por casi 500 personas, con el reflector de la luz sobre él y normalmente tendría que sentirse feliz de que había sido elegido como el rey del baile, algo que sólo existía en sus fantasías más cursis.

Debía estar sonriendo y sintiéndose feliz, subiendo al escenario sin dudar, pero nunca pensó que los reflectores pudieran ahogarle, más cuando era alguien que estaba acostumbrado a ellos, él era bailarín después de todo.

Lo único que pudo hacer fue mirar a Jungkook con una expresión de que estaban a tiempo de escapar de allí corriendo aunque quedaran como unos terribles idiotas.

Pero, ¿En serio estaban a tiempo?

Para Jungkook ya era demasiado tarde. Todo era demasiado tarde, incluso para sorprenderse de lo que estaba ocurriendo.

Y Jimin lo notó, Jungkook parecía hipnotizado mirando hacia el escenario, pero distinto a lo que el rubio hubiera pensado, se veía sorpresivamente calmado.

Quizás Jungkook no estaba comprendiendo la gravedad del asunto. Tal vez no comprendía el hecho de que debía sacarse la máscara frente a todos y mostrar su rostro a media universidad, a casi todos sus compañeros, a todos aquellos con los que se rodeaba día a día.

Jungkook iba a tener que mostrarse allí, al lado de Jimin. Todos verían al gran Jeon Jungkook, el casanova de la universidad, como el chico que había estado toda la noche bailando y besándose con otro, con Park Jimin.

Parecía una mala jugada del destino, porque lejos de lo que hubieran creído, les habían elegido como reyes del baile, algo que era prácticamente imposible. Tal y como había dicho Solar, aquello era un poco diferente, porque los reyes siempre eran un hombre y una mujer.

Todo el mundo hablaría de ello, si Jungkook se sacaba la máscara terminaría por arruinarlo todo. Todo el mundo lo sabría, todo el mundo le miraría con expresiones entre sorprendidas a impactadas y despreciables. Jungkook no era muy querido por el trato que tenía para con la gente, y su reputación como un chico que vivía como quería, que tenía a todas las chicas que él quisiera a sus pies, iba a irse completamente a la basura, y no había marcha atrás de eso. Perdería aquel respeto que él siempre había buscado mantener.

Oh sí, su reputación se iría al demonio si hacía eso.

Pero Jimin necesitaba un rey.

Fue Jungkook quien primero llevó sus manos a su máscara y se la quitó por completo, sin desviar sus ojos del escenario.

Jimin abrió sus ojos en una clara muestra de estar shoqueado. Quedó boquiabierto por unos segundos, pero algo dentro de su cabeza le dijo que debía actuar inmediatamente.

Miró hacia el frente y se quitó la máscara igual que su novio. Ambos guardaron sus máscaras en los bolsillos superiores de sus trajes. Todo el mundo permaneció en un silencio tan penumbroso e incómodo que era de aquellos donde normalmente sentirías que querías la tierra te tragase.

La cara de Solar había representado la reacción de todos los presentes, pero inmediatamente se reincorporó.

- ¡Démosle un gran aplauso a los reyes de este baile! – dijo alegre, rompiendo con el silencio y despertando a todos de su estado de shock. Todo el mundo comenzó a aplaudir, y fue en ese momento cuando los amigos de los dos chicos comenzaron a alentarlos y gritar como locos debajo del sonido de los aplausos.

Jungkook giró su rostro para mirar a Jimin, quien le devolvió la mirada con sus ojos de cachorro algo confundido pero emocionado. El pelinegro sonrió con ternura y tomó su mano con seguridad. Una vez más el rubio se dejó llevar y caminó al lado de Jungkook sosteniendo su mano.

La gente les abrió paso para dejarles pasar. Mientras se dirigían al escenario, la luz del reflector les seguía todo el camino. Todos parecían haber olvidado de quiénes se trataba, era como si no fueran Jungkook y Jimin en ese momento, se sentía irreal, ellos subiendo al escenario bajo los chasquidos de los aplausos en el aire, tras Solar saludándolos con un abrazo a ambos y felicitándolos, parándose luego en el medio mientras ella les colocaba sus coronas.

Una lluvia de confeti plateado fue disparado en el aire, comenzando a caer sobre ellos y sobre los universitarios que seguían allí mirándoles en la pista de baile.

Fue entonces cuando Jimin sintió que su corazón ahora palpitaba aliviado y apretó la mano de Jungkook con fuerza.

Jimin finalmente era el rey del baile, pero no era así de simple. Se sentía, en ese momento, como el rey del mundo, y Jungkook igual.

Ambos se habían ganado el mundo entero.

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Capítulo emotivo y cursi, porque estos dos se lo merecen 💕 Espero lo hayan disfrutado.

Nos leemos!


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